domingo, 6 de enero de 2013

Cuando a Matías le entraron ganas de hacer pis en la noche de Reyes, Chema Heras y Kiko Dasilva

Matías buscó un cordón para tirar de la locomotora e inventó
una cancioncilla:


El tren de Matías, chu chu chu
corre por las vías, chucu chucu chu


Cuando llegó la noche de Reyes, su madre le dijo:

-Matías, hoy tienes que acostarte temprano. Esta noche vienen los Reyes Magos.

-¡No! ¡Yo quiero verlos! -protestó el niño.



He aquí una divertida historia sobre cómo los nervios te pueden jugar una mala pasada, incluso a edades tan tempranas como los 4 ó 5 años. El pequeño Matías les ha pedido a los Reyes un tren con vagones de colores y, aunque se muere de ganas de conocer a sus Majestades, la noche de autos, le advierte su padre:




- ¿Pero qué dices? ¡Los Reyes no dejan juguetes a los niños que están despiertos! -le advirtió su padre.

- Entonces me voy a la cama ahora mismo -dijo Matías.

Antes de irse a dormir, Matías dejó encima de la mesa tres platos con nueces y tres vasos de leche… para los Reyes.

También llenó tres cubos de agua… para los camellos.



En mitad de la noche, Matías se despertó con muchas ganas de hacer pis y escuchó una voz que venía del fondo del pasillo:

-¿Dónde le dejamos el tren, aquí o debajo de su cama?

Pero el pobre Matías ya no podía aguantar más.

Saltó de la cama y fue de puntillas por el pasillo, abrió la puerta del baño con mucho cuidado, levantó la tapa del váter sin hacer ruido y… el pis hizo ruido, mucho mucho ruido.

Con lágrimas en los ojos regresa a su cuarto pensando que, a la mañana siguiente, solo va a encontrar carbón... pero le espera otra sorpresa.

Con los ojos llenos de lágrimas, Matías corrió hacia su cuarto y se metió en la cama.

Pensando pensando, se durmió.

Y, durmiendo durmiendo, soñó…

…que los Reyes le habían traído un montón de carbón negro, muy negro.
 
Con las primeras luces de la mañana, Matías abrió los ojos, saltó de la cama y fue a ver si los Reyes le habián dejado algo.

Estaban las cáscaras de las nueces, estaban los vasos de leche vacíos, también estaban los tres cubos sin agua.

Pero… ¡no estaba el tren!

De repente se acordó de la voz que había oído en el pasillo:

-¿Dónde le dejamos el tren, aquí o debajo de su cama?

Matías ató el cordón a la locomotora y se fue por la casa, tirando de su tren y cantando:


El tren de Matías, chu chu chu
corre por las vías, chucu chucu chu
 


 Fuente:
 http://www.tertuliasdemaestrs.com
 http://cariciasencuentos.blogspot.com.es

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