lunes, 15 de abril de 2013

Poema 18 Espantapájaros, Oliverio Girondo...

Juan Ramón Jiménez acabó poniendo en prosa su poema Espacio, escrito en verso.  
A este poema en prosa de Oliverio Girondo, el 18 de Espantapájaros, algunas páginas de internet se empeñan en trocearlo como si fuera verso. Que nos baste el ejemplo de Juan Ramón Jiménez para reconocer que la poesía va más allá del verso y de la prosa.






 
LLorar a lágrima viva
 
Llorar a lágrima viva. Llorar a chorros. Llorar la digestión. Llorar el sueño. Llorar ante las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo.

Abrir las canillas, las compuertas del llanto. Empaparnos el alma, la camiseta. Inundar las veredas y los paseos, y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.

Asistir a los cursos de antropología, llorando. Festejar los cumpleaños familiares, llorando. Atravesar el África, llorando.

Llorar como un cacuy, como un cocodrilo... si es verdad que los cacuyes y los cocodrilos no dejan nunca de llorar.

Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Llorarlo con la nariz, con las rodillas. Llorarlo por el ombligo, por la boca.

Llorar de amor, de hastío, de alegría. Llorar de frac, de flato, de flacura. Llorar improvisando, de memoria. ¡Llorar todo el insomnio y todo el día!


Poema citado según la edición del Centro Editor de América Latina, 1987.







Para que me quieras, Alejandro Sanz

De cualquier manera no va a ser
esa cantinela de esa voz, de esa mujer.
Si alguien me pregunta yo le diré,
que detrás de un nuevo adiós, siempre
cuesta despertar
Y que esas cosas pasan, por querer saber
sin saber querer, sin querer te amé
Son esos ratitos que me das, en los que es mucho mejor
no hacer más fuerza y dejar, que si se va el corazón
que si se va que se vaya, no lo hecharemos en falta.
Quién puede quererse pensando en el alma
Y para que me quieras te daré
Un año entero que te haré sólo de primaveras
y lo prenderé en tu pelo con un alfiler
y para que me quieras, te querré
con un cariño que esta vez
quiero quedarme niña quiero estar presente,
en mi propia vida
y son esos ratitos que me das,
esos ratitos que me das,
esos ratitos que me das,
Y ahora dime sólo que estás bien
si alguien te pregunta, quiéreme, quiéreme
qué me queda en estas manos,
pa´ saber querer
acaríciame, una y otra vez
una y otra vez
Y son esos ratitos que me das,
en los que es mucho mejor
no hacer más fuerza y dejar,
que si se va el corazón,
que si se va que se vaya,
no lo hecharemos en falta,
quién puede quererse pensando en el alma
Y para que me quieras te daré
un año entero que te haré sólo de primaveras
y lo prenderé en tu pelo con un alfiler
y para que me quieras, te querré
con un cariño que esta vez
quiero quedarme niña quiero estar presente,
y en mi propia vida
Sólo de primaveras y lo prenderé
en tu pelo con un alfiler
para que me quieras te querré
con un cariño que
esta vez quiero quedarme niña
quiero estar presente,
y en mi propia vida
Y son esos ratitos que me das
esos ratitos que me das...

Le petite mort (La pequeña muerte, fragmento), Educardo Galeano y algo más sobre orgasmos...


"Cuando el amor llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces de dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele. Pequeña muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que…
 rompiéndonos nos junta ,
perdiéndonos nos encuentra
y acabándonos nos empieza.
Pequeña muerte, la llaman;
pero grande , muy grande ha de ser,
si matándonos nos nace


Artículo publicado por Carolina Rojas / La Nación Domingo 

 

“La petite mort”, o el insondable orgasmo femenino…

ciertos orgasmos femeninos, esos escasos segundos de una sensación mágica...

Así se define a los escasos segundos en que la mujer pierde la conciencia extasiada. Algunos dicen que es una simple invención freudiana. Otros, que es una exquisita inconsciencia. Pero, ¿cómo son estos orgasmos con los que muchas dicen haber rozado con la muerte?

