A tu lado, nada media mi tiempo, nuestro tiempo. Latía ajeno a lo que fue o tuviera que venir. ¡ Ay de mi !, como ha cambiado todo. Me pesan en los ojos los relojes, todos los relojes. Corren por mis venas sus manecillas, como negras agujas infectadas que buscasen herir definitivamente mi corazón. Tropiezo una y otra vez con sus pervertidas marcas en relieve. La siniestra maquinaria del tiempo, latiendo, ¡tictactictactictac!, recordando nuestra condición de nada, la escasa vida, la cuenta atrás. El tiempo celebra en sus reuniones los fragmentos, lo que quedó, lo que lleva pasado, todo lo que pesa en las ojeras y en los ojos, en olas de segundos, en las escasas mareas de minutos de amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario