domingo, 10 de marzo de 2013

El breve espacio en que no estás, Pablo Milanés y Silvio Rodriguez.


Todavía quedan restos de humedad,
sus olores llenan ya mi soledad,
en la cama su silueta se dibuja cual promesa
de llenar el breve espacio en que no está...
Todavía yo no sé si volverá,
nadie sabe, al día siguiente, lo que hará.
Rompe todos mis esquemas, no confiesa ni una pena,
no me pide nada a cambio de lo que dá.
Suele ser violenta y tierna,
no habla de uniones eternas,
mas se entrega cual si hubiera sólo un día para amar.
No comparte una reunión,
mas le gusta la canción que comprometa su pensar.
Todavía no pregunté «¿te quedarás?».
Temo mucho a la respuesta de un «jamás».
La prefiero compartida antes que vaciar mi vida,
no es perfecta
mas se acerca a lo que yo simplemente soñé...

Ven, JpTorga

Hoy rescato de mi personal baúl de los recuerdos, y también de una página de este blog, una historia escrita en forma de poema, que desde la primera vez que la leí me hizo sentir, me hizo anhelar ser yo la protagonista.
Me gustan las historias que me dicen, que me hacen sentir, que penetran mi piel y llegan a esa parte que está en el interior... un poco más allá del corazón. 

Espero que también os haga sentir... 


Ven…

 
“Ven…, acércate...
Al hacerlo sonríes confiada...
Me gusta cuando lo haces...
disfruto de tu risa sincera...

Ven…, acércate...
me gusta cuando tu cuerpo roza el mío sensualmente...
me gusta acariciar tus formas...
mis dedos discurren con suave con naturalidad sobre tu piel...



Ven... siente segura. Me hace bien cuando siento tu confianza depositada en mi... Mis labios acarician tu mejilla... busco tu boca, que se ofrece golosa ante mi mirada llena de ternura... Ven...

Al escuchar esta breve palabra.., siento que respiras profundamente...
Ambiciono acariciar tu pelo con calma...
besar tu cuello...

Vivirte…

Estás aquí...
Me gusta sentir tus manos en mi cuerpo...
tus ojos me regalan de nuevo una sonrisa sin final...
Tus labios duermen y yo deseo despertarlos...
tu lengua busca respuestas…

Respuestas que le concedo en cada caricia de la mia...


 Estás aquí...

Y yo sigo llamándote…
Mi cuerpo tiembla de deseo...
mis manos buscan un tesoro escondido bajo tu ropa...
Tu respiración pasea al ritmo de la mía...

Estás aquí...

Y yo sigo musitando.., ven…
la tela que cubre tu cuerpo cae lentamente, como la nieve en invierno...
tu cuerpo se muestra bello y rotundo...
mientras yo.., me muero de ganas por vivirte con mis labios...

Ven.., siéntate sobre la cama...
tu mirada es suplicante...
tu labio inferior tiembla ligeramente a la espera de un nuevo beso...
Mis manos te dibujan colmándote de caricias,

las tuyas.., acarician mi nuca mientras agarran con fuerza el pelo...

Ven, túmbate sobre la cama...
tu vientre plano es una autopista sin obstáculos hacia tus caderas...
recorro ese camino con lenta ternura...


Estás aquí...
y me regalas una mirada apasionada...
un cuerpo vibrante...
un momento sin final...

Siento...
tus manos sobre mi espalda...
tu boca sobre mi piel...

Tus caricias adornando mi cuerpo.

El tiempo...
el tiempo.., se ha detenido para nosotros...


Deseo deslizarme en tu boca...
sentirme mimado por tu lengua...
siento el calor de tus labios...
la dulzura de tus caricias...
la apacible delicadeza de tu piel...

Juntos..
Juntos.., nuestros cuerpos se anudan en un baile de ternura y pasión...
tu vientre se adelanta buscando un placer deseado...

Somos uno...
un solo cuerpo, un solo ritmo...
un solo ser con dos corazones entregados...

Te digo... “te quiero mi amor...”
y tu me susurras palabras dulce con una sonrisa...

