viernes, 30 de enero de 2015

Palabras como pájaros, Rafael Lozano




Las palabras son como pájaros: en cuanto abres las ventanas salen volando. El problema surge después, cuando las necesitas, pues sin ellas, uno es incapaz de articular nada que sea entendible para los demás, y, a veces, corremos el riesgo de ahogarnos. Cuando las palabras faltan, sentimos un gran vacío en nuestro entorno, y, aunque para estar en silencio, para los grandes solitarios, en ocasiones resultan harto incómodas por su negativa a quedarse quietas, las palabras, las malditas y adorables palabras, son insustituibles por nada.

A cierta edad es tanta la acumulación de ausencias que una más, se hace insoportable. Cuando ves que te faltan, que te esquivan, que juguetonas, trastabillan por el corredor o bajan las escaleras a la pata coja, uno no puede evitar sentirse aprensivo ante su distanciamiento. Luego, por las noches, cuando crees firmemente que las sorprenderás dormida junto a la biblioteca, descubres con error que no han venido a dormir y, muerto de celos, la imaginas coquetas en los labios de otro o al borde de la estilográfica de un joven gramático.

Entonces, te derrumbas, estrujas tu espalda contra el viejo respaldo de la butaca, buscando en un vaso de güisqui el consuelo que necesita el alma. Te cuesta aceptar que todo haya acabado, que a partir de hoy el silencio sustituya el retumbar de sus carambolas acrobáticas, y vuelves a rebuscar en los armarios, en las estanterías, pero lo que ves te aterra mucho más que la marcha del día: los libros, los folios antes emborronados, los tarros de cristal, las cajitas de galletas, todo, todo está vacío, ni un garabato siquiera como despedida.

Y el pobre derrotado, el hombre maduro al que todos y todo abandonan, abre la puerta de la casa, respira el frío helado de enero que pasa por delante de su casa y, en un gesto desesperado, mira al cielo raso lleno de estrellas, anhelando que llegue pronto su serpiente y lo lleve a los confines de los planetas, allí -le han dicho- el mundo está lleno de palabras fieles y armoniosas, llenas de luz y coloridos, dispuestas a todas horas -no importa la estación ni el estado de ánimo- a prestarse para lo que uno disponga.

La palabra es un sortilegio, un continuado deseo, un tesoro esquivo, un ardiente amor, un insufrido anhelo, que una vez que ha conseguido penetrar en tu cuerpo, te domina, te amolda, te perfila, haciéndote su más servil esclavo.

Ya no puedes vivir sin palabras, el mundo, sin ellas, resulta confundido y silencioso; sin ellas, ni vivimos ni existimos: ¡estamos tan hechos a ellas!

Mirando al mar, Amaia Montero

Dime corazón
Dime que es peor
Ver como te vas
O quedarme hasta el final

Tú sin avisar
Tú casualidad
Tú que me ganaste poco a poco sin hablar
Tú que me entregaste el cielo

Tú que eras mi complice
Mi amigo mi adicción
Eras mi luna mi mañana mi canción
Eras la parte negociable de mi amor

Mirando al mar
Recuerdo el día que te conocí
Quería tu sonrisa para mi
Quedaba todavía tanto por vivir
(...)



jueves, 29 de enero de 2015

La regla del 10 por ciento para superar las excusas





Si quieres cumplir tus propósitos este año, tienes que convertirlos en pedazos más manejables. Divide por diez y vencerás.

El año nuevo es tiempo de nuevos propósitos. Después del atracón de comida navideño, muchos de esos propósitos se presentan como expectativas inalcanzables sobre nuestro cuerpo: perder 10 kilos, correr el doble de kilómetros, ir al gimnasio cuatro veces por semana.

Los propósitos demasiado ambiciosos tienen el efecto contrario sobre tu cerebro. Se convierten en una meta inalcanzable que genera frustración. El mecanismo es muy conocido:
Cada vez que vas al gimnasio, cada vez que te sientas a comer, cada vez que te miras al espejo, ves lo lejos que estás de tu objetivo y sufres.
A tu cerebro no le gusta la frustración ni el sufrimiento, y encuentra mucho menos estresante evitar esas situaciones que provocan malestar.
Como racionalmente no podemos aceptar que estamos renunciando conscientemente a nuestros propósitos,nuestro cerebro se inventa excusas para no hacer nada al respecto: es un mal día, llueve, no tengo tiempo. Ya sabes.

Convence a tu perezoso cerebro con una meta alcanzable. Divide por 10.
Piensa a largo plazo e imagina cómo te gustaría terminar el año
Ponte como meta alcanzar el 10% de esa meta en el primer mes

Por ejemplo, si quieres bajar cinco tallas o levantar 20 kilos más, piensa que al final del primer mes deberías haber perdido media talla, o ser capaz de levantar 2 kilos más. Eso es mucho más sencillo que el objetivo anterior, y te aseguras que tendrás éxito.

Cada vez que constatas que has cumplido una meta, el efecto contrario se pone en marcha. En tu cerebro se disparan los mecanismos de recompensa. Cuando asocias hacer deporte o comer bien a una recompensa, en lugar de al sufrimiento, te vuelves adicto a esa sensación.

El mes siguiente, incrementa otro diez por ciento. Al final del año, la diferencia será increíble.


Fuente: 


http://transformer.blogs.quo.es  (publicado por Darío Pescador)






¡Todo era amor... amor!,Oliverio Girondo




¡Todo era amor... amor!

No había nada más que amor.
En todas partes se encontraba amor.
No se podía hablar más que de amor.
Amor pasado por agua, a la vainilla,
amor al portador, amor a plazos.
Amor analizable, analizado.
Amor ultramarino.
Amor ecuestre.
Amor de cartón piedra, amor con leche...
lleno de prevenciones, de preventivos;
lleno de cortocircuitos, de cortapisas.
Amor con una gran M, con una M mayúscula,
chorreado de merengue,
cubierto de flores blancas...
Amor espermatozoico, esperantista.
Amor desinfectado, amor untuoso...
Amor con sus accesorios, con sus repuestos;
con sus faltas de puntualidad, de ortografía;
con sus interrupciones cardíacas y telefónicas.
Amor que incendia el corazón de los orangutanes,
de los bomberos.
Amor que exalta el canto de las ranas bajo las ramas,
que arranca los botones de los botines,
que se alimenta de encelo y de ensalada.
Amor impostergable y amor impuesto.
Amor incandescente y amor incauto.
Amor indeformable. Amor desnudo.
Amor amor que es, simplemente, amor.
Amor y amor... ¡y nada más que amor!




martes, 27 de enero de 2015

No estés lejos de mi un sólo día, Pablo Neruda






No estés lejos de mí un sólo día, porque cómo,

porque, no sé decírtelo, es largo el día,
y te estaré esperando como en las estaciones
cuando en alguna parte se durmieron los trenes.
No te vayas por una hora porque entonces
en esa hora se juntan las gotas del desvelo
y tal vez todo el humo que anda buscando casa
venga a matar aún mi corazón perdido.

