jueves, 2 de mayo de 2013

Mañana (Mario Benedetti)-Puede ser (Fran Fernández)

 
Bendito seas río de mañana
futuro en que te abismas
vienen contigo esquirlas de infinito
aunque más breves cada día
y también el hechizo inquebrantable
la nostalgia a construir / la sobrevida
el vuelo de los pájaros que saben
la calma en que descansa la utopía
si me concentro no te veo
ni sé lo que anticipas
si me recluyo en mis escombros
nadie me librará de tanta ruina
pero si abro mis inviernos
de par en par al verde de tu orilla
aprenderé tal vez con las distancias
yesterday y mañana
que separan tu fronda de la mía
bendito seas surco de mañana
con tu repetición de la fatiga /
desde una mano ancha y sembradora
te llegará el azar de la semilla
mañana de candor / bendito seas
futuro / por llegar a la deriva
sin preces ni condenas
ni justos a la vuelta de la esquina
estás aquí futuro / hay que ampararte
los emboscados en la amanecida
quieren acribillarte desde el miedo
dejarte sin enigmas
bendito seas leño del augurio
mañana / al convertirte en tu ceniza
aceptarás las cifras de la muerte
como una condición de la armonía 
 
 
 
 
 
 
 
 

Locuras, Silvio Rodríguez

Hay locuras para la esperanza
hay locuras también del dolor
y hay locuras de allá
donde el cuerdo no alcanza
locuras de otro color
hay locuras que son poesias
hay locuras de un raro lugar
hay locuras sin nombre
sin fecha , sin cura
que no vale la pena curar
hay locuras que son como brazos de mar
te sorprenden y te arrastran
te pierden y ya
hay locuras de ley
pero no de buscar
hay locuras que son la locura
personales locuras de dos
hay locuras que imprimen dulces quemaduras
locuras de diosa y de dios
hay locuras que hicieron el día
hay locuras que estan por venir
hay locuras tan vivas
tan sanas , tan puras
que una de ellas sera mi morir


La Leyenda del Viento Enamorado, Fernando Acevedo Osorio

 
 
Cuenta la leyenda que hubo un día en que el viento, uno de tantos, cansado de vagar se encontró con el ser más bello que había visto.

Su cuerpo grácil y temeroso apenas se percibía desde las alturas, pero el movimiento suave y cadencioso atrajo al viento, que no tardó en acercarse un poco más.

"¿Quién es esta criatura que llama tanto mi atención? ¿Cómo es que no la había visto antes?", pensó el viento

Era claro que no la hubiese detectado, pues los dominios de ese viento cubrían sólo parte del planeta, y rara vez frecuentaba a sus hermanos de otras latitudes.

Conforme se iba aproximando, suave y sigilosamente, iba descubriendo al ser en toda su belleza.

Su rostro era casi blanco, de labios rojos y carnosos. Sus piernas, a pesar de estar pisando terrenos nuevos, y por lo tanto vacilantes, caminaban seguros de un destino que el ser mismo había emprendido... pero eso el viento no lo supo, sino hasta después. El ser era nuevo en sus dominios, y el viento quería saber más acerca de él.

Su cuerpo era pequeño pero fuerte, y sus mejillas hermosas y sin seña de cansancio, a pesar de los desvelos, las tristezas y las soledades. Lo mismo eran los ojos, de color común oscuro, pero que tenían el extraño encantamiento de ser capaces de sonreir.

El viento, admirado por tanta belleza serena, quiso acercarse más, tanto que deseó ser hombre para poder tocar al ser.

Y fue tanto su deseo, que pronto se vio envuelto en una carrera loca, directamente hacia el rostro del objeto de su admiración, y sin poder detenerse un segundo más, fue a estrellar un beso en la mejilla derecha de aquella mujer (pues eso era el ser que el viento había encontrado), y anduvo todo el resto del día feliz, a pesar de su falta de forma, por haber podido demostrarle a la mujer cuánto la quería, lo que para él significaba.


Ya no estaría solo a partir de aquel día.

Jamás olvidaría que pudo también acariciar el cabello de la dama, y el recordatorio venturoso que guardó por algún tiempo fue el suave perfume de su amada, que esparció por aquellos, sus dominios, mientras su amor crecía.

Así fue como aquel viento visitó día con día a aquella mujer... pero algo extraño pasaba. Mientras más la visitaba, mientras más fuerza imprimía para lograr besar a la mujer, acariciarla y brindarle su frescura, la mujer se alejaba más de él. Incluso ese ser que tanto amaba llegó a esconderse en un
refugio para huir de sus embates amorosos.

