jueves, 28 de febrero de 2013

Tú me acostumbraste, Luis Miguel

Tú me acostumbraste
a todas esas cosas,
y tú me enseñaste
que son maravillosas.
Sutil llegaste a mi como una tentación
llenando de ansiedad mi corazón.
Yo no comprendía cómo se quería
en tu mundo raro y por ti aprendí.
por eso me pregunto al ver que me olvidaste
porque no me enseñaste como se vive sin ti.
Por eso me pregunto al ver que me olvidaste
porque no me enseñaste como se vive sin ti
porque no me enseñaste como se vive sin ti
porque no me enseñaste como se vive sin ti.
Tu me acostumbraste
Tú me acostumbraste
a todas esas cosas,
y tú me enseñaste
que son maravillosas.
Sutil llegaste a mi como una tentación
llenando de ansiedad mi corazón.
Yo no comprendía cómo se quería
en tu mundo raro y por ti aprendí.
por eso me pregunto al ver que me olvidaste
porque no me enseñaste como se vive sin ti.


Una frase de Gabriel García Márquez


Los hombres piensan

que dejan de enamorarse

cuando envejecen, sin saber

que envejecen cuando dejan de enamorarse...

Poema 12, Oliverio Girondo



Se miran, se presienten, se desean,

se acarician, se besan, se desnudan,

se respiran, se acuestan, se olfatean,

se penetran, se chupan, se demudan,

se adormecen, se despiertan, se iluminan,

se codician, se palpan, se fascinan,

se mastican, se gustan, se babean,

se confunden, se acoplan, se disgregan,

se aletargan, fallecen, se reintegran,

se distienden, se enarcan, se menean,

se retuercen, se estiran, se caldean,

se estrangulan, se aprietan se estremecen,

se tantean, se juntan, desfallecen,

se repelen, se enervan, se apetecen,

se acometen, se enlazan, se entrechocan,

se agazapan, se apresan, se dislocan,

se perforan, se incrustan, se acribillan,

se remachan, se injertan, se atornillan,

se desmayan, reviven, resplandecen,

se contemplan, se inflaman, se enloquecen,

se derriten, se sueldan, se calcinan,

se desgarran, se muerden, se asesinan,

resucitan, se buscan, se refriegan,

se rehuyen, se evaden, y se entregan. 

Historia del mundo en manzanas





A raíz de la muerte del cofundador de Apple y gran visionario de la tecnología, Steve Jobs, una serie de condolencias y mensajes fueron enviados a través de las redes sociales. Un mensaje que se  hizo muy interesante fue aquel publicado en Twitter que decía: “En la historia de la humanidad hay tres manzanas: la de Adán, la de Newton y la de Steve Jobs”

Pero, ¿sólo hubo tres "manzanas especiales" en importancia a los largo de la historia? 
Os dejo otras manazanas que marcaron un hito en el devenir de la historia. 
Quizás vosotros encontréis alguna otra manzana que no haya metido en este cesto...


 
Pintura renacentista: "Adan y Eva en el Paraiso"
La manzana de Adán: El hombre vivía en el paraíso junto a su creador, Dios. Éste era muy comprensivo pero había puesto una restricción: no se debía comer del árbol del fruto prohibido. El demonio, en forma de serpiente, logra convencer a Eva de que aquella prohibición no era relevante y que debía probarlo. Así que corta un fruto (muchos defienden que fue un higo, otros que fue una manzana) y se lo entregó a Adán para que lo comiera. Tras la primera mordida Dios les dijo que por haberle desobedecido deberían salir del paraíso, que sentirían vergüenza de sus cuerpos desnudos, que sufrirían y morirían.

