lunes, 31 de diciembre de 2012

Sensaciones: El sueño de un día


Suena el despertador, 7:30 de la mañana. La música desde la emisora de radio llega con energía. Dani estira la mano desde el fondo de las sabanas, con el dedo índice roza el interruptor de la luz y cierra los ojos ante su luminosidad. Mientras…  deja despertar su mente a través de la melodía.
-         Cinco minutos más – Piensa, a la vez que encoge su cuerpo en posición fetal y se tapa con el edredón, dejando fuera una pequeña porción de cabeza.
Por un instante, deja el pensamiento sumergido en una nube de algodón y repasa…
       - Mmmm, hoy toca volver al hogar – una sensación de bienestar recorre su pecho- Me levantaré, me daré una ducha, cogeré el coche y… ¡¡de vuelta a casa..!! Ya son tres días en esta ciudad. Tengo ganas de volver a mi pequeña morada,  ver al peque y abrazar a Jeni…- Sonríe ante el recuerdo de su mujer y su hijo.
Se levanta de la cama con gesto enérgico, queda al descubierto su torso desnudo. Se ajusta a la cintura el pantalón del pijama, mientras se dirige resuelto en dirección a la ducha. Momentos más tarde, el agua resbala por su cuerpo y realiza cálculos de forma metódica, elabora en su cabeza cómo realizará el viaje de vuelta…
-         Tomaré el desayuno. Intentaré marchar del hotel sobre las nueve. Son cinco horas de viaje, para la hora de la comida podré estar con ellos. Tengo ganas de ver la cara de Carlitos cuando le entregue el coche teledirigido que le he comprado. Después de comer, le daré una sorpresa a Jeni. La llevaré a dar un paseo y le compraré esa sortija que tanto le gusta en la joyería de Susana.- Mientras estos pensamientos le acompañan, cierra el mando de la ducha y seca el cuerpo de forma resuelta.
Se enfunda los vaqueros y una camisa a cuadros,  a continuación mece el pelo en un gesto rápido. Sonríe ante el espejo al apreciar el cabello ensortijado y se dirige hacia la puerta…
-         Tengo hambre. Voy a desayunar… - Mientras estos pensamientos navegan por su mente, baja las escaleras de dos en dos con gesto desenfadado.
A la vez que hinca el diente con rapidez sobre el copioso desayuno, repasa las anotaciones de su última reunión
-         Bien, está todo correcto, El viaje no ha podido tener un resultado mejor…- Piensa, mientras apoya la cabeza sobre el dorso de sus manos entrelazadas y mira por la ventana el paisaje de cemento de la gran ciudad.
Ilusionado,  avanza en dirección a la habitación y recoge su maleta. Tiene ganas de disfrutar del verde color de su tierra. Guarda los juguetes de Carlitos en una bolsa y tras echar una rápida mirada al entorno de la habitación, observa que no se olvida nada.
Sentado en el coche, introduce los datos en el navegador y pone rumbo a casa con un hormigueo cómplice en el estómago, síntoma inequívoco de la emoción y una sonrisa de nostalgia en los labios.
-         Desde que nos hemos casado, nunca he pasado tanto tiempo lejos de mi casa… y además está el niño. ¡Cómo disfruto de su compañía! Apenas tiene cuatro años, pero... ¡ha ocupado un espacio tan grande en mi vida..!- Sonríe con ternura ante los recuerdos de su hijo, mientras conduce abandonando la ciudad. Ya se encuentra en la afueras. Coge la autopista y estira su cuerpo de forma relajada al volante.
-         Ya está, en apenas cuatro horas estaré en casa- Piensa mientras pone a funcionar el aparato de radio desde los mandos del volante del coche.
Concentra la mirada en la carretera, apenas advierte que las rayas centrales pasan a gran velocidad, cerca… muy cerca de las ruedas de su coche. Conduce de forma mecánica. Su mente viaja entre miles de pensamientos.
