No puede ser se me escapo se fue con un suspiro apagando mi razón y ahora ya no creo en nada la busco aquí en la habitación su ropa en el armario conserva aun su olor apuntalando mi nostalgia oigo su voz aunque no esta sigo tratando de aceptar que me falta el ruido sus pasos por la casa siempre ruido su risa recorriendo los pasillos la vida se me antoja eterna no me siento capaz de ser feliz si ella no esta si me falta el ruido si falta ruido donde quiera que estés eh... el caso es que yo sigo aquí buscando mil motivos que ayuden a seguir pero no sirven de nada la busco aquí, en cada canción no logro imaginar un cielo aun mejor que su trasluz en la ventana oigo su voz aunque no esta sigo tratando de aceptar que me falta el ruido sus pasos por la casa siempre ruido su risa recorriendo los pasillos la vida se me antoja eterna no me siento capaz de ser feliz si ella no esta si me falta el ruido si me falta el ruido oh no... si me falta el ruido sus pasos por la casa siempre ruido su risa recorriendo los pasillos la vida se me antoja eterna no me siento capaz de ser feliz si ella no esta si me falta el ruido sus pasos por la casa siempre ruido su risa recorriendo los pasillos la vida se me antoja eterna no me siento capaz de ser feliz si ella no esta si me falta el ruido si falta ruido
Hay algunos que dicen que todos los caminos conducen a Roma y es verdad porque el mío me lleva cada noche al hueco que te nombra y le hablo y le suelto una sonrisa, una blasfemia y dos derrotas; luego apago tus ojos y duermo con tu nombre besando mi boca. Ay, amor mío, qué terriblemente absurdo es estar vivo sin el alma de tu cuerpo, sin tu latido. Que el final de esta historia, enésima autobiografía de un fracaso, no te sirva de ejemplo, hay quien afirma que el amor es un milagro que no hay mal que no cure pero tampoco bien que le dure cien años; eso casi lo salva, lo malo son las noches que mojan mi mano. Aunque todo ya es nada, no sé por qué te escondes y huyes de mi encuentro. por saber de tu vida no creo que vulnere ningún mandamiento; tan terrible es el odio que ni te atreves a mostrarme tu desprecio, pero no me hagas caso, lo que me pasa es que este mundo no lo entiendo.
Yo vi un ave que süave sus cantares entonó y voló...
Y a lo lejos, los reflejos de la luna en alta cumbre que, argentando las espumas bañaba de luz sus plumas de tisú... ¡y eras tú!
Y vi un alma que, sin calma, sus amores cantaba en tristes rumores; y su ser conmover a las rocas parecía; miró la azul lejanía... tendió la vista anhelante, suspiró, y cantando amante prosiguió... ¡y era yo!
Tenemos algo que no he visto nunca en nadie más algunos dicen que esto es solo cosa del azar yo creo que hay algo mas, que no pudo explicar
No se te ocurra repetir, que esto se va a pasar dime una sola cosas que pueda secar el mar no intentaras frenar y nos volverá a alcanzar
Ni en sueños pude imaginar lo que ahora es tan real
Tu y yo, somos el mundo entero, por que tenerle miedo si no hay nada más grande, más grande que el fuego entre y yo, que con una mirada, ganamos la batalla no intentes evitar, lo que ya no se puede parar
Tenemos algo que nunca he visto en nadie más vas a decirme que prefieres dejarlo pasar no lo conseguirás, nos volverá a alcanzar
Ni en una vida entera algunos logran alcanzar eso que a ti y a mi nos atrapo fue una huracán que gira sin parar y no nos va a soltar
Ni en sueños pude imaginar lo que ahora es tan real
Tu y yo somos el mundo entero, por que tenerle miedo si no hay nada más grande, más grande que el fuego entre y yo, que con una mirada, ganamos la batalla no intentes evitar lo que ya no se puede parar lo que ya nadie puede frenar, lo que tu y yo tenemos
Ni en sueños pude imaginar lo que ahora es tan real
Tu y yo, somos el mundo entero por que tenerle miedo, si no hay nada más grande más grande que el fuego entre tu y yo que con una mirada, ganamos la batalla no intentes evitar, lo que ya no se puede parar
Suele decirse que "para gustos hay colores". Muestra de ello son estas versiones de este poema: totalmente diferentes y sin embargo las dos traspasan la piel...
Es difícil recolectar granadas sin destrozarte las manos con las descomunales espinas que protegen las ramas. Lo mismo sucede con los recuerdos. La vida, como una granada que siempre intentamos desgranar, separando las límpidas golosinas rojas del áspero manto amarillo que las envuelve, aferrando con firmeza sus joyas. Queremos tomar sólo la dulce simiente escarlata, pero es imposible. Para saborear el fruto, como la existencia, hay que aceptar el contraste y el fastidio de su sabor agridulce.
Estamos en el mes de octubre, el mes en el que muchas empresas y organizaciones se unen a la sociedad en la lucha contra el cáncer de mama desde 1985. Pero ¿cuándo y cómo fue que el listón rosa se convirtió en un símbolo de la lucha contra esta terrible enfermedad?
El primer lazo con un significado particular fue el lazo amarillo, que se menciona en una marcha que era cantada por los militares norteamericanos. En el año de 1917, George A. Norton, pidió los derechos de autor de esta marcha.
