"La vida es una fuente interminable de reflexiones, desmedida como la eternidad, inagotables como la maldad e inmensas como el amor".
sábado, 17 de noviembre de 2012
Lucía, Joan Manuel Serrat
Vuela esta canción para ti Lucia
la más bella historia de amor
que tuve y tendré
es una carta de amor
Que se lleva el viento pintado en mi voz
a ninguna parte a ningún buzón
No hay nada más bello que lo que nunca he tenido
nada más amado que lo que perdí
perdóname sí hoy busco en la arena
esa luna llena que arañaba el mar
Si alguna vez fui un ave de paso
lo olvide para anidar allá en tus brazos
Si alguna vez fui bello y fui bueno
fue enredado en tu cuello y en tus senos
si alguna vez fui sabio en amores
lo aprendí de tus labios cantores
si alguna vez ame si alguna día después
de amar amé fue por tu amor lucia
Lucia
Tus recuerdos son cada día más dulces
el olvido solo se llevo la mitad
y tu sombra aún se acuesta en mi cama
con la oscuridad entre mi almohada y mi soledad
No hay nada más bello que lo que nunca he tenido
nada más amado que lo que perdí
perdóname sí hoy busco en la arena
esa luna llena que arañaba el mar
si alguna vez ame si algún día después
de amar amé fue por tu amor lucia
Lucia
Cuerpo docente, Mario Benedetti
Bien sabía él que la iba a echar de menos
pero no hasta qué punto iba a sentirse deshabitado
no ya como un veterano de la nostalgia
sino como un mero aprendiz de la soledad
es claro que la civilizada preventiva cordura
todo lo entiende y sabe que un holocausto
puede ser ardua pero real prueba de amor
si no hay permiso para lo imposible
en cambio al cuerpo
como no es razonable sino delirante
al pobrecito cuerpo
que no es circunspecto sino imprudente
no le van ni le vienen esos vaivenes
no le importa lo meritorio de su tristeza
sino sencillamente su tristeza
al despoblado desértico desvalido cuerpo
le importa el cuerpo ausente o sea le importa
el despoblado desértico desvalido cuerpo ausente
y si bien el recuerdo enumera con fidelidad
los datos más recientes o más nobles
no por eso los suple o los reemplaza
más bien le nutre el desconsuelo
bien sabía él que la iba a echar de menos
lo que no sabía era hasta qué punto
su propio cuerpo iba a renegar de la cordura
y sin embargo cuando fue capaz
de entender esa dulce blasfemia
supo también que su cuerpo era
su único y genuino portavoz.
pero no hasta qué punto iba a sentirse deshabitado
no ya como un veterano de la nostalgia
sino como un mero aprendiz de la soledad
es claro que la civilizada preventiva cordura
todo lo entiende y sabe que un holocausto
puede ser ardua pero real prueba de amor
si no hay permiso para lo imposible
en cambio al cuerpo
como no es razonable sino delirante
al pobrecito cuerpo
que no es circunspecto sino imprudente
no le van ni le vienen esos vaivenes
no le importa lo meritorio de su tristeza
sino sencillamente su tristeza
al despoblado desértico desvalido cuerpo
le importa el cuerpo ausente o sea le importa
el despoblado desértico desvalido cuerpo ausente
y si bien el recuerdo enumera con fidelidad
los datos más recientes o más nobles
no por eso los suple o los reemplaza
más bien le nutre el desconsuelo
bien sabía él que la iba a echar de menos
lo que no sabía era hasta qué punto
su propio cuerpo iba a renegar de la cordura
y sin embargo cuando fue capaz
de entender esa dulce blasfemia
supo también que su cuerpo era
su único y genuino portavoz.
La bolsa repleta de cuentos, cuento camboyano
“Cuéntame otro cuento, por favor”, suplicó Lom. “No ya es hora de
dormir”, contestó su anciano criado. Así que el pequeño se acurrucó en
la cama y pensando en la historia que acaba de escuchar.
Desde que Lom era muy niño, el viejo criado le contaba cada noche
historias maravillosas: cuentos sobre enormes gigantes y poderosos
magos, tigres feroces y sabios elefantes, emperadores opulentos y
hermosas princesas. Cada noche tocaba una historia nueva, y a Lom le
encantaba escucharlas. Sabía que el criado había oído los cuentos de
labios de su madre, su abuela, su bisabuela, y que eran historias muy
antiguas.
Lom solía alardear delante de sus amigos de saberse muchos cuentos. “¿Por qué no nos cuenta uno?”, le pedían una y otra vez. “No –gritaba Lom-, son míos, y no se los contaré a nadie”.
Todo el mundo sabe que los cuentos están para ser contados, pero como Lom no los compartía con nadie, se iban quedando aprisionados en una vieja bolsa, colgada en su habitación.
Lom siguió creciendo, acompañado por los cuentos que el viejo criado le contaba cada noche, y se convirtió en un apuesto joven. Decidió casarse con una bonita joven de un pueblo vecino. La noche antes de la boda, el viejo criado oyó unos extraños murmullos en la habitación de Lom. ¿Qué será eso?”, refunfuño, y se puso
a escuchar atentamente.
Los murmullos venía de la vieja bolsa. Eran los cuentos, que charlaban entre sí lamentándose: “Mañana se casa y por su culpa nos quedamos aquí apretujados”. “Debió dejarnos salir”, se quejó otro cuento. “Le haremos pagarlo claro”, gritó un tercero. “Tengo un plan”. Dijo el primer cuento. “Cuando vaya mañana al pueblo para la boda le entrará sed. Me convertiré en pozo y, cuando beba agua, le entrará un dolor de estómago terrible”.