Ay que no se quebrante tu silueta en la arena,
ay que no vuelen tus párpados en la ausencia:
no te vayas por un minuto, bienamada,

porque en ese minuto te habrás ido tan lejos
que yo cruzaré toda la tierra preguntando
si volverás o si me dejarás muriendo.



Apiádate de mi, David bisbal

Me diste el corazón
pero no estaba yo
mientras soñabas cada noche
con mi piel
y me extrañabas tú
y me alejaba yo.

El tiempo así se fue
y tú esperándome
y se hizo tarde
porque nunca yo llegué,
y hoy te vengo a buscar
pero te has ido ya.

Y ahora que ya no estás
no sé aceptar lo que perdí
arranca este dolor
porque sin ti no se vivir
apiádate de mi
reclama ya el amor que no te di,
por favor vuelve a mi
porque me muero yo
sin tu amor.

Hoy no sé a dónde vas
y ahora te espero yo
solo me queda el gran silencio
de tu voz,
y ahora descubro que
yo siempre te adoré.

Y ahora que ya no estás
no se aceptar lo que perdí
arranca este dolor
porque sin ti no se vivir,
apiádate de mi
reclama ya el amor que no te di,
por favor vuelve a mi
porque me muero yo...

Dime tú donde te escondes
te suplico me perdones
yo te amaré
como no lo hice ayer.

Apiádate de mi
reclama ya el amor que no te di,
por favor vuelve a mi
porque me muero yo
sin tu amor...
sin tu amor...



lunes, 26 de enero de 2015

Amar a un ser humano (autor desconocido)

Hoy, navegando por Internet encontré este texto. No pude averiguar quien lo escribió, pero me gustó y decidí compartirlo con todos vosotros.
Espero que os guste, que os haga pensar en todo lo que dice...




Amar a un ser humano es aceptar la oportunidad de conocerlo verdaderamente y disfrutar de la aventura de explorar y descubrir lo que guarda más allá de sus máscaras y sus defensas; contemplar con ternura sus más profundos sentimientos, sus temores, sus carencias, sus esperanzas y alegrías, su dolor y sus anhelos; es comprender que detrás de su careta y su coraza, se encuentra un corazón sensible y solitario, hambriento de una mano amiga, sediento de una sonrisa sincera en la que pueda sentirse en casa; es reconocer, con respetuosa compasión, que la desarmonía y el caos en los que a veces vive son el producto de su ignorancia y su inconsciencia, y darte cuenta de que si genera desdichas es porque aún no ha aprendido a sembrar alegrías, y en ocasiones se siente tan vacío y carente de sentido, que no puede confiar ni en si mismo; es descubrir y honrar, por encima de cualquier apariencia, su verdadera identidad, y apreciar honestamente su infinita grandeza como una expresión única e irrepetible de la Vida. Amar a un ser humano es brindarle la oportunidad de ser escuchado con profunda atención, interés y respeto; aceptar su experiencia sin pretender modificarla sino comprenderla; ofrecerle un espacio en el que pueda descubrirse sin miedo a ser calificado, en el que sienta la confianza de abrirse sin ser forzado a revelar aquello que considera privado; es reconocer y mostrar que tiene el derecho inalienable de elegir su propio camino, aunque éste no coincida con el tuyo; es permitirle descubrir su verdad interior por si mismo, a su manera: apreciarlo sin condiciones, sin juzgarlo ni reprobarlo, sin pedirle que se amolde a tus ideales, sin exigirle que actúe de acuerdo con tus expectativas; es valorarlo por ser quien es, no por como tu desearías que fuera; es confiar en su capacidad de aprender de sus errores y de levantarse de sus caídas más fuerte y más maduro, y comunicarle tu fe y confianza en su poder como ser humano.

Amar a un ser humano es atreverte a mostrarte indefenso, sin poses ni caretas, revelando tu verdad desnuda, honesta y transparente; es descubrir frente al otro tus propios sentimientos, tus áreas vulnerables; permitirle que conozca al ser que verdaderamente eres, sin adoptar actitudes prefabricadas para causar una impresión favorable; es exponer tus deseos y necesidades, sin esperar que se haga responsable de saciarlas; es expresar tus ideas sin pretender convencerlo de que son correctas; es disfrutar del privilegio de ser tu mismo frente al otro, sin pedirle reconocimiento alguno, y en esta forma, irte encontrando a ti mismo en facetas siempre nuevas y distintas; es ser veraz, y sin miedo ni vergüenza, decirle con la mirada cristalina, “este soy, en este momento de mi vida, y esto que soy con gusto y libremente, contigo lo comparto…si tú quieres recibirlo”.

Amar a un ser humano es disfrutar de la fortuna de poder comprometerte voluntariamente y responder en forma activa a su necesidad de desarrollo personal; es creer en él cuando de si mismo duda, contagiarle tu vitalidad y tu entusiasmo cuando está por darse por vencido, apoyarlo cuando flaquea, animarlo cuando titubea, tomarlo de las manos con firmeza cuando se siente débil, confiar en él cuando algo lo agobia y acariciarlo con dulzura cuando algo lo entristece, sin dejarte arrastrar por su desdicha; es compartir en el presente por el simple gusto de estar juntos, sin ataduras ni obligaciones impuestas, por la espontánea decisión de responderle libremente.
Amar a un ser humano es ser suficientemente humilde como para recibir su ternura y su cariño sin representar el papel del que nada necesita; es aceptar con gusto lo que te brinda sin exigir que te dé lo que no puede o no desea; es agradecerle a la Vida el prodigio de su existencia y sentir en su presencia una auténtica bendición en tu sendero; es disfrutar de la experiencia sabiendo que cada día es una aventura incierta y el mañana, una incógnita perenne; es vivir cada instante como si fuese el último que puedes compartir con el otro, de tal manera que cada reencuentro sea tan intenso y tan profundo como si fuese la primera vez que lo tomas de la mano, haciendo que lo cotidiano sea siempre una creación distinta y milagrosa.

Amar a un ser humano es atreverte a expresar el cariño espontáneamente a través de tu mirada, de tus gestos y sonrisas; de la caricia firme y delicada, de tu abrazo vigoroso, de tus besos, con palabras francas y sencillas; es hacerle saber y sentir cuanto lo valoras por ser quien es, cuánto aprecias sus riquezas interiores, aún aquellas que él mismo desconoce; es ver su potencial latente y colaborar para que florezca la semilla que se encuentra dormida en su interior; es hacerle sentir que su desarrollo personal te importa honestamente, que cuenta contigo; es permitirle descubrir sus capacidades creativas y alentar su posibilidad de dar todo el fruto que podría; es develar ante sus ojos el tesoro que lleva dentro y cooperar de mutuo acuerdo para hacer de esta vida una experiencia más rica y más llena de sentido.

