domingo, 2 de diciembre de 2012

Bled, una panorámica que enmudece el alma...

Si pasan por Eslovenia, no pueden dejar de visitar Bled, ubicado en el vallle de los Alpes Julianos.
Bled es uno de los centros turísticos mas importantes y promocionados de Eslovenia y con solo mirar las fotografías, uno puede ir adivinando el por qué.

Este pueblo situado en la frontera eslovaca con Austria, alberga a un pequeño lago glacial con un islote conocido como la isla de Bled, lugar en donde se construyo una iglesia de la Asunción de María. Vigilando el lago se encuentra el castillo de Bled (el mas antiguo de Eslovenia) construido sobre la cima de un acantilado de 130 metros de altura.

Excepto en invierno, en donde el lago esta congelado, pequeños barcos de madera van y vienen de la isla llevando turistas. En los bosques que circundan al lago hay varios castillos e iglesias. Debido a su agradable clima la región ha sido históricamente un importante centro de recreo y salud, siendo visitada con frecuencia por la aristocracia europea.

En la isla en medio del lago los antiguos antepasados eslovenos adoraban a Živa, la diosa del amor y la fertilidad de los antiguos eslavos. Luego los peregrinos visitaban la isla para ir al santuario de Santa María. Hace más de un milenio, el 10 de abril de 1004, la localidad de Bled fue mencionada por primera vez. El Sacro emperador Enrique II donó estas tierras al obispo de Bresanone. En la edad media esta localidad florecía gracias a los peregrinos que en el siglo XIX fueron sustituidos por los verdaderos turistas. El suizo Arnold Rikli descrubrió la fuente de la salud y el bienestar en el clima benéfico del lugar, así como también en el agua del lago y en el agua termal. Su propuesta de los balnearios con hidroterapia fue complementada por las pensiones y hoteles de los habitantes del lugar. 

La localidad, que a principios del siglo XX era el balneario más hermoso del imperio, atraía a la elite aristocrática europea. Después de la II Guerra Mundial se encontraba aquí una de las residencias protocolares más bellas del país. Los personajes más importantes de todo el mundo disfrutaron de las bellezas de Bled. Hoy en día los peregrinos de los nuevos tiempos la siguen descubriendo y aquí regresan. En Bled esperan miles de oportunidades a los mundanos buscadores de cosas diferentes y bellas, del relax y de la inspiración, de la paz o de los estímulos.


Sin dudas, se destaca el lago, que impresiona por su belleza y por la variación de colores a lo largo del año ya que varían dependiendo la estación del año. En la orilla, hay unas barcas que son los que se encargan de trasladar a la isla a aquellos que quiere visitarla sin cansarse (no está tan lejos; ir a nado es la otra opción).


Ocupando casi la totalidad de la isla, se encuentra la Iglesia barroca de la Asunción, visitada especialmente por las parejas en su luna de miel: para poder visitarla, hay que subir unas largas y empinadas escaleras, y según la leyenda, el esposo debe llevar a su esposa en brazos sin dejar que sus pies toquen el suelo, asegurándose así una larga y feliz vida conyugal.


Otra leyenda dice que hace mucho tiempo, unos ladrones asesinaron al hombre que vivía en el castillo de Bled y tiraron su cuerpo al lago; su viuda, llena de tristeza, comenzó a ir a la capilla que se encontraba en la isla a rezar, hasta que un día juntó todo el oro que tenía, lo mandó a fundir y cubrió con él una campana para colocarla allí. Sin embrago, al intentar transportarla, una tormenta provocó un accidente que terminó con varios hombres muertos y la campana perdida. Dicen que por las noches, se escucha el tintineo de la campana desde lo profundo del lago.


Después de este terrible accidente, la viuda vendió sus propiedades y mandó construir una iglesia en la isla, que es la que está actualmente. Se mudó a Roma y tras su muerte, el Papa bendijo una nueva campana que fue colocada en la iglesia en 1543 por Francis Patavinus y que cumple los deseos de aquellos que la hacen repicar.
El castillo de Bled, construido en el siglo XI, fue sede de los obispos de Brixen (Tirol del Sur), que controlaron la zona desde 1004 a 1803. El edificio se encuentra en el espolón de un acantilado de más de 100 m de altura sobre el lago y hoy en día, alberga un Museo de Historia con armaduras medievales, varios restaurantes y una pequeña capilla medieval. Dicen que el castillo es bello, pero que lo que se destaca es el mirador en las terrazas, desde donde se tiene una espectacular vista panorámica de los alrededores del Lago: el azul oscuro del agua, el verde de los espesos bosques, la pequeña Iglesia blanca en el centro de la pequeña isla. Y hacia al otro lado, los Alpes Julianos (es la parte de los Alpes que tocan Eslovenia), que aunque no son tan altos como los suizos o franceses, no son menos hermosos.



El castillo fue mencionado por primera vez el 22 de mayo 1011, en la escritura de donación emitido por el emperador Enrique II en favor de los obispos de Brixen. Al estar situado en la Marca de Carniola, pasó a manos de la Casa de Hasburgo en 1278.
La parte más antigua del castillo es la torre románica. En la Edad Media, más torres se construyeron y las fortificaciones se han mejorado. Otros edificios fueron construidos en el estilo renacentista. Los edificios se organizan en torno a dos patios, que están conectados con una escalera. Hay una capilla en el patio superior, que fue construido en el siglo XVI y renovado en torno a los 1700, cuando también fue pintado con frescos ilusionistas. El castillo también cuenta con un puente levadizo sobre un foso.


Bled es sin dudas un lugar de extraordinaria belleza, pero solo tiene dos kilómetros de longitud que se puede recorrer a pie en menos de dos horas.
Entonces, este viaje es corto; después hay que recorrer otras ciudades de Eslovenia, como Ljubljana, su capital que se encuentra a solo 40 km.












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