La manzana de Blancanieves:

En un reino había una reina, madrastra de una bella doncella. La reina estaba obsesionada por la belleza; tenía un espejo mágico al que le preguntaba quién era la más bella –del reino-. Al principio el espejo siempre contestaba que era ella, pero cuando Blanca Nieves, la doncella, creció este cambio de parecer. Así que la reina decide matarle. Blancanieves huye al bosque donde se refugia. Como no había muerto la Reina se da a la tarea de matarle, para esto utiliza una manzana embrujada. Blancanieves la muerde y cae en un estado que hoy llamaríamos coma. Tras una serie de eventos un Príncipe la despierta de su sueño con el primer beso de amor y viven felices para siempre.

La manzana de Newton:
 

Cuenta la leyenda que la famosa Ley de la Gravitación fue consecuencia de un acontecimiento aleatorio: la caída de una manzana sobre la cabeza de Newton. Se ha dicho que estaba ocioso y triste leyendo debajo de un árbol cuando le cayó ésta. Éste se dio cuenta que había una fuerza que atraía todo hacia el centro de la tierra. Corrió a su Estudio y elaboro lo que sería una de las grandes leyes de la ciencia.

Hay quien piensa que es una leyenda pero la Royal Society de Londres en conmemoración de su 350º aniversario en 2010, sacó a la luz un manuscrito original que relata como Isaac Newton, al caerse una manzana, meditó la teoría de la gravedad. 

Se trata de un manuscrito, del amigo y contemporáneo de Newton, el físico William Stukeley,  para una novela biográfica, “Memorias de la vida de Sir Isaac Newton” (1752), que había permanecido resguardada en los archivos de la prestigiosa institución.
Parece que el árbol original se conservó hasta 1814, cuando cayó a consecuencia de una violenta tormenta, y su madera se utilizó para hacer sillas. Por entonces ya se habían obtenido varios injertos de aquel ejemplar, y hoy existen docenas de clónicos del mismo, plantados en los jardines de distintas facultades de física de todo el mundo. 
 
 
La manzana de Guillermo Tell:

Guillermo Tell es un personaje legendario de Suiza, del siglo XIV,  aunque hasta hoy nadie ha podido confirmar su existencia real.
La leyenda se enmarca en la época en la que los cantones suizos luchaban por su independencia del Imperio alemán.
Alberto, emperador de Alemania, hijo de Rodolfo de Habsburgo, había resuelto someter a los suizos y convertir al país en un Estado hereditario para la casa de Austria. Para conseguirlo, envió gobernadores a quienes encargó que tratasen a los habitantes con dureza para que se rebelaran y así justificar la ocupación con las armas.  
Narra esta leyenda que Guillermo Tell,  nacido en el cantón suizo de Uri, paseaba un día por la plaza central de Altdorf (capital de Uri) donde se hallaba el sombrero de la casa dominante (la familia de los Habsburgo), ante el cual todos los suizos debían inclinarse con reverencia. Soberbio, Tell no lo hizo y el gobernador Hermann Gessler, un tirano despótico,  le impuso un escarmiento por su desobediencia,  disparar con una flecha de su ballesta a una manzana puesta sobre la cabeza de su hijo. Guillermo Tell cargó con dos flechas su aljaba. Disparó la primera y atravesó en su centro la manzana. Cuando le preguntaron respecto de la segunda flecha, Tell dijo que estaba dirigida al opresor que lo obligó a disparar, en caso de que sin querer matara a su hijo. Por esto fue encarcelado nuevamente y enviado  al castillo de Kussnacht para su reclusión, pero el navío naufragó y Tell escapo de sus captores matando a Gessler de un flechazo.
Finalmente, en el año 1389, la Confederación Helvética proclamó su independencia de los Habsburgo.
Desde entonces la historia ha corrido de boca en boca, y siglos más tarde fue tomada para ser popularizada como alegoría característica de la lucha por la libertad.
En la actualidad, en Altdorf (Suiza) existe una estatua de bronce y una placa, en memoria de la hazaña de Guillermo Tell y de la libertad suiza. También se puede oír allí la historia del final de los días de Guillermo Tell, que dicen pereció en las aguas del Valle de Schäden, ahogado, al intentar salvar a un niño que se había caído.
La manzana de los Beatles:
 
Una de las agrupaciones más famosas del Rock ‘n’ Roll tenía como símbolo de su disquera una manzana verde. Esta ha sido objeto de devoción por parte de sus seguidores, de hecho lo sigue siendo. La última publicación de su discografía venía en una memoria USB en forma de manzana verde donde se podía leer la leyenda: “The Beatles”.


