martes, 1 de octubre de 2013

No es el amor quien muere, Luis Cernuda




No es el amor quien muere, 
somos nosotros mismos. 

Inocencia primera 
Abolida en deseo, 
Olvido de sí mismo en otro olvido, 
Ramas entrelazadas, 
¿Por qué vivir si desaparecéis un día? 

Sólo vive quien mira 
Siempre ante sí los ojos de su aurora, 
Sólo vive quien besa 
Aquel cuerpo de ángel que el amor levantara. 

Fantasmas de la pena, 
A lo lejos, los otros, 
Los que ese amor perdieron, 
Como un recuerdo en sueños, 
Recorriendo las tumbas 
Otro vacío estrechan. 

Por allá van y gimen, 
Muertos en pie, vidas tras de la piedra, 
Golpeando la impotencia, 
Arañando la sombra 
Con inútil ternura. 

No, no es el amor quien muere.



Si te vas, Sergio Dalma

Tú me miras
Yo me quedo quieto
Esperando a que empieces a hablar
Se muy bien lo que ahora viene y duele
Yo miro para otro lado
Intentado disimular

Dices que ya no tiene sentido
Que hace tiempo que esto terminó
Que no existe ya ningún motivo
Para andar fingiendo algo
Que hace tiempo terminó

Si te vas
Me quedo callado
Te miro a la cara
Y ya no puedo respirar

Si te vas
No vuelvas a mirar atrás
Si te vas
Yo no voy a esperar
Si te vas
No vuelvas a buscarme
Como ya lo hiciste antes
Yo ya no estaré
Si te vas

Tú sigues hablando
Y haces daño
Yo ya no te quiero escuchar más
Siempre dando vueltas a lo mismo
Si se acaba
Que termine ya de golpe
Y se acabó

Tú me miras
Yo me quedo quito
Quién lo hubiera dicho, míranos
Donde se acabó lo que sentías
Dime donde te guardaste todo aquello
Dímelo

Si te vas
Me quedo callado
Te miro a la cara
Y ya no puedo respirar

Si te vas
No vuelvas a mirar atrás
Si te vas
Yo no voy a esperar
Si te vas
No vuelvas a buscarme
Como ya lo hiciste antes
Yo ya no estaré
Si te vas ...



Curiosidad: La relación entre la menstruación y las matemáticas




Las matemáticas fluyen por dentro de las mujeres, de la Luna hacia el mundo; tempranos calendarios lunares sugieren que el pensamiento cuantitativo surgió ligado a la menstruación, así lo reseña la web pijamasurf.com

Pese a que algunas tradiciones místicas explican el origen de las matemáticas como una especie de transmisión divina o revelación iniciática del orden del universo, si nos ceñimos al ámbito de la paleontología todo indica que el desarrollo de las matemáticas está ligado a la menstruación y a la observación de la Luna.

Borba y D’Ambrosio, en su trabajo sobre las etnomatemáticas, definen a las matemáticas como una serie de técnicas cuantitativas desarrolladas para responder problemas y tareas relacionadas a la supervivencia humana —el surgimiento del pensamiento cuantitativo.

La evidencia empieza con el hueso de Ishango (la imagen anterior) encontrado en Zaire, el cual ha sido fechado en un período entre el 25,000 a. C. y el 20,000 a. C. Este hueso es un calendario lunar de seis meses.

De manera similar el bastón de cuernos de venado de Isturitz, Francia, de entre el 25,000 a. C y el 20,000 a. C., se le identifica también con un calendario lunar de cuatro meses. Lo mismo sucede con la placa ósea de Blanchard, la cual es aún más vieja y parece representar un calendario lunar de dos meses.

Estos calendarios lunares constituyen el uso más antiguo de números conocido en el hombre. John Kellermeier cree que es evidente que existe una relación entre el pensamiento cuantitativo y el reconocimiento de los ciclos de la Luna, los cuales están ejemplificados de manera más directa en la menstruación, aunque también tiene aplicación en la agricultura. Por esta razón es muy posible que sean las mujeres quienes hayan desarrollado las matemáticas primitivas.

El contexto en el que surgió el pensamiento cuantitativo es el periodo paleolítico, caracterizado por la adoración de la Diosa Madre —a la par que se han encontrado estos calendarios lunares se han encontrado vasijas de divinidades femeninas. La adoración de la Diosa está representada por imágenes de vulvas, senos, caderas y pintura roja que simboliza la sangre menstrual que enaltecen la cualidad dadora de vida de la mujer (ejemplos de esto son las Venus de Willendorf y Laussel).

Hay cierta lógica originaria en que las matemáticas hayan surgido para llevar registro del tiempo y, en este sentido, existe una unidad etimológica entre el mes y la menstruación: el río rojo de matemáticas adentro de la mujer y, arriba, fluyendo también por la Luna.

“Los calendarios lunares no serían solamente métodos de contar el tiempo sino de una resonancia reflexiva entre las fases de la Luna y los ciclos menstruales sagrados de las mujeres. La evidencia apunta a que los ciclos menstruales de las mujeres dieron lugar a las primeras matemáticas. También sugiere que las mujeres fueron las primeras matemáticas”, escribe Kellermaier.



Encuentros, César Dávila Andrade



Nuestros encuentros no tienen mundo.
Se hacen
de pensamiento a pensamiento
en el éter
o en la vivacidad de los sepulcros,
a mil insectos por centímetro.

Nuestros encuentros se sirven
de microorganismos
y partículas de cobre.

Podemos esperar mil años, y aún más.
Nuestros encuentros se realizan en el Iodo
o entre el rumor de herraduras y lienzos
que precede
a las grandes migraciones:

Nuestros encuentros se hacen
en el ser instantáneo
que pasta y muere,
-como pastor y bestia-
entre surcos y siglos paralelos.

Nuestros encuentros no tienen
número ni punto.