“Por si el plan no funciona, yo me convertiré en sandía. Cuando se la coma, sufrirá un dolor de cabeza espantoso”, dijo el segundo cuento. “Yo me convertiré en serpiente y le morderé”, dijo el tercero. “Sentirá un dolor insoportable en la pierna.” Y los cuentos se rieron cruelmente tramando su venganza.
El viejo sirviente se quedó horrorizado. “¿Qué hago?”, se preguntó. “Tengo que evitarlo”. El criado pasó toda la noche entera pensando como salvar al joven.
Por la mañana, cuando Lom se disponía a partir en su caballo al pueblo vecino, el criado salió apresuradamente y agarró las bridas del animal. Guió al animal por las colinas hasta llegar a un pozo.
“¡Alto! – gritó Lom-, tengo sed”, pero el anciano hizo seguir al caballo sin detenerse en el pozo. Al poco llegaron a sembrado repleto de sandias. “¡Para!, gritó Lom. “Estoy muerto de sed. Quiero una sandía”. El criado no quiso detenerse y siguieron adelante.
Llegaron al pueblo y durante la boda el criado se pasó todo el tiempo mirando por todas partes, pero no vio ninguna serpiente. Al anochecer, los novios se dirigieron a su casa. Los vecinos habían cubierto todo el
suelo de la casa de alfombras. De repente, el viejo criado entró corriendo en los aposentos de los novios. “¿Cómo te atreves a entrar aquí de ese modo?”
El viejo criado levantó la alfombra y dejó al descubierto una serpiente venenosa. La cogió por la cabeza y la tiró por la ventana. “¿Cómo sabías que estaba ahí?”, preguntó Lom asustado. El criado le habló de los cuentos apretujados en la bolsa y de sus planes de venganza por haberlos olvidado y no compartirlos con nadie.
Desde aquel día Lom empezó a contarle los cuentos a su mujer. Uno por uno, fueron saliendo todos los cuentos de la bolsa con gran alegría. Año más tardes, Lom se los contó a sus hijos, y a su vez, ellos se los contaron a los suyos.
Hoy en día se siguen contando. Lo sé muy bien, porque yo también los he escuchado y porque yo soy uno de esos cuentos apretujados en la bolsa.
Lom solía alardear delante de sus amigos de saberse muchos cuentos. “¿Por qué no nos cuenta uno?”, le pedían una y otra vez. “No –gritaba Lom-, son míos, y no se los contaré a nadie”.
Todo el mundo sabe que los cuentos están para ser contados, pero como Lom no los compartía con nadie, se iban quedando aprisionados en una vieja bolsa, colgada en su habitación.
Lom siguió creciendo, acompañado por los cuentos que el viejo criado le contaba cada noche, y se convirtió en un apuesto joven. Decidió casarse con una bonita joven de un pueblo vecino. La noche antes de la boda, el viejo criado oyó unos extraños murmullos en la habitación de Lom. ¿Qué será eso?”, refunfuño, y se puso
a escuchar atentamente.
Los murmullos venía de la vieja bolsa. Eran los cuentos, que charlaban entre sí lamentándose: “Mañana se casa y por su culpa nos quedamos aquí apretujados”. “Debió dejarnos salir”, se quejó otro cuento. “Le haremos pagarlo claro”, gritó un tercero. “Tengo un plan”. Dijo el primer cuento. “Cuando vaya mañana al pueblo para la boda le entrará sed. Me convertiré en pozo y, cuando beba agua, le entrará un dolor de estómago terrible”.
“Por si el plan no funciona, yo me convertiré en sandía. Cuando se la coma, sufrirá un dolor de cabeza espantoso”, dijo el segundo cuento. “Yo me convertiré en serpiente y le morderé”, dijo el tercero. “Sentirá un dolor insoportable en la pierna.” Y los cuentos se rieron cruelmente tramando su venganza.
El viejo sirviente se quedó horrorizado. “¿Qué hago?”, se preguntó. “Tengo que evitarlo”. El criado pasó toda la noche entera pensando como salvar al joven.
Por la mañana, cuando Lom se disponía a partir en su caballo al pueblo vecino, el criado salió apresuradamente y agarró las bridas del animal. Guió al animal por las colinas hasta llegar a un pozo.
“¡Alto! – gritó Lom-, tengo sed”, pero el anciano hizo seguir al caballo sin detenerse en el pozo. Al poco llegaron a sembrado repleto de sandias. “¡Para!, gritó Lom. “Estoy muerto de sed. Quiero una sandía”. El criado no quiso detenerse y siguieron adelante.
Llegaron al pueblo y durante la boda el criado se pasó todo el tiempo mirando por todas partes, pero no vio ninguna serpiente. Al anochecer, los novios se dirigieron a su casa. Los vecinos habían cubierto todo el
suelo de la casa de alfombras. De repente, el viejo criado entró corriendo en los aposentos de los novios. “¿Cómo te atreves a entrar aquí de ese modo?”
El viejo criado levantó la alfombra y dejó al descubierto una serpiente venenosa. La cogió por la cabeza y la tiró por la ventana. “¿Cómo sabías que estaba ahí?”, preguntó Lom asustado. El criado le habló de los cuentos apretujados en la bolsa y de sus planes de venganza por haberlos olvidado y no compartirlos con nadie.
Desde aquel día Lom empezó a contarle los cuentos a su mujer. Uno por uno, fueron saliendo todos los cuentos de la bolsa con gran alegría. Año más tardes, Lom se los contó a sus hijos, y a su vez, ellos se los contaron a los suyos.
Hoy en día se siguen contando. Lo sé muy bien, porque yo también los he escuchado y porque yo soy uno de esos cuentos apretujados en la bolsa.
Parque Keukenhof- Holland.
No hay palabras para describir lo que es caminar en un lugar, rodeado de millones de tulipanes, de todos los colores, tamaños y aspectos y