domingo, 5 de agosto de 2012

Chavela Vargas

Una vida de pasiones y música...












" La música no tiene fronteras, pero sí un final  común: el amor y la rebeldía."



"Todo lo he hecho a sabiendas y no me arrepiento de nada. Ni de lo bueno, ni de lo malo, ni de los momentos felices, ni de las tristezas... Al final, tengo el alma llena de paz y tranquilidad." 


"Cuando yo canto los que me escuchan sienten. Y lloran porque se dan cuenta de que todavía son capaces de sentir. A pesar de los males del mundo." 


"Moriré un lunes, el día más aburrido pero no quiero cruces ni llantos. Que dejen descansar a la Vargas."


Chavela Vargas en una imagen de 1996. / SANTOS CIRILO



Dirán que este 5 de agosto ha muerto en Cuernavaca, Morelos, Isabel Vargas Lizano, nacida en 1919, natural de Costa Rica, referente de la canción mexicana, amiga de grandes artistas del siglo XX, cantante de oficio y dueña de un sentimiento que conquistó ambos lados del Atlántico. Pero la verdad es que Isabel Vargas Lizano, mejor conocida como Chavela Vargas, la voz que trascendió rancheras, boleros, corridos revolucionarios, tangos y canciones cubanas para forjar un estilo dulce y desgarrado, hondo y bravío, macho y femenino… la verdad es que no ha muerto, solo ha comenzado esta noche de agosto su balada inmortal.
Chavela era como los toreros, siempre se despedía y siempre regresaba. No se le dio la gana morirse en su último viaje a España, cuando el 12 de julio fue ingresada en el hospital por agotamiento. Los peores augurios tuvieron que esperar. Pisaría de nuevo México. Todo fue aterrizar para que comenzara el canto chavelesco: “Ya vine de donde andaba, se me concedió volver. A mí se me figuraba, que no les volvería a ver”. La letra de El Ausente fue el saludo que pusieron sus amigos en la cuenta de Twitter abierta a nombre de la Vargas. “México lindo y querido, qué bello es volver, qué bello es respirar tu aire y ver la luna junto al Chalchi. México creo en ti”. Del Chalchi, su escarpada montaña de Tepoztlán, se despediría el 30 de julio, cuando se la llevaron al hospital donde dejó de respirar a los 93 años.

No la venció el alcohol ni el olvido. No se perdió en la fama ni en los recuerdos. Mostraba la misma pasión por los grandes que por las simples cosas. Le aburría que le preguntaran por Frida Kahlo, pero le divertía recordar, de buenas a primeras, lo que vivió con la pintora y con Diego Rivera al poco de haber llegado a México.

“Me invitaron a una fiesta en su casa. Y ya me quedé, me invitaron a quedarme con ellos a vivir y aprendí todos los secretos de la pintura de Frida y Diego. Secretos muy interesantes que nunca desvelaré, jamás. Y éramos felices todos. Éramos una gente que vivía día con día, sin un centavo, tal vez sin qué comer, pero muertos de la risa. Todo el tiempo. Me fui acostumbrando a ellos, acostumbrándome a sus costumbres”, le dijo Chavela a Pablo Ordaz, de EL PAÍS, en abril de 2009, fecha en que celebró sus primeros noventa años.

Cuando ya nadie creía que podía cantar dio un recital en el Teatro de la Ciudad en 2009. Cuando ya todos se resignaban a la eternidad de clásicos como La Macorina o Piensa en Mí, produjo el año pasado el disco La Luna Grande. Cuando pocos creían que podría viajar, regresó la primera semana de julio a Madrid, donde la muerte le coqueteó sin éxito. Murió viviendo. Con su última gira todavía fresca, como los grandes, sin importar la edad, activa como siempre desde que descubrió su destino y no supo hacer más nada que cantar y amar. “Las personas, simplemente, aman o no aman. Los que aman, lo harán siempre a todas horas, intensa y apasionadamente. Los que no aman, jamás se elevarán ni un centímetro del suelo. Hombres y mujeres grises, sin sangre”, dijo alguna vez.