El hijo del Hombre, Magritte. La manzana de Magritte:
 
Una de las obras más importantes del surrealismo es “El Hijo del Hombre”, pintura elaborada por Magritte. Ésta pintura, hecha con lienzo y oleo en 1964, se encuentra en el Museo Magritte de Bruselas. La pintura nos refleja la pérdida de identidad que se vive, pero la alegría de vivir que sigue con vida.

La gran manzana:
 
Nueva York es una de las ciudades más famosas del mundo, y es más conocida con su sobrenombre de la Gran Manzana.

El término se hizo popular en los años 20 gracias al cronista deportivo del New York Morning Telegraph, John J. Fitz Gerald, que al escuchar cómo lo usaban los mozos de cuadra en el hipódromo de Nueva Orleáns para referirse al hipódromo de Nueva York, llamó a su columna hípica: “Sobre la Gran Manzana”, donde escribe en 1924: “La Gran Manzana. El sueño de todo chico que haya montado un purasangre y el objetivo de todo jinete. Sólo existe una Gran Manzana y es Nueva York”.

También, durante los años 30, el término era utilizado para referirse a la ciudad por los músicos de jazz, para los que tocar en Nueva York era su máximo objetivo: “son muchas las manzanas que tiene el árbol del éxito, pero Nueva York es la Gran Manzana”.
Este eslogan alcanzó la popularidad, en 1971, cuando la ciudad de Nueva York realizó una campaña turística  por todo el mundo bajo este lema.

La manzana de la luces:

La Manzana de las Luces, declarada Lugar Histórico, es una manzana de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que se encuentra rodeada por las calles Bolívar, Moreno, Alsina, Avenida Julio A. Roca (Diagonal Sur) y Perú (continuación de la peatonal calle Florida).
La Manzana está poblada de historia ya que en ella se unen los hechos religiosos y culturales de una nación que nacía. En ella están ubicados el Colegio Nacional de Buenos Aires, la Iglesia de San Ignacio, el antiguo edificio de la Universidad de Buenos Aires y otros edificios históricos.
Ha sido bautizada de esa forma por el periódico El Argos el 1 de septiembre de 1821, en alusión a las “luces de la razón”, debido a las instituciones intelectuales que allí se encontraban instaladas.
Arte con manzanas:
 En Kivik, Suecia, se realiza el Festival de la Manzana, que tiene por objeto la transformación de la fruta en objeto de arte. El resultado son extraordinarios “cuadros” gigantes. Se utilizan cuatro toneladas (75.000 manzanas) de media por cuadro.
  El autor de esta monumental obra:  Helge Lundström, 2008.

 

 

 La Oda a la manzana de Pablo Neruda

A ti, manzana,
quiero
celebrarte
llenándome
con tu nombre
la boca,
comiéndote.

Siempre
eres nueva como nada
o nadie,
siempre
recién caída
del Paraíso:
plena
y pura
mejilla arrebolada
de la aurora!
Qué difíciles
son
comparados
contigo
los frutos de la tierra,
las celulares uvas,
los mangos
tenebrosos,
las huesudas
ciruelas, los higos
submarinos:
tú eres pomada pura,
pan fragante,
queso
de la vegetación.

Cuando mordemos
tu redonda inocencia
volvemos
por un instante
a ser
también recién creadas criaturas:
aún tenemos algo de manzana.

Yo quiero
una abundancia
total, la multiplicación
de tu familia,
quiero
una ciudad,
una república,
un río Mississipi
de manzanas,
y en sus orillas
quiero ver
a toda
la población
del mundo
unida, reunida,
en el acto más simple de la tierra:
mordiendo una manzana.