A principios de los 70 sale la canción “Amarra un listón amarillo al viento roble”, tomando la idea de la canción, la esposa de uno de los rehenes americanos en Irak, fue la primera persona en usar el listón como símbolo de alerta. Ella amarró listones amarillos a los robles, para “demostrar” el deseo de su esposo de volver a casa, su familia y amigos hicieron lo mismo como símbolo de solidaridad, cuando todos los norteamericanos comenzaron a ver los listones y su mensaje el listón se convirtió en un “medio”.
En los 90 los activistas del SIDA inspirados por el mensaje que se podía transmitir usando como medio un simple listón, decidieron usar listones. Se decidió que el lazo que representaba la lucha contra el SIDA fuera rojo, ya que ese color representa la pasión. En la ceremonia de la entrega de los premios Tony, el actor Jeremy Irons, usó un lazo prendido al pecho; dado el gran número de personas que vieron la ceremonia, el lazo se volvió muy popular de la noche a la mañana; tanto así que en 1992 fue declarado por el New York Times como “el año del lazo”.
Charlotte Hayley, era una mujer mayor que tras su batalla contra el cáncer había emprendido una misión personal, vendía lazos de color melocotón hechos a mano, acompañados de la leyenda: “El presupuesto anual del Instituto Nacional del Cáncer es de 1.8 billones de dólares y solamente el 5% esta destinado a la prevención. Ayúdanos a despertar a nuestros legisladores y a los Estados Unidos, usando este lazo”.
Fue un mensaje que se expandió tan rápidamente, que la entonces directora de marketing de Estée Lauder, Evelyn y Penney, quisieron trabajar en conjunto con ella; Charlotte se negó bajo el argumento de que la campaña en la que ambas trabajaban, tenía un propósito demasiado comercial.Sin embargo, el listón rosa invadió los mostradores de cosméticos en cada centro comercial estadounidense; el mensaje era uno solo, el de recordarle a las mujeres la importancia de la autoexploración para prevenir el cáncer de mama.
En 1987, Evelyn Lauder tenía 51 años. Llevaba casi tres décadas casada con Leonard (hijo del creador de la marca de cosméticos Estēe Lauder) y miraba con orgullo de madre cómo crecían los jóvenes William y Gary. Fuera de casa, era la vicepresidenta de la compañía familiar y dirigía con pasión la División Fragancias. Tenía una vida cómoda y feliz. Hasta que recibió un diagnóstico positivo de cáncer de mama y decidió reordenar sus prioridades y emprender nuevas luchas.
Además de su pelea personal por sobrevivir, Evelyn le propuso a su amiga Alexandra Penney (editora de la revista Self) concientizar a las mujeres sobre la prevención y el tratamiento de esta enfermedad. Para empezar, crearon el famoso lazo rosa y lo distribuyeron en todas las tiendas de Estēe Lauder. Eligieron ese color por su asociación con el mundo femenino y lo replicaron en múltiples acciones: surgió la idea de instaurar un mes específico al año para hablar del cáncer de mama, el apoyo incondicional para todo tipo de campañas y la original iniciativa de iluminar de color rosa los edificios emblemáticos de las grandes ciudades. Desde la Torre Eiffel en Francia, la CN Tower en Canadá, el Empire State en Estados Unidos, el Taj Mahal en India y hasta nuestro Obelisco porteño se vistieron especialmente para la causa.
El listón se ha convertido en el protagonista de cada mes de octubre, fungiendo como portavoz de todas las mujeres del mundo que deben preocuparse por su salud y la de quienes aman.
La niña mala llegó media hora después que yo, envuelta en un entallado abrigo de cuero, un sombrerito que le hacía juego y unos botines hasta las rodillas. Además del bolso llevaba un cartapacio lleno de cuadernos y libros de unos cursos de arte moderno que, me explicó después, seguía tres veces por semana en Christie´s. Antes de mirarme, echó una ojeada a la habitación e hizo un pequeño signo de asentimiento, aprobando. Cuando, por fin, se dignó mirarme, ya la tenía yo en mis brazos y había comenzado a desvestirla.
– Ten cuidado- me instruyó -. No me vayas a arrugar la ropa.
La desnudé con todas las precauciones del mundo, estudiando, como objetos preciosos y únicos, las prendas que llevaba encima, besando con unción cada centímetro de piel que aparecía a mi vista, aspirando el aura suave, ligeramente perfumada, que brotaba de su cuerpo. Ahora tenía una pequeña cicatriz casi invisible cerca de la ingle, pues la habían operado del apéndice, y llevaba en pubis más escarmenado que antaño. Sentía deseo, emoción, ternura, mientras besaba sus empeines, sus axilas fragantes, los insinuados huesecillos de la columna en su espalda y sus nalgas paraditas, delicadas al tacto como el terciopelo. Le besé los menudos pechos, largamente, loco de dicha.
– No te habrás olvidado de lo que me gusta, niño bueno – me susurró al oído. Por fin.
Y, sin esperar mi respuesta, se puso de espaldas, abriendo las piernas para hacer sitio a mi cabeza, a la vez se cubría los ojos con el brazo derecho. Sentí que comenzaba a apartarse de mí, del Russell Hotel, de Londres, a concentrarse totalmente, con esa intensidad que yo no había visto nunca en ninguna mujer, en ese placer suyo, solitario, personal, egoísta, que mis labios habían aprendido a darle. Lamiendo, sorbiendo, besando, mordisqueando su sexo pequeñito, la sentí humedecerse y vibrar. Se demoró mucho en terminar. Pero que delicioso y exaltante era sentirla ronroneando, meciéndose, sumida en el vértigo del deseo, hasta que, por fin, un largo gemido estremeció su cuerpecito de pies a cabeza. “Ven, ven”, susurró, ahogada. Entré en ella con facilidad y la apreté con tanta fuerza que salió de la inercia en que la había dejado el orgasmo. Se quejó, retorciéndose, tratando de zafarse de mi cuerpo, quejándose: “Me aplastas”.
Con mi boca pegada a la suya, le rogué:
– Por una vez en tu vida, dime que me quieres, niña mala. Aunque no sea cierto, dímelo. Quiero saber cómo suena, siquiera una vez.
Te quiero como para invitarte a pisar hojas secas una de estas tardes. Te quiero como para salir a caminar, hablar del amor, mientras pateamos piedritas. Te quiero como para volvernos chinos de risa, ebrios de nada y pasear sin prisa las calles. Te quiero como para ir contigo a los lugares que más frecuento, y contarte que es ahí donde me siento a pensar en ti. Te quiero como para escuchar tu risa toda la noche. Te quiero como para no dejarte ir jamás. Te quiero como se quiere a ciertos amores, a la antigua, con el alma y sin mirar atrás.
Puedo imaginar pero no sé cómo se siente Que el mundo se detenga cuando acaricia mi piel. Que las manos del reloj no giren si no está presente. Dicen que es tan suave, dulce y fluye como miel
Cuánto tiempo tardará. ¿O no es para todos? ¿Por qué de mí se esconderá? ¿Dónde está? Quiero amar y sin pensar entregarlo todo Quiero que mi corazón intercambie su lugar con el de alguien especial Quiero despertar, te quiero encontrar y me quiero enamorar
No quiero imaginar, quiero saber cómo se siente Que un beso me desnude el alma y me hormigueen los pies Sus brazos ser mi abrigo en los fríos de diciembre Y en los días de verano juntos ver el sol nacer
Cuánto tiempo tardará. ¿O no es para todos? ¿Por qué de mí se esconderá? ¿Dónde está? Quiero amar y sin pensar entregarlo todo Quiero que mi corazón intercambie su lugar con el de alguien especial Quiero despertar, te quiero encontrar y me quiero enamorar
Quiero amar y sin pensar entregarlo todo Quiero que mi corazón intercambie su lugar con el de alguien especial Quiero despertar, te quiero encontrar y me quiero enamorar Quiero despertar, te quiero encontrar y me quiero enamorar Quiero despertar, te quiero encontrar, me quiero enamorar
Colocó el dedo sobre la tecla de llamada y notó la ansiedad agolpándose en su pecho cuando la presionó, lo que le recordó las emociones que sintió las primeras veces que habló con ella cuando se conocieron. La señal de llamada le llegó clara, y hasta recreó a miles de kilómetros el sonido del teléfono como un insecto moribundo sobre la mesilla o amortiguado en el fondo de su bolso. Escuchó la señal hasta que saltó el buzón de voz. Colgó y miró de nuevo a su hijo dormido mientras las lágrimas nublaban sus ojos y pensaba en cómo los silencios, las palabras que no se dicen, las llamadas que no se responden pueden contener un mensaje tan claro.
Sonrió al imaginarse a esos hombres rudos y cerrados de la montaña, de carácter taciturno y serio, poco expresivos y acostumbrados a una gama cromática limitada al blanco de la nieve, al verde de los pastos y al gris de las piedras, descubriendo los colores llamativos del trópico, las oscuras pieles de los cuerpos semidesnudos, las construcciones livianas y la caricia de la brisa del mar.
El verde de las plantas tras una lluvia primaveral, las flores en el rocío, cuando las negras sombras de la noche se han retirado, el murmullo de un limpio arroyo corriendo entre prados en flor, la visión de un castillo blanco en medio de verdes jardines; todo eso puede ser maravilloso, pero nada es comparado con la unión con una persona amada. Y ésta es tanto mejor, cuanto mayor es el tiempo que el uno ha rechazado al otro o ha estado separado de el, inflando la pasión, encendiendo la llama del deseo y avivando la llama de la esperanza... En verdad os digo que ni siquiera la lengua más locuaz puede describir la felicidad de la unión, y que la más elocuente de las descripciones queda muy por debajo de la realidad.
