jueves, 8 de noviembre de 2012

Dos enigmas resueltos por la ciencia


Los hombres de ciencia, en su incesante búsqueda de respuestas que expliquen los fenómenos naturales que observan, estudian de forma pormenorizada los pequeños o grandes misterios con los que se van topando, formulando hipótesis que den sentido a lo que a simple vista parecen hechos inconcebible. 



La rueda dentada de Antikitera

 

Hace casi 100 años, unos buzos encontraron frente a la isla griega de Antikitera los restos de una antigua caja rota de madera y bronce que albergaba más de 30 engranajes en su interior. Dataciones posteriores mostraron que este complejo objeto tecnológico, similar a un reloj, databa del siglo I a. C. Desde entonces, los científicos se han visto fascinados por este oopart (artefacto fuera de lugar), tratando de imaginar cuál podría ser su función. Solo recientemente, un equipo dirigido por Mike Edmunds y Toni Freeth, de la Universidad de Cardiff, pudo resolver el misterio. El mecanismo de Antikitera era una calculadora astronómica. Si están en lo cierto, el artilugio podía reproducir los movimientos de la Luna y el Sol a lo largo del Zodíaco con notable precisión. Su mecánica es algo que todos creían impensable hace dos milenios, y mucho más compleja de lo esperado. Ninguna otra civilización creó algo tan sofisticado durante los siguientes mil años. Pero el misterio no ha concluido del todo; falta que los científicos logren crear una réplica viable. Están en ello.

Las montañas ocultas de la Antártida

 

En 1958, científicos soviéticos descubrieron una larga cordillera de 1.200 kilómetros de longitud, con picos de hasta 3.400 metros de altura, enterrada bajo la placa de hielo de la Antártida, de tres kilómetros de espesor. Lo que les desconcertó es que la ubicación de estos “Alpes Antárticos” no coincidía con el límite de ninguna placa tectónica, y además se descartó su origen volcánico. ¿Cómo se formaron, entonces, las montañas Gamburtsev? Recientemente, con la ayuda de radares aéreos, un equipo multinacional de científicos publicó en Nature la respuesta a tan complejo rompecabezas. El proceso geológico que las formó comenzó hace muchísimo tiempo, 1.000 millones de años. Por aquel tiempo, varios microcontinentes colisionaron entre sí, aplastaron las rocas más viejas de la cordillera y formaron una gruesa corteza que se extiende muy por debajo de esta. Además, se formó la fisura de la Antártida Oriental, un rift de 3.000 kilómetros de largo que se extiende a través del océano en dirección a la India. Hace entre 250 y 100 millones de años, esa fractura allanó el camino para que el supercontinente Gondwana se rompiera, lo cual calentó la raíz de corteza terrestre bajo las montañas Gamburtsev y provocó su alzamiento. La placa de hielo antártica oriental, formada hace 34 millones de años, la protege contra la erosión.

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