El calendario de la vida de Chavela está hecho de saltos y leyendas que incluso confunden la fecha misma de su nacimiento (se enojaba cuando intentaban corregirle la mentira sobre su edad). De recuerdos amargos de Costa Rica, país que dejó a los 14 o a los 17 años, la fecha que gusten es buena, y al que regresó al arrancar el siglo XXI para confirmar, siete meses después, que ella era de México, pero ya no de la capital, con sus fríos, sus chubascos traicioneros y sus madrugadas de fiesta. Para amanecer en sus últimos años eligió Tepoztlán, un pueblo de clima templado donde ella amanecía dialogando con El Chalchi, su monte-chamán.

“El Chalchi me habla y se queda callado de una estrella a la otra, se queda de un silencio armonioso, es muy bello, y como sabe que yo detesto el invierno, que vienen los fríos, las noches de Agustín Lara. En esta noche de frío/ de duro cierzo invernal/ llegan hasta el cuarto mío/ las quejas del arrabal…”, así contestaba una pregunta de EL PAÍS en noviembre pasado, mitad hablando, mitad canción que salía incontenible.

Chavela Vargas en 1993. / Marisa Flórez

“A comienzos de los años cincuenta, en un momento que resultó decisivo para la historia de la música en aquel país, se cruzaron las trayectorias del compositor que llevó la canción mexicana hacia lo más alto y la cantante que la puso boca abajo, que le dio la vuelta para mirar a lo más hondo”, dice Enrique Helguera de la Villa, en el prólogo Dos vidas necesito: las verdades de Chavela, volumen editado en España por la propia cantante y su coautora y amiga María Corina.

El arrabal reivindicado. Hoy que escuchar rancheras puede ser hasta chic. Hoy que mujeres vestidas de hombre son cool. Hoy que ser lesbiana es por fin y poco a poco reconocido como lo que siempre fue, una condición que no admite adjetivos, hoy el tamaño de Chavela solo ha crecido, pues vivió cada etapa sin pedir permiso, sin rogar perdón. “Yo nací así. Desde que abrí los ojos al mundo. Yo nunca me he acostado con un señor. Nunca. Fíjate qué pureza, yo no tengo de qué avergonzarme... Mis dioses me hicieron así”, dice Chavela, citada en el documento que el gobierno mexicano sometió en la primavera al premio Príncipe de Asturias al hacer de la cantante su candidata para el galardón de las artes.

En ese mismo dossier, Carlos Monsiváis explica: “Cuando Chavela Vargas empezó a cantar a finales de los cincuenta, sorprendió por su actitud desafiante y su apuesta radical. No sólo fue su apariencia la que se saltaba las reglas establecidas, sino que musicalmente prescindió del mariachi, con lo que eliminó de las rancheras su carácter de fiesta y mostró al desnudo su profunda desolación”.

El recientemente fallecido Carlos Fuentes dijo que “oír a Chavela es saber que no somos parte del rebaño, parte del montón. La oímos y sabemos que canta para nosotros, y sentimos que nos quiere, que nos aprecia, que nos necesita”. Quizá eso pasaba por la honestidad de la cantante: “jamás ensayé, jamás preparé nada. Era la espontaneidad. Era entrar en una cosa sagrada, cada canción, y así las iba cantando, a veces conciertos de horas, y no me daba cuenta”, dijo Chavela a este reportero en su casa de Tepoztlán en noviembre pasado.

