sábado, 6 de abril de 2013

Para comenzar el día...


“La única manera de librarse de la tentación es caer en ella” Oscar Wilde




La ciudad de las bicicletas, María Villalón

Recuerdo que había niebla mí alrededor
yo pensaba encontrarme contigo
volver al camino que un día deje por las ganas de sobrevivir
recuerdo que era perfecto nuestro alrededor
pero entonces rompiste lo etéreo
se hizo pequeño mi mundo
escapaste y no sé nada de ti

La ciudad de las bicicletas nos espera
saltaremos baldosas habrá mariposas
por las aceras
la ciudad de las bicicletas no ha cambiado
y nos ha perdonado que hayamos pensado
en dar la vuelta

Dejamos de ser un tiempo algo regular
esparcíamos con fuerza titánica
las dulces y bellas visitas al paraíso

Solo dime que echas de menos
caminar sin mi ¿Te imaginas mis dedos
al despertar recorriendo tus?
era tan fácil dejarse llevar

La ciudad de las bicicletas nos espera
saltaremos baldosas habrá mariposas
por las aceras
la ciudad de las bicicletas no ha cambiado
y nos ha perdonado que hayamos pensado
en dar la vuelta




La felicidad de un té contigo, Mamen Sánchez


"El alma no tiene peso. Eso es una mentira inventada por un productor de Hollywood para dar nombre a una película. No tiene peso porque no es de este mundo. Como el amor o el dolor. Es el continente de todas las grandezas que hacen al ser humano parecerse un poco a Dios.


Sin embargo, Asunción escucho perfectamente el ruido que hizo su alma al caer al suelo. Sonó como un cacharro de acero inoxidable rebotando por los escalones de la cocina".

La felicidad es un te contigo es una novela sencilla, muy entretenida, ligera, tierna y realista, narrada en clave de humor. Pretende -y lo consigue- hacerte pasar un buen rato, que desconectes por completo de la realidad y te sumerjas en la historia de un grupo de personajes de lo más variopinto, divertido y alocado. Y entre tanto, entre aventura y aventura, cae alguna que otra reflexión, sobre el matrimonio, la amistad, el amor, la lealtad y el tiempo.



Todo empieza con la desaparición de Atticus Craftsman, hijo de Marlow Craftsman, millonario e importante empresario del negocio editorial. El señor Craftsman se ve obligado a viajar a España para que sea la policía de nuestro país la se encargue de investigar la desaparición de Atticus, momento en el que entra en juego el inspector Manchego, un policía que se pasa el día en la oficina, lidiando con papeleo, cuando lo que de verdad ansía es trabajar en la calle y resolver algún gran caso. Pronto entrarán en escena Berta, Soléa, María, Asunción y Gaby, las empleadas de Librarte, la revista editorial del señor Craftsman en España, y que viendo que su despido es inminente, deciden ponerse manos a la obra y hacer algo por salvar la revista y, de paso, conservar su empleo.
La autora ha cosneguido una mezcla de mezcla de personajes, historias y culturas. Todos los personajes de la historia son gente normal y corriente, con vidas comunes, pero Mamen Sánchez los ha perfilado de tal forma y nos ha contado sus historias con tal humor, que es imposible no empatizar, aunque sólo sea un poco, con ellos. Además, cada personaje nos cuenta un poco de su historia, por lo que nos encontramos con todo tipo de situaciones, que, unidas al desarrollo de la trama (que habla del amor y la vida en general desde una perspectiva fresca, ligera y divertida, a lo que habría que sumar una investigación policíaca), dan como resultado una amalgama interesante de puntos de vista y enredos. No es tan importante la verosimilitud de la trama como lo que los personajes sienten, que el lector los conozca y que, además, se divierta.



No es una novela que pretenda calar hondo en el lector. Busca que te diviertas y disfrutes durante unas pocas horas (porque la novela se lee sola) con su lectura. La prosa de la autora es sencilla y muy adecuada al tipo de personajes que presenta, cuenta con una trama ligera y con algún que otro giro que no está mal, pero, sobre todo, cuenta con unos personajes que, algo exagerados por momentos, saben enganchar al lector.