Amar a un ser humano es también atreverte a establecer tus propios limites y mantenerlos firmemente; es respetarte a ti mismo y no permitir que el otro transgreda aquello que consideras tus derechos personales; es tener tanta confianza en ti mismo y en el otro, que sin temor a que la relación se perjudique, te sientas en libertad de expresar tu enojo sin ofender al ser querido, y puedas manifestar lo que te molesta e incomoda sin intentar herirlo o lastimarlo. Es reconocer y respetar sus limitaciones y verlo con aprecio sin idealizarlo; es compartir y disfrutar de los acuerdos y aceptar los desacuerdos, y si llegase un día en el que evidentemente los caminos divergieran sin remedio, amar es ser capaz de despedirte en paz y en armonía, de tal manera que ambos se recuerden con gratitud por los tesoros compartidos.

Amar a un ser humano es ir más allá de su individualidad como persona; es percibirlo y valorarlo como una muestra de la humanidad entera, como una expresión del Hombre, como una manifestación palpable de esa esencia trascendente e intangible llamada “ser humano”, de la cual tu formas parte; es reconocer, a través de él, el milagro indescriptible de la naturaleza humana, que es tu propia naturaleza, con toda su grandeza y sus limitaciones; apreciar tanto las facetas luminosas y radiantes de la humanidad, como sus lados obscuros y sombríos; amar a un ser humano, en realidad, es amar al ser humano en su totalidad; es amar la auténtica naturaleza humana, tal como es, y por tanto, amar a un ser humano es amarte a ti mismo y sentirte orgulloso de ser una nota en la sinfonía de este mundo. Tú puedes aprender a ser más magnético, atractivo y tener mayor vitalidad. Una postura física, emocional y mental apropiada cambiará tu destino. Es como si tu “suerte” se modifica. No dependerás de talismanes ni amuletos: ¡tú mismo serás tu propio talismán de la buena suerte”.



domingo, 18 de enero de 2015

Cuando pienso en ti, Los Temerarios

Cuando pienso en ti
Mi tristeza crece
Tu recuerdo hiere en mi corazón
Y quisiera verte
Cuando pienso en ti
Cuando pienso en ti

Cuando te veré otra vez
Mi vida cuando
Paso las noches imposibles sin tu calor

Cuando te veré otra vez
Mi vida cuando
Son las noches imposibles soñándote

Ven, ven
Mi amor
Ven a alegrar mi vida
Ven, ven, mi amor

Son las noches imposibles
Solo ya no puedo más
Es tu ausencia la razón
Ven porque te necesito
Mía, mi amor

Cuando te veré otra vez
Mi vida cuando
Son las noches imposibles soñándote

Ven, ven
Mi amor
Ven a alegrar mi vida
Ven, ven, mi amor

Son las noches imposibles
Solo ya no puedo más
Es tu ausencia la razón
Ven porque te necesito
Mía, mi amor

Ven a alegrar mi vida
Ven porque te necesito
Mía, mi amor

Así hacen dinero los 'data brokers' con tus datos en Internet

Tus datos personales son el petróleo del siglo XXI. Así es cómo los extraen.





A los nuevos maestros del retrato se les da muy bien la estadística, son observadores tenaces y les gusta pasar desapercibidos. Invisibles a sus musas, sin cruzar una palabra con ellas, delinean sus estilos de vida, sus opiniones, sus planes, sus vidas”. Esta podría ser una de sus fotografías: una mujer de 34 años en un tren de alta velocidad, trabaja en el sector financiero, gana entre 30.000 y 50.000 euros al año, tiene una casa en el centro de Barcelona, mucho más grande que el apartamento donde creció, no tiene interés por los coches, pero sí por las bicicletas de montaña, ha viajado a Singapur tres veces el último año, probablemente por negocios, y planea una escapada a Londres con sus amigas de Facebook. La imagen insinúa que está embarazada, aunque su cuerpo aún no lo manifiesta, y que ha comenzado a vigilar el colesterol. El autor es una base de datos. 

Sus mecenas son los data brokers, empresas que recopilan, procesan y venden información personal anonimizada. Y que ya pujan por tu retrato.

La historia puede comenzar en una sala de espera de ginecología. ¡Blip! La llamada al siguiente turno sobrevuela los consejos, las advertencias y los desahogos premamá. Tarda en volver a sonar ¡Blip! Una madre aburrida repara en un taco de cartones. GRATIS. La magia de la palabra la atrae a lo que resulta ser suscripciones gratuitas a “la revista de familia más leída en España”. Solo debe rellenar valiosos datos personales que se sumarán a más de tres millones de registros que guarda la empresa de medios Sfera Editores.

Una empresa alquila cada dirección postal o de correo electrónico por 30 céntimos, en un pedido mínimo de 5.000 registros

Además de la dirección, los teléfonos, la fecha de nacimiento y el correo electrónico, la suscripción pregunta el día previsto del parto y el cumpleaños de hijos anteriores, en qué supermercado compra la familia, si utiliza vales de descuento y si tiene mascota. Con esta información, impulsa acciones comerciales de terceros, sin que accedan a su base de datos. En un pedido de 5.000 registros, cada dirección postal o correo electrónico cuesta unos 30 céntimos.

Anne Wojcicki, la cofundadora de la empresa
dedicada a secuenciar genomas 23andMe,
se ha relacionado con Google en el terreno financiero,
y con su cofundador Sergey Brin para tener hijos.


No hay nada malo. Una da sus datos voluntariamente y puede no autorizar el uso promocional. Pero otras maneras de alcanzar el mismo resultado, como la ideada por la cadena de tiendas estadounidense Target, hacen de la industria de los datos personales un territorio inquietante. La compañía analizó los hábitos de consumo de sus clientes para identificar 25 productos que determinan la probabilidad de que una mujer este en el segundo trimestre de gestación, supuestamente con la ayuda de información facilitada por otras empresas. Cuando un padre desinformado preguntó por qué incitaban a su hija adolescente a quedarse encinta, quedó claro que lo mejor es mezclar las ofertas tan hábilmente confeccionadas con otras, solo por disimular.

Que un padre se entere de que va a ser abuelo por los cupones del súper puede ser deprimente. Pero fue la directora ejecutiva del Foro Mundial de la Privacidad, Pam Dixon, quien aireó el lado más oscuro de los data brokers en el Senado de Estados Unidos a finales de 2013. “La industria de los data brokers, tal y como es hoy día, no tiene limitaciones ni pudor. Venderá cualquier información, de cualquier persona, sin ninguna sensibilidad, a 7,9 centavos por nombre, que es el precio de una lista de víctimas de violación vendida recientemente”, declaró ante la Comisión de Comercio.

Dixon documentó que el registro apareció en la página web de la empresa MEDbase200, a 79 dólares (63 euros) los mil nombres, el mismo precio de otras listas de aquejados de demencia, enfermedades genéticas y VIH-sida. El presidente de la compañía, Sam Tartamella, aclaró en la prensa que la de víctimas de violación era una lista hipotética, inferida a partir de dolencias relacionadas con las personas que han pasado por la ultrajante experiencia, y que la compañía la había usado para hacer pruebas técnicas. No tranquilizó demasiado, sobre todo porque la práctica de inferir información es muy habitual.