Las décadas pasaron y ella se quedó sola. Murieron sus compositores y amigos José Alfredo, Álvaro Carrillo, Tomás Méndez, Tata Nacho, Cuco Sánchez, Manuel Esperón. Se volvieron mito Pedro Infante, Diego Rivera, Frida Kahlo y Trotsky. Desaparecieron escenarios como El Patio y otros entraron en letargo, como El Blanquita. El México de los años setenta se hundió en la crisis económica y Chavela en el alcohol. Pero ella resurgió. En 1991, cantó en Coyoacán y volvió a convivir con los grandes, para empezar con Werner Herzog, que la invitó a El grito de piedra. Quince años de retiro que no hicieron mella: “se me abrieron las puertas: esperaban que yo volviera”.

El año siguiente ya era un triunfo en España, donde en 1992 recibió la medalla de Oro de la Universidad Complutense de Madrid. Participa en Kika (1992) La flor de mi secreto (1995) y Carne Trémula (1997), cintas de su “alma gemela” Pedro Almodóvar. El Olympia de París le programa en 1994, el Carnigie Hall en 2003. Los discos suman 80 y son variadas sus participaciones en películas, entre ellas Frida (2002) de Julie Taymor y Babel (2006), de Alejandro González Iñárritu.

“Yo quiero que algún día se entienda que mi mensaje ya no es de la garganta, ya no es de disco, ya no es de concierto: es la voz inmensa del individuo humano que está callada, que no tiene nombre, que no puede llamársele de ninguna manera. Eso es lo que yo siento, eso es lo que no me deja morir hasta que la gente sepa que mi canto no es canto, que es algo más allá del dolor, más allá de la angustia, más allá del saber, más allá de todo, del arte en sí mismo”, dijo en una entrevista realizada en Madrid y publicada en la revista Letras Libres en septiembre de 2003.

“Me voy. Les dejo de herencia mi libertad, que es lo más preciado del ser humano”, dice en esa charla. Pero estuvo nueve años más de un lado a otro, y visitó en julio sus “madriles”, y volvió a la Residencia de Estudiantes de Madrid para evocar a Lorca y brindarle La Luna Grande, y ya rumbo a México el 26 de julio mandó decir en Twitter: “Mil gracias por todo España. Recogí mi alma, pero volví a dejar mi corazón en Madrid y para siempre...". Su alma solo esperó a llegar a Tepoztlán para empezar a tenderse sobre todos los que alguna vez han llorado, gritado y amado, como y con Chavela Vargas.

Poema...








La lágrima

LA LÁGRIMA

Esa que en el alma llevo oculta,
la que no salta fuera ni se expande,
la infinita, la muda, la grande,
la que duele profundamente...
La que no da tregua ni consuelo,
la que no puede romper en llanto,
la que me hiere y punza,
y pone un turbio velo a mis ojos
que no muere...
La que nunca frenará su latir,
la que no intentará asomarse a la faz
y quedará muda...
Esa no la verán,
porque para verla hace falta tener alma...
y nadie tendrá alma para verla.
 
 
 Hilarión Cabrizas 

Vikingos

Se les llama Vikingos a la población de Escandinavia (Noruega, Suecia y Dinamarca principalmente) que aterrorizaron el territorio europeo alrededor del siglo VI al XI y quiere decir "Hombres del Norte". También se sostiene que viene le frase "Vik in", que significa "bahía adentro", refiriéndose así a sus desembarcos. Aventurados marineros y excepcionales guerreros, establecieron un régimen donde sólo su conversión al cristianismo podría detenerlos, ya que al cabo del tiempo terminaron siendo absorbidos por la cultura de las regiones que conquistaron.
Los vikingos poseían veloces naves llamadas "drakkars" 
 Los Vikingos atravesaban velozmente el mar asolando las costas desde sus "drakkars" (llamadas así porque las proas y popas de sus naves estaban adornadas con cabezas de dragón). Los vikingos, que significa "hombres del norte", fueron la última de las tribus bárbaras llamadas germanas por los romanos que aterrorizó Europa. La población se sentía atemorizada por los vikingos debido a su ferocidad y crueldad. Por otra parte, además de buenos guerreros, los vikingos eran diestros artesanos, marineros, exploradores y comerciantes. 