ORGASMO-OCCIDENTE Sintió que la corriente se extendió más profunda y por más tiempo que los orgasmos que había sentido antes. Con todo el cuerpo apretado, en segundos pensó que iba a reventar de placer y que un extraño silbido la dejó sorda por momentos. Entre el temor y las ganas de calibrar ese viaje en que sentía que se desdoblaba, simplemente se dejó llevar. Esa noche, se embarcó en una ausencia de sí misma que la llevó lejos. "Me apreté fuerte de su espalda y sentí una explosión intensa que partía del clítoris hasta el estómago, y no dije nada, ni respiré hasta que vi la cara de susto de él, entonces le tuve que golpear el hombro y decir ‘está todo bien’. Después seguí sintiendo que algo latía dentro de mi pelvis, entendía que todo había sido diferente", recuerda Alejandra Ibarra.

Ella siempre se ha interesado en el tema y le habla de orgasmos y respiración a sus alumnas de su Centro Una Mujer Completa. Recuerda que después de esa sensación, sintió algo más profundo, algo que se asemejó a una cosquilla anal que la dejó vulnerable e inconexa. "No sé si fue la química descubierta en el momento o si me concentré más, pero en ese momento pensé que iba a morir del placer. Siempre he sabido que hay orgasmos clitorianos, otros más de vagina, pero éste había sido extenso y no terminó de inmediato, sino que siguió en una vibración que perduró un tiempo, aún después de haber terminado", recuerda Alejandra.

Algunas mujeres atribuyen la definición de "La petite mort", a la obsesión del hombre por conseguir el orgasmo femenino, como si aún no se pudieran sacar de la cabeza la cara de Billy Crystal en el filme "Cuando Harry conoció a Sally", mientras Meg Ryan, burlona, "actuaba" un orgasmo de antología para pegarle en la cara con la verdad a su coprotagonista: que en ciertas ocasiones, lo fingimos. Pero detrás de "la petite mort", -término francés que sacó a colación una marca española de productos eróticos llamada Late Chocolate- también hay una explicación científica. Tiene que ver con la hipersensibilidad de las zonas genitales (8 mil terminaciones nerviosas, el doble que los hombres) y con la evolución del clítoris (el clítoris es más grande que en el pasado; aparentemente, posee dos "brazos" que no se habían detectado y que se extienden aproximadamente nueve centímetros hacia el interior del cuerpo y hacia la parte superior de la ingle).
Esto, más el exceso de información, lleva a una especie de "control-alt-suprimir" donde todo se va a negro, se pierde la conciencia o se desvanece justo en el momento que comienza el post-orgasmo y que sufren las personas sólo en algunas experiencias sexuales. Pero para los especialistas, el fenómeno de tener sensaciones más profundas tiene que ver con algo fisiológico. Mary Jane Sherfey ("A theory of female sexuality", en Sisterhood is Powerful: an Anthology of Writings from the Women’s Liberation Movement) lo puntualiza como una red erótica, constituida por el clítoris, los labios vulvares y el perineo, la vagina exterior, la región anal y el punto G. Todos estarían a disposición de cuatro o cinco tupidos grupos de venas y terminaciones nerviosas que componen un solo órgano, agudamente sensible, que supera ampliamente el llano aparato sexual del hombre.

En 2005, una investigación de la Universidad de Gronigen, en Holanda, reveló que el cerebro de las mujeres necesita desactivar zonas cerebrales asociadas al estrés, la ansiedad y el miedo para poder lograr el placer sexual. Esto explicaría que las mujeres requieran de más desinhibición que los hombres para escapar a las obligaciones y tener un orgasmo. Mediante un escáner, al que se expusieron 13 mujeres y 11 hombres mientras experimentaban el clímax, se reveló que durante el orgasmo, las mujeres bloqueaban ciertas zonas del cerebro durante el orgasmo. El doctor Gert Holstege, encargado de la investigación, aseguró que el orgasmo generaría un desgaste espiritual tras el cual, vendría un momento para la melancolía o la llamada trascendencia.


