jueves, 4 de julio de 2013

Papel mojado, Mario Benedetti




Con ríos
con sangre
con lluvia
o rocío
con semen
con vino
con nieve
con llanto
los poemas
suelen
ser
papel mojado





Al fin te encontré, Río Roma

Dicen que no,
que en la vida no se busca el amor
Dicen también
que es mejor que llegue solo,
cierto es

porque yo te busque
antes y fracase
confundido hasta me
enamore
solo me lastime
del amor desconfié
y dude
y hasta un juego lo pensé

pero al fin te encontré
o me encontraste tu
o quizá fue el amor que al final se apiado
pero al fin te encontré
que de ti no dude
se que me equivoque y fue en vano jurar amor
en el pasado
porque solo a ti te he amado
Gracias por ser
mi alegría, mi poesía, mi placer
no importa el ayer
tu presente y tu futuro quiero ser
porque yo te busque
antes y fracase
confundido hasta me
enamore
solo me lastime
del amor desconfié
y dude
y hasta un juego lo pensé

pero al fin te encontré
o me encontraste tu
o quizá fue el amor que al final se apiado
pero al fin te encontré
que de ti no dude
se que me equivoque y fue en vano jurar amor
en el pasado y es que al fin te encontré
al fin te encontré

pero al fin te encontré
o me encontraste tu
o quizá fue el amor que al final se apiado
pero al fin te encontré
que de ti no dude
se que me he equivocado
y fue en vano jurar amor en el pasado
porque solo a ti
te he amado.

Madame Edwarda (fragmento), George Baaille




" En medio de un enjambre de muchachas, desnuda Madame Edwarda sacaba la lengua. Ella era, para mi gusto, encantadora. La elegí: ella se sentó cerca de mí. Apenas tuve tiempo de responder al mozo: tomé a Edwarda que se abandonó: nuestras bocas se juntaron en un beso enfermo. La sala estaba abarrotada de hombres y de mujeres y tal fue el desierto donde el juego se prolongó. Un instante su mano se deslizó, y yo me quebré de pronto como un vidrio, y temblé en mis pantalones; sentí a Madame Edwarda, de quien mis manos contenían las nalgas, ella misma al mismo tiempo desgarrada; y en sus ojos más grandes, dados vueltas, el terror, en su garganta un largo estrangulamiento. Me acordé que había deseado ser infame o, más bien, que hubiera sido necesario, de toda fuerza, que eso ocurriera. Adivinaba risas a través del tumulto de las voces, las luces, el humo. Pero nada contaba ya. Apreté a Edwarda en mis brazos, ella me sonrió: enseguida, transido, volví a sentir en mí un nuevo choque, una suerte de silencio cayó sobre mí de lo alto y me heló. Era elevado en un vuelo de ángeles, que no tenían cuerpos ni cabezas, hechos de deslizamientos de alas, pero era simple: me volví desgraciado y me sentí abandonado como lo estás en presencia de Dios. Era peor y más loco que la embriaguez. Y ante todo sentí una tristeza ante la idea de que esta grandeza, que caía sobre mí, me robaba los placeres que yo contaba con Edwarda. Me encontré absurdo: Edwarda y yo habíamos cambiado dos palabras. Experimenté un instante de gran malestar. No hubiera podido decir nada de mi estado: ¡en el tumulto y las luces, la noche caía sobre mí! Quise atropellar la mesa, tirarlo todo: la mesa estaba empotrada, fijada en el suelo. Un hombre no pudo soportar nada más cómico. Todo había desaparecido, la sala y Madame Edwarda. Sólo la noche...
(...)
La segundona tomó mi dinero, me levanté y seguí a Madame Edwarda cuya desnudez tranquila atravesó la sala. Pero el simple pasaje de en medio de las mesas abarrotadas de muchachas y clientes, ese rito grosero de la “dama que sube”, seguida por el hombre que le hará el amor, no fue en ese momento para mi más que una alucinante solemnidad: los talones de Madame Edwarda sobre el suelo embaldosado, el contoneo de ese largo cuerpo obsceno, el acre olor de mujer que goza, humeando para mí, de ese cuerpo blanco... madame Edwarda iba delante de mí... en nubes. La indiferencia tumultuosa de la sala a su felicidad, a la gravedad mesurada de sus pasos, era consagración real y fiesta florida: la muerte misma era de la fiesta, en eso de que la desnudez del burdel llama al cuchillo del carnicero.
"


Playas de crisal, vertederos en plena costa...