Nuestros cuerpos permanecen entrelazados en un momento sin final....
mis dedos recorren tu espalda...
tus labios me colman de besos...
Seguimos siendo un solo cuerpo...
un solo corazón…
dos mentes llenas de ternura...”

David se desperezó ante la pantalla del ordenador. Se frotó los ojos y leyó lo escrito. 

Se sitió satisfecho y ello le hizo suspirar con fuerza. 

Siempre se juzgó perdido a la hora de describir historias de amor en sus relatos, por ello evitaba hacerlo… 

Pero esta vez era diferente, esta vez no le había costado ningún esfuerzo. Solo tuvo que rememorar la suya, la que vivía al lado de la mujer de sus sueños..,  y después, pasarla a palabras sencillas, fáciles de entender... 

Sabía que ella se reconocería a través de lo escrito y ello le ilusionaba. 

Sabía que ella se sentiría la protagonista de aquel momento… 

Sonrió al recordarla… 
La amaba.




El vals lento de las tortugas (fragmento), Katherine Pancol


 
Hacía dieciocho días que ella se había marchado, dieciocho días que él permanecía en silencio. ¿Qué decir, al cabo de dieciocho días, a una mujer que te coge de la mano y se ofrece sin calcular? ¿Que tanta prodigalidad le hacía retroceder?
¿Que estaba petrificado? Se decía que nunca tendría brazos suficientemente largos para recibir todo el amor que dispensaba Joséphine. Tendría que inventar palabras, frases, juramentos, contenedores, trenes de mercancías, estaciones de carga y descarga. Ella había entrado en él como en una habitación vacía.
No debería haberse marchado. Habría amueblado esa habitación con sus palabras, sus gestos, sus abandonos. Le habría dicho en voz baja que no fuese tan deprisa, que yo era un debutante. Se puede improvisar un beso sobre el andén de una estación, repetirlo contra un horno sin pensarlo, pero cuando, de pronto, todo se vuelve posible, uno ya no sabe.
Había dejado pasar un día, dos días, tres días..., dieciocho días.
Y quizás diecinueve, veinte, veintiuno.
Un mes... Tres meses, seis meses, un año.
Será demasiado tarde. Estaremos convertidos en estatuas de piedra, ella y yo.
¿Cómo explicarle que ya no sé quién soy? He cambiado de dirección, de país, de mujer, de ocupación, quizás tendría que cambiar de nombre. Ya no sé nada de mí.
Sé, por el contrario, lo que ya no quiero ser, a dónde ya no quiero ir.


El día que Lennon conoció a McCartney

 
Fue un caluroso sábado 6 de julio de 1955 cuando la banda, “Los Quarrymen”, tocarían en la Feria de la Villa de Woolton en la Iglesia Saint Peter’s, Liverpool.
La fiesta se inicio a las 3:30 pm y tuvo lugar en el patio de la iglesia. Los Quarrymen eran una banda de versiones de blues y rock and roll integrada por John Lennon, Eric Griffiths, Colin Hanton, Rod Davies, Pete Shotton y Len Garry.

Durante una pausa en la actuación, Ivan Vaughan, un amigo en común, presentó a John y Paul.

“Al fondo había una especie de pequeño escenario en la cual tocaban unos muchachos. Me fije particularmente en uno de ellos con una camisa escocesa a cuadros, pelo rizado rubio y patillas que tenía muy buena pinta. Estaba tocando una guitarra no muy buena, de esas garantizadas para no quebrarse. Aun así lo hacía bastante bien, recuerdo que me dejo impresionado.

Cantaba una canción de Del Vickings llamada “Come Go With Me”, pero era evidente que no se sabía la letra original ya que la cambio por una de esas letras de viejas canciones de música blues. Originalmente la canción decía: “Come little Darling, come go with me”, y John cantaba: “ Down, down, down to the Penitentiary”. Este era el tipo de cosas que había oído en los discos del blusero Big Bill Broonzy. Me pareció algo muy ingenioso. Pues esa era John”.

Así recuerda MacCartney aquel histórico momento.

“Me tropecé con John Lennon detrás del escenario del pequeño salón de la iglesia, así que tomé su guitarra, (que tuve que tocar al revés porque soy zurdo) y me dispuse a tocar ‘Twenty Flight Rock’. Todos quedaron impresionados porque yo me sabía la letra, entonces alguien tocó el piano, otro cantó ‘Long Tall Sally’ y después me preguntaron si quería unirme a ellos” . Luego, Paul enseño a John como debía afinar su guitarra correctamente, ya que esta se encontraba en una tonalidad para el banjo.”
Dos semanas después, Paul McCartney se unió al grupo de John Lennon e hizo su debut el 18 de octubre en el New Clubmoor Hall (Conservative Club). En esa ocasión Paul se encargo de la guitarra principal.

 
 
 
Durante mucho tiempo, fue un misterio la fecha exacta en que John y Paul se conocieron. Algunos libros mencionaban el 15 de junio de 1955, otros decían julio de 1958. Y fue gracias a este cartel que se pudo dar con la fecha correcta, sábado 6 de julio de 1957.




Origen del kinetófono


Thomas Alba Edison, conocidísimo inventor, tenía una idea:  producir un aparato que pudiera emitir sonido y proyectar imágenes a la vez. En este diseño se incluía el fonógrafo inventado por él mismo. Y con esta idea en la cabeza visitó a  Muybridge que ya había patentado el Zoopraxiscópio. Edison pretendía utilizar una sola cámara en vez de la gran cantidad que utilizaba Muybridge, de manera que todo fuese más simple.
Entonces, Edison, impresionado e inspirado por las ideas de Muybridge, rápidamente registró la patente de una máquina que podría “hacer para los ojos aquello que el fonógrafo hace para los oídos” el 17 de octubre de 1888, antes incluso de tener nada construído, por si se le adelantaba alguien. Asignó la tarea del nuevo diseño a Laurie Dickson, a quien acababa de contratar, y decidió llamar “a su” invento como “Kinetoscopio” (kinetoscope), como resultado de la combinación de las palabras griegas “kineto” (movimiento) y “scopos” (“ver”).

Edison, Dickson y otros trabajadores del laboratorio de Edison, realizaron progresos en el diseño hasta un punto, ya que solo eran capaces de reproducir animaciones demasiado cortas. El proyecto quedó paralizado, pero se reemprendió después de una visita de Edison a Etienne-Jules Marey,  que había desarrollado un sistema que utilizaba una tira de película mucho más larga.

La aparición de la película de celuloide ofrecieron más progresos en esta dirección, era de plástico y muy delgada. La película se diseñó como un lazo, que serpenteaba alrededor de una serie de ejes dentro de una caja de madera, y se podía ver mirando hacia abajo desde una abertura.
Un prototipo del Kinetoscopio final fue mostrado que una convención de la Federación Nacional de Clubes de Mujeres de 20 de mayo de 1891.


 El Kinetófono fue un primer intento de Thomas A. Edison para unificar la imagen y el sonido a finales del siglo XIX. Previamente Edison había patentado el Kinetoscopio en 1892. Este consistía en una caja de madera en posición vertical, con una mirilla con lentes de aumento en la parte superior. En el interior de la caja, la película, en una banda de aproximadamente 15 metros, se organizó en torno a una serie de carretes que le hacían dar muchas vueltas. El espectador era sólo uno y miraba la animación por el visor.

Para alimentar el aparato Edison construyó un estudio donde rodar películas, la mayoría eran pequeños números de los que se podian ver en cualquier barraca de feria: acróbatas, bailarinas y hasta mujeres peleando.

Poco después, en la primavera de 1895, presentó el kinetófono, es decir, una película de Kinetoscopio sincronizado por una correa con un fonógrafo.
 En 1896 grabó incluso lo que seria el primer beso de la historia del cine. 

Tiempo después Laurie Dickson, ayudante de Edison, abandonó el laboratorio y el Kinetoscopio cayó en popularidad, y los trabajos del Kinetófono se suspendieron. Ya había nacido el Cinematógrafo en Francia, y se impuso sobre todo lo demás.

La primera película que se mostró en un Kinetófono fue “Dickson Experimental Sound Film”.




 Fuente:


http://www.culturizando.com
http://cineojo.wordpress.com