1956.


La manzana de Steve Jobs:
Innovación, esta es la única palabra que puede definir la obra de Jobs. El famoso logo de Apple (una manzana mordida) ha sufrido muchas transformaciones, pero siempre ha reflejado lo mismo: una estática minimalista. Vemos que este genio logró hacer de un logo un estilo de vida y una visión estética nueva. Gracias a Jobs tenemos más de una fuente en nuestras computadoras, juegos en nuestros dispositivos, reproductores de música digital como el ipod, computadoras sin virus, itunes U, y muchas cosas más.

Vemos que un fruto que a simple vista parece ordinario ha inspirado actos extraordinarios. Algunas de ellas nos son más impresionantes que otras, algunas han logrado consolidado personajes, y otras más inspiran nuestra imaginación. Como ya se ha dicho muchas veces el límite del hombre es el límite de su imaginación. Así a la próxima no desprecien lo común, nunca se sabe qué podría inspirar. 

 Apple estrenó en 1976 un logotipo con una clara alusión a Isaac Newton. En la imagen, el físico aparecía bajo un árbol de manzanas, mientras el nombre de la compañía, Apple Computer Co., enmarcaba el cuadro. La idea de aquel logo no convenció del todo a Jobs y pidió que se cambie solo un año después por la icónica manzana adornada con los colores del arco iris.

Era claro por aquel entonces que la compañía se inspiró para la creación de su logo en la anécdota que condujo a Isaac Newton al estudio del concepto de la gravedad. Y aunque esta teoría todavía es aceptada también se han formulado otras hipótesis ante la falta de una confirmación oficial. 

La manzana mordida
Se dice que el logo que hoy adorna los iPhone es un homenaje a Alan Turing, el hombre que sentó las bases de la era moderna de la computación y murió al morder una manzana que tenía cianuro el 7 de junio de 1954.
Según CNN México, cuando Jobs y Steve Wozniak buscaban renovar el logotipo de su empresa “se acordaron de Turing y su contribución a su campo” y es por eso que no escogieron una manzana completa sino una mordida para representar a la compañía.
Cuando los ejecutivos de Apple fueron consultados al respecto, dijeron que esa no era la historia oficial de la compañía. Además, el diseñador gráfico Rob Janoff, quien dibujó el logotipo, dijo que aunque estaba encantado por los vínculos con la historia de Turing (al momento de diseñar el símbolo no estaba al tanto de ese dato) “me temo que no tenía nada que ver con eso”.
Lo que Janoff sí dijo fue que la mordida es muy clara: es por escala, de modo que una pequeña manzana como logo se ve como una manzana y no como una cereza.

Bearlemanía
Una historia poco feliz sobre el origen del logo es aquella que “involucra” a los cuatro de Liverpool. Neil Aspinall, el ex manager del Los Beatles, aseguró hace unos años que Steve Jobs bautizó su compañía con el nombre de la manzana en honor a la compañía musical de Los Beatles, Apple Corps. Aspinall dijo que el co fundador de Apple reconoció ese hecho en una reunión que ambos mantuvieron para discutir el lanzamiento de un portal de Internet llamado Beatles.com.
El diario “Financial Times” dio cuenta de dicho testimonio en el año 2006 en el marco de la batalla legal que Apple Computer y Apple Corps sostenían en torno a los derechos de la marca Apple. La disputa se resolvió meses después y, posteriormente, se llegó a un acuerdo para que Apple venda a través de su tienda iTunes las canciones del grupo británico al precio de US$1,29 cada una.
Una versión menos aceptada es la que Steve Wozniak, cofundador de Apple, comentó alguna vez. Según dijo, Steve Jobs decidió bautizar su compañía como Apple luego de visitar una comunidad en Oregon a la que se refirió como un “manzanar” (en inglés, ‘apple orchard’).








Manzanas en la literatura

El secreto



"El secreto" está escrito por el ilustrador francés Eric Battut y publicado por Kókinos.