Un data broker puede almacenar la friolera de 3.000 datos de un solo consumidor

Por ejemplo, se puede afirmar que una empresa es pequeña cuando el número de fax coincide con el de teléfono. Pero demasiadas veces se llega a conclusiones inexactas. Afortunadamente, listas como las de MEDbase200 son excepcionales. Y tienen un discutible lado bueno: ayudan a que los ciudadanos tomen conciencia de lo que se puede llegar a hacer con su información personal.

Instalar Ghostery en el navegador es una buena manera de empezar a valorar hasta qué punto hay fisgones observando a los internautas e intentando influir en su comportamiento. La extensión detecta y bloquea más de 1.900 rastreadores de vital importancia. Según un informe publicado por el Senado estadounidense después del testimonio de Dixon, un documento redactado con la pretensión de sacar a la luz cómo funcionan los data brokers, la red de redes es un mirador privilegiado para estas empresas.

“Los data brokers dependen de sitios web con aplicaciones de registro y cookies para encontrar a los consumidores en línea y enviarles anuncios por internet basados en sus actividades fuera de la red”, detalla el informe. La investigación estudió la actividad de nueve empresas para alcanzar unos resultados impresionantes. Una de las compañías dispone de información de 1.400 millones de transacciones de consumidores y más de 700.000 millones de datos agregados; otra tiene 3.000 datos de casi cada consumidor estadounidense, y un tercer data broker añade mensualmente 3.000 millones de registros a sus ya exuberantes bases de datos.

El reparto de las oportunidades

Las cifras que manejan estas empresas marean... y sus posibilidades de negocio se expanden. Los teléfonos móviles pueden recopilar, por sí mismos, datos sobre la localización, los patrones del lenguaje, el movimiento, y la postura de su propietario. Con permiso, los desarrolladores de aplicaciones guardan información sobre los contactos, el calendario, las coordenadas GPS, el sonido que capta el micrófono... Cada vez que subes una fotografía a una red social, envías metadatos sobre el lugar, la fecha y la hora en que fue tomada, y el modelo de teléfono que la hizo. Hay tantas aplicaciones gratuitas que sospechar que el negocio está en los datos no es extravagante. Pero es difícil saberlo.

“La profesión de data broker no está regulada como tal en la Unión Europea, y sus actividades pueden versar sobre datos personales de cualquier naturaleza, así como sobre patrones de conducta inferidos del análisis agregado de ese tipo de información”, que utiliza grandes conjuntos de datos para impedir identificar a una persona concreta, explica el presidente de la Asociación Profesional Española de Privacidad, Ricard Martínez. El abogado aclara que no hay que demonizar esta actividad: “Estos tratamientos pueden ser altamente valiosos y socialmente positivos”. Y también lícitos.

Saben qué buscas en la red, quiénes son tus amigos y dónde hallarte en todo momento

Por ejemplo, el Consorcio de Transportes de Zaragoza trabaja para mejorar la movilidad en la ciudad con la información de las bases de datos de Telefónica. A través de su unidad Dynamic Insights, la operadora está aplicando al proyecto la herramienta Smart Steps, un sistema que analiza la traza digital que dejan los móviles de sus clientes. “Cada vez que te conectas con el móvil o recibes llamadas, estás conectándote a una antena que tenemos ubicada y aproximamos tu situación en el mapa”, resume el director para España de Dynamic Insights, Luis Cardo. También detectan eventos pasivos, como cuando te mueves de una antena a otra, pasas de 3G a 2G y pierdes o ganas cobertura.

2.733 euros. Es lo que Federico Zannier
consiguió en Kickstarter vendiendo un año
de datos personales.

Esta práctica, que se lleva a cabo con datos anónimos y agregados para que nadie pueda ser identificado, sirve para profundizar en la dinámica de los flujos de grupos de más de 15 personas. Extrapolar las mediciones al conjunto de la sociedad sirve para decidir dónde poner un autobús y aumentar la frecuencia de una línea, por ejemplo. La herramienta también proporciona información segmentada por sexo y edad. “Puede ser muy interesante para ver dónde abrir un local o de dónde vienen los clientes de una tienda para hacer una campaña de marketing”, añade Cardo.

23andMe tiene un conocimiento mucho más íntimo de sus clientes, quienes por 80 euros compran un fichero de su código genético. La compañía se reserva el derecho de compartir esta información, convenientemente anonimizada y agregada. Lo natural es que esta cláusula ponga en guardia a los usuarios. Pero el uso que los investigadores y las farmacéuticas podrían hacer de los datos quizá ayudaría a acelerar el desarrollo de nuevos fármacos, y eso es bueno.

“Las empresas tienen un interés, no ya legítimo, sino alineado con el del cliente”, reflexiona el consultor de Experian Fernando Sánchez. Su empresa es un gigante internacional entre los data brokers: cotiza en el FTSE100, el equivalente al IBEX 35 en la Bolsa de Londres, facturó el año pasado casi 4.000 millones de euros y tiene 16.000 empleados. Su capacidad computacional es una de las más grandes del sector privado de Reino Unido, donde gestiona el historial crediticio de todos los individuos. En nuestro país, es una empresa de tamaño medio porque la cultura no es tan proclive al intercambio de datos como la de los países anglosajones.

“En España operamos con bureaux negativos, mientras que en Reino Unido existen los bureaux positivos”, explica el estadista. En otras palabras, en España se toman decisiones con bases de datos de impagos y en Reino Unido se recurre a una ficha detallada en la que también figuran los datos de buen pagador. “Ayuda a que la mayoría de la gente que tiene una solvencia tenga un acceso más rápido y más barato al crédito, porque los bancos lo que quieren es identificar la demanda solvente”, dice Sánchez. Y añade: “Nosotros también le damos una capa de valor a los datos, porque hay que distinguir a los morosos que no tienen solvencia de otros supuestos, como los de quienes han tenido un desacuerdo de servicio”.

Kreditech analiza hasta 15.000 datos en segundos para conocer el perfil de los solicitantes de créditos financieros

Cuando se trata de una empresa, esta información se puede enriquecer con datos de archivos públicos: facturación, cuentas bancarias, incidencias judiciales, socios... Si se trata de personas, para incrementar el potencial de su registro de 12 millones de impagados recurren a datos geodemográficos, que son los empleados en la mercadotecnia. Experian guarda estos datos en su sistema Mosaic, que distribuye los 17 millones de hogares españoles en 50 tipologías, distribuidas en 11 grupos. Detalla en ellos información estadística sobre el perfil inversor, el tipo de vehículos que conducen, la calidad de los productos que compran, sus aficiones deportivas, su conciencia medioambiental, su formación, qué medios de comunicación prefieren... Todo lo que define a un consumidor, excepto su nombre, según su dirección postal. La unidad mínima de análisis son 50 hogares.

Sánchez no habla sobre la política de precios de la empresa, pero admite que los datos de cada persona cuestan céntimos. Y resalta que las fuentes de las que bebe Experian son públicas: anuarios, registros, paneles, cartografía, encuestas... Un negocio más bien conservador en comparación con una nueva generación de data brokers. Kreditech, por ejemplo, que opera en España con la empresa Kredito24 y que atiende peticiones de crédito por internet, analiza hasta 15.000 datos en segundos para saber quién solicita el dinero.

