miércoles, 26 de septiembre de 2012

Otoño en Chichen Itza, la maravilla de México

Hay fenómenos naturales que se producen a lo largo de la tierra, y pareciera que eso los vuelve comunes. Sin embargo, hay algunos lugares del mundo, en donde su desarrollo se vuelve exclusivo, y los convierte en los más esperados y en grandes atractivos turísticos, y como no podía ser de otro modo, esto ocurre en México.
Este es un país que a lo largo de su territorio posee diversos elementos y manifestaciones que seducen al viajero, y que invitan a disfrutarlos  en persona. 


Muchos de estos fenómenos naturales se manifiestan aquí y ocurren una o dos veces al año.  Esto los vuelve aún más interesantes, llegando a dotar a algunos de un carácter simbólico y de ritual de gran importancia.
Uno de ellos es el  Equinoccio de Otoño en Chichén Itzá. El equinoccio es el punto cenit, es decir que se encuentra a  90 grados sobre la cabeza del observador, y la tierra es iluminada de igual modo por el sol, tanto en el norte como en el sur. Es un espectáculo asombroso, y poder observarlo en un lugar tan mítico, que fue hogar de los mayas, le da un carácter aun más especial.



El espectáculo arqueoastronómico más conocido mundialmente sobre el mundo maya es sin duda alguna el que ocurre en "El Castillo" o "Pirámide de Kukulkán" en Chitchen Itza. Construido hacia en 800 de nuestra era, es un asombroso calendario solar que marca los días del año así como los equinoccios de primavera y de otoño. El Castillo es un templo de forma piramidal de 28 metros de altura con 91 escalones en cada uno de sus cuatro caras. Los escalones son un registro en piedra del año solar. 91 escalones por 4 lados, más un nivel extra por la plataforma da un total de 365, un peldaño por cada día del año. Al atardecer del día 22 de septiembre, cuando comienza el equinoccio de otoño, se puede observar en la escalera norte del Castillo de Kukulcán, una proyección solar: la imagen de una serpiente emplumada (representación del dios Kukulcán) descendiendo por las escaleras desde la parte más alta de la pirámide. 



El espectáculo se inicia cuando las primeras sombras de los cuerpos superiores de la pirámide comienzan a dibujar triángulos isósceles (siete triángulos de luz invertidos) que conforman el cuerpo de la serpiente emplumada, las que luego avanzan hacia la cabeza en forma de serpiente y se ubican en la parte baja de la alfarda. El séptimo triángulo coincide con la garganta del reptil que está al principio de la alfarda. En ese instante, cuando el último triangulo de sombra toca la base de la alfarda todos los espectadores se ponen de pie y levantan las manos para absorber la energía positiva que emana este fenómeno.


A medida que el sol se oculta, los triángulos van desapareciendo en orden inverso (de abajo hacia arriba) y así la figura de Kukulcán finalmente desaparece. Todo este proceso que dura aproximadamente 45 minutos, desde su inicio hasta su culminación.

El fenómeno también se puede apreciar unos dos días antes y después del equinoccio, dependiendo del clima. El mismo fenómeno puede vivenciarse el día 21 de marzo, con motivo del equinoccio de primavera.



 Muy posiblemente la pirámide de Kukulkan presentaba otros alineamientos astronómicos en diversas secciones de su construcción, lamentablemente estas hipotéticas alineaciones las hemos perdido. Cuando la pirámide fue descubierta se encontraba en un estado excesivamente ruinosa, y en su mayor parte de la construcción que vemos en la actualidad es obra de un arduo proceso de reconstrucción.

El mundo maya en Centroamérica también tiene interesantes emplazamientos arqueo astronómicos. La ciudad maya más importante en este aspecto es Copán, en Honduras. Fundada en el siglo V a.C. y abandonada en el 850 de nuestra era presenta una gran cantidad de estelas y construcciones con motivos evidentemente astronómicos. Por ejemplo la estela numero 2 sólo recibe luz solar en su cara frontal cuando el astro rey se encuentra en su solsticio de invierno. Las estelas 10 y 12 indican con su alineamiento la puesta de sol el 12 de abril y el 1 de septiembre, la primera de estas fechas es el inicio de la temporada de lluvias. Pero lo interesante de esta alineación es que la estela 12, en el sector oeste de Copán se encuentra a 7 kilómetros de la estela 10, y ésta ultima queda bajo el horizonte. 



Las mismas fechas, 12 de abril y 1 de septiembre, también están involucrados con el edificio 22 u "Observatorio". El famoso arqueo astrónomo Anthony Aveni descubrió que una estrecha ventana de éste edificio en su parte media apuntaba hacia el ocaso solar en estas fechas. Dicha ventana siempre se alineaba con Venus en el atardecer entre abril y mayo. Pero había más. El año anterior en que Venus alcanzaba su posición más elevada en el horizonte, el primer día de visibilidad del planeta por la ventanilla siempre se retrasaba 8 días, del 25 de abril al 3 de mayo. Al año siguiente de alcanzar la posición extrema, el último día de visibilidad de Venus obedecía a las mismas fechas. Estas fechas marcadas por dicha ventana y las posiciones de Venus tenían un razón simbólica: la fecha intermedia entre el 25 de abril y el 3 de mayo, esto es el 29 de abril, corresponde al paso zenital del sol sobre Copán. Con ello, los dos astros más importantes para los mayas Venus y el Sol se veían involucrados simbólicamente en el mismo edificio. Y esta función arqueoastrológica está perfectamente grabada en las serpientes de cabezas bicéfalas del edificio, una representa a Venus y apunta precisamente hacia el poniente, la otra representa al sol y esta apuntando hacia el naciente. Ante dichas implicaciones el Edificio 22 también ha recibido el nombre de Templo de Venus.



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