Los vikingos, famosos navegantes nórdicos, el terror de Europa durante la Alta Edad Media, eran casi unos completos desconocidos cuando presentaron sus credenciales en la primera incursión que realizaron, en el año 793 al monasterio de Lindisfarne, en el este de Inglaterra. Pero, ¿quiénes eran estos misteriosos guerreros y por qué hicieron de la guerra y la destrucción una forma de vida?
Para responder a esta pregunta, quizá debiéramos revisar sus orígenes, desde el etimológico hasta el socio-cultural. Ahora bien, las diferentes teorías al respecto, son contradictorias y en este documento, nos limitaremos a exponer y considerar lo que creemos es más plausible según los nuevos hallazgos arqueológicos.

El origen etimológico de la palabra vikingo, sigue siendo objeto de controversia. En antiguo nórdico,
vik significa bahía, mientras que el sufijo in se refería a venir de, con lo que podríamos traducir el término por persona (hombre) de la bahía, que vendría a deletrearse, en nórdico, como vikingr. Posteriormente, fue sinónimo de expedición naval o incursión naval, con lo que un vikingr era un miembro de una de estas expediciones. La palabra vikingo aparece ya en muchas runas encontradas en Escandinavia, así como en antiguas sagas islandesas, en las que ya se refiere, en alguna de ellas, una expedición farar i viking (ir a una expedición) de un vikingr hacia lejanas tierras en el Oeste, con toda probabilidad, y como veremos más adelante, hacia el norte de la actual Canadá.
Restos de la abadía de Lindisfarne, primer objetivo vikingo.

Lo cierto es que otras culturas contemporáneas, ya conocían y definían a estos guerreros y navegantes: varegos (del mar Varego o Mar Báltico), rus (nombre que le daban los eslavos porque cruzaban los ríos remando), mayus (nombre con el que aparecen en crónicas árabes), normandos (traducción del vikingo católico al francés), ascomanni (hombres del fresno, nombre usado en Alemania) y lochlainach (habitantes del país de los lagos), como fueron conocidos en Irlanda.
Los vikingos procedían de tres áreas geográficas diferentes del norte de Europa: existieron los vikingos daneses, noruegos y suecos, siendo los primeros de ellos los que tenían unas “cualidades” más violentas. La aparición en escena de los vikingos, tal y como hemos comentado, se produce a finales del S.VIII d.C. y se mantendrá activa hasta el año 1066 d.C, cuando fueron derrotados en la batalla de Stamford Bridge (Inglaterra), momento en que se da por cerrado su ciclo histórico como pueblo. Es realmente significativo que los miembros de tribus y sociedades nórdicas mantenían contactos con otras culturas europeas, de forma pacífica, antes de su explosión como conquistadores y guerreros. Según diferentes hallazgos arqueológicos, ya existía una fluída comunicación económica y cultural entre los escandinavos y otros pueblos europeos desde un par de milenios antes de Cristo. Pero todo cambió, como mencionamos anteriormente, cuando el 8 de junio del año 793 d.C. el monasterio Lindisfarne, en la costa este de Inglaterra, fue saqueado por los que hasta ese momento eran “comerciantes nórdicos”. Desde entonces y durante 200 años, las crónicas y cuentos europeos narran una época de terror propiciada por los vikingos. Sus buques realizaron incursiones en todas las costas de Europa y remontaron los ríos de Francia y España, conquistaron la mayoría de Irlanda y grandes extensiones de Inglaterra y establecieron asentamientos permanentes en Rusia y las costas del Báltico. Hay crónicas que detallan sus incursiones en el Mediterráneo, en el Mar Caspio su establecimiento en la mítica Vinland, en América del Norte.

