domingo, 13 de enero de 2013

Preámbulo de este domingo...






Como dice este poema, hoy es domingo.
Ha amanecido un día de invierno, triste, frío...
La soledad del alma hace que aún sea más frío y más triste,
más solitario y más desolador.

Hoy... hoy me dejo llevar por sentimientos y emociones.
Hoy...hoy mi corazón llora, mi alma está sombría.
Hoy quiero que las manecillas del reloj no se detengan
que se muevan alegremente,
que el día de hoy, este domingo, se acabe pronto.




Por compañía en estas horas lentas tengo poemas,
poemas y canciones...

Poesía, medicina para el alma,
música, alegría para el corazón...

Comparto con todos algunos de esos poemas y algunas de esas canciones...      

Poema del domingo triste, José Ángel Buesa

 
 

 Poema del domingo triste


Este domingo triste pienso en ti dulcemente
y mi vieja mentira de olvido, ya no miente.

La soledad, a veces, es peor castigo...
Pero, ¡qué alegre todo, si estuvieras conmigo!

Entonces no querría mirar las nubes grises,
formando extraños mapas de imposibles países;

y el monótono ruido del agua no sería
el motivo secreto de mi melancolía.

Este domingo triste nace de algo que es mío,
que quizás es tu ausencia y quizás es mi hastío,

mientras corren las aguas por la calle en declive
y el corazón se muere de un ensueño que vive.

La tarde pide un poco de sol, como un mendigo,
y acaso hubiera sol si estuvieras conmigo;

y tendría la tarde, fragantemente muda,
el ingenuo impudor de una niña desnuda.

Si estuvieras conmigo, amor que no volviste,
¡qué alegre me sería este domingo triste!






Solo para ti, Camela


Eres todo lo que pedía
Lo que mi alma vacía
Quería sentir

Eres lo que tanto esperaba
Lo que en sueños buscaba
Y que en ti descubrí

Tú has llegado a encender
Cada parte de mi alma
Cada espacio de mi ser

Ya no tengo corazón
Ni ojos para nadie
Solo para ti

Eres el amor de mi vida
El destino lo sabia
Y hoy te puso ante mí

Y cada vez que miro al pasado
Es que entiendo que a tu lado
Siempre pertenecí

Tú has llegado a encender
Cada parte de mi alma
Cada espacio de mi ser

Ya no tengo corazón
Ni ojos para nadie
Solo para ti

Solo para ti
Solo para ti
Solo para ti

Esto es en verdad
Lo puedo sentir
Se que mi lugar
Es junto a ti…

Eres todo lo que pedía
Lo que no conocía
Y que en ti descubrí.


Sucesiva, Gerardo Diego

Déjame acariciarte lentamente,
déjame lentamente comprobarte,
ver que eres de verdad, un continuarte
de ti misma a ti misma extensamente.

Onda tras onda irradian de tu frente
y mansamente, apenas sin rizarte,
rompen sus diez espumas al besarte
de tus pies en la playa adolescente.

Así te quiero, fluida y sucesiva,
manantial tú de ti, agua furtiva,
música para el tacto perezosa.

Así te quiero, en límites pequeños,
aquí y allá, fragmentos, lirio, rosa,
y tu unidad después, luz de mis sueños.









Lady, Kenny Rogers


Dama, soy tu caballero en una armadura brillante
y te amo
Me has hecho lo que soy
y soy tuyo
Mi amor, hay tantas maneras
en las que quiero decir te amo
Déjame sostenerte en mis brazos para siempre

Te has ido y me dejaste en ridículo
Estoy tan perdido sin ti
Y oh, nos pertenecemos
¿No crees en mi canción?

Dama, por tantos años
pensé que nunca te encontraría
Has venido a mi vida
y me haces completo
Por siempre déjame despertar
y verte cada mañana
Déjame escuchar tu susurro suavemente en mi oído

En mis ojos no veo a nadie más que a ti
No hay otro amor como nuestro amor
Y si, oh si,
siempre te querré cerca de mí
He esperado tanto tiempo por ti

Dama, tu amor es el único amor que necesito
Y a mi lado es donde quiero que tu estés
Porque, mi amor,
hay algo que quiero que sepas
Eres el amor de mi vida, eres mi dama.

Amor, Juan Ramón Jiménez





El amor, ¿a qué huele? Parece, cuando se ama,

que el mundo entero tiene rumor de primavera.

Las hojas secas tornan y las ramas con nieve,

y él sigue ardiente y joven, oliendo a la rosa eterna.



Por todas partes abre guirnaldas invisibles,

todos sus fondos son líricos -risa o pena-,

la mujer a su beso cobra un sentido mágico

que, como en los senderos, sin cesar se renueva...



Vienen al alma música de ideales conciertos,

palabras de una brisa liviana entre arboledas;

se suspira y se llora, y el suspiro y el llanto

dejan como un romántico frescor de madreselvas...