Los hombres de ciencia, en su incesante búsqueda de respuestas que expliquen los fenómenos naturales que observan, estudian de forma pormenorizada los pequeños o grandes misterios con los que se van topando, formulando hipótesis que den sentido a lo que a simple vista parecen hechos inconcebible.
La rueda dentada de Antikitera
Hace casi 100 años, unos buzos encontraron frente a la isla griega de Antikitera
los restos de una antigua caja rota de madera y bronce que albergaba
más de 30 engranajes en su interior. Dataciones posteriores mostraron
que este complejo objeto tecnológico, similar a un reloj, databa del
siglo I a. C. Desde entonces, los científicos se han visto fascinados
por este oopart (artefacto fuera de lugar), tratando de imaginar cuál
podría ser su función. Solo recientemente, un equipo dirigido por Mike
Edmunds y Toni Freeth, de la Universidad de Cardiff, pudo resolver el
misterio. El mecanismo de Antikitera
era una calculadora astronómica. Si están en lo cierto, el artilugio
podía reproducir los movimientos de la Luna y el Sol a lo largo del
Zodíaco con notable precisión. Su mecánica es algo que todos creían
impensable hace dos milenios, y mucho más compleja de lo esperado.
Ninguna otra civilización creó algo tan sofisticado durante los
siguientes mil años. Pero el misterio no ha concluido del todo; falta
que los científicos logren crear una réplica viable. Están en ello.
Las montañas ocultas de la Antártida
En 1958, científicos soviéticos descubrieron una larga
cordillera de 1.200 kilómetros de longitud, con picos de hasta 3.400
metros de altura, enterrada bajo la placa de hielo de la Antártida, de
tres kilómetros de espesor. Lo que les desconcertó es que la ubicación
de estos “Alpes Antárticos” no coincidía con el límite de ninguna placa
tectónica, y además se descartó su origen volcánico. ¿Cómo se formaron,
entonces, las montañas Gamburtsev? Recientemente, con la ayuda de
radares aéreos, un equipo multinacional de científicos publicó en Nature
la respuesta a tan complejo rompecabezas. El proceso geológico que las
formó comenzó hace muchísimo tiempo, 1.000 millones de años. Por aquel
tiempo, varios microcontinentes colisionaron entre sí, aplastaron las
rocas más viejas de la cordillera y formaron una gruesa corteza que se
extiende muy por debajo de esta. Además, se formó la fisura de la
Antártida Oriental, un rift de 3.000 kilómetros de largo que se extiende
a través del océano en dirección a la India. Hace entre 250 y 100
millones de años, esa fractura allanó el camino para que el
supercontinente Gondwana se rompiera, lo cual calentó la raíz de corteza
terrestre bajo las montañas Gamburtsev y provocó su alzamiento. La
placa de hielo antártica oriental, formada hace 34 millones de años, la
protege contra la erosión.
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