Los indicadores abarcan la posición GPS, las aplicaciones instaladas, el sistema operativo del ordenador desde el que se solicita el crédito, el movimiento del solicitante por la web, sus amigos en las redes sociales... El objetivo es confeccionar un perfil incluso de quienes no tienen una historia financiera, el tipo de cliente al que la banca tradicional deniega créditos y ofrece tipos de interés más bien altos. Incluso Experian, en Estados Unidos, se ha adentrado en esta práctica mediante su producto ChoiceScore.



Anillado con tu móvil 
Como si fueran las aves de un estudio científico, 
Telefónica analiza el movimiento de sus clientes
mediante las trazas que dejan sus móviles,
y así conocen el flujo de las personas que se mueven
en espacios públicos.


Un compromiso con la privacidad

Llegará un momento en que alguien registre cada foto que uno tome, cada libro que lea, cada texto que escriba y cada compra que haga. Habrá empresas almacenando datos sobre la actividad física de las personas gracias a los wearables e infiriendo conclusiones sobre su salud; proliferarán las bases de datos de genomas personales y los teléfonos móviles podrán calcular cuándo una persona está deprimida, si podría desarrollar una incipiente diabetes y si comienza a mostrar síntomas de alzhéimer. Harán falta grandes dosis de transparencia y sólidas garantías de la privacidad.

Este mundo está empezando a tomar forma. Mapfre ya comercializa un seguro para jóvenes que utiliza un dispositivo GSM/GPRS para evaluar su estilo de conducción. El sistema envía diariamente información de los tipos de vía por los que el joven transita, los horarios, los kilómetros recorridos, los excesos de velocidad... Según la compañía, un estilo seguro se traduce en una prima de hasta el 40 por ciento en el precio de la póliza. Es una buena oportunidad para los jóvenes, cuyos seguros son caros, y para la aseguradora, que puede ofrecer mejores precios que la competencia.

Mapfre asegura que no comparte información sobre sus clientes, pero el sistema puede provocar unas suspicacias que crecerán en el futuro. Según lo previsto, los coches fabricados en Europa a partir de 2016 incorporarán un sistema de comunicación celular para emergencias, así que los datos de localización y de comportamiento al volante son un filón con muchos pretendientes. Algunas marcas ya están invirtiendo en sistemas capaces de aprender acerca de la conducción, las rutinas e, incluso, los estados de humor de los conductores. Y las mismas técnicas se aplican a otros sectores.

“Últimamente trabajo en metodologías de desarrollo de sistemas y servicios que tengan en cuenta, desde el comienzo, el respeto a la privacidad de la información, lo que se denomina privacy by design”, dice el profesor de la Universidad Politécnica de Madrid Juan Carlos Yelmo. En este concepto destaca el principio de minimización de datos, “que dice que la mayoría de los servicios de negocio operan perfectamente con menos información de la que realmente recogen”. En el caso de las aseguradoras, significa que no sería necesario enviar tanta información, ni hacerlo diariamente. Bastaría un veredicto sobre el asegurado.

“Podría hacerse público qué empresas siguen criterios de privacy by design, de forma que las compañías tendrían una manera de asegurar que han puesto todo de su parte para que no haya difusión de la información, más allá de la pretensión del cliente al proporcionarla”, reflexiona el ingeniero de telecomunicaciones. Aunque enfatiza que los problemas pertenecen más al ámbito de las relaciones personales que al tecnológico. La mayoría de los datos personales proceden de actos tan cotidianos como instalar una aplicación y rellenar un formulario. “Me temo que si en el futuro una marca saca un coche que lo dice todo sobre ti y otro que se compromete a no hacerlo, pero que es más caro, será el primero el que se quedará con los clientes”, opina. A lo mejor debe uno ir pensando en ponerse un precio. Quizá se cumple la máxima de que, cuando algo es gratis, tú eres el producto.


Fuente:
http://www.quo.es





lunes, 12 de enero de 2015

El reloj parado a las siete, extraído del libro Déjame que te cuente, Jorge Bucay




En una de las paredes de mi cuarto hay colgado un hermoso reloj antiguo que ya no funciona. Sus manecillas, detenidas desde casi siempre, señalan imperturbables la misma hora: las siete en punto. 

Casi siempre, el reloj es sólo un inútil adorno sobre una blanquecina y vacía pared. Sin embargo, hay dos momentos en el día, dos fugaces instantes, en que el viejo reloj parece resurgir de sus cenizas como un ave fénix.

Cuando todos los relojes de la ciudad, en sus enloquecidos andares, y los cucús y los gongs de las máquinas hacen sonar siete veces su repetido canto, el viejo reloj de mi habitación parece cobrar vida. Dos veces al día, por la mañana y por la noche, el reloj se siente en completa armonía con el resto del mundo.

Si alguien mirara el reloj solamente en esos dos momentos, diría que funciona a la perfección… Pero, pasado ese instante, cuando los demás relojes callan su canto y las manecillas continúan su monótono camino, mi viejo reloj pierde su paso y permanece fiel a aquella hora que una vez detuvo su andar. Y yo amo ese reloj. Y cuanto más hablo de él, más lo amo, porque cada vez siento que me parezco más a él. También yo estoy detenido en un tiempo. También yo me siento clavado e inmóvil. También yo soy, de alguna manera, un adorno inútil en una pared vacía. Pero disfruto también de fugaces momentos en que, misteriosamente, llega mi hora. Durante ese tiempo siento que estoy vivo. Todo está claro y el mundo se vuelve maravilloso. Puedo crear, soñar, volar, decir y sentir más cosas en esos instantes que en todo el resto del tiempo.

Estas conjunciones armónicas se dan y se repiten una y otra vez, como una secuencia inexorable. La primera vez que lo sentí, traté de aferrarme a ese instante creyendo que podría hacerlo durar para siempre. Pero no fue así. Como mi amigo el reloj, también se me escapa el tiempo de los demás. Pasados esos momentos, los demás relojes, que anidan en otros hombres, continúan su giro, y yo vuelvo a mi rutinaria muerte estática, a mi trabajo, a mis charlas de café, a mi aburrido andar, que acostumbro a llamar vida. Pero sé que la vida es otra cosa. Yo sé que la vida, la de verdad, es la suma de aquellos momentos que, aunque fugaces, nos permiten percibir la sintonía del universo. Casi todo el mundo, pobre, cree que vive. Solo hay momentos de plenitud, y aquellos que no lo sepan e insistan en querer vivir para siempre, quedarán condenados al mundo del gris y repetitivo andar de la cotidianidad.

Por eso te amo reloj. Porque somos la misma cosa tú y yo.


domingo, 11 de enero de 2015

Alguien dijo....



El tiempo es muy lento para los que esperan, 
muy rápido para los que temen, 
muy largo para los que sufren, 
muy corto para los que gozan; 
pero para quienes aman, el tiempo es eternidad.



Nota: Esta cita es atribuida tanto a Henry van Dyke como a William Shakespeare, desconozco realmente quién es su autor.



¿Burbujas de champán para producir electricidad?