Todos alguna vez  paseando por alguna playa  hemos visto esos pequeños y desgastados trozos de cristales de colores, que erosionados por el mar, brillan como pequeñas gemas sobre la arena. Muchos incluso, en la infancia, aterosaraban estas pequeñas joyas como si de un preciado tesoro se tratase.
Estos cristales desgastados, no son más que el fruto de la contaminación a la que sometemos a la naturaleza. Botellas de vidrio que acaban en el mar y que con el paso del tiempo, acaban por hacerse añicos y que, con el tiempo, el oleaje deposita en las playas. Curiosamente, el mar transforma nuestra dejadez en algo bello con su peculiar y natural reciclaje. En casi todas las playas del planeta se pueden encontrar estos cristales, pero hoy os traigo cuatro ejemplos que destacan del resto por el elevado porcentaje de cristales que contienen. Esto se debe, ni más ni menos, a que en las cercanias existe o existía un vertedero de basuras. Hay que tener en cuenta que el reciclaje del vidrio todavía no es una práctica extendida en muchos paises y que millones de botellas acaban todos los años flotando a la deriva en mares y océanos. 
Al ser el vidrio un material inerte, la naturaleza es capaz de “reciclarlo”, sin causar demasiados males en la fauna o el entorno. Aprovecho el post para recordar que esto no sucede con el plástico, y que miles de animales mueren todos los años a causa de las bolsas de los supermercados o de los plásticos de los packs de latas. En nuestra mano está el ir con un poco de cuidado con este tema para que esto no suceda.

 La playa de los Cristales o el Bigaral en la costa del Cabo Peñes



Situada en Antromero, al sur de Luanco, se encuentra una cala conocida como la playa de los cristales. Es de pequeñas dimensiones, unos 70 metros de largo por aproximadamente 30 metros de ancho; aunque el conjunto de la cala, entre punta y punta de la costa que la resguarda, es de unos 210 metros. Su nombre original es playa del Bigaral, debido a que en la antigüedad debió ser muy abundante en bígaros.
El origen de los cristales
La cala fue utilizada durante decenios como vertedero de residuos entre los que abundaban las botellas de vidrio. Con el tiempo se pudo eliminar el vertedero de la playa; sin embargo la acción del mar había roto las botellas y el vidrio terminó formando una playa en la que la arena ha sido sustituida por cuentas de cristal pulidas y redondeadas. Lo que no deja de ser una ironía de la naturaleza, ya que el cristal se hace a partir del dióxido de silicio (SiO2) que es el componente básico de la arena.


En días de Sol el efecto es sorprendente ya que la arena refleja destellos de distintas tonalidades, verdes, marrones, blancos. Precisamente en esta bellaza está la maldición de la playa, ya que los visitantes terminan llevándose los cristales más hermosos y brillantes como recuerdo, con lo que en unos años se podría terminar con una playa formada por arena normal, pequeños cantos con restos de cristalitos diminutos.

Aunque sea un caso especial no resulta único. En la costa norte de la península, donde la acción del mar redondea los cristales de las botellas con rapidez, existen otras playas de cristales. Un ejemplo lo encontramos en Laxe que también cuenta con una Playa de los Cristales.



Playa de Laxe (Galicia)


 Laxe ha sigo galardonado en el año 2008 como municipio turístico gallego, resulta uno de los pueblos más emblemáticos de “A Costa da Morte” siendo una villa típica marinera. El mismo pueblo posee uno de los arenales más bellos y extensos de este litoral, playa que ha conseguido en el año 2009 la Q de calidad y posee la bandera azul


 Lo característico de esta zona, como su propio nombre indica es la Costa, con sus abundantes y salvajes playas, sus parajes naturales con multitud de rutas de senderismo, sus faros, los diferentes yacimientos megalíticos, así como las diferentes rutas de cruceiros o pazos.





Playa de Mendocino. (California)


Los residentes de la zona de Fort Bragg, convirtieron sus costas en su basurero particular durante 18 años, de 1949 a 1967, arrojando sus desperdicios sin ningún tipo de control al mar en la zona que llamada en tiempos The Dumps (Los vertederos). Fue un vertedero público en el que se arrojaron, entre otras cosas, miles de botellas de vidrio de todos los colores. 

En 1967, el comité de calidad del agua de la costa norte de Estados Unidos prohibió que se siguieran arrojando desperdicios al mar y cerraron el lugar. Estuvieron hasta el año 2002 limpiando la playa, desde entonces las olas y la marea han estado puliendo y devolviendo a tierra las miles de toneladas de vidrio que la gente tiró sin ningún pudor al mar, convertido en lo que vemos.
Ahora, más de 30 años más tarde, la “madre naturaleza” ha recuperado esta playa. Años de acción de las olas golpeando han depositado toneladas de vidrio pulido en la playa.

La playa fue recientemente adquirida por el estado de California y es un espacio protegido. Con el objetivo de preservar la belleza artificial del lugar, no se permite a los visitantes llevarse consigo trozos de vidrio. 







Glass Beach, Hawaii

Incluso en lugares paradisiacos como Hawaii, existen estas playas. Esta en concreto es una de las más famosas de las islas.