En Inglaterra, se establecieron mayoritariamente en la zona norte, alrededor de la ciudad de York y en el año 896, diferentes grupos de vikingos daneses se establecieron en la desembocadura del Sena (Francia) y sus alrededores. Para el año 911, el rey de Francia, Carlos el Simple, debió conceder todo ese territorio, Normandia, en calidad de feudo ducal al líder vikingo Rollón, a fin de mantener alejados de su reino y controlados en un reducto, a los temidos nórdicos. Posteriormente, se convirtieron al catolicismo y se empezaron a autodenominar normandos y poco más de un siglo después, el duque de Normandía, Guillermo el Conquistador, zarparía de esas tierras rumbo a Inglaterra con el objetivo de reinar en una tierra que consideraba de su pleno derecho, por otras razones que no entraremos a dilucidar en este artículo, logrando su objetivo cuando derrotó a los anglosajones en la batalla de Hastings el año 1066. Un descendiente de vikingos, de quinta generación, regía desde ese momento los destinos de Inglaterra.
Construcción de un drakkar en Roskilde (Noruega) según las técnicas de la época
 
Superpoblación y expansión.
Pero, ¿cuáles fueron las razones que convirtieron a un apacible pueblo de comerciantes y granjeros en unos terroríficos conquistadores? ¿Qué motivó la violenta expansión?.
Estados ya establecidos, como Francia o los reinos Anglo-sajones de Inglaterra, fueron literalmente arrasados con suma facilidad y sometidos al sanguinario yugo de la pujante cultura vikinga, y desde luego, a pesar de lo violento de su comportamiento, esta no debió ser la única razón que determinó el éxito de su expansión. Actualmente sabemos, o mejor dicho, podemos determinar, que algunos de sus líderes eran excelentes organizadores y empleaban tácticas militares muy efectivas que les llevaban a fulminar a sus adversarios. Pero claro, ganar batallas no significa que se puedan conquistar ingentes cantidades de territorio y lo más difícil, mantenerlos, por lo que, empleando la sutileza política, además fundaron reinos en los territorios conquistados, con lo que aseguraban su presencia de forma estable. Muchos de ellos no les sobrevivieron, pero otros como por ejemplo el reino de Kiev, dio lugar al Imperio Ruso.

Los países originarios de los vikingos, basaban su estructura social en la agricultura y la ganadería, así como en la extracción de hierro. A pesar de que las clases populares eran autosuficientes, los excendentes de su producción, como utensilios de cocina, piedra pómez, el hierro o el ámbar, se comerciaban e intercambiaban con los pueblos del sur de Europa, siendo la sal su principal importación.
Actualmente se cree que un largo período de clima benigno, que benefició el aumento de excendentes agrícolas y dio un impulso al comercio y la estabilidad económica y social, fue la principal consecuencia de un aumento significativo de la población, que finalmente y paradójicamente, provocaron la que sería la razón por la que se inició la metamorfosis de pacíficos comerciantes a violentos guerreros: la superpoblación.

Una de las teorías más extendidas entre los historiadores actuales, es que este fue el desencadentante de que los vikingos se convirtieran en una potencia en expansión. Las evidencias arqueológicas muestran que las nuevas granjas en las que se establecían los cada vez más numerosos nórdicos, se ganaban a las extensas áreas boscosas, pero llegó un momento en que no existían tierras para estos establecimientos, con lo que la presión poblacional fue excesiva y obligó a una ingente cantidad de personas a dedicarse a las “razzias” para ganarse la vida. Este hecho, unido a su dominio sobre el hierro y la cantidad de la que disponían, les permitió pertrecharse de forma excelente para sus inmediatas incursiones, con lo que se conviritieron en un verdadero vendaval asolando Europa.
La tradicional construcción naval en Escandinavia también contribuyó, de forma significativa, a la superioridad vikinga. Las embarcaciones vikingas para incursiones, denominadas drakkar, eran idóneas para el cometido para el que fueron diseñadas.

