El cielo azul sobre nosotros puede colapsar
Y la tierra bien puede abrirse
Poco me importa si me amas
Paso del mundo entero
Siempre que el amor inunde mis mañanas
Siempre que mi cuerpo tiemble bajo tus caricias
Poco me importan los problemas
Amor mio porque me amas
Yo iría hasta el fin del mundo
Yo me teñiria de rubio
Si tu me lo pidieras
Yo bajaría la luna
Me gustaría robar la fortuna
Si tu me lo pidieras
Renegaría de patria
Regaría de mis amigos
Si tu me lo pidieras
Puede que se rían de mí
Yo haría cualquier cosa
Si tu me lo pidieras
Si un día la vida te separa de mí
Si te mueres que sea lejos de mí
Poco me importa si me amas
Así pues, yo moriría también
Tendremos toda la eternidad para nosotros
En el azul de la inmensidad
En el cielo no hay más problemas
Mi amor creeme que así nos amamos
Dios junta a los que se aman
Y la tierra bien puede abrirse
Poco me importa si me amas
Paso del mundo entero
Siempre que el amor inunde mis mañanas
Siempre que mi cuerpo tiemble bajo tus caricias
Poco me importan los problemas
Amor mio porque me amas
Yo iría hasta el fin del mundo
Yo me teñiria de rubio
Si tu me lo pidieras
Yo bajaría la luna
Me gustaría robar la fortuna
Si tu me lo pidieras
Renegaría de patria
Regaría de mis amigos
Si tu me lo pidieras
Puede que se rían de mí
Yo haría cualquier cosa
Si tu me lo pidieras
Si un día la vida te separa de mí
Si te mueres que sea lejos de mí
Poco me importa si me amas
Así pues, yo moriría también
Tendremos toda la eternidad para nosotros
En el azul de la inmensidad
En el cielo no hay más problemas
Mi amor creeme que así nos amamos
Dios junta a los que se aman




una
pipa y bajo ella escribió: «Esto no es una pipa». Años más tarde volvió
a pintar otra con la inscripción: «Esto sigue sin ser una pipa». René
Magritte creó un universo fantástico donde conviven hombres con bombín,
manzanas con antifaz, aves que se transforman en
hojas... Logró que fuera noche y día al mismo tiempo y dio forma de
pájaros y mujeres al cielo, ese magnético cielo Magritte de un azul
intenso, cubierto de nubes, que se ha convertido en su seña de
identidad, pero que ayer no lucía en Bruselas.
extrañas.
A René Magritte, el hombre del bombín, le gustaban las adivinanzas que
no se podían resolver, los misterios inexplicables. «No hay respuestas
en mis pinturas -decía-, sólo preguntas». Tanto él como su obra son un
enigma. Para tratar de resolverlo, aunque se fracase en el intento, lo
mejor será visitar el nuevo Museo Magritte, que el 2 de junio abrio sus
puertas en un rehabilitado
edificio del siglo XVIII, el palacio Altenloh, en pleno corazón de
Bruselas. Se ha concebido a semejanza de los museos dedicados a Van Gogh
y Klee en Amsterdam y Berna, respectivamente.
omenzó
sus lecciones de dibujo en 1910. El 12 de Marzo de 1912 su madre se
suicidó ahogándose en el río Sambre. Éste no fue su primer intento, ella
lo había intentado por años, obligando a su esposo Léopold a encerrala
en su dormitorio. Un día ella escapó y estuvo perdida por días. Más
tarde fue descubierta, muerta, río abajo. De acuerdo a la leyenda,
Magritte, que entonces tenía 13 años, estaba presente cuando el cuerpo
fue recuperado del agua, pero recientes investigaciones han
desacreditado esa historia. La imagen de su madre flotando, su vestido
obscureciendo su cara, puede haber influenciado una serie de pinturas de
1927 a 1928, incluyendo Les Amants, pero a Magritte
le disgustaba esta explicación.
Ve
reproducción de La canción de amor de De Chirico, que le impresiona
profundamente, y a partir de 1926 se independiza de las influencias
anteriores y basa su estilo en el de De Chirico. 
melodramas
cinematográficos. En este mismo año se une a otros músicos, escritores y
artistas belgas, en un grupo informal comparable al de los surrealistas
de París.
,
Miró y Dalí). Aporta al Surrealismo parisino un resurgimiento del
ilusionismo. A diferencia de Dalí, Magritte no usa la pintura para
expresar sus obsesiones privadas o sus fantasías, sino que se expresa
con agudeza, ironía y un espíritu de debate.
éstas denotan. En La perfidia de las imágenes (1928-1929) retrata
meticulosamente una pipa, y debajo, con igual precisión, pone la leyenda
Ceci n'est pas une
pipe,
cuestionando la realidad pictórica. El espejo falso (1928) explora la
misma idea: el ojo, como un falso espejo, reflejando las nubes blancas y
el cielo azul pintados de forma realista; en este cuadro introduce el
tema del paisaje ilusionista, interpretado en clave pictórica, alejado
de toda intención naturalista. Magritte explora en toda su obra el
problema del espacio real frente a la ilusión espacial, que es el
trasunto de la pintura misma. 
muestra
un caballete con un cuadro frente a una ventana, a través de la cual se
ve un paisaje; la escena pintada corresponde exactamente al fragmento
de paisaje sobre el que se sitúa el cuadro, llevando el problema de la
pintura, como confrontación naturaleza-ilusión, a la cuarta dimensión.
Dietrich de Bruselas.
en Bélgica.
