LA ABUELA
Escucho el murmullo de los espectadores al ocupar sus
asientos. El sonido traspasa la puerta de mi camerino. Está llegando la hora,
apenas quedan diez minutos ¡diez eternos minutos! para el comienzo de la
sesión.
En realidad debería estar revolviéndome alegre e inquieta
en la silla de maquillaje. Pero no…, hoy siento que es el principio del fin de
mi carrera…
Hoy siento… siento, que es el comienzo del fin de mi vida…
Siempre… orgullosa e inagotable,
encarné papeles de bella protagonista que enamoraba a los hombres…
Y hoy…
hoy me toca hacer el papel de abuela…
¡Abuela!
Pongo los ojos en blanco ante este pensamiento, con el
corazón lleno de dolor…
Miro hacia el espejo, mientras salpico mi cara de este
polvo blanco que debe fijar el maquillaje…
Debajo de mis ojos cansados se aprecia una mueca curva en
los labios. Mueca, que si me fijo bien,
tal vez represente una sonrisa.
Cansada…
Me siento cansada y aún no he comenzado a actuar.
O.., ¿tal vez no es cansancio?
No.., ¡eso es! No estoy cansada. Simplemente estoy
emocionalmente agotada. No creo en mí... no creo en el papel que voy a
representar…
Sí.., sí.
Debo estar contenta, dice mi representante. Hace más de
tres años que no se acordaban de mí para un trabajo y… aquí estoy, con un
contrato importante…
¡Contrato importante! ¿Para hacer de abuela?
Miro con nostalgia de nuevo al espejo…
Recuerdo…
Recuerdo las miradas ávidas del público masculino sobre mi
figura. Vestía mallas apretadas y cuerpos de lentejuelas. Interpretaba papeles
de chica que…, con una mirada y caminar provocativo, enamoraba a los hombres…
Y hoy será mi primer papel de… ¡abuela!
Busco en la imagen del espejo algún parecido a la mujer
que fui. Mi cara está muy maquillada, necesito borrar las huellas del paso de
los años, esconder esas arrugas que se han formado entorno a ojos y boca…
¡No! ¿Qué estoy haciendo?
No puedo esconder las arrugas, hoy soy abuela y las
abuelas se entiende que… ¡tienen arrugas!
Paso un algodón rápidamente por mi cara.
Pensaba en mi boca cuando interrumpí mis pensamientos…
Sí… esa boca que enamoraba a todo el mundo. Esa boca que
al cantar dibujaba unos labios que recorrieron el mundo en cientos de
fotografías…
-
Tres minutos… - Me gritan desde la puerta.
Cierro por un instante los ojos y los recuerdos vuelven a
mi mente sin llamarlos…
Al acabar cada actuación, mi camerino se llenaba de
regalos y flores. Pretendientes enamorados que se apresuraban a llegar hasta mi
puerta para dejarme su número de teléfono o… intentar conseguir el mío…
Era hermosa, bella… y yo lo sabía. Por ello mostraba
indiferencia. Pensaba que la juventud sería algo eterno.
Y hoy… cuando “la abuela” regrese al camerino ¿Quién se
acordará de mí? ¿Me encontraré sola? ¡Sola! Me da miedo la soledad…
Qué
injusta es la vida, ¡qué cruel esta profesión! Yo... yo seré la abuela y
Fernando, que tantas veces compartió escenario a mi lado y que tiene dos años
más que yo.., ¡será el galán… que enamore a mi nieta!
Y yo... seré la abuela…
Si sólo tengo cincuenta y… o sesenta ¡Qué más da!
¿Puede importar que tenga una u otra edad?
¡No…!
Miro la imagen del espejo. Mi pelo cubierto con una red.
Me obligan a poner peluca, dicen que mi pelo es frágil y con poca vida… Y al
decirme eso, no se dan cuenta de que con ello convierten mis días en momentos
frágiles y dejan mi vida carente de ilusiones… Me llevan de cabeza a una vejez
que con orgullo deseo ignorar…
-
¡Un minuto! – gritan de nuevo
Me encasqueto la peluca con gesto enérgico. Miro con
suficiencia por última vez la imagen que está al otro lado del espejo. Respiro
hondo.
Siento que la tensión desaparece de mis hombros. Dibujo
una mueca en mi cara y para mi sorpresa puedo advertir una bella sonrisa al
otro lado del espejo. Me da energía esa imagen. Seré la abuela. Si… ¡la mejor
abuela! Aunque mi corazón sangre de ganas de sentirme joven y atraer las
miradas masculinas de todo el teatro… Mi alma anhela volver a llenar portadas
de revista…
- ¡Adentro!
–
Salgo con altivez por la estrecha puerta del camerino….
Entro en el escenario y dejo encorvar mi espalda. Arrastro
mis pies simulando cansancio. Dibujo un gesto bonachón en mi cara… Escucho unos
breves aplausos… Y, es que como actriz hoy seré… ¡la abuela!
JpTorga
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