Petite de cuento
Mientras los especialistas siguen con sus estudios, la campaña publicitaria desarrollada para Late Chocolate no sólo ha sido un éxito, sino que puso la definición en el tapete. La publicidad consiste en una serie de historias y cuentos eróticos que las mujeres entregan sólo por internet. "La petite mort" fue el primer relato que saturó la web, incluso, fue convertido en una animación (con seseo español que tanto agrada a los hombres por la ya mítica traducción de las primeras pornos).

Así, el concepto se convirtió en moda y un tema de conversación para explicar ese trance femenino que muchas han sentido, pero no identificado. Las adolescentes y las mujeres atiborraron los blogs revelando sus secretos. "Hace unos días, pensé que me iba a quedar sorda. En un momento me asuste mucho por que pensé que me daría un infarto. Me dio vergüenza comentarle a mi doctor porque es hombre, así que mejor me puse a investigar por internet y di con ustedes. Si hasta había pensado en no volver a tener otro orgasmo por miedo", escribió en el blog Seducción Femenina Lourdes Sánchez, de 38 años, sobre "La petite mort".


La ontología de La Petite Mort
A la sexóloga Ximena Santa Cruz el término "La petit mort" le resulta muy freudiano por aquella asociación que hacía el sicólogo vienés entre el placer y la muerte. A la especialista le recordó la teoría sobre "La angustia orgásmica", del austríaco Wilhelm Reich, quien definió este tipo de angustia como el miedo a no recuperar la corporeidad después del clímax. "El orgasmo es una expansión energética de la que cuesta volver. Se pierde el control y ante eso te preguntas ¿y si no vuelvo?, ¿volveré a ser yo?", explica. La especialista cree que esta enigmática sensación no es exclusiva de las mujeres, sino que también de los hombres. "Una vez, un paciente me contó que después de un orgasmo sintió que caía en un hoyo al igual que en el cuento ‘Alicia en el País de las Maravillas’", recuerda Ximena Santa Cruz.

Para ella, la obsesión por deconstruir el orgasmo femenino se debe a que las mujeres están más castradas socialmente para sentir placer y concentradas en los papeles cotidianos de ser madre, trabajadora y esposa.: "Los sicólogos sicoanalíticos siempre conciben definiciones de placer y muerte. Para ellos son las mujeres las que reportan este llamado de ‘La petite mort’ porque son más conscientes de lo que sienten. A mí me ha pasado eso de perderse en una sensación extraña después de un orgasmo, pero no sé si sea algo de género, sino más bien una pequeña muerte, porque cuesta volver al cuerpo, como lo dijo Wilhelm Reich".
El escritor, antropólogo y filósofo francés Georges Bataille (1897-1962), un estudioso del erotismo, también habló sobre esa sensación de muerte justo en la curva ascendente de una experiencia sexual.

Haciendo historia, el médico obstetra Christian Thomas, del Centro de Estudios de la Sexualidad de Santiago, cuenta que "la petite mort" es un término que se acuñó en el siglo XIX, en una época donde se pensaba que sólo el humano tenía estado de conciencia. Según Thomas, durante el siglo XX se hicieron muchas elucubraciones sobre el orgasmo femenino. "Incluso, en ese tiempo, se pensaba que el orgasmo eran auras epilépticas y que por eso las mujeres perdían la conciencia", enfatiza.

Pero el doctor cree que "La petite mort" sí podría existir porque hay muchas clases de orgasmos, distintos en profundidad y extensión. El especialista señala cuatro tipos: "El primero y más suave es el clitoriano; le sigue otro que llega hasta el tercio de la vagina; el tercero, considera contracciones uterinas; y el último, más profundo, es del tipo anal. Se reconoce porque las mujeres dicen sentir como si un péndulo se balanceara dentro de ellas". 
Técnicas para desfallecer