La etimología de la palabra drakkar no es de origen escandinavo. Se debe a una transformación del término islandés para designar a los dragones. La relación se debe a que la proa de las embarcaciones vikingas, iban adornadas con tallas de esta bestia mitológica. De hecho, la auténtica defición de estas embarcaciones sería knörr o snekkar. Los drakkars eran unas embarcaciones muy esbeltas, largas, estrechas y muy livianas, con lo que eran fácilmente transportables. Tenían poco calado, disponían de remos a todo lo largo del casco, para aquellos momentos en que hubiera poco viento o desventadas y si bien los primeros que se fabricaron carecían de aparejos, las versiones posteriores disponían de un mástil y una única vela cuadrangular.

Casi todos los drakkars se construían sin utilizar cuadernas, superponiendo tablas de madera. A fin de tapar las juntas de unión entre las tablas, se utilizaba musgo impregnado en brea. El reducido peso del drakkar y su calado, permitía que pudiera surcar aguas con una profundidad de un metro, con lo que se podían realizar incursiones remontando ríos poco profundos y penetrar de forma considerable en territorio enemigo.

Actualmente podemos conocer perfectamente las técnicas de construcción naval de los vikingos gracias a los barcos fúnebres hallados en los enterramientos de diferentes reyes y reconocidos personajes de la sociedad vikinga, de los que cabe mencionar los correspondientes al enterramiento de Oseber o al de Sutton Hoo.
Los drakkars eran extraordinariamente estrechos en relación a su longitud. De los hallados, el que tiene mayor relación longitud – anchura tiene una proporción de 11,4 metros a 1. Por el contrario, las embarcaciones vikingas dedidas al comercio, denominadas knarrs, tenían un mayor calado y eran más anchos, a fin de acomodar la carga. El bajo peso de los drakkars y su diseño, permitía que, cuando se empezaron a utilizar las velas, hechas de lana reforzada con cuero, los drakkars alcanzaran los 14 nudos, velocidad realmente significativa.

Existían diferentes tipos de drakkar, en función del tamaño, detalles constructivos y prestigio o categoría. Por un lado tenemos el
snekke o snekkja, que era el drakkar de menor tamaño. Tenía unos 17 metros de eslora, una manga de 2,5 metros y un calado de medio metro únicamente. La tripulación se estima que era de 25 hombres. La facilidad en su construcción, debido a lo reducido de sus dimensiones, hicieron que fuese el más popular y frecuente entre los vikingos. Según diferentes crónicas, en el año 1028 Canuto el Grande empleó 1400 de estas embarcaciones en Noruega y Guillermo el Conquistador empleó alrededor de 600 para invadir Inglaterra en el 1066.

Restos del buque tal y como se halló en Slagen, Vestfold (Noruega) en 1904, en el denominado enterramiento de Oseberg.
Restos del buque tal y como se halló en Slagen, Vestfold (Noruega) en 1904, en el denominado enterramiento de Oseberg. 
Los snekkes noruegos, concebidos para su empleo en los profundos fiordos y adversas condiciones atmosféricas del Atlántico Norte tenían mayor calado que los snekkes daneses, ideados para su uso en costas poco profundas y playas.

Por otro lado, existían barcos dragón, que eran tan grandes como sus quillas les permitían. Sus dimensiones eran variadas y no eran muy frecuentes. De los hallados, destaca uno de 30 metros de eslora, 3,9 metros de manga y 0,9 metros de puntal. La tripulación debía rondar entre los 61 y los 121 hombres y desde luego no se pueden considerar más que como buques para reyes y para usos muy determinados, de tipo ceremonial o testimonial.