El viento, entristecido, decidió calmar su ímpetu y averiguar qué era lo que tanto aterraba a la mujer. Se acerco de nuevo, sigilosamente, y escuchó hablar a su amada. No supo en aquel momento a quién se dirigía la mujer que lo había cautivado, pero cuentan que ese día llóvió, porque el viento derramó toda su tristeza al saber, por boca de su dama, que éste le producía un inmenso desazón, e incluso terror, conforme más impetuosas eran sus demostraciones amorosas.

Así anduvo el viento por muchos años, hasta que un día, con el alma tranquila, decidió visitar a esa mujer que tanto amó, con la firme convicción de no interferir más en su vida, de no amarla como lo había hecho, pues sabía que eso era un esfuerzo inútil.

La encontró sentada en el portal de su hogar, con la mirada puesta en el horizonte y el alma envuelta en un suspiro.

Decidió acercarse, con el corazón confundido por verla en ese estado de ensoñación, y en un susurro de brisa preguntó:

- ¿Qué tienes? ¿Por qué estás tan pensativa?

- Sueño con un hombre que de tierras lejanas me ha hablado de amor -, respondió la mujer.

- ¿Y tú lo amas de verdad? -, preguntó el viento, con el alma atribulada por aquella confesión.

- Le amo tanto que por él estaría dispuesta a dar la vida -, dijo la mujer embelesada en un suspiro.

El viento enloqueció de ira, y olvidando la promesa que él mismo se había hecho, se convirtió en furioso tornado y azotó regiones enteras, devastando todo cuanto se encontraba a su paso.

La mujer tuvo más temor del viento desde aquel día, y siempre que éste se presentaba corria y se arrojaba en las palabras dulces de su amado, los únicos brazos que la recibían y confortaban.

Entonces, ya pasado cierto tiempo, el viento pensó: "He de perdonar a la mujer. Mi furia seguirá existiendo, pero no es justo que haga daño a quien tanto amé. Me presentaré de nuevo y le concederé, como prueba de buena voluntad, un deseo que dure para siempre."

Así lo hizo el viento, y ante su asombro y dolor, recibió el deseo de la mujer:

- Viento, quiero que seas mi amigo y, como tal, vayas diariamente y le lleves mi voz, mis caricias y mis besos al hombre que amo. Eso es lo que te pido.

El viento, maldiciendo el momento en que se le ocurrió conceder un deseo a aquella mujer, le dijo con dolor:

- Mujer hermosa y serena, yo te amo y te amaré por siempre. Jamás de tu vida me alejaré, pero cumpliré con mi promesa. Sólo una cosa te pido a cambio: que, a pesar de mis furias y desplantes, no me tengas temor... al menos no como el que hasta ayer manifestaste. Sé que no te puedo amar como yo quisiera, pero por favor no me temas tanto. Jamás daño te haré.

La mujer entregó su amistad desde aquel día al viento, y a pesar del temor enorme que le producía ver los enojos de su amigo, siempre lo miró con nuevos ojos: los ojos del corazón de una amiga verdadera, que mira cómo el amigo que una vez la amó, desquita su impotencia sin llegar a dañarla.


El viento cumplió su misión por algún tiempo. Llevaba y traía los mensajes amorosos de la dama y el hombre cuyo corazón le había robado. Lo hacía con diligencia, y hasta en el momento de transmitir los besos y caricias de su amada al hombre aquel, el viento se comportaba como si ella misma lo besara y
acariciara.

Así fue hasta el día en que, cumpliendo su visita diaria, el viento se topó con una mujer de ojos rojizos por el llanto, el corazón detenido y la respiración entrecortada.

- ¿Qué pasa, mujer? ¿Por qué lloras así? -, preguntó el viento.

- Ha sido él, amigo mío, quien me ha arrancado el corazón.

- Vamos -, dijo el viento - ya han pasado por algunos pleitos sin mayor importancia. ¿Dónde está tu valentía? ¿Dónde tu coraje? ¿Dónde el amor que le tienes?

- Se ha terminado, amigo mío. Aquel que tanto amaba he dejado de existir para mi.

Y el viento, con su furia inaudita a punto de estallar y la decisión de ir y borrar de la faz de la tierra todo recuerdo de aquel hombre, tuvo que detenerse ante el ruego de aquella mujer, a quien había aprendido a respetar y querer como una amiga. Escuchó la sentencia de sus labios, y no dejó de sentir pena por aquel hombre, pues él sabía lo que significaba que esa mujer tuviera miedo... miedo de él.