Un ratoncito encuentra una manzana y, para esconderla, la entierra. Cuando una ardilla, un pájaro, una tortuga y otros animales le van preguntando qué ha escondido, a todos les dice que es su secreto... pero.... los secretos mejor guardados crecen demasiado para esconderlos....


El valor de este cuento no está solamente en su historia que, aunque mínima, es muy simpática y original, sino en sus ilustraciones, que consiguen llamar constantemente la atención de los niños y niñas. Utilizando el blanco como fondo, el autor consigue que los niños se fijen principalmente en los personajes que van apareciendo y en el secreto del protagonista principal, el ratón. Ademas, también juega con los textos ya que utiliza diferentes tipografías, algunas formando dibujos y de diferentes colores.


La Historia de la manzana roja, Lean Lööf
Pincha en la imagen para ver el cuento

La huella cerebral de la torpeza


Científicos encuentran la huella cerebral de la torpeza



Un equipo de investigadores alemanes ha descubierto que la habilidad o la incapacidad para aprender radican en los niveles de actividad de las llamadas ondas alfa del cerebro, que son meras oscilaciones electromagnéticas que surgen de la actividad eléctrica de las neuronas. El hallazgo podría ayudar a desarrollar nuevas terapias para las lesiones cerebrales.

La causa de que a algunas personas les cueste más que a otras aprender podría haber sido revelada por un equipo de investigación de Berlín, Bochum, y Leipzig, en Alemania.

Estos investigadores han descubierto que el principal problema en este sentido radica no en que los procesos de aprendizaje sean ineficientes en sí mismos, sino en que el cerebro procesa de manera insuficiente la información que hay que aprender. Los científicos han hallado un indicador de esta insuficiencia.

En su experimento, los investigadores entrenaron el sentido del tacto de algunos sujetos para que este se volviera más sensible. Además, midieron la actividad cerebral de todos los participantes con un electroencefalograma (EEG), que consiste en la exploración neurofisiológica a partir del registro de la actividad bioeléctrica cerebral.

En los individuos que respondieron bien a la fase de formación del sentido del tacto, el EEG) reveló cambios característicos en la actividad del cerebro, específicamente, en las llamadas ondas alfa del cerebro.

Estas ondas son oscilaciones electromagnéticas que surgen de la actividad eléctrica de las células cerebrales y reflejan, entre otras cosas, la eficacia con que el cerebro aprovecha la información sensorial necesaria para el aprendizaje.

A raíz de estos resultados, "una pregunta interesante sería en qué medida la actividad alfa puede ser influida deliberadamente con biofeedback ", señala Hubert Dinse, del Laboratorio de Plasticidad Neuronal de la Universidad de Ruhr, en Bochum, y uno de los autores del estudio, en un comunicado de dicha Universidad.

El biofeedback es una técnica que se emplea para controlar las funciones fisiológicas del organismo humano, mediante la utilización de un sistema de retroalimentación que informa al sujeto del estado de la función que se desea controlar de manera voluntaria.

Dinse añade que conocer este punto "podría tener enormes implicaciones para las terapias destinadas a tratar una lesión cerebral y, en general, para la comprensión de los procesos de aprendizaje”.

El equipo de investigación de la Ruhr-Universität, la Humboldt Universität, la Charité - Universitätsmedizin y el Instituto Max Planck (MPI ) ha publicado sus hallazgos en la revista Journal of Neuroscience.

"En los últimos años hemos establecido un procedimiento con el que desencadenar procesos de aprendizaje que no requieren de atención", afirma Dinse. Los investigadores han sido, por tanto, capaces de excluir la atención como factor de aprendizaje.

En este experimento en concreto, lo que hicieron fue estimular una y otra vez el sentido del tacto de los participantes durante 30 minutos, con estimulación eléctrica aplicada a la piel de sus manos.

Antes y después de este entrenamiento pasivo, midieron además la sensibilidad del tacto de los participantes. Para ello, aplicaron una presión suave en sus manos con dos agujas distintas y determinaron la menor separación entre las agujas a la que los voluntarios aún percibían ambos estímulos como separados.