¿Por qué habría de querernos el que señalamos nosotros con tembloroso dedo? ¿Por qué ese justamente, como si nos tuviera que obedecer? ¿O por qué habría de desearnos aquel que nos turba o enciende y por cuyos huesos y carne morimos? ¿A qué tanta casualidad? Y cuando se da, ¿a qué tanta duración? ¿Por qué ha de perseverar algo tan frágil y tan prendido con alfileres, la más rara conjunción? El amor correspondido, la lascivia recíproca, el enfebrecimiento mutuo, los ojos y las bocas que se persiguen simultáneamente y los cuellos que se estiran para divisar al elegido entre la multitud, los sexos que buscan juntarse una y otra vez y el extraño gusto por la repetición, volver al mismo cuerpo y regresar y volver... Lo normal es que casi nadie coincida, y si existen tantas parejas supuestamente amorosas es en parte por imitación y sobre todo por convención, o bien porque el que señaló con el dedo ha impuesto su voluntad, ha persuadido, ha conducido, ha empujado, ha obligado al otro a hacer lo que no sabe si quiere y a recorrer un camino por el que nunca se habría aventurado sin apremio ni insistencia ni guía, y ese otro miembro de la pareja, el halagado, el cortejado, el que se adentró en su nube, se ha ido dejando arrastrar. Pero eso no tiene por qué persistir, el encantamiento y la nebulosidad terminan, el seducido se cansa o despierta, y entonces al obligador le toca desesperarse y sentir pánico y vivir en vilo, volver a trabajar si todavía le restan fuerzas, montar guardia a la puerta y rogar e implorar noche tras noche y quedar a merced de aquél. Nada expone ni esclaviza tanto como pretender conservar al que se eligió e inverosímilmente acudió a la llamada de nuestro tembloroso dedo, como si se obrara un milagro o nuestra designación fuera ley, eso que no tiene por qué ocurrir nunca jamás...
La Nasa anunció que este sábado se producirá un eclipse luna, el cual será visible en la zona oeste de América del Norte (Canadá, Estados Unidos y México), Australia y Asia.
De acuerdo con Enrique Anzures, divulgador de la Sociedad Astronómica de México, el eclipse podrá observarse a simple vista sin necesidad de telescopio o binoculares, pero hay que ser pacientes, ya que la Luna tardará unas horas en lucir roja.
El eclipse lunar de sangre tendrá una duración de unos 12 minutos y algunos sitios de astronomía lo transmitirán en vivo a través de internet, como el Observatorio Griffith, en Los Ángeles.
Su breve duración se produce debido que el disco lunar ingresará de manera casi tangencial al cono de sombra de la Tierra y lo abandonará rápidamente.
En México -uno de los lugares donde mejor se podrá observar el evento- iniciará a las 3:10 horas y su máximo será a las 6:00 de la mañana.
Este eclipse total de Luna será el más corto del siglo. Este eclipse será el tercero de una serie de cuatro lunares totales, pues el primero tuvo lugar el 15 de abril de 2014, el segundo fue en septiembre de 2014, y el último será el 28 de septiembre de 2015.
El claro del bosque es un centro en el que no siempre es posible entrar; desde la linde se le mira y el aparecer de algunas huellas de animales no ayuda a dar ese paso. Es otro reino que un alma habita y guarda. Algún pájaro avisa y llama a ir hasta donde vaya marcando su voz. Y se la obedece; luego no se encuentra nada, nada que no sea un lugar intacto que parece haberse abierto en ese solo instante y que nunca más se dará así. No hay que buscarlo. No hay que buscar. Es la lección inmediata de los claros del bosque: no hay que ir a buscarlos, ni tampoco a buscar nada de ellos.
Ernő Rubik, es profesor de arquitectura en Budapest, Hungría. Este arquitecto nacido en Budapest (Hungría) el 13 de julio de 1944 estaba interesado por la geometría, las formas tridimensionales y los juegos de ingenio, llevaba tiempo intentando que éstas se pudieran mover internamente sin romperse.
Frustrado, el profesor salió a caminar por las orillas del río Danubio y al ver las piedras redondas que se alinean en la orilla, tuvo una revelación para dar con la solución a sus problemas.
Ernő se dio cuenta que, si cada uno de los bloques giraba en torno a un centro redondeado, estos podrían moverse libremente, sin romperse ni perder la forma de cubo. Inmediatamente se puso a trabajar en el primer prototipo, compuestos de 26 diminutos cubos.
Ernő creó el cubo en 1974, llamándolo Cubo Mágico. Inicialmente el cubo suponía un instrumento para explicar a sus alumnos conceptos académicos como los objetos tridimensionales, la teoría de conjuntos,las relaciones espaciales o los contrastes de la condición humana a través de un objeto de arte que exploraba nuevas formas.
Después de haber presentado el prototipo a alumnos y amigos, Enzo decidió registrar su invento en 1975 en la oficina de patentes de Hungría con el nombre de cubo mágico.
Tior Laczi, un húngaro que vivía en Austria y era aficionado a las matemáticas, vio el cubo en la mesa de un café y se lo compró al mesero. Ahora debía buscar al creador de este cubo que lo intrigaba. Laczi y Rubik se asociaron y el primero comenzó a mostrar el llamado “cubo mágico” en ferias internacionales
Los primeros cubos mágicos fueron fabricados y distribuidos en Hungría por Politechnika, consiguiendo una gran aceptación entre los habitantes del país. Durante esos años, Hungría pertenecía al régimen comunista, por lo que resultaba difícil que los cubos mágicos de Rubik fueran exportados de forma masiva a otros países durante esos años.
No fue hasta la celebración de la Feria del Juguete de Nuremberg cuando el destino de los cubos mágicos cambiaría para siempre. En esta feria el cubo hizo las delicias de los asistentes. Laczi mostró el juego, pero no como expositor oficial. Laczi caminaba alrededor de la Feria y se lo mostraba a los expertos de juguetes británicos. Con este método, consiguió que Tom Kremer, un especialista del mundo de los juguetes, se comprometió a venderlo y distribuirlo por todo el mundo a través de la empresa Toy Company, no sin antes establecer un nuevo nombre para el producto: “Cubo de Rubik”.