¿Podría el champán ayudar a que las centrales eléctricas sean más eficientes? Según una investigación realizada por un equipo de la Universidad de Tokio, y cuyos resultados se han publicado en la revista Journal of Physics, es una posibilidad nada descabellada.

Al descorchar una botella de champán, de inmediato se forman burbujas, en un proceso donde las más pequeñas contribuyen a crear otras mayores. Este fenómeno se conoce como "maduración de Ostwald". Ahora, con la ayuda del supercomputador K de la Universidad de Kobe, los investigadores nipones han sido capaces de observar por primera vez como se produce este proceso.

"Comprender el funcionamiento de las burbujas puede ser muy importante para la ingeniería", explicó Hiroshi Watanabe, director del estudio. Y esto se debe a que las centrales eléctricas se basan en calderas que convierten el agua líquida en gaseosa. Pero, hasta la fecha, se desconocían cuales eran los mecanismos que contribuían a que ese agua, una vez transformada en vapor, generara burbujas. Los investigadorescreen que es eproceso tiene que ser muy similar al que opera en el caso del champán lo que les hace pensar que concoer mejor esta bebida podría conribuir a aumentar el rendimiento de las centrales eléctricas. "De momento, nuestra investigación no tiene aplicaciones inmediatas, pero comprender el comportamiento de las burbujas en profundidad nos puede ayudar a fabricar centrales eléctricas más eficientes", añadió el profesor Watanabe.


Fuente:
http://www.quo.es



Un hombre, Charles Bukowski



George estaba recostado en su remolque, sobre su espalda, viendo el pequeño televisor portátil. Sus platos de la cena estaban sucios, los del desayuno estaban sucios, necesitaba afeitarse, y la ceniza de su cigarrillo caía sobre su camiseta. Algo de la ceniza todavía estaba encendida. En ocasiones, la ceniza encendida fallaba al caer en su camiseta y caía en su piel, entonces él maldecía, apartándola de un manotazo.

Llamaron a la puerta del remolque. Lentamente se puso de pie y atendió al llamado. Era Constance: tenía un quinto de whiskey sin abrir en una bolsa.

-George, dejé a ese hijo de puta, no podía soportar más a ese hijo de puta.

-Siéntate.

George abrió la botella, tomó dos vasos, los llenó a la tercera parte con whiskey, y dos tercios con agua. Se sentó en la cama junto a Constance. Ella tomó un cigarrillo de su bolso y lo encendió. Estaba ebria y sus manos temblaban.

-También me llevé su maldito dinero. Tomé su maldito dinero y me fui mientras él estaba en el trabajo. No sabes lo que he sufrido con ese hijo de puta.

-Dame un cigarrillo -dijo George. Ella se lo pasó y al acercarse a él, George puso su brazo alrededor de ella, la atrajo hacia él y la besó.

-Hijo de puta, te eché de menos.

-Yo he echado de menos esas lindas piernas tuyas, Connie. En verdad eché de menos tus lindas piernas.

-¿Todavía te gustan?

-Me excito sólo de verlas.

-Nunca podré hacerlo con un chico universitario -dijo Connie-. Son tan blandos, tan sosos. Y él mantenía su casa limpia. George, era como tener una sirvienta. Lo hacía todo. El lugar estaba inmaculado. Uno podía comer estofado directamente del basurero. Él era antiséptico, eso es lo que era.

-Bebe, te sentirás mejor.

-Y no podía hacer el amor.

-¿Quieres decir que no se le paraba?

-Oh, sí se le paraba, la tenía parada todo el tiempo. Pero no sabía cómo hacer feliz a una mujer, tú sabes. No sabía qué hacer. Todo ese dinero, toda esa educación, era un inútil.

-Yo desearía haber tenido educación universitaria.

-No la necesitas. Tú tienes todo lo que necesitas, George.

-Sólo soy un lacayo. Todos los trabajos de mierda.

-Dije que tienes todo lo que necesitas, George. Tú sabes cómo hacer feliz a una mujer.

-¿Sí?

-Sí. ¿y sabes qué más? ¡Su madre venía de visita! Dos o tres veces a la semana. Y se sentaba ahí mirándome, pretendiendo que yo le agradaba, pero todo el tiempo me trataba como si fuera una puta. ¡Como si fuera una puta mala que quería robarle a su hijo! ¡Su precioso Wallace! ¡Cristo! ¡Qué desastre! Él decía que me quería. Y yo decía, "¡Mírame el coño, Walter!" Y él no lo miraba. Él decía, "No quiero ver esa cosa." ¡Esa 
cosa! ¡Así lo llamó! ¿Tú no le tienes miedo a mi coño, verdad George?

-Aún no me ha mordido.

-Pero tú lo has mordido, lo has mordisqueado, ¿no es así, George?

-Supongo que sí.

-Y lo has lamido. ¿Chupado?

-Supongo que sí.

-Lo sabes malditamente bien, George, sabes lo que has hecho.

-¿Cuánto dinero sacaste?

-Seiscientos dólares.

-No me gusta la gente que le roba a otra gente, Connie.

-Por eso es que eres un jodido lavaplatos. Eres honesto. Pero él es tan imbécil, George. Y puede darse ese lujo, y yo me lo he ganado... él y su madre y su amor, su madre-amor, sus limpios tazones y baños y bolsas dispensadoras y sus refrescantes de aliento y lociones para después de afeitarse y sus rarezas y su preciosa forma de amar. Todo para él, ya entiendes, ¡todo para él! Tú sabes lo que una mujer quiere, George.

-Gracias por el whiskey, Connie. Dame otro cigarrillo.

George llenó nuevamente los vasos.

-Eché de menos tus piernas, Connie. En verdad eché de menos esas piernas. Me gusta la forma en que usas esas zapatillas de tacón alto. Me vuelven loco. Estas mujeres modernas no saben lo que se pierden. El tacón alto acentúa la pantorrilla, la cadera, el culo; le pone ritmo al caminar. ¡Eso realmente me enciende!

-Hablas como un poeta, George. En ocasiones hablas justo así. Eres todo un señor lavaplatos.

-¿Sabes lo que me gustaría hacer?

-¿Qué?

-Me gustaría azotarte con mi cinturón las piernas, el culo, las caderas. Me gustaría hacerte temblar y llorar y cuando estés temblando y llorando te abofetearía con él por puro amor.

-No quiero eso, George. Nunca antes me habías hablado así. Siempre has sido bueno conmigo.

-Súbete el vestido.

-¿Qué?

-Súbete el vestido, quiero verte más las piernas.

-Te gustan mis piernas, ¿verdad, George?

-¡Deja que la luz brille en ellas!

Constance se subió el vestido.

-Dios santo, mierda -dijo George.

-¿Te gustan mis piernas?

-¡Me encantan tus piernas!

Entonces George se inclinó en la cama y abofeteó duramente el rostro de Constance. El cigarrillo se le escapó de los labios.

-¿Por qué hiciste eso?

-¡Te tiraste a Walter! ¡Te tiraste a Walter!

-¿Y qué demonios?

-¡Así que súbete más el vestido!

-¡No!