Como media, el entrenamiento pasivo mejoró el umbral de sensibilidad táctil de los sujetos en un 12%, aunque no en todos los 26 participantes. Usando el EEG, el equipo estudió por qué algunas personas adquirieron una mayor sensibilidad mejor que el resto.

Por otro lado, los registros con el EEG fueron realizados antes y durante el entrenamiento pasivo. Gracias a estos registros, se identificaron los componentes de actividad cerebral vinculados a la mejora en la prueba de discriminación táctil.

Los científicos constataron concretamente que la actividad alfa del cerebro resulta decisiva en el aprendizaje. En términos generales, las ondas alfa oscilan electromagnéticamente en un rango de frecuencias de ocho a 12 hertzios: aquellos participantes que presentaron una mayor actividad alfa antes del entrenamiento pasivo, fueron los que mejor aprendieron.

Sin embargo, a mayor reducción de la actividad alfa durante el entrenamiento pasivo, mayor facilidad para aprender mostraron los voluntarios. Todos estos efectos fueron observados en la corteza somatosensorial de los participantes, un área del cerebro vinculada al sentido del tacto.

Los científicos explican que, por tanto, un alto nivel de actividad alfa en el cerebro (previo al aprendizaje) denotaría la disposición de este órgano a aprovechar la información que le llega del mundo exterior.

Por el contrario, una fuerte disminución de la actividad alfa durante la estimulación sensorial indicaría que el cerebro procesa los estímulos de manera particularmente eficiente.

Estos resultados sugieren que el aprendizaje basado en la percepción es altamente dependiente de la accesibilidad de la información sensorial. Y que la actividad de las ondas alfa, como indicador de los cambios constantes en los estados del cerebro, modula esta accesibilidad.

Una de las autoras del estudio, del Instituto Max Planck Institute (MPI), Petra Ritter, afirma que habrá que analizar, con modelos computacionales, cómo el ritmo de las ondas alfa afecta al aprendizaje.

"Sólo cuando entendemos cómo se produce en el cerebro el procesamiento de información compleja, podremos intervenir específicamente en dichos procesos, para tratar ciertos trastornos", explica Ritter. De hecho, el objetivo de esta red de cooperación científica alemana es desarrollar nuevas terapias para las lesiones cerebrales.


 Fuente:
tendencias21 


Científicos encuentran la huella cerebral de la torpeza

Un equipo de investigadores alemanes ha descubierto que la habilidad o la incapacidad para aprender radican en los niveles de actividad de las llamadas ondas alfa del cerebro, que son meras oscilaciones electromagnéticas que surgen de la actividad eléctrica de las neuronas. El hallazgo podría ayudar a desarrollar nuevas terapias para las lesiones cerebrales.

La causa de que a algunas personas les cueste más que a otras aprender podría haber sido revelada por un equipo de investigación de Berlín, Bochum, y Leipzig, en Alemania.

Estos investigadores han descubierto que el principal problema en este sentido radica no en que los procesos de aprendizaje sean ineficientes en sí mismos, sino en que el cerebro procesa de manera insuficiente la información que hay que aprender. Los científicos han hallado un indicador de esta insuficiencia.

En su experimento, los investigadores entrenaron el sentido del tacto de algunos sujetos para que este se volviera más sensible. Además, midieron la actividad cerebral de todos los participantes con un electroencefalograma (EEG), que consiste en la exploración neurofisiológica a partir del registro de la actividad bioeléctrica cerebral.

En los individuos que respondieron bien a la fase de formación del sentido del tacto, el EEG) reveló cambios característicos en la actividad del cerebro, específicamente, en las llamadas ondas alfa del cerebro.

Estas ondas son oscilaciones electromagnéticas que surgen de la actividad eléctrica de las células cerebrales y reflejan, entre otras cosas, la eficacia con que el cerebro aprovecha la información sensorial necesaria para el aprendizaje.

