lunes, 9 de diciembre de 2013

Julio Cortázar escribió...


Volver a Verte, Luis Eduardo Aute


Me muero de ganas de decirte te quiero
y sé que es imposible; no puedo, no debo
Maldigo el paraíso que cuando se presenta
no dura lo que una estrella fugaz.
Al fin lo tuve entre mis brazos,
aquí esta y se va...

Y sé que no podré volver a verte jamás.
Lavaste mi pie contra tu pecho de luna
Con puntas de tu mojado pelo de espuma.
Revivo aquel milagro de la marea blanca
que era tu cuerpo derramando luz.
Aun palpita en el recuerdo,
eras tú, eres tú...

Y sé que no podré volver a verte jamás.
No hacías preguntas, no querías respuestas,
tu cuerpo y el mío dialogaban a tientas
Buscando el ritmo exacto que marcan los latidos
cuando conversan con la misma voz.
Al fin tocaba la belleza,
era amor, es amor...

Y sé que no podré volver a verte jamás.



Distancia mínima, Carlos Skliar




La distancia mínima
 entre dos cuerpos
no es la palabra obvia
sino el más tímido
de los silencios.
Por eso algunas veces
 es mejor callar
no para decir amor
 sino para escucharlo.




Say Something, A Great Big World & Christina Aguilera

Música para esta tarde tranquila y luminosa...




Diario de invierno (fragmento), Paul Auster




También nieva hoy, y cuando te levantas de la cama y vas a la ventana, en el jardín las ramas de los árboles se están poniendo blancas. Tienes sesenta y tres años. Se te ocurre que durante el largo viaje de la niñez hasta aquí rara vez ha habido un momento en que no hayas estado enamorado. Treinta años de matrimonio, sí, pero en los treinta anteriores, ¿cuántos caprichos y enamoramientos, cuántas pasiones, cuántos delirios y afanes, cuántas oleadas de loco deseo? Desde el comienzo mismo de tu vida consciente, has sido un solícito esclavo de Eros. Las chicas que amaste de niño, las mujeres que quisiste ya hombre, cada una diferente de las demás, delgadas unas y otras rellenas, bajas y altas, intelectuales y atléticas, sociables y temperamentales, blancas y negras y algunas asiáticas, nada en su apariencia te importaba realmente, todo estaba en la luz interior que percibieras en ella, la chispa del carácter, la llama de la identidad revelada, y esa luz la hacía bella para ti, aunque otros estuvieran ciegos ante la belleza que tú veías, y entonces te morías por estar con ella, cerca de ella, porque la belleza femenina es algo que nunca has podido resistir. Ya desde tus primeros días de colegio, en la clase del jardín de infancia, donde te enamoraste de la niña rubia de larga cola de cabello, la señorita Sandquist te castigaba a menudo por esconderte con la niña de la que te habías prendado, los dos juntos haciendo travesuras en algún rincón, pero tales castigos no significaban nada para ti, porque estabas enamorado y entonces el amor era tu debilidad, como lo sigue siendo ahora.

El inventario de tus cicatrices, en particular las de la cara, que ves cada mañana al mirarte en el espejo del baño cuando te peinas o vas a afeitarte. Rara vez piensas en ellas, pero cuando lo haces, entiendes que son marcas que deja la vida, que el surtido de líneas irregulares grabadas en la piel de tu rostro son letras del alfabeto secreto que narra la historia de quién eres, porque cada cicatriz es la huella de una herida curada, y cada herida era resultado de una inesperada colisión con el mundo; es decir, de un accidente, de algo que no debía ocurrir a la fuerza, porque por definición un accidente es algo que no sucede necesariamente. Acontecimientos contingentes en contraposición a hechos necesarios, y mientras te miras al espejo esta mañana comprendes que toda vida es contingente, salvo por el único hecho necesario de que antes o después tocará a su fin.


Misterio: el zumbido de Taos



¿Alguna vez has escuchado un zumbido que parece provenir del exterior y no sabes el origen?, quizás has oído el extraño sonido bautizado como “el Ronquido de Taos”

Este extraño sonido se originó en la pequeña aldea de Taos (Nuevo México), de ahí su nombre, pero se ha oído en muchos sitios del mundo. Este sonido es un extraño ruido de baja frecuencia parecido al sonido de un motor de diesel sonando a través de cristales. El zumbido está en el umbral de la audición humana, entre 20 y 20.000 hertzios o ciclos por segundo. Las investigaciones se han concentrado en los sonidos de baja frecuencia, entre 33 y 80 hertzios, pero no han podido precisar la causa. Mucha gente escucha el zumbido sólo o más intensamente, en el interior de edificios; otros pueden percibir también las vibraciones del sonido en su cuerpo y se percibe más por la noche.


