domingo, 30 de marzo de 2014

¿Cómo funciona la sed?



Todos hemos tenido esa sensación de sed que nos hace ir a buscar de inmediato un vaso de agua para beber. La sed es un mecanismo del cuerpo para alertarnos de nuestro nivel de hidratación. Nuestro cerebro se regula a sí mismo, trazando un límite para advertir hasta dónde hacerlo sin poner en riesgo nuestra salud.

Un estudio reciente ha intentado descifrar qué mecanismos intervienen en este complejo mecanismo de alerta de nuestros cerebros para evitar que sigamos bebiendo agua cuando ya la sed está saciada.
Sed y supervivencia

Para realizar el estudio, se hizo un barrido cerebral por medio de escáner, para analizar con detalle los mecanismos de reacción ante la sed. Los participantes pidieron saciar su sed o bebieron excesivamente durante el experimento que arrojó estos resultados.

Cuando a los participantes se les pidió seguir bebiendo agua, cuando ya su sensación de sed estuviera saciada, entonces entraron en juego las regulaciones del cerebro para proteger al cuerpo de un daño por exceso de ingesta de agua. Sin embargo, aún no se conoce a ciencia cierta cómo y por qué se dispara este mecanismo cerebral.



Aunque beber agua es necesario para mantenernos vivos, dado que la mayor parte del cuerpo se compone del preciado líquido, distintas partes del cerebro y sus complejos mecanismos se ven involucrados en el simple hecho de saciar la sed. 
¿Puede la sed ser mortal?

En las cantidades normales, el agua es necesaria y beneficiosa para nuestro organismo, aunque tomar mucha agua puede desencadenar fatales consecuencias. El mecanismo de parada del cerebro evita el efecto de reducción en las concentraciones de sal en la sangre, producido cuando hay exceso de ingesta de este líquido, lo que en definitiva desencadenaría una inflamación cerebral potencialmente mortal conocida como polidipsia. 

Este fenómeno se ha encontrado en pacientes con esquizofrenia y en corredores de maratón. Los estudios sobre este mecanismo de parada cerebral en la saciedad, podría ser aplicado a la psicología de otras adicciones.


La manera en que el cerebro regula el consumo del agua, podría dar luces sobre otros aspectos sobre la gratificación, como es el caso de la ingesta de sal, las relaciones sexuales, el consumo de comidas y la adicción al alcohol, entre otros.


Fuente:

http://www.ojocientifico.com





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