A raíz de estos resultados, "una pregunta interesante sería en qué medida la actividad alfa puede ser influida deliberadamente con biofeedback ", señala Hubert Dinse, del Laboratorio de Plasticidad Neuronal de la Universidad de Ruhr, en Bochum, y uno de los autores del estudio, en un comunicado de dicha Universidad.

El biofeedback es una técnica que se emplea para controlar las funciones fisiológicas del organismo humano, mediante la utilización de un sistema de retroalimentación que informa al sujeto del estado de la función que se desea controlar de manera voluntaria.

Dinse añade que conocer este punto "podría tener enormes implicaciones para las terapias destinadas a tratar una lesión cerebral y, en general, para la comprensión de los procesos de aprendizaje”.

El equipo de investigación de la Ruhr-Universität, la Humboldt Universität, la Charité - Universitätsmedizin y el Instituto Max Planck (MPI ) ha publicado sus hallazgos en la revista Journal of Neuroscience.

"En los últimos años hemos establecido un procedimiento con el que desencadenar procesos de aprendizaje que no requieren de atención", afirma Dinse. Los investigadores han sido, por tanto, capaces de excluir la atención como factor de aprendizaje.

En este experimento en concreto, lo que hicieron fue estimular una y otra vez el sentido del tacto de los participantes durante 30 minutos, con estimulación eléctrica aplicada a la piel de sus manos.

Antes y después de este entrenamiento pasivo, midieron además la sensibilidad del tacto de los participantes. Para ello, aplicaron una presión suave en sus manos con dos agujas distintas y determinaron la menor separación entre las agujas a la que los voluntarios aún percibían ambos estímulos como separados.

Como media, el entrenamiento pasivo mejoró el umbral de sensibilidad táctil de los sujetos en un 12%, aunque no en todos los 26 participantes. Usando el EEG, el equipo estudió por qué algunas personas adquirieron una mayor sensibilidad mejor que el resto.

Por otro lado, los registros con el EEG fueron realizados antes y durante el entrenamiento pasivo. Gracias a estos registros, se identificaron los componentes de actividad cerebral vinculados a la mejora en la prueba de discriminación táctil.

Los científicos constataron concretamente que la actividad alfa del cerebro resulta decisiva en el aprendizaje. En términos generales, las ondas alfa oscilan electromagnéticamente en un rango de frecuencias de ocho a 12 hertzios: aquellos participantes que presentaron una mayor actividad alfa antes del entrenamiento pasivo, fueron los que mejor aprendieron.

Sin embargo, a mayor reducción de la actividad alfa durante el entrenamiento pasivo, mayor facilidad para aprender mostraron los voluntarios. Todos estos efectos fueron observados en la corteza somatosensorial de los participantes, un área del cerebro vinculada al sentido del tacto.

Los científicos explican que, por tanto, un alto nivel de actividad alfa en el cerebro (previo al aprendizaje) denotaría la disposición de este órgano a aprovechar la información que le llega del mundo exterior.

Por el contrario, una fuerte disminución de la actividad alfa durante la estimulación sensorial indicaría que el cerebro procesa los estímulos de manera particularmente eficiente.

Estos resultados sugieren que el aprendizaje basado en la percepción es altamente dependiente de la accesibilidad de la información sensorial. Y que la actividad de las ondas alfa, como indicador de los cambios constantes en los estados del cerebro, modula esta accesibilidad.

Una de las autoras del estudio, del Instituto Max Planck Institute (MPI), Petra Ritter, afirma que habrá que analizar, con modelos computacionales, cómo el ritmo de las ondas alfa afecta al aprendizaje.

"Sólo cuando entendemos cómo se produce en el cerebro el procesamiento de información compleja, podremos intervenir específicamente en dichos procesos, para tratar ciertos trastornos", explica Ritter. De hecho, el objetivo de esta red de cooperación científica alemana es desarrollar nuevas terapias para las lesiones cerebrales.
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