Fuente:
http://loquequierahoy.blogspot.com.es




Horrores Humanos: La bomba atómica




«Una columna de humo asciende rápidamente. Su centro muestra un terrible color rojo. Todo es pura turbulencia. Es una masa burbujeante gris violácea, con un núcleo rojo. Todo es pura turbulencia. Los incendios se extienden por todas partes como llamas que surgiesen de un enorme lecho de brasas. Comienzo a contar los incendios. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis... catorce, quince... es imposible. Son demasiados para poder contarlos. Aquí llega la forma de hongo de la que nos habló el capitán Parsons. Viene hacia aquí. Es como una masa de melaza burbujeante. El hongo se extiende. Puede que tenga mil quinientos o quizá tres mil metros de anchura y unos ochocientos de altura. Crece más y más. Está casi a nuestro nivel y sigue ascendiendo. Es muy negro, pero muestra cierto tinte violáceo muy extraño. La base del hongo se parece a una densa niebla atravesada con un lanzallamas. La ciudad debe estar abajo de todo eso. Las llamas y el humo se están hinchando y se arremolinan alrededor de las estribaciones. Las colinas están desapareciendo bajo el humo. Todo cuanto veo ahora de la ciudad es el muelle principal y lo que parece ser un campo de aviación».
Bob Caron, artillero de cola/fotógrafo del Enola Gay.
 

Después de la Primera Guerra Mundial era poco probable un enfrentamiento entre Japón, los Estados Unidos y las naciones coloniales europeas, como potencias aliadas en el pasado contra el colonialismo expansionista alemán en el Pacífico. Sin embargo, en 1922 los japoneses se sintieron ofendidos por el Tratado Naval de Washington, que limitaba el número de navíos que podían poseer, y que aseguraba la primacía naval de las flotas estadounidense y británica.
Japón se sentía agraviado por el hecho de que las potencias europeas ocuparan territorios dentro de lo que consideraba su esfera de influencia, por lo que en 1937 se tomó la decisión de invadir China, conflicto que duraría 8 años.
El Príncipe Konoye fue nombrado Primer Ministro en 1940 e integró en su gabinete a Hideki Tōjō y Yōsuke Matsuoka, defensores acérrimos de la expansión de Japón por la fuerza. Para finales de ese mismo año, Japón firmó el Pacto Tripartito con Alemania e Italia, lo que alineaba a Japón con las «Potencias del Eje».
Con la clara intención de establecer la llamada «Gran Esfera de coprosperidad del este de Asia», en julio de 1941 Japón introdujo sus tropas en el sur de Indochina, territorio controlado por Francia, por lo que Estados Unidos decidió tomar represalias, las cuales consistieron en embargos comerciales y la reducción del suministro de petróleo al país en un 90%. Debido a estas sanciones, así como las impuestas por británicos y neerlandeses, el comercio exterior de Japón disminuyó en un 75%.
El 5 de noviembre el Emperador Hirohito y el gobierno japonés decidieron declarar la guerra a los Estados Unidos si no se levantaba el embargo petrolero para finales de mes.
El 7 de diciembre la Primera flota japonesa lanzó un ataque aéreo masivo sobre Pearl Harbor, por lo que al día siguiente, el 8 de diciembre, el Congreso de los Estados Unidos declaró la guerra a Japón como respuesta a la solicitud después del famoso discurso:
Ayer, 7 de diciembre de 1941 -una fecha que vivirá en la infamia- los Estados Unidos de América fueron atacados repentina y deliberadamente por las fuerzas aéreas y navales del Imperio de Japón.
Franklin Delano Roosevelt.

El ataque a Pearl Harbor se llevó a cabo tan sólo un día después de que Roosevelt autorizara un proyecto secreto conocido como Manhattan Engineering District, que finalmente se denominó Proyecto Manhattan.

