lunes, 20 de agosto de 2012

La Luna

... es el único satélite natural de la Tierra. Es el astro más cercano (la distancia media entre el centro de la Tierra y la Luna es de 384.400 km) y el mejor conocido. Su diámetro es de menos de un tercio del terrestre (3.476 km), su superficie es una decimocuarta parte (37.700.000 km²), y su volumen alrededor de una quincuagésima parte (21.860.000 km³).  

luna

Origen de la Luna: 

Las tres teorias mas importantes sobre el origen de la luna:
  1. Era un astro independiente que, al pasar cerca de la Tierra, quedó capturado en órbita.
  2. La Tierra y la Luna nacieron de la misma masa de materia que giraba alrededor del Sol.
  3. La luna surgió de una especie de "hinchazón" de la Tierra que se desprendió por la fuerza centrífuga.


Curiosidades sobre la Luna:
  • El término selenita, de origen griego, es el supuesto gentilicio de este satélite. Proviene del nombre "Selene", diosa asociada a la Luna. 
  • La palabra inglesa para mes, month, proviene de moonth, una forma sajona primitiva para lunación (siendo la palabra moon, ‘Luna’ en inglés), debido al primitivo uso de un calendario lunar en la cultura sajona. De forma similar, el nombre neerlandés de la Luna es maan, y la palabra neerlandesa para "mes" es maand. 
  • En castellano el segundo día de la semana, «lunes», tiene su raíz en el «día de la Luna» (Lunae dies, en latín). Esto se puede ver también en el idioma inglés, en que monday viene de moon day, en italiano —Lunedi— y en francés donde se llama Lundi. (Ver semana.) 
  • En el idioma turco, la palabra Ay (mes) también significa luna. El origen de esta coincidencia es el hecho de que el musulmán es un calendario lunar. 
  • En los idiomas chino y japonés las palabras 'luna' y 'mes' se escriben con el mismo carácter: 月 (lo que se conoce como kanji en japonés o hanzi en chino), debido a que ambas culturas emplean calendarios lunares. 
  • Los kiliwa creen que la Luna es una potencia masculina. Según su propia mitología, el dios de la Luna Meltí ?ipá jalá (u) fue el creador de todo el universo. 
  • Una de las etimologías más comunes sobre el origen de la palabra México dice que significa: "Lugar en el centro de la luna" o más precisamente: "En el lago de la luna". 
  • La montaña más alta de la Luna es casi tan alta como la montaña más alta de la Tierra. Aquí el Everest tiene casi 9 kilómetros de alto. Allá, en la Luna, el monte Leibnitz se levanta a 8,200 metros sobre la desértica superficie de nuestra romántica Luna.
  • En la Luna son mucho más frecuentes los terremotos que en la Tierra. Más frecuentes y más fuertes. Además, con demasiada frecuencia caen meteoritos de tamaño considerable. Los terremotos, allá suceden en una especie de ciclos muy abundantes. De 8 a 10 por día. Grandes sacudidas donde afortunadamente no hay nadie para contarlo. 
  • Ha llegando más gente a la Luna que a las profundidades de los océanos. 
  • En la Luna no hay viento ni sonido.
  • Sin traje espacial en la Luna, la sangre hierve intsantáneamente.
  • En la Luna es imposible silbar. 
  • La última persona que pisó la Luna lo hizo en 1972.
  • La superficie de la Luna es más pequeña que Asia.
  • Cada año la Luna se aleja de la Tierra 3.8 centímetros.

      

    Literatura: La puerta de la luna

     

    Pocas cosas existen tan cargadas de magia como las pala bras de un cuento. Ese cuento breve, lleno de sugerencias, dueño de un extraño poder que arrebata y pone alas hacia mundos donde no existen ni el suelo ni el cielo. Los cuentos representan uno de los aspectos más inolvidables e intensos de la primera infancia. Todos los niños del mundo han escuchado cuentos. Ese cuento que no debe escribirse y lleva de voz en voz paisajes y figuras, movidos más por la imaginación del oyente que por la palabra del narrador.
    Este libro es una recopilación de todos los cuentos escritos por Matute, una autora precoz y prolífica que escribió su primer relato a los cinco años, y su primera novela a los 17.

  
 Música: El toro y la luna



La Luna en la pintura


Noche estrellada, Vicent Van Gogh


En este cuadro combina dos de los elementos que más le apasionaban durante esta época de su vida: los cipreses y las estrellas. Van Gogh ya había pintado varios nocturnos, con deslumbrantes estrellas. Los cipreses, aunque ya habían aparecido en algunos cuadros (por ejemplo en El puente de Langlois) le empezaron a obsesionar durante su estancia en Saint-Rémy.


La composición de este cuadro está marcada por la presencia de los cipreses, que se alzan como dos llamas negras sobre un cielo estrellado con la luna en cuarto menguante al fondo. La línea del horizonte está baja, dando el protagonismo al cielo. La presencia imponente de los cipreses a la izquierda queda equilibrada por la de la luna, a la derecha.
La pincelada de Vincent en esta etapa seguía siendo pastosa y alargada, pero ya había evolucionado hacia grandes espirales y remolinos, que intensificaban la sensación de dramatismo en sus obras. Hay un contraste entre la verticalidad de los cipreses y la horizontalidad predominante en el cielo estrellado. Interpretaciones aparte, los cipreses cumplen la función de dotar al cielo estrellado de su verdadera profundidad y dimensión.
Se ha comentado que esta obra quizá se refiera al episodio bíblico del Génesis (37,10) en el que José tiene un sueño con once estrellas, el sol y la luna (en el cuadro ambos parecen unidos). Un investigador español (José Navarro) ha demostrado que la constelación que aparece es la de Aries, visible desde el sur de Francia en las noches del 14 al 19 de junio de 1890, que es cuando se estima que se pintó el cuadro. Además, por esos días la luna estaba, como en la pintura, en cuarto menguante.
Hay muchas intrepretaciones posibles y para todos los gustos: en términos de regreso de Vincent a sus convicciones religiosas de juventud, o como sacralización de la naturaleza, que así queda deificada. Otros autores excluyen la interpretación religiosa sin negar que van Gogh pretenda expresar sentimientos relacionados lo eterno, lo cósmico.





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