El cubo Rubik fue un éxito inmediato, ya que quien lo tomaba no podía dejarlo hasta lograr una solución: niños y adultos se pusieron manos a la obra para solucionar el cubo Rubik, que en sólo un año vendió más de 100 millones de unidades. El pobre Erno Rubik, era ahora un hombre rico.
Se dice que el cubo Rubik es uno de los juguetes más vendidos en la historia y pese a que se han creado variaciones, el cubo original sigue siendo el que tiene más adeptos.
Después de este breve resumen sobre el origen del cubo de Rubik os dejo algunas curiosidades que lo rodean:
Erno Rubik tardó más de un mes en resolver su propio puzzle.
Desde su existencia, se estima que se han venido más de 350 millones de cubos de Rubiken el mundo.
El cubo de Rubik más caro del mundo incluye diferentes gemas en cada una de sus caras: 22,5 quilates de amatistas, 34 quilates de rubíes y 34 quilates de esmeraldas. Tiene un precio estimado de 1,5 millones de dólares.
El cubo de Rubik más grande del mundo se construyó en la ciudad austriaca de Linz y podía ser resuelto por control remoto.
Matt Valk´s tiene el record mundial en resolver el cubo en menos tiempo durante una competición, empleando únicamente 5,5 segundos.
El cubo de Rubik estándar está compuesto de 6 caras, que incluyen a su vez 9 caras más pequeñas de diferentes colores.
En 2008, Tomas Rokicki presentó el algoritmo de Dios, con el que se asegura poder resolver el cubo en 23 movimientos a partir de una posición inicial.
Existen cuarenta y tres trillones doscientos cincuenta y dos mil tres billones doscientos setenta y cuatro mil cuatrocientos ochenta y nueve millones ochocientas cincuenta y seis mil posiciones posibles en el cubo de Rubik.
El CubeStormer III, un robot fabricado con un Samsung Galaxy S4, un procesador ARM y piezas de Lego, resolvió el problema del cubo en solo 3,253 segundos.
Hay cubos mágicos en Braille.
Hasta se fundó una organización voluntaria de “Cubahólicos Anónimos”, para ayudar a la gente con su adicción al cubo.
Métodos para la resolución
Se han desarrollado métodos para resolver el Cubo Mágico debido a su elevada dificultad. Uno de ellos es el método desarrollado por David Singmaster y está publicado en el libro “Notas sobre el Cubo Mágico de Rubik” en 1981. Esta solución está basada en ir solucionando el cubo capa por capa. Existen otros métodos para solucionar el Cubo, como obtener las esquinas primero e incluso métodos que combinan varios a la vez.
También se han desarrollado formas rápidas de solucionar el cubo, pero la más rápida de ellas, es la desarrollada por Jessica Fridrich. El método que contiene una cantidad de algoritmos, es muy eficiente porque lo desarrolla capa por capa, para poder orientar y permutar la última capa.
También existe la solución desarrollada por Lars Petrus, en la que se resuelve primero una sección de 2x2x2 y luego una de 2x2x3, terminando con la resolución de los bordes que están colocados sin concordancia con un algoritmo de tres movimientos, eliminando así un posible algoritmo de 32 movimientos.
Y si no queremos hacernos un lio con los algoritmos, otra solución que podemos utilizar es la de Ryan Heise, puesto que en ésta, no es necesario los algoritmos, ya que, enseña una serie de principios fundamentales que son usados para resolver el cubo.
"No voy a volver a describir aquella noche. Lo que quiera que yo te contara fue cierto. ¿Te conté que ella y yo hicimos el amor más de una vez? Hicimos el amor más de una vez. ¿Te conté que la primera vez me resultó tan raro que casi tuve que parar porque todo estaba en el lugar equivocado, todas las partes blandas, las partes duras, las partes secretas? Resultó tan raro que casi tuve que parar. ¿Te conté que después disfruté? Disfruté. ¿Te conté que una vez ella gritó tan fuerte que tuve que taparle la boca con mi mano? Le tapé la boca con mi mano. Todos esos detalles son estúpidos. La mayoría de las descripciones sobre sexo son estúpidas. Los seres humanos se parecen más entre sí haciendo el amor que haciendo cualquier otra cosa. ¿Qué esperan que les cuenten que no sepan ya?"
Una misma letra pero dos estilos completamente distintos, ¿con cuál te quedas?
Déjame esta noche... soñar contigo, déjame imaginarme en tus labios los míos, déjame que me crea que te vuelvo loca, déjame que yo sea quien te quite la ropa, déjame que mis manos rocen las tuyas, déjame que te tome por la cintura, déjame que te te espere aunque no vuelvas, déjame que te deje, tenerme pena.
Si algún día diera con la manera de hacerte mía, siempre yo te amaría como si fuera siempre ese día, qué bonito seria jugarse la vida, probar tu veneno, que bonito seria arrojar al suelo la copa vacía.
Déjame presumir, de ti un poquito, que mi piel sea el forro de tu vestido, déjame que te coma solo con los ojos, con lo que me provocas yo me conformo.
Si algún día diera con la manera de hacerte mía, siempre yo te amaría como si fuera siempre ese día, qué bonito seria jugarse la vida, probar tu veneno, que bonito seria arrojar al suelo la copa vacía.