¿Qué fue el Proyecto Manhattan?
El 2 de agosto de 1939, Albert Einstein dirigió una carta a Franklin Delano Roosevelt, reclamando su atención sobre las investigaciones realizadas por los científicos Enrico Fermi y Leó Szilárd, mediante las cuales el uranio podría convertirse en una nueva e importante fuente de energía. En dicha carta además, explicó la posibilidad de fabricar bombas sumamente potentes:
"Recientes trabajos realizados por Enrico Fermi y Leo Szilard, cuya versión manuscrita ha llegado a mi conocimiento, me hacen suponer que el elemento uranio puede convertirse en una nueva e importante fuente de energía en un futuro inmediato[...] se ha abierto la posibilidad de realizar una reacción nuclear en cadena en una amplia masa de uranio mediante lo cual se generaría una gran cantidad de energía[...]
Este nuevo fenómeno podría conducir a la fabricación de bombas y, aunque con menos certeza, es probable que con este procedimiento se pueda construir bombas de nuevo tipo y extremadamente potentes."
Carta de Einstein enviada a Roosevelt.
 
Los Estados Unidos, con la ayuda del Reino Unido y Canadá en sus respectivos proyectos secretos «Tube Alloys» y «Chalk River Laboratories»,diseñaron y fabricaron las primeras bombas atómicas bajo lo que fue llamado «Proyecto Manhattan». La investigación científica fue dirigida por el físico estadounidense Robert Oppenheimer.
La bomba atómica fue probada el 16 de julio de 1945, cerca de Alamogordo, Nuevo México, en lo que se conoció como «Prueba Trinity». La bomba utilizada en la prueba, llamada «gadget», causó una explosión cercana a la que ocasionarían 20.000 toneladas de TNT, mucho mayor de la esperada.

La advertencia
El 26 de julio, el presidente Truman y otros líderes aliados emitieron la Declaración de Potsdam, la cual bosquejaba los términos de la rendición de Japón. Fue presentada como un ultimátum y se aseguraba que, sin la debida rendición, los aliados atacarían Japón, resultando en «la inevitable y completa destrucción de las fuerzas armadas japonesas e inevitablemente la devastación del suelo japonés», aunque no se mencionó nada sobre el arma atómica.
El 28 de julio se hizo oficial el rechazo por parte del gobierno japonés y el Primer Ministro Kantarō Suzuki ofreció una conferencia de prensa en la que aseguró que la Declaración era tan sólo una copia de la Declaración de El Cairo y que el gobierno intentaba ignorarla. Dicha aseveración fue tomada tanto en suelo japonés como en el extranjero como un claro rechazo a la declaración.
El emperador, que estaba pendiente de noticias de los emisarios de paz enviados a la URSS, prefirió no intervenir en la posición gubernamental. Además, el 31 de julio dejó claro a su consejero Kōichi Kido que la Regalía Imperial de Japón tenía que ser defendida a toda costa.
A comienzos de julio, en camino a Potsdam, Truman reexaminó la decisión de usar la bomba. Al final, decidió lanzar las bombas atómicas en Japón con el objetivo de terminar rápidamente la guerra causando la destrucción y generando temor, lo que obligaría a Japón a rendirse.

¿Por qué Hiroshima?
Hiroshima era un centro de comunicación, lugar de almacenamiento y un área de reunión para las tropas. Fue una de las ciudades japonesas que fueron deliberadamente preservadas de los bombardeos aliados con el fin de poder efectuar posteriormente una evaluación precisa de los daños causados por la bomba atómica.
El centro de la ciudad tenía varios edificios reforzados de hormigón así como estructuras más livianas. Fuera del centro el área estaba repleta por pequeños talleres de madera ubicados entre los hogares japoneses. Algunas plantas industriales se encontraban en las afueras de la ciudad. Las casas eran de madera con pisos de teja y también muchos edificios industriales tenían armazón de madera, por lo que toda la ciudad en su conjunto era altamente susceptible a daños por incendios.
La población de Hiroshima había alcanzado la cifra máxima de 381.000 antes de la guerra, pero antes del bombardeo la población había disminuido regularmente debido a evacuaciones sistemáticas ordenadas por el gobierno japonés. En el momento del ataque se estima que había aproximadamente 255.000 personas. Esta cifra se basa en los datos de la población registrada según el cómputo de raciones así como la estimación adicional de trabajadores y soldados que fueron enviados a la ciudad.
La fecha del 6 de agosto se eligió porque anteriormente la ciudad había estado cubierta por nubes. El B-29 Enola Gay, perteneciente al Escuadrón de Bombardeo 393d, pilotado y comandado por el Coronel Paul Tibbets, despegó desde la base aérea de North Field, en Tinian, y realizó un viaje de aproximadamente seis horas de vuelo hasta Japón. 