A día de hoy está demostrado que los primeros europeos que llegaron a América fueron los vikingos e incluso algunos científicos creen que establecieron contacto con los nativos de lugares como Perú, Brasil y Paraguay, puesto que han aparecido en estos países símbolos muy similares a las runas escandinavas, si bien no existen pruebas fehacientes al respecto y esta teoría es rechazada frontalmente por especialistas escandinavos en la materia.
Como se ha indicado, en las antiguas sagas ya aparecen las primeras referencias a este hecho y según se puede deducir, la intención original era la de controlar las rutas y derechos comerciales que les permitieran comerciar con productos exclusivos, importados de América. Por ese motivo, establecieron perqueños asentamientos en América que en ningún caso llegaron a convertirse en colonias, al menos que sepamos por ahora.

Pero el inicio de este fantástico viaje a las ignotas tierras americanas, cuatro siglos antes de Cristóbal Colón, comienza con la expansión vikinga que hemos estado analizando hasta el momento.

Mapa donde se muestran los diferentes viajes realizados por los vikingos
Mapa donde se muestran los diferentes viajes realizados por los vikingos (click para ampliar).
Uno de los primeros lugares conquistados fue Islandia. Los vikingos islandeses descubrieron Groelandia hacia el año 982 a.C., cuando Eric el Rojo lideró una expedición para establecerse en el lugar. Según se cree, entre 3000 y 5000 personas se establecieron en el lugar y diversos restos arqueológicos han permitido determinar la existencia de unas 400 granjas.

El primer registro en el que se hace mención a Vinland, corresponde a Adam de Bremen, un geógrafo e historiador que en su libro
Descriptio insularum Aquilones, del año 1075 d.C. indica que el propio rey Svend Estridson le había confirmado la existencia de “unas lejanas tierras en el norte”. Sin embargo, la principal fuente de información sobre los viajes vikingos a Vinland, la constituyen las sagas islandesas de Erik el Rojo y la Saga de los Groelandeses, escritas ambas unos 250 años después de que se fundaran los asentamientos de Groelandia.

Según las sagas islandesas, los vikingos iniciaron su exploración de las tierras situadas al oeste de Groelandia sólo unos años después de que se establecieran los primeros asentamientos en el lugar. Al parecer, el hecho de que conocieran la existencia de esas tierras hacia el oeste, se debe a una de esas casualidades fortuitas. Un comerciante llamado Bjarni Herjólfsson, navegando de Islandia a Groelandia se desvió demasiado debido a los fuertes vientos pero pudo avistar tierra muy hacia el oeste de Groelandia. Eso ocurrió hacia el 985 ó 986 y tras su peripecia, informó a Leifr Eriksson, quien según la información proporcionada, decidió navegar hacia el lugar. Era finales de verano cuando arribó y no quiso permanecer allí durante el invierno, puesto que le pareció poco guarnecido del frío, pero desde luego decidió que debía volver para poder aprovechar los enormes recursos en madera que pudo ver. Así, unos años después había preparado una expedición de exploración, y las sagas nos describen tres áreas diferentes descubiertas durante esta exploración:
Helluland, que significa “tierra de las piedras planas”; Markland, que estaba totalmente cubierta de espesos bosques, algo muy interesante para los oriundos de Groelandia, donde no existía apenas masa forestal, y finalmente Vinland, un lugar bastante situado más al sur de Markland, y que significaba “tierra de vides”, aunque actualmente se cree que la mejor acepción es “tierra de pastos”. Fue en este lugar donde se estableció el único asentamiento de que se habla en las sagas.

¿Una colonización fallida?
La verdad es que el asentamiento no prosperó, primero por las disputas entre los hombres respecto a las pocas mujeres que se desplazaron con ellos y más importante, los colonizadores se las tuvieron que ver con los nativos del lugar, a los que llamaban skraelings, que se cree eran la tribu de los Beothuk, conocidos por los europeos que llegaron hasta el lugar unos siglos después como “indios rojos”, debido a que se pintaban el cuerpo con ocre rojo. Pero hay que decir que de ese mismo modo, skraelings, denominaron los vikingos asentados en Groelandia a los Inuit, con quienes tuvieron frecuentes enfrentamientos. 