-¡Haz lo que digo!

Geroge la abofeteó otra vez, más fuerte. Constance se subió la falda.

-¡Súbelo hasta bajo las bragas! -gritó George-. ¡En realidad no quiero ver las bragas!

-Cristo, George, ¿qué es lo que te ocurre?

-¡Te tiraste a Walter!

-George, por Dios, te has vuelto loco. Quiero irme. ¡Déjame salir de aquí, George!

-¡No te muevas o te mato!

-¿Me matarías?

-¡Lo juro!

George se puso de pie y se sirvió un trago de whiskey puro, lo bebió, y se sentó junto a Constance. Él tomó el cigarrillo encendido y lo sostuvo contra la muñeca de ella.

Ella gritó. Él lo sostuvo ahí, firmemente, y luego lo retiró.

-Soy un hombre, nena. ¿Lo entiendes?

-Ya sé que eres un hombre, George.

-Mira, ¡echa un ojo a mis músculos! -George se puso de pie y flexionó ambos brazos-. Hermosos, ¿eh, nena? ¡Mira ese músculo! ¡Siéntelo! ¡Siéntelo!

Constance tocó uno de los brazos, luego el otro.

-Sí, tienes un cuerpo hermoso, George.

-Soy un hombre. Seré un lavaplatos pero soy un hombre, un hombre de verdad.

-Lo sé, George.

-No soy el blanducho que tú dejaste.

-Lo sé.

-Y también sé cantar. Tienes que oír mi voz.

Constance estaba sentada ahí. George comenzó a cantar "El Río del Viejo". Luego cantó "Nadie sabe los problemas que he visto". Cantó "Dios Bendiga a América" deteniéndose varias veces y riendo. Después se sentó junto a Constance. Dijo:

-Connie, tienes unas piernas hermosas.

Pidió otro cigarrillo. Lo fumó, tomó otros dos tragos, luego puso su cabeza sobre las piernas de Connie, sobre las medias, en su vientre, y dijo:

-Connie, supongo que no soy bueno, supongo que estoy loco, lamento haberte golpeado, lamento haberte quemado con el cigarrillo.

Constance estaba sentada ahí. Pasó sus dedos por el cabello de George, acariciándolo, calmándolo. Muy pronto se durmió. Ella esperó un poco más. Luego levantó su cabeza de sus piernas y la colocó sobre la almohada, levantó sus piernas y las colocó sobre la cama. Ella se puso de pie, caminó hacia la botella, se sirvió un buen trago de whiskey en su vaso, añadió un toque de agua y lo bebió hasta el fondo. Caminó hacia la puerta del remolque, la abrió, salió, cerró. Caminó por el patio trasero, abrió la puerta de la cerca, caminó por la callejuela bajo la luna de la una de la mañana. El cielo estaba libre de nubes. El cielo nublado también estaba ahí arriba. Salió hacia el boulevard y caminó hacia el este y llegó hasta la entrada del Blue Mirror. 
Entró y ahí estaba Walter sentado solo y borracho al final de la barra. Caminó hasta ahí y se sentó junto a él.

-¿Me echaste de menos, nene? -preguntó ella.

Walter levantó la vista. La reconoció. No respondió. Miró al cantinero y el cantinero caminó hacia ellos. Los tres se conocían bien.



Dos historias, Gian Marco


Las luces se apagaron y dos historias se juntaron en la cama,
para mezclarse entre ellas, aquí no hay protagonistas,
no hay mas que dos novelistas, retratando en sus espaldas
tiernas y dulces caricias así fue, que la historia comenzó, así fue,
que en sus brazos se entregó, que su cuerpo estremeció
convirtiéndose ella en rosa y él la riega con amor.


Son dos mundos que se encuentran, una noche y nada más
cuando llega la mañana la sonrisa se les va.
Son dos historias distintas, que se mezclan sin pensar
que juntando dos novelas, se hace más largo el final.


Un hasta luego, un beso en la mejilla
aquí no pasa nada, todo esto se te olvida
unas semanas y tu mentira, se hace fuerte y cotidiana
y presientes que la extrañas, así fue,
que la historia terminó, así fue
sin pensarlo se marchó con la fuerza del amor
y en su vientre se ha quedado, lo que para tí es pasado.


Son dos mundos que se encuentran, una noche y nada más
cuando llega la mañana la sonrisa se les va.
Son dos historias distintas, que se mezclan sin pensar
que juntando dos novelas, se hace más largo el final.



Amor feliz, Wislawa Szymborska




Un amor feliz. ¿Es normal,
serio, útil?
¿Qué saca el mundo de dos personas
que no ven el mundo?

Encumbrados hacia sí mismos sin mérito alguno,
dos al azar entre un millón, pero seguros
de que así tenía que ocurrir. ¿Como premio de qué?, de nada;
la luz llega desde ninguna parte.
¿Por qué cae precisamente sobre ellos y no cae sobre otros?
¿Ofende eso a la justicia? Así es.
¿Viola principios cuidadosamente almacenados, derriba
de su cima a la moral? Viola y derriba.

Mirad qué felices:
¡si disimularan aunque fuera un poco,
si fingieran aflicción para animar a los amigos!
Escuchad cómo ríen. Es insultante.
Qué lenguaje utilizan, aparentemente comprensible.
Y esas ceremonias suyas, esas celebraciones,
sus rebuscadas obligaciones de unos para con otros,
¡parece una conspiración a espaldas de la humanidad!

Resulta incluso difícil prever qué sucedería
si pudiera cundir su ejemplo.
Qué podrían hacer religiones, poesías;
qué se recordaría, qué se abandonaría,
quién querría permanecer en el círculo.

Un amor feliz. ¿Es necesario?
El tacto y el sentido común nos obligan a callar al respecto
como si de un escándalo en las altas esferas de la Vida se tratara.
Espléndidos bebés nacen sin su ayuda.
Nunca podría poblar la tierra,
no es, que digamos, muy frecuente.

Que la gente que no conoce un amor feliz
afirme que no existe un amor feliz en ningún sitio.

Con esa creencia les será más llevadero vivir, y también morir.


sábado, 10 de enero de 2015

Amor a primera vista, Wislawa Szymborska




Ambos están convencidos
de que los ha unido un sentimiento repentino.
Es hermosa esa seguridad,
pero la inseguridad es más hermosa.

Imaginan que como antes no se conocían
no había sucedido nada entre ellos.
Pero ¿qué decir de las calles, las escaleras, los pasillos
en los que hace tiempo podrían haberse cruzado?

Me gustaría preguntarles
si no recuerdan
—quizá un encuentro frente a frente
alguna vez en una puerta giratoria,
o algún «lo siento»
o el sonido de «se ha equivocado» en el teléfono—,
pero conozco su respuesta.
No recuerdan.

Se sorprenderían
de saber que ya hace mucho tiempo
que la casualidad juega con ellos,

una casualidad no del todo preparada
para convertirse en su destino,
que los acercaba y alejaba,
que se interponía en su camino
y que conteniendo la risa
se apartaba a un lado.


