Algunos grandes científicos se han encargado de dejarnos claro que los altos coeficientes intelectuales y los grandes descubrimientos no van precisamente de la mano con una personalidad bondadosa y piadosa. Thomas Edison es uno de los que apeló a la maldad sin remordimientos. por orgullo y envidia. Conozcamos la historia de la campaña contra la corriente alterna de Tesla.
La genialidad de Tesla
Como inventor de la energía eléctrica de baja tensión y de corriente continua, Edison tuvo un encuentro turbulento con otro genio de la época, el inmigrante Nikola Tesla. Este científico sostenía que la alternancia de la corriente eléctrica de alto voltaje era superior que la corriente continua de Edison.
Tesla sugirió a Edison, para quien trabajaba entonces, la creación de un motor de corriente alterna, a lo que Edison respondió con una excusa sin argumento: simplemente que era peligroso. Pero la sapiencia de Tesla no solo logró mejorar los generadores de corriente continua de Edison, sino que consiguió que George Westinghouse comprara sus patentes de corriente continua, justo las que Edison había denostado sin parar.
Este fue el punto de partida para que el invento de Tesla pasara a tener un uso generalizado.
La rabia de Edison y la silla eléctrica
Pero la rabia y los bajos instintos de Edison no tardaron en manifestarse, sobre todo, a través de una campaña de desprestigio de la corriente alterna. En ese plan, Edison demostró al mundo que no tenía inconvenientes en apelar a la crueldad para convencer a todos de que el invento de Tesla era un error.
Con ese convencimiento y con la ceguera a la que lo sometió el hecho de ser “el genio derrotado por el inmigrante”, Edison comenzó a desarrollar la silla eléctrica con Harold P. Brown, y no dudaron en electrocutar con gran vileza a decenas de animales en la vía pública usando la corriente alterna de Tesla. Perros, gatos, vacas, caballos, e incluso un elefante (como vemos en el siguiente video), fueron víctimas del perverso método de un hombre lleno de odio.
Sin estar conforme con esto, el inventor de la corriente continua, aseguró que la creación de Tesla podía garantizar una ejecución humana confiable. El mensaje caló tan hondo que en 1890 se utilizó la primera silla eléctrica, creada por Brown, que funcionaba con corriente alterna, como no podía ser de otra manera. La ejecución se tuvo que realizar en dos fases debido al fracaso del método y de los vaticinios de Edison.
Después de todos los intentos, Edison quedó sumergido en su propia crueldad ante la opinión pública y sin haber logrado frenar el uso extendido de la corriente alterna de Tesla.
Fuente:
http://www.ojocientifico.com
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