El ronquido de Taos es un sonido persistente de baja frecuencia e invasor que no toda la gente es capaz de escuchar. Se describe lo más a menudo posible como un distante motor, y es difícil de detectar con los micrófonos, y su fuente y naturaleza son un misterio hoy en día.

Algunas personas perciben el sonido continuamente, pero otras lo perciben solamente durante ciertos períodos. Para alguna gente, el ronquido percibido puede representar un sonido débil y una molestia suave, mientras que otros lo perciben de modo más intenso y puede interferir seriamente con actividades diarias. Las consecuencias comunes incluyen una carencia del sueño, pues el ronquido puede mantener a alguna gente despierta o despertarla en el medio de la noche. Tales casos han dado lugar a la expresión “víctimas del ronquido de Taos.”
La Ciencia no ha logrado aún dar una explicación satisfactoria a estos sonidos misteriosos. En 2005, y después de años de frustradas investigaciones, se determinó que en Taos se había producido una extraña patología colectiva que afecta a un músculo que endurece el tímpano.

Otras investigaciones parten de la base de que se trata de sonidos de tipo geológico, provocados por los movimientos tectónicos o por los desplazamientos del magma que hay bajo la fina corteza terrestre. Sin embargo, no existe aún nada concluyente al respecto, y la hipótesis no ha podido ser probada.

En 1998, sin embargo, la Ciencia demostró que, aunque no podamos oírlo, la Tierra emite constantemente un ligero zumbido de baja frecuencia. Y es posible, aunque sólo posible, que ese zumbido constante aumente a veces su intensidad hasta hacerse audible por el ser humano. Durante años, se pensó que ese zumbido estaba causado, como se ha dicho, por movimientos geológicos. O incluso por turbulencias atmosféricas.
Choques de olas

Pero en 2009 se averiguó que ese zumbido de fondo terrestre se debe a la colisión de grandes olas oceánicas contra los fondos marinos. Y no en todas partes, sino principlamente en las costas de Norteamérica que se asoman al Océano Pacífico. El estudio se publicó entonces En Geophysical Research Letters.

Cuando dos olas con direcciones opuestas y frecuencias parecidas colisionan, crean una onda de presión muy especial, capaz de transportar su energía hasta el fondo marino. Cuando esto sucede, se genera una vibración constante, con una frecuencia próxima a los 10 milihercios, demasiado grave para ser escuchada por un humano pero fácilmente detectable por un sismómetro.

Otras hipótesis a la hora de identificar la fuente del ruido molesto sugieren sistemas de transmisión de sonido de baja frecuencia usados con fines experimentales a nivel planetario, que son percibidos “cerebralmente” por unos pocos desdichados, sin intervención alguna del sistema de transporte auditivo. Esta rama de hipótesis lograría explicar de momento, la razón por la cual el aislamiento de oídos con tapones de materiales diversos o los lugares especialmente silenciosos, no harían más resaltar el fenómeno provocado dentro del mismo cráneo por la interferencia de ondas provenientes del exterior.

Uno de los orígenes candidatos de la producción del zumbido lo representan los sistemas de comunicación de submarinos militares, tales como el ELF (sistema de Frecuencias Extremadamente Bajas) que son capaces de atravesar tierra y mar en cualquier dirección. Otra opción la representan los sistemas de calentamiento ionosférico de muy alta frecuencia, llevados a cabo por Estados Unidos, Rusia o Noruega, tales como el HAARP, desarrollado en Alaska desde 1993. No obstante, está última hipótesis, no explicaría el origen de otros zumbidos como el “Bristol Hum”, registrado mucho antes de la puesta a punto del proyecto HAARP.

Hacia otro plano de hipótesis, el “zumbido” podría ser inducido por factores naturales, como por ejemplo el movimiento de las placas terrestres, ondas electromagnéticas causadas por meteoritos, u ondas producidas por la interacción del campo magnético terrestre con el viento solar.

Otras de las posibles causas investigadas, se limitaría a ondas producidas por la ionización del aire en torno a fuentes eléctricas de alta tensión cercanas a los poblados afectados.

Las patologías neurológicas relacionadas con la percepción de sonidos inexistentes, englobadas científicamente con el nombre de “acúfenos”, se encuentran exceptuadas de ser las culpables del “zumbido”, ya que en muchos casos las personas que lo escuchan dentro de un mismo recinto suelen ser dos o más.

Sin embargo, parece ser que el zumbido de Taos, Bristol, en Reino Unido; Kokomo en EEUU; la Isla Grande de Hawai y Nueva Zelanda (son solo algunos de los lugares de la Tierra, donde “el zumbido” se dispone a perturbar la paz de determinados individuos, a determinadas horas del día), no pueden achacarse a esta clase de vibraciones producidas por olas oceánicas. Y su origen sigue siendo aún un misterio.