Miró a mi corazón y dijo:
“Aquí. Aquí hay sitio bastante”,
y apaciguó el amor sus estorninos
sobre mis tristes olivares.
Ya no. Ya no encontramos
para seguir causa bastante.
Lo que ha de morir muera;
lo que ha de pasar, pase;
lo que va hacia la noche, que se oculte;
que no despierten al cadáver.
Vaya la flor con su olor a cuestas,
el recuerdo, conmigo, y yo con nadie.
Miró a mi corazón –miraba-:
“Aquí. Aquí hay sitio bastante”.
Y de un hachazo derrocó
el olivo mas alto de la tarde.
“Aquí. Aquí hay sitio bastante”,
y apaciguó el amor sus estorninos
sobre mis tristes olivares.
Ya no. Ya no encontramos
para seguir causa bastante.
Lo que ha de morir muera;
lo que ha de pasar, pase;
lo que va hacia la noche, que se oculte;
que no despierten al cadáver.
Vaya la flor con su olor a cuestas,
el recuerdo, conmigo, y yo con nadie.
Miró a mi corazón –miraba-:
“Aquí. Aquí hay sitio bastante”.
Y de un hachazo derrocó
el olivo mas alto de la tarde.
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