Mira el mar, siempre el mar. Es el eterno,
Infatigable, obrero, batihoja,
que va puliendo el agua hoja tras hoja
y legando a la playa su cuaderno.
Rítmicos siempre, pero nunca iguales,
el viento va extendiendo con su pluma
los versos blancos de rizada espuma
que avanzan paralelos y triunfales.
Jamás le ha de fallar ritmo ni rima,
ni imagen justa ni materia prima.
muere un verso en la arena y otro escribe.
Aprende su alfabeto y deletrea
mi poema que en él eterno vive.
Yo para ti lo pienso y él lo crea.
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