El ataque de Little Boy
El Enola Gay fue acompañado por otros dos B-29 durante su viaje, el The Great Artiste, que llevaba instrumentos de medida, y el #91, que más tarde fue renombrado como Necessary Evil y que tenía labores de fotografía.
Después de salir de Tinian, el Enola Gay viajó por separado hacia Iwo Jima, donde se reunió a 2.440 metros de altura con los bombarderos auxiliares, tomando rumbo hacia Japón. La aeronave arribó al objetivo con clara visibilidad a los 9.855 m. Durante el viaje, el Capitán de la Armada William Parsons armó la bomba, ya que se había desactivado para minimizar el riesgo de explosión durante el despegue. Su asistente, el Subteniente Morris Jeppson, quitó los dispositivos de seguridad treinta minutos antes de llegar al objetivo.
Alrededor de las 7:00 de la mañana el sistema de radares japoneses de alerta temprana detectó a las naves estadounidenses aproximándose desde la parte sur de Japón, por lo que se emitió una alerta a distintas ciudades, entre ellas Hiroshima. Un avión climatológico sobrevoló la ciudad y al no ver signos de los bombarderos, los habitantes decidieron continuar sus actividades diarias. Cerca de las 8:00 de la mañana el radar detectó nuevamente los B-29 acercándose a la ciudad, por lo que las estaciones de radio emitieron la advertencia para que los habitantes se refugiaran, pero muchos la ignoraron.
La bomba Little Boy fue arrojada a las 08:15 horas de Hiroshima y alcanzó en 55 segundos la altura determinada para su explosión, aproximadamente 600 metros sobre la ciudad. Debido a vientos laterales falló el blanco principal, el puente Aioi, por casi 244 metros, detonando justo encima de la Clínica quirúrgica de Shima.
La detonación creó una explosión equivalente a 13 kilotones de TNT, a pesar de que el arma con U-235 se consideraba muy ineficiente pues sólo se fisionaba el 1.38% de su material.
Se estima que instantáneamente la temperatura se elevó a más de un millón de grados centígrados, lo que incendió el aire circundante, creando una bola de fuego de 256 metros de diámetro aproximadamente. En menos de un segundo la bola se expandió a 274 metros.
Mientras el Enola Gay se alejaba a toda velocidad de la ciudad, el Capitán Robert Lewis, copiloto del bombardero comentó: «Dios mío ¿Qué hemos hecho?».
La explosión rompió los vidrios de las ventanas de edificios localizados a una distancia de 16 kilómetros y pudo sentirse hasta 59 kilómetros de distancia.
Alrededor de treinta minutos después comenzó un efecto extraño: empezó a caer una lluvia de color negro al noroeste de la ciudad. Esta «lluvia negra» estaba llena de suciedad, polvo, hollín, así como partículas altamente radioactivas, lo que ocasionó contaminación aun en zonas remotas.
El radio de total destrucción fue de 1,6 kilómetros, provocando incendios en 11,4 km2. Los estadounidenses estimaron que 12,1 km2 de la ciudad fueron destruidos. Autoridades japonesas estimaron que el 69% de los edificios de Hiroshima fueron destruidos y otro 6-7% resultó dañado.
A pesar de que aviones estadounidenses habían lanzado previamente panfletos advirtiendo a los civiles de bombardeos aéreos en otras 12 ciudades, los residentes de Hiroshima nunca fueron advertidos de un ataque nuclear.
Entre 70.000 y 80.000 personas, cerca del 30% de la población de Hiroshima murió instantáneamente, mientras que otras 70.000 resultaron heridas. Cerca del 90% de los doctores y el 93% de las enfermeras que se encontraban en Hiroshima murieron o resultaron heridos, ya que la mayoría se encontraba en el centro de la ciudad, área que recibió el mayor daño.
Dieciséis horas después del ataque Truman anunció públicamente desde Washington D.C. el uso de una bomba atómica:
“Los japoneses comenzaron la guerra desde el aire en Pearl Harbor. Ahora les hemos devuelto el golpe multiplicado. Con esta bomba hemos añadido un nuevo y revolucionario incremento en destrucción a fin de aumentar el creciente poder de nuestras fuerzas armadas. En su forma actual, estas bombas se están produciendo. Incluso están en desarrollo otras más potentes. [...] Ahora estamos preparados para arrasar más rápida y completamente toda la fuerza productiva japonesa que se encuentre en cualquier ciudad. Vamos a destruir sus muelles, sus fábricas y sus comunicaciones. No nos engañemos, vamos a destruir completamente el poder de Japón para hacer la guerra. [...] El 26 de julio publicamos en Potsdam un ultimátum para evitar la destrucción total del pueblo japonés. Sus dirigentes rechazaron el ultimátum inmediatamente. Si no aceptan nuestras condiciones pueden esperar una lluvia de destrucción desde el aire como la que nunca se ha visto en esta tierra.”
Harry S. Truman
 