Se dice que, hace incontables lunas, cuando nuestro mundo aún era joven no existían las amapolas. ¿Cómo? podéis pensar.Como respuesta os dejo la historia de Idariel.
En aquel tiempo vivía una joven muchacha a la que llamaban Idariel, de hermoso corazón y apariencia. Cuentan que tenía un largo cabello rojo y unos ojos profundos del color del azabache, amables y dulces como los de una madre. Habla la leyenda de que ella tenía la capacidad de hablar con los árboles; ellos le contaban hechos pasados, la aconsejaban y ayudaban cuando la duda aparecía en su corazón, y ella usaba la sabiduría del bosque para ayudar a su pueblo y sus amigos, sin embargo ella no tenía familia…
Un día, en el que ella hablaba con el castaño más viejo, un joven de ojos verdes como las hojas de los árboles en primavera, que paseaba por el bosque, quedó embobado al contemplar su agraciada naturaleza. El anciano castaño, al ver que el chico se había quedado de pie como un pasmarote cerca de donde ellos estaban, divertido le dijo a su joven amiga que la estaban observando. Ella se dio la vuelta y miró al chico de cabellos de color arena, y lejos de estar molesta le invitó a que se sentara junto a ella. El chico un poco avergonzado al principio de que lo hubieran descubierto aceptó la invitación, y así pasaron las tarde ellos juntos. El chico le contó que provenía del pueblo al otro lado del río, que él era hijo de un cazador y que tenía dos hermanas menores. Ella le habló de su pueblo y sus gentes, y también del bosque y de su especial don.
Al anochecer se despidieron, sin embargo, antes de marcharse el chico, de nombre Atero le preguntó: “¿Vendrás mañana?”
Ella sonrió de forma amable “Siempre vengo al bosque, todos los días”.
Y así se despidieron para volverse a ver al día siguiente, y al siguiente, y el siguiente también. Pasaron muchos días juntos, riendo y hablando en el bosque; y los árboles eran felices, pues ahora su amiga ya no estaba tan sola.
Un día Atero decidió mostrar a Idariel su particular habilidad, y donde antes había un joven en ese momento un lobo de color arena y ojos verdes se encontraba delante suya. Sorprendida y a la vez alegre, pues no se había percatado de que su amigo era un lobo, se sintió contenta de que confiara en ella. Y así pasaron días, semanas y meses, en los que ambos disfrutaban de la compañía del otro.
Sin embargo llegó una mañana en la que el rostro de Atero no mostraba la sonrisa despreocupada de siempre, pues había malas noticias. Una guerra entre clanes había arrastrado a su pueblo a una batalla, y él debía ir. Por supuesto ella le rogó que no fuera, la guerra era una enfermedad que corrompía a los mortales y podría morir, pero él tenía que irse, para proteger su familia y su pueblo, y para evitar que la discordia cruzara el río y llegara hasta el hogar de Idariel.
Aún así ella se negó, y suplicó y suplicó para que se quedara y no se marchara de su lado, pero la decisión ya estaba tomada. No obstante Atero decidió quedarse una noche más junto a Idariel, una noche que ellos nunca olvidarían, en la que sus cuerpos y sus almas se fundieron en uno solo, y desde la cual sus corazones latirían al unísono por siempre.
A las primeras luces Atero se marchó, pero le hizo prometer algo a Idariel; que ella fuese todos los días al lugar en el que se vieron por primera vez, pues el tiempo en el que volviera allí estaría. Así lo prometió ella y así se marchó él.
Desde aquel día pasó una luna completa, en la que Idariel iba cada amanecer a esperar en el viejo castaño, y donde se quedaba hasta el crepúsculo. Sin embargo una funesta noticia recorrió todo el bosque la noche después al cumplirse la primera luna. Fue tal el conocimiento que ningún árbol se atrevía a contárselo a Idariel, pero alguien debía hacerlo, y así el anciano castaño fue el encargado de comunicar la noticia.
Aquella mañana, como siempre Idariel se sentó entre las raíces del viejo árbol a esperar, con las piernas rodeadas por sus brazos y su rostro sobre las rodillas.
“Mi niña, no esperes más, él ya no volverá” dijo la voz profunda del anciano.
Los ojos de la joven se abrieron de forma antinatural, y se dirigieron a su longevo amigo, su cabeza empezó a moverse de izquierda a derecha ligeramente, “No…”. De sus ojos comenzaron a sangrar cristales líquidos, y su cuerpo inició su temblor. Su llanto por nadie podría ser detenido.
La angustia y el dolor oprimían su pecho, y aquellos sentimientos pasaron a los árboles, pues para la tierra conocedora de todo no existían los secretos, y el bosque entero conoció el sufrimiento de su amiga. Idariel lloró, lloró hasta que no le quedaron lágrimas, hasta que su cuerpo no pudo aguantar más el sufrimiento. Tomó aquel pequeño cuchillo que ella solía llevar para cortar con delicadeza los frutos de la tierra, y se lo clavó en el pecho. Sus amigos habrían tratado de impedirlo, pero ¿qué podrían haber hecho ellos? No eran más que árboles.
La sangre manó de la herida, e Idariel cerró los ojos y se recostó sobre la robusta corteza de su anciano amigo, para nunca abrirlos más.