Hubo signos, señales,
pero qué hacer si no eran comprensibles.
¿No habrá revoloteado
una hoja de un hombro a otro
hace tres años
o incluso el último martes?
Hubo algo perdido y encontrado.
Quién sabe si alguna pelota
en los matorrales de la infancia.

Hubo picaportes y timbres
en los que un tacto
se sobrepuso a otro tacto.
Maletas, una junto a otra, en una consigna.
Quizá una cierta noche el mismo sueño
desaparecido inmediatamente después de despertar.

Todo principio
no es más que una continuación,
y el libro de los acontecimientos
se encuentra siempre abierto a la mitad.




Guitarra suena más bajo, Nicola di Bari



Guitarra suena mas bajo
que alguien puede oírte
quiero me lleves muy suave
todo el amor que yo siento
y nadie debe saberlo
cantan los grillos del campo
y un pájaro en el ramo
ninguno duerme esta noche
tampoco ella que a esta hora
suspira aprieta la almohada
tal vez firme en el cielo
melosa con sus rayos
guitarra mía suena más bajo
aunque sea cierta la mano
suena guitarra ya es hora

La hora
de darle todo el bien
que hay mi alma
ceñirla con mi brazo y protegerla
y así amarla como nadie puede

La hora
de respirar el sol con aire puro
un prado es verde cuando es primavera
la noche baja y el sol
me deja junto
a mi amor ...


Todos los veranos (fragmento), Haroldo Conti



Dos o tres veces salí con él. No habló ni una palabra. Ya no decía "Hijo, esto", "Hijo, aquello", como tenía por costumbre y como a mí, después de todo, me gustaba oírselo decir. Ya no decía nada. Se sentaba en medio del bote y empezaba a remar con esa pachorra propia de los viejos, sin proponerse llegar a ninguna parte. Por la noche nos acurrucábamos en el fondo del bote y dormíamos cubiertos por una lona, el perro entre los dos. Muchas veces llegué a olvidarlo, pero otras me volvía hacia él impresionado de pronto por esa gran soledad que despedía mi padre, y contemplaba su rostro.


Fue una ilusión eso de olvidarlo. Ya para entonces el viejo había penetrado en mi vida de una manera lenta y obstinada. Ahora, en el recuerdo, revivo aquel aire taciturno, ese estar y no estar en medio de las cosas, esa turbadora presencia de su cuerpo abandonado al tiempo, esa leve y remotísima ironía.

Pero, después de todo, no sé si eso sale de él o de mí.

Entonces no advertí nada expresamente, o casi nada, porque la vida pugnaba dentro de mí y estaba impaciente por mi estrella. Fue mucho más tarde, el día que me senté en la costa y me comenzaron a rondar los recuerdos. Una tarde cualquiera de verano.

El último tiempo fue un largo y casi ininterrumpido vagabundeo sobre el río.

En realidad parecía buscar algo. Su corazón nunca estaba allí donde estaba el resto de su cuerpo. Siempre más adelante, o en cualquier otro lugar, pero no allí.

Una confusa ansiedad, apenas una llamita vacilante, lo apremiaba cada mañana con mansa, pero terca insistencia. Conozco ahora esa misma ansiedad. Esa congoja y esa alegría a un mismo tiempo, ese anhelo desasosegado por algo impreciso que le hace a uno erguir la cabeza y aspirar profundamente como si le faltase el aire.




¿Sabías que este año será un segundo más largo?




Este año será un segundo más largo, debido a que los relojes se ajustarán para adaptarse a una disminución en la rotación de la Tierra. Así lo ha aconsejado el Servicio Internacional de Rotación de la Tierra y Sistemas de Referencia (IERS), del Observatorio de París, a las autoridades responsables de la medición y la distribución del tiempo.

De acuerdo con ABC.es el segundo intercalar o adicional se agrega al Tiempo Universal Coordinado (UTC) para mantener la escala de tiempo de los relojes atómicos, los más precisos del mundo, acorde a la rotación de la Tierra. La escala de tiempo producida por estos relojes es mucho más estable y fiable que la basada en la rotación de nuestro planeta y, sin el segundo adicional, ambas escalas se separarían cada vez más.

El segundo extra no se añadirá el último día del año con el final de las campanadas, sino que se hará justo antes de la medianoche del 30 de junio, cuando los relojes estén a punto de cambiar al 1 de julio. Científicos del Servicio Internacional de Sistemas de Rotación y Referencia de la Tierra dijeron que el 30 de junio al llegar las 11:59:59, el reloj marcará 11:59:60 antes de pasar a las 12:00:00.

Los relojes atómicos, basados en las vibraciones dentro de los átomos, son los más exactos que existen. En 2013, un par de relojes atómicos experimentales basados en átomos de iterbio establecieron un nuevo récord por su precisión.

Diseñados en el estadounidense National Institute of Standards and Technology (NIST), funcionan como péndulos o metrónomos que podrían dar la hora de forma adecuada desde los últimos 21 siglos. Los físicos del NIST han explicado que es "más estable que cualquier otro reloj atómico".

De hecho, su actividad es unas 10 veces mejor que cualquiera de los resultados presentados para otros relojes de estas características.

Existe un continuo debate sobre si se debe abolir o no el segundo intercalar y permitir que la hora atómica se separe poco a poco de la hora solar. Algunos países han propuesto eliminar esta medida por las dificultades que suponen para los sistemas que dependen de la sincronización exacta, como los sistemas informáticos e Internet, y el tiempo y el esfuerzo necesarios para programar los equipos de forma manual, con el consiguiente riesgo del error humano.
Pero Gran Bretaña defiende la medida, ya que el no añadir los segundos rompería el vínculo que la humanidad tiene entre el concepto del tiempo y la posición del Sol en el cielo. Este vínculo se encuentra en el uso del Tiempo del Meridiano de Greenwich, el momento en que el Sol se posa sobre el meridiano y que marca el mediodía.

Durante el último salto de un segundo en 2012, algunos sitios web, como Reddit, LinkedIn o Yelp experimentaron problemas.

En aquella ocasión estos sitios se cayeron debido a que los servidores entraron en pánico al registrar el mismo segundo dos veces, explica el sitio Techie News.

“Si a una computadora se le pide llevar a cabo una operación al momento en que el segundo se repite, nos sabe qué hacer, lo que ocasiona una caída”, dice el sitio.


Para que este año no ocurra ningún incidente, Google ha estado preparándose, según explican en The Verge. La solución del famoso buscador es cortar el segundo extra en milisegundos y luego repartir estas pequeñas porciones de tiempo en el sistema de manera imperceptible a lo largo del día.

Para crear el UTC se genera primero una escala de tiempo secundaria, conocida como "tiempo atómico internacional2 (TAI): el UTC sin segundos añadidos o quitados. Cuando se instituyó el sistema en 1972 se determinó que la diferencia entre el TAI y el tiempo real de rotación de la Tierra era de 10 segundos. Desde entonces se han añadido segundos en intervalos que van de seis meses a siete años, y el más reciente se agregó el 30 de junio de 2012.


Fuente:
http://www.culturizando.com
http://www.tecnoblog.mx