Una de las construcciones vikingas en L´Anse aux Meadows, en Canadá.
Una de las construcciones vikingas en L´Anse aux Meadows, en Canadá.

Por estos motivos, el lugar fue abandonado unos años después de su fundación y los groelandeses únicamente se desplazaban a las tierras del oeste, en concreto a lo que llamaban Markland, para buscar maderas. Se cree que el último viaje que realizaron fue hacia el S.XIV.

Por supuesto, la llegada de Colón a América, inició el proceso de colonización europea y la historia de las sagas islandesas cayó en el olvido, no siendo hasta 1837, cuando el literato y anticuario danés Carl Christian Rafn, que conocía perfectamente las sagas, apuntó en su libro
Antiquitates Americanae, la posibilidad de que los nórdicos habrían podido llegar y establecerse en Norteamérica.
La certeza de esa afirmación se vería confirmada en 1960, cuando un asentamiento vikingo fue descubierto en la población de L´Anse aux Meadows, en Newfoundland, Canadá, si bien la localización de las diferentes áreas que exploraron, sigue siendo un misterio, aunque se presupone que Helluland sería la Isla Baffin y Markland lo que conocemos como Labrador.

La localización exacta de Vinland es todavía un asunto espinoso. Algunos arqueólogos creen que el asentamiento de L´Anse aux Meadows, correspondería al asentamiento de Vinland descrito en las sagas. Sin embargo, otros creen que, según las descripciones de las sagas, el lugar debería haber sido más caluroso que Newfoundland, y por tanto estaría más al sur.


Lo cierto es que, casi quinientos años antes de que Colón "descubriera" América, los vikingos ya estuvieron asentados en aquellas tierras, tratando de sacar provecho y buscar la prosperidad que sus lugares de origen no pudo proporcionarles.
 
 Curiosidades sobre los vikingos
  • Por mucho que se les represente así, los vikingos no llevaban cuernos en los cascos.
  • Los nombres de los días de la semana en inglés derivan de los dioses vikingos.
  • Un cronista persa escribió que los vikingos eran "las criaturas más sucias que jamás creó Dios."
  • El actual idioma islandés es el más parecido a la lengua que hablaban los vikingos.
  • Sus rutas comerciales fueron las más grandes de su tiempo.
  • Las mujeres vikingas tenían derecho a solicitar el divorcio.
  • El universo vikingo estaba formado por nueve mundos.
  • Entre ellos solían llamarse por el apodo.


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  • Las bodas las decidían los padres.
  • Eric el Rojo colonizó Greonlandia tras ser exiliado de Islandia por haber cometido un crimen.
  • En los países nórdicos a la Navidad se le sigue llamando Jule, tal como hacían los vikingos.
  • Thorsteinn (Piedra de Thor) es el nombre que más aparece en la historia vikinga.
  • El barco de Gostad es el más grande de los barcos vikingos rescatados hasta ahora.
  • Sus barcos de guerra eran los más rápidos y manejables de su tiempo.
  • Odín, el dios principal, perdió un ojo a cambio de la sabiduría.
  • Las decisiones comunitarias las tomaban en una Asamblea.
  • Fueron el último pueblo en usar la escritura rúnica.
  • En todas las tumbas y en todos los lugares donde estuvieron los vikingos se han encontrado peines de hueso.
  • Era una descortesía dejar de comer y beber mientras al invitado se les estuviese sirviendo en un baquete.
  • La piedra rúnica de Jelling se le considera como el certificado de bautismo más grande del mundo.
  • Egil Skallagrimson, considerado como el escaldo más importante, salvó su vida con una poesía.
  • El emperador de Bizancio contrató guerreros vikingos para formar su propia guardia.
  • En 1013 el rey danés Svein Barbapartida conquistó Inglaterra y se hizo coronar.

Vickye el Vikingo