“Con un zumbido y pérdida de conciencia en segundos”, así dice Fiorella Vivanco que se reconoce “La petite mort”. La dueña de la agencia de scort VIP comenta que un orgasmo de esos que hacen perder la noción de la realidad, se origina como una pequeña corriente eléctrica que termina en explosión. “Claramente se diferencian de otros orgasmos más cortos y más superficiales. En los clímax más intensos, uno se va, literalmente, a un trance y el cuerpo queda palpitando aún cuando el coito ya terminó”, explica.
Fiorella comenta que esta obsesión por definir ciertos orgasmos, se debe al halo de misterio que rodea al placer femenino, puesto en evidencia desde que los hombres descubrieron que las mujeres podían fingirlos. Frente a esa desconfianza, es que muchos se han dedicado a una búsqueda del momento cúlmine, casi como si los orgasmos fueran jinetas que hay que colgarse. “Para tener una experiencia de ese tipo, creo que es necesario la estimulación previa. Eso puede permitir un orgasmo más extenso, coronado con esos segundos mágicos. Es necesario que las mujeres se concentren en el placer y se olviden de todo lo demás. Sabrán que lo tuvieron cuando les retumben los oídos y tengan una sensación de placer interminable”.

 

Fuente:
 http://aquevedo.wordpress.com
http://www.dejamequetecuente.net



Las Líridas: En abril estrellas mil


La lluvia de meteoros más impactante e impredecible del año, llega a partir de mañana y se prolongará hasta el 23 de abril.

Si por algo estará marcada esta semana que empezamos será por la lluvia. Pero tranquilidad, el tiempo seguirá como hasta ahora. Parece extraño, pero la lluvia que se avecina no es de agua, sino de estrellas. Las Líridas llegan mañana para quedarse hasta el próximo 23 de abril. Siete días en los que disfrutar y admirar, si hay suerte, de una de las imágenes, junto a las que dejan las Perséidas, Leónidas y Cuadránticas, más impactantes del año.
La Asociación Astronómica de España asegura que las Líridas son una de las lluvias de meteoros “más imprevisibles” que pueden ocurrir en 365 días. “Proceden de la constelación de Lyra y su número de meteoros por hora tiene una media de 18, aunque en ocasiones se alcanza un máximo de 200, como ocurrió en 1982. De ahí que se considere una lluvia totalmente inesperada y sorprendente. Las estrellas fugaces suelen ser brillantes y entran en nuestra atmósfera a una velocidad de 49 kilómetros por segundo, es decir, 175.000 kilómetros por hora. Dichos meteoros se hacen visibles al entrar en contacto con la atmósfera a 100 kilómetros de altura y van desapareciendo cuando alcanzan los 50”, explican fuentes de la asociación al tiempo que señalan que, como ocurre con el resto de lluvias de estrellas, el tamaño y la densidad del objeto “será crucial para que se acerque más o menos al suelo antes de desintegrarse”.
Las estrellas fugaces provienen de diminutas partículas de hielo y rocas que el cometa C/1861 G1 (Thatcher) deja en el espacio durante su viaje alrededor del Sol. Pese a que podría darse el caso de que los meteoros fueran tan grandes que brillaran más que el planeta Venus - objeto celeste más brillante tras el Sol y la Luna-, lo normal es que sean del tamaño de un grano de arena, de una lenteja o un garbanzo.

Las Líridas: En abril estrellas mil

Aunque los días de mayor actividad de las Líridas serán del 22 al 23 de abril, los astrónomos españoles recalcan que este año habrá un inconveniente para contemplar en su máxima plenitud este espectáculo, que será la luz de la Luna, a la que le faltarán unos cuatro días para convertirse en Luna llena. “Es por eso que quienes quieran ser partícipes de esta escena deberán empezar a observar la lluvia los primeros días -16 de abril-, cuando la Luna todavía estará en fase de creciente”, precisan. 

¿Cómo sacarle el máximo provecho a este espectáculo?
Alejarse de las luces de las ciudades y escapar a zonas oscuras, para sacar el máximo partido a la esta lluvia.
No mirar siempre hacia la constelación de Lyra que empezará a aparecer por el horizonte en la madrugada del 16 al 17.
La forma más cómoda para ver la lluvia, es utilizar una tumbona y, por supuesto, llevar comida, bebidas, ropa de abrigo, mantas, linterna de luz roja -para no deslumbrarse- y otra linterna de luz blanca para poder acomodarse.


 Fuente:
 http://www.ideal.es.