El bosque entero se conmocionó ante ello, y rogaron a Lhan, el dios de la tierra y los humanos que hiciera algo por su hija, que no permitiera que muriera así. Lhan oyó las súplicas de los árboles, pero existían antiguas normas, y él no podía actuar así, el bosque debía ofrecer algo a cambio. Aquella espesura sacrificó una única cosa, se encerrarían en si mismos y nunca jamás un mortal podría volver a escuchar las voces de los árboles, y ese fue el precio que pagaron.
Pese a todo, a Lhan no le estaba permitido devolver a la vida a la joven, pero si pudo hacer algo. De la primera gota carmesí que Idariel derramó surgió una bella flor, de pétalos rojos y corazón negro, como el azabache. Y así de la sangre de Idariel nacieron las flores, y con su cuerpo ocurrió lo mismo, quedando a los pies del castaño un hermoso manto de algodones rojos.
Cuentan que, en la tumba de Atero, al poco de ser enterrado, aparecieron más de estas flores, y pasados los años, en cada tumba siempre surgía alguno de estos brotes.
Al convertir Lhan a Idariel en aquella nueva vida le encomendó una misión, ella cuidaría de los muertos hasta que llegara el momento de llegar al Taront, y a cambio tendría un compañero que nunca se apartaría de ella, de ojos verdes y de cabello del color de la arena.
Y así fue como decidieron llamar a la flor de pétalos rojos y corazón negro Amapola, que significa : “la protectora de las almas”.
Esta es una de las leyendas que existe sobre la amapola, sin embargo la amapola ya era conocida por los egipcios, asirios y griegos, que le atribuyeron propiedades medicinales, narcóticas y anestésicas (la morfina y la codeína se extraen de ella). De ahí que en la mitología clásica se la relacione con Hipnos y Thanatos ( el Sueño y la Muerte), que se representan con coronas de amapolas y llevándolas en la mano respectivamente.También Morfeo, hijo de Hipnos y al que se representa con alas de mariposa para expresar su ligereza, tiene por atributo la amapola, con la cual toca a los que quiere adormecer. Por otra parte, se reconocía también el poder energético o estimulante de la amapola, dado que a los atletas griegos se les daba un brebaje de semillas de amapola, miel y vino antes de competir . Además se aplicaba para rebajar la temperatura, acallar el llanto de los niños o calmar el dolor.
Los romanos introdujeron la amapola (papaver, en latín) en Britania, donde se asoció al descanso y al olvido. Allí se utilizó también como planta mágica para la adivinación. Para el cristianismo medieval, esta flor, cuya imagen está grabada en los bancos de algunas iglesias, simboliza el Juicio Final.
Durante la Edad Media y el Renacimiento, en España, la amapola era muy apreciada, y se hacía acopio de ella en los trigales donde crecía para ser utilizada como condimento. Se decía que si al coger una flor se desprendía un pétalo y éste caía sobre la mano de la persona que la había cortado, ésta moriría fulminada por un rayo.
La amapola es una planta anual herbácea erguida con hojas en disposición alterna y divididas más o menos profundamente. Las flores se disponen solitarias en el extremo del tallo. Los pétalos son cuatro, de color rojo escarlata y a menudo con una mancha oscura en la base.
Esta planta es pariente de la adormidera (Papaver somniferum), de donde se extrae el opio, esta especie no posee morfina y se ha usado desde antiguo para calmar los accesos de tos y provocar el sueño, ya que posee propiedades sedantes. El nombre genérico papaver es el mismo con el que los romanos conocían a la adormidera y se cree que deriva del celta "papa", papilla, ya que las semillas se molían para añadir a la comida de los niños con el fin de que se adormecieran , mientras que el epíteto rhoeas proviene del vocablo griego "rhoia", granado, por el parecido con las flores del mismo.
Los pétalos de la flor de la amapola son de un intenso color rojo; estos pétalos se recogen en las horas más tempranas de la mañana, y se extienden en un lugar aireado para que se sequen lo antes posible antes de que se ennegrezcan y pierdan valores.
Las partes que se utilizan con fines terapéuticos son los pétalos y las cápsulas (frutos secos).
Semillas de amapola, los frutos
El fruto de la amapola es una cápsula llena de semillas que se utilizan para reproducirlas. Si queremos cultivar amapolas en nuestro jardín, las ubicaremos en rincones o cerca de las paredes, y deberemos hacerlo con cierta separación -es una planta relativamente intrusiva- porque pueden llegar a propagarse por todo el jardín. Le aportaremos riegos moderados una o dos veces por semana, según la estación del año en la que nos encontremos, y en verano regaremos más a menudo.
Y si deseamos plantarlas en nuestra casa, es mejor situarlas a pleno sol; sin embargo, también crecen en sol y sombra, y lo mismo que en el jardín hay que regalas a menudo. También existen grandes campos de cultivo de amapolas.
Propiedades medicinales de la amapola
A la amapola se le reconocen propiedades sudoríficas, antiespasmódicas, suavemente narcóticas, emolientes, anticatarrales, y también combate la tos y los problemas de pulmón.
Es excelente para las bronquitis, la pleuresía, y en casos de tos espasmódica y asma; sirve también para la neumonía, para las fiebres eruptivas, para la inflamación de los párpados y para las anginas.
