lunes, 4 de marzo de 2013

Primer manual del socorrista de la historia


En el año 1807 se publicó el que se podría considerar como uno de los primeros manuales de socorrismo de la historia. 

A quien había caído en el agua sin saber nadar, y era sacado medio muerto, había que practicarle urgentemente una serie de primeros auxilios. El manual de la época aconsejaba:




"Rasgar las vestiduras del accidentado y enjugar o secar su cuerpo con franelas. Tenderlo cerca del fuego e introducir aire caliente por su boca mediante una cánula. Al mismo tiempo hay que introducir humo de tabaco por su ano mediante una máquina de fumigar o fuelle, y en caso de que no se dispusiera de tal artilugio, se utilizarían un par de pipas de fumar.


Hecho esto, se darán al ahogado gotas de agua de toronjil (hierba olorosa usada como remedio terapéutico para apaciguar los nervios y para aplacar cólicos digestivos),  y se aplicarán a las plantas de los pies ladrillos calientes al tiempo que con una pluma de ave se le estimulará el interior de la boca”.


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