Las consecuencias
Los efectos inmediatos mataron aproximadamente a 70.000 personas en Hiroshima. La estimación total de muertes de finales de 1945, en la que se incluyen quemaduras, muertes relacionadas a la radiación, así como efectos agravados por la falta de recursos médicos, varía entre los 90.000 y los 140.000. Se ignoraban los efectos tardíos que la radiación podía producir, ya que eran las primeras bombas de este modelo que se utilizaban en el mundo.
La calidad y cantidad de las radiaciones recibidas por las personas continuó envuelta en incertidumbre ya que la potencia de la bomba debía ser calculada solo a base de experimentos en reactores sobre otras armas y distintos ensayos.
Algunas otras fuentes aseguran que más de 200.000 personas fallecieron para 1950, ya sea a causa de cáncer y otros padecimientos a largo plazo. Entre 1950 y 1990, el 9% de las muertes ocasionadas por cáncer y leucemia entre los sobrevivientes al bombardeo se debió a la radiación de las bombas, entre ellas se estima que 89 casos fueron por leucemia y 339 de distintos padecimientos de cáncer.
La leucemia comenzó a aumentar en número de casos, 3 años después de haber explotado la bomba, además 10 meses después de la explosión comenzó a aparecer la catarata en los sobrevivientes y algunos de los niños que estaban por nacer tuvieron una disminución en el tamaño de la cabeza y en algunos se produjo algún tipo de retraso.
Después del bombardeo de Hiroshima, Truman anunció: «Si no aceptan nuestros términos, pueden esperar una lluvia de ruina desde el aire, algo nunca visto hasta ahora sobre esta tierra».
9 de agosto de 1945, el B-29 Bockscar, pilotado por el Mayor Charles W. Sweeney, transportó el arma nuclear llamada Fat Man con la intención de lanzarla sobre Kokura como blanco principal y Nagasaki como objetivo secundario.
El radio total de destrucción fue de 1,6 km y se extendieron incendios en la parte norte de la ciudad hasta una distancia de 3,2 km del hipocentro. A diferencia de Hiroshima, en Nagasaki no tuvo lugar la «lluvia negra» y aunque sus efectos fueron más devastadores en el área inmediata del hipocentro, la topografía del lugar evitó que el radio de destrucción fuera mayor.
Un número desconocido de supervivientes de Hiroshima se había trasladado hasta Nagasaki, donde nuevamente fueron bombardeados.
Se calcula que el porcentaje de estructuras y edificios destruidos estuvo en el orden del 40%, incluyendo el estadio, hogares, hospitales y escuelas.
Seis días después de la detonación sobre Nagasaki, el 15 de agosto, Japón anunció su rendición incondicional frente a los «Aliados», haciéndose formal el 2 de septiembre con la firma del acta de capitulación. Con la rendición de Japón concluyó la Guerra del Pacífico y por tanto, la Segunda Guerra Mundial.

Fuente:
http://www.culturizando.com