miércoles, 22 de agosto de 2012

El misterio de Caravaggio

La muerte de Michelangelo Merisi –más conocido como Caravaggio–, ha estado siempre envuelta en el misterio. El genial pintor barroco, nacido en Milán en 1571, tuvo una vida breve pero agitada, pues se movió siempre entre las polémicas suscitadas por sus obras –algunas de las cuáles fueron rechazadas por ir contra la idea del decoro existente en la época– y sus múltiples altercados públicos. Fue precisamente una de estas peleas, acaecida en mayo de 1606, la que marcaría definitivamente el resto de su existencia: en aquella ocasión, Caravaggio causó la muerte de un tal Ranuccio Tomassoni –al parecer de forma accidental–, lo que causó su caída en desgracia.
A pesar de que en otras ocasiones sus mecenas, y especialmente el cardenal del Monte, habían intercedido por él para resolver distintos enredos, el homicidio era un delito demasiado grave, y Caravaggio se vio obligado a huír de Roma. Comenzó así un peregrinaje que duró cuatro años, y que le llevó a establecerse sucesivamente en Nápoles, Malta, Messina, Siracusa y Palermo. En 1610, habiendo llegado hasta él rumores de que iba a recibir el perdón, emprendió su viaje de regreso a Roma, aunque jamás llegaría a pisar la ciudad. En julio de ese año comenzaron a llegar confusas noticias a la Ciudad Eterna que afirmaban que el pintor había perdido la vida en una playa de Porto Ércole, a poco más de 150 kilómetros de Roma.Al parecer fueron soldados españoles quienes lo encontraron muy enfermo en la playa, aquejado de fuertes fiebres, y poco después murió.

 Hasta fechas recientes, los historiadores habían propuesto distintas hipótesis para explicar el fallecimiento: para unos el pintor murió como consecuencia de la malaria, otros culpan a la sífilis, y los más aventurados creen que fue un asesinato por un ajuste de cuentas. Ésa es la hipótesis, por ejemplo, que se examinaba en un documental de la BBC realizado por Andrew Graham-Dixon.




Hace apenas dos años, y coincidiendo con el cuarto centenario de su muerte, un equipo de antropólogos italianos aseguró haber identificado los restos mortales del artista con ayuda de Alessandro Ferrini, un historiador amateur de Porto Ércole.



En 1956 se había localizado en la localidad italiana una fosa común en la que al parecer se habían depositado los restos de Caravaggio, y Ferrini localizó un documento en el archivo diocesano en el que se confirmaba este punto.

Con su ayuda, los científicos consiguieron localizar un fémur y un cráneo que, supuestamente, pertenecieron al polémico artista. Para llegar a esta conclusión realizaron pruebas de Carbono 14 y tomaron muestras de ADN, que contrastaron con algunos posibles descendientes del clan Merisi. El resultado: hay un 85 % de probabilidades de que dichos huesos pertenecieran, efectivamente, al artista.


Además, los científicos encontraron otras evidencias que parecían apoyar la identificación, como la presencia en los restos de altos contenidos de plomo y otras sustancias empleadas habitualmente por los pintores de la época.
En cuanto a las causas de la muerte, los autores de esta investigación declararon que lo más probable es que falleciera como consecuencia de un golpe de calor del que no se recuperó, ya que estaba muy débil a causa de otras dolencias.
Pese a estos indicios, los antropólogos italianos no descartaron la hipótesis del asesinato, aunque fuera de forma indirecta.

Mientras se encontraba en Nápoles en su camino de regreso a Roma, Caravaggio sufrió un intento de asesinato, aunque su agresor sólo consiguió herirle en la cara con un cuchillo.
Es posible, según los científicos, que fuera una infección de estas heridas lo que le debilitó lo suficiente como para que el golpe de calor le causara la muerte. Un interrogante que, por ahora, sigue sin respuesta.





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