- Amigo mío, prométeme que ya no llevarás a aquel que fue mi amado ni una brisa en mi nombre. Prométemelo, tú que sabes, tú que me ves deshecha en llanto y que escuchas, a través de tí mismo, los latidos apenas perceptibles de un corazón destrozado.

- Así lo haré, querida amiga -, contestó el viento. - Prométeme tú entonces que buscarás la felicidad donde siempre la has tenido, tan cerca de tí. ¡Vamos! Arriba esa cara, y déjame que seque, con una brisa de cariño, los últimos rastros de llanto de esas mejillas tuyas, que fue de lo primero que me enamoré.

La mujer se levantó, con mejor ánimo, y ofreció su cara al viento. Éste sopló dulcemente una brisa tibia, casi imperceptible, que no lastimó ni congeló las mejillas de su amiga, y se fue feliz de haberla acariciado de esa forma, sabiendo que, si bien su amor no sería nunca para él, sí lo serían los momentos en que ella, por el motivo que fuere, le pidiera de nuevo consuelo para su dolor, o refresco para el calor de verano.


Cuentan que el hombre que arrancó el corazón a la mujer, jamás volvió a recibir siquiera un soplo de aquel viento. Nunca más un beso delicado, jamás una caricia como las que su amada le enviaba volvió a sentir.

Hoy sólo le acompaña un viento seco, lleno de polvo o tierra, que le produce una extraña ensoñación de los días venturosos en que tuvo la dicha de compartir, con el viento, el amor más dulce y sereno que jamás había sentido.
 
 
 
Nacido del recuerdo de un poema
escrito el 24 de marzo de 1997,
de una fotografía vista en febrero
del mismo año, y de la acción benéfica
del viento, cuando lleva en él un aroma
de café por las mañanas.

Fernando Acevedo Osorio
 
 

La Enciclopedia Mecánica de Ángela Ruiz Robles de 1949, precursora del actual «e-reader» ...




Una maestra de Ferrol, Ángela Ruiz Robles, fue la inventora de una enciclopedia mecánica que bien podría considerarse como el primer libro electrónico de la historia, adelantándose en veinte años al dispositivo diseñado en 1971 por el estadounidense Michael Hart y en más de medio siglo a los actuales e-books. Maestra, escritora e inventora, doña Angelita -como era conocida- mostró siempre una gran inquietud pedagógica, y, en su afán por ayudar a los alumnos, además de la Enciclopedia Mecánica patentó una máquina taquimecanográfica y un atlas lingüístico gramatical.
Ángela Ruiz había nacido en la localidad leonesa de Villamanín (León) en 1895, y llegó a Ferrol como maestra en 1918 para impartir clases en la escuela de Santa Uxía de Mandiá. Años más tarde, en 1934, se hizo cargo de la gerencia de la Escuela Nacional de Niñas del Hospicio ferrolano, donde realizó una importante labor. En 1945 fue nombrada profesora de la Escuela Obrera gratuita, y tres años después empezó a impartir taquigrafía, ortografía, gramática y mecanografía en el Colegio Ibáñez Martín, del que llegó a ser directora. Falleció en Ferrol el 27 de octubre de 1975.
La Enciclopedia Mecánica fue construida en 1949 en el Parque de Artillería de Ferrol bajo la supervisión de la propia Ángela Ruiz. Patentada con fecha 7 de diciembre de 1949 -patente núm. 190.698-, la máquina formó parte de la Exposición del Museo Pedagógico de Galicia (Mupega) de Santiago desde el año 2006 hasta mayo de 2012, en que pasó a formar parte de la exposición permanente del Museo de Ciencia y Tecnología de A Coruña.
Botones y láminas
¿Y cómo funcionaba su invento? Se trataba de un pequeño libro, con botones, donde el alumno podía elegir entre varias opciones para ver bajo un cristal de aumento distintas laminas en las que se encontraba escrita la información deseada. Así describía Ángela su Enciclopedia Mecánica en 1955: "Abierta, consta de dos partes. En la de la izquierda lleva una serie de abecedarios automáticos, en todos los idiomas: con una ligerísima presión sobre un pulsador se presentan las letras que se deseen, formando palabras, frases, lección o tema y toda clase de escritos. En la parte superior de los abecedarios lleva a la derecha una bobina con toda clase de dibujo lineal, y en la de la izquierda otra con dibujo de adorno y figura. En la parte inferior de los abecedarios, un plástico para escribir, operar o dibujar. En la parte interior, un estuche para guardar asignaturas".
"En la parte de la derecha -continuaba su explicación- van las asignaturas, pasando por debajo de una lámina transparente e irrompible, pudiendo llevar la propiedad de aumentos, pueden ser estos libros luminosos e iluminados para poder leerlos sin luz. A la derecha e izquierda de la parte por donde pasan las materias lleva dos bobinas, donde se colocar los libros que se desee leer en cualquier idioma; por un movimiento de los misma van pasando todos los temas, haciendo las paradas que se quieran, o queda recogido. Las bobinas son automáticas y puede desplazarse del estuche de la Enciclopedia y extenderse, quedando toda la asignatura a la vista (...) Cerrado, queda del tamaño de un libro corriente y de facilísimo manejo. Para autores y editores el coste de sus obras se aminora considerablemente, por no necesitar ni pasta ni encuadernado y queda impresa de una tirada, o cada una de sus parte, resultando este procedimiento un bien general".
En palabras de la propia inventora, la Enciclopedia Mecánica tendría gran utilidad porque aligeraba el peso de las carteras de los alumnos, hacía más atractivo el aprendizaje y adaptaba la enseñanza al nivel de cada estudiante. Destacaba asimismo el hecho de que fuese "portable, que pese poco, de uso en casa y en el colegio, con la posibilidad de adaptarse a alumnos de todos los niveles y a los que tengan problemas de visión". Por si fuera poco, su invento apoyaba al aprendizaje "con sonidos", enseñaba varios idiomas y facilitaba el aprendizaje "en la oscuridad incorporando luz". Asimismo servía de soporte "para que otros maestros añadan sus propios materiales y aminorar costes".
En otra ocasión Ángela Ruiz señalaba que "los libros mecánicos proporcionan muchísimas ventajas. El mío ha sido ideado para todos los idiomas y facilita grandemente el trabajo a profesores y alumnos. Ideovisual, responde al progreso del vivir actual y cumple las leyes de enseñanza general. Por su calidad de internacionalidad, facilita en el mundo el arte de enseñar a profesores, pedagogos, especialistas de la enseñanza".