-         Cuando llegue tengo que volver a jugar al tenis con Edu. Me viene bien despejar la mente con algún deporte…
-         Jeni… Sin ella, no podría hacer tantas cosas como hago. Siempre está ahí, apoyando mis decisiones. Corrigiendo mis errores, quedando siempre en un segundo plano… ¡Es tan cariñosa y dulce conmigo y con el niño!- Sus labios vuelven a dibujar una sonrisa ante el mosaico de recuerdos que se agolpan en su mente.
-         Estoy preocupado por la hipoteca – frunce el ceño - pero con ese negocio que he cerrado ayer, la empresa estará contenta con mi trabajo y espero que pueda proyectarme profesionalmente y conseguir el puesto de Jefe de Departamento..
-         Además.., ¡tengo que acordarme de llamar a mis padres!- Pasa una mano por la cara, al darse cuenta del olvido.
-         Bueno, hoy cenaremos con ellos y Carlitos quedará en casa de sus abuelos. Así Jeni y yo podremos salir a tomar una copa juntos. ¡Hace tanto que no lo hacemos!- En su pecho renace un alegre aleteo de mariposas ante el recuerdo de su esposa.
En ese instante suena su teléfono móvil, en la pantalla lee “Jeni” y desconecta desde el “manos libres”
-         Hola, Cielo… ¿Cómo estás? ¡Ya voy camino de casa!
-         ¿A qué hora llegarás?
-         Cuenta conmigo para las dos, más o menos. Prepara una buena comida, ¿sí? 
La alegre carcajada de Jeni restalló en los altavoces del coche. 
-         ¡Puedes estar seguro! Recogeré a Carlitos en la Escuela Infantil y comeremos los tres juntos… ¡Un beso! cuídate. Te echo de menos.
-         Y yo a ti Jeni. Cierra los ojos y antes de que puedas abrirlos estaré ahí, a tu lado. Muaakks…- El beso resonó a través del micrófono del teléfono-  ¡Hasta pronto!
Apaga el teléfono desde el volante del coche y su mente queda vagando en la alegre voz de su esposa. Advierte el cartel en el que se anuncia la desviación a la carretera Nacional, por obras. Se lamenta entre dientes, esto va a retrasar su llegada. Pasó la mano por la cabeza y mece el pelo de forma mecánica. Además, piensa…
-         Se está acumulando una alta densidad de tráfico y el cartel dice que el desvío es por un espacio de… ¡diez kilómetros!
-         Jeni, Carlitos, mis padres… Los compañeros de la empresa. La verdad, no puedo quejarme, la vida no me trata mal…- Desvia la mirada hacia el GPS, ya que su voz anuncia nueva información. Cuando levanta la vista hacia la carretera… lo ve. Avanza hacia él de forma irremediable.
El camión viene directo. Implacable. Tensa su cuerpo sobre el volante. En una fracción de segundo, se prepara para recibir el impacto. Cierra los ojos de manera instintiva. Miles de imágenes llenan su cabeza. Escucha un crujir metálico. Luego… el silencio.
El teléfono suena de manera insistente. Jeni descuelga el aparato con desenfado…
-         Si, ¿dígame?
-         ¿Es Vd. familia de Daniel Fernández Urquijo?
-         Si… Soy su esposa. Pero él no se encuentra en casa. Está a punto de llegar…
-         Señora… Su marido ha tenido un grave accidente…
El resto de palabras las escucha, cómo en un lejano sueño, del que no desea despertar...

El teléfono se escurre entre sus dedos. 
Un grito desgarrador llena la vivienda. 
El suelo parece desaparecer bajo sus pies. 
Una sensación extrema de mareo anega su cuerpo. 
Arrodillada en el suelo se abraza a Carlitos que... con mirada inocente y gesto temeroso, pregunta…
-         ¿Qué ocurre Mami…?


Jp.Torga     



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