Asimismo favorece la dentición infantil si frotamos las encías con infusión de amapola. Y combate el insomnio en niños, ancianos y personas a quienes los narcóticos les producen efectos anafilácticos.
La flor de amapola combinada con otras flores, se utiliza para la fabricación de singulares y seductores perfumes.
Como uso externo con la amapola se pueden hacer cataplasmas para aplicar en las inflamaciones oculares.
Tomando un baño con un puñado de pétalos de amapola por litro de agua, es excelente en las afecciones hepáticas, en la bronquitis e incluso para el acné.
La amapola y la Gran Guerra
La costumbre de relacionar las amapolas con la guerra viene de la época napoleónica, cuando un escritor se percató de que el territorio anegado tras un conflicto se cubría de estas flores en primavera. Durante la Gran Guerra, el teniente coronel John McRae, médico canadiense, escribió el poema En los campos de Flandes, en el que establecía esa misma relación.
En los campos de Flandes las amapolas se mecen
Entre las cruces, fila en fila,
Que marcan nuestro lugar; y en el cielo
Las alondras, lanzando aun su valiente grito, vuelan
Sin que nadie las sienta aquí entre los cañones
Somos los muertos. Pocos días antes
Vivimos, sentimos el amanecer, vimos crepúsculos rojizos,
Amamos, y fuimos amados, y ahora yacemos
En los campos de Flandes.
Resume nuestra lucha con el enemigo
De nuestras inhertes manos te lanzamos
La antorcha; es tu tarea mantenerla bien alta.
Si nos traicionas a nosotros que perdimos la vida
Nunca descansaremos, aunque las amapolas crezcan
En los campos de Flandes.
Tte. Cnel. John McCrae, ejército canadiense
Primavera de 1915
La composición se hizo célebre y la amapola se convirtió en el emblema de los fallecidos en combate. Así, el día del aniversario del armisticio, el 11 de noviembre, los británicos se colocan una amapola -poppy- de papel, en recuerdo de los fallecidos en la Primera Guerra Mundial. Con ella también conmemoran a otros soldados que perdieron la vida en conflictos posteriores, como la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de las Malvinas o la Guerra del Golfo. Las poppys son confeccionadas por los veteranos de la guerra y vendidas por representantes de la Real Legión Británica, una organización formada por supervivientes de todas las guerras.
Por su parte, en Somme (Francia) cada primero de julio se arrojan amapolas a un inmenso foso conocido como la Grande Mine. El agujero -de 30 m de profundidad y 100 m de diámetro- lo dejó una mina colocada bajo las líneas alemanas, que estalló a las 7,28 h del 1 de julio de 1916, antes de la ofensiva de infantería que dio inició a la batalla del Somme. En este punto, ese mismo día y a dicha hora se realiza anualmente tan emotiva ceremonia.
"Novia del campo, amapola", Juan Ramón Jiménez
Novia del campo, amapola
que estás abierta en el trigo;
amapolita, amapola
¿te quieres casar conmigo?
Te daré toda mi alma,
tendrás agua y tendrás pan.
Te daré toda mi alma,
toda mi alma de galán.
Tendrás una casa pobre,
yo te querré como un niño,
tendrás una casa pobre
llena de sol y cariño.
Yo te labraré tu campo,
tú irás por agua a la fuente,
yo te regaré tu campo
con el sudor de mi frente.
Amapola del camino,
roja como un corazón,
yo te haré cantar, y al son
de la rueda del molino.
Yo te haré cantar, y al son
de la rueda dolorida,
te abriré mi corazón,
amapola de mi vida.
Novia del campo, amapola,
que estás abierta en el trigo:
amapolita, amapola,
¿te quieres casar conmigo?
Amapola, música
Se cree que José María Lacalle es autor de la célebre canción Amapola (1924), dada a conocer en Estados Unidos por la popular versión inglesa de Deanna Durbin en la película First Love. Del tema se harían numerosas versiones en las voces de Tito Schipa, Hugo Avendaño, Plácido Domingo, Trío Los Panchos, Nana Mouskouri,, Andrea Bocelli,, Jimmy Dorsey, etc. sin embargo existe una versión de José Padilla en pasodoble, que es un arreglo de la que compuso Manuel M. Ponce, compositor mexicano de finales del XIX y principios del XX.
Numerosos artistas la cantaron en inglés, francés, holandés, etc. "Amapola" fue originalmente compuesta sin letra, siendo la primera de ellas la que en 1940 compusiera Albert Gamse.
En la película Érase una vez en América (Once upon a time in America) aparece también esta melodía.
La amapola ha sido protagonista en otras composiciones
Abre las hojas del viento mi vida ponle una montura al rió cabalga y si te da frío te arropas con la piel de las estrellas de almohada la luna llena mi vida y de sueño el amor mió
y una amapola me lo dijo ayer que te voy a ver que te voy a ver y un arcoiris me pinto la piel para amanecer contigo
Cierra la noche y el día mi vida para que todo sea nuestro y una gran fuga de besos se pose sobre tu boca y que el trinar de las rosas mi vida te digan cuanto te quiero
y una amapola me lo dijo ayer que te voy a ver que te voy a ver y un arcoiris me pinto la piel para amanecer contigo
y una amapola me lo dijo ayer que te voy a ver que te voy a ver y un arcoiris me pinto la piel para amanecer contigo….