En 1970, Ángela Ruiz rechazó una propuesta de Washington para explotar sus patentes en Estados Unidos porque quería que fuera desarrollada en su país. A lo largo de su vida, doña Angelita escribió dieciséis libros de carácter científico. En 1947 recibió la Cruz de Alfonso X el Sabio en reconocimiento a su carrera profesional. Como inventora, fue galardonada en diversas exposiciones internacionales.


Fuente:
http://www.farodevigo.es 


Un chico y su átomo: La película más pequeña del mundo


 Hace tiempo que deseaba poder "ver" esta realidad, el mundo de lo extremadamente pequeño, el mundo del interior de toda la materia que existe. Acercar la materia a los ojos y al entendimiento de las personas, niños y adultos.


La unidad más pequeña de la materia se denomina átomo. Cada átomo se compone de un núcleo, con protones y neutrones en su interior, y electrones que lo rodean. Cuando los átomos se juntan, forman moléculas.
 
Científicos de la compañía IBM han presentado este miércoles "la película más pequeña del mundo", una obra revolucionaria realizada con un microscopio que muestra los movimientos de átomos aumentados... 100 millones de veces.
Esta pequeña película, que dura un minuto y treinta segundos, se titula 'Un chico y su átomo' (A Boy And His Atom) y usa miles de átomos colocados con precisión para crear cerca de 250 marcos de acción stop-motion. La película muestra un personaje llamado Atom, que se hace amigo de otro átomo y se embarca en un viaje que incluye baile, juego con pelota y salto sobre cama elástica para explicar la ciencia de una forma pedagógica.

"Rodar, colocar y dar forma a los átomos y con ello crear una película animada original es una ciencia precisa y totalmente nueva", explicó Andreas Heinrich, científico de IBM Research.
"Esta película es una manera divertida de compartir el mundo a la escala atómica, permitiendo abrir el diálogo con estudiantes u otros sobre las nuevas fronteras de las matemáticas y de la ciencia", añade.
Este instrumento "es el primero que permite a los científicos ver el mundo de lo infinitamente pequeño, los átomos", asegura Christopher Lutz, investigador de la compañía informática.
Para realizar el filme, los átomos han sido desplazados con la ayuda de un microscopio preparado hace algunos años por IBM, una invención que les valió el Premio Nobel a sus diseñadores.
El aparato utiliza una aguja extremadamente fina, sobre una superficie de cobre, para atraer o rechazar los átomos y las moléculas hasta un lugar preciso. La película ha sido certificada por el Libro Guinness de los récords como más pequeña de animación del mundo, según asegura IBM.




Fuente:
http://www.elmundo.es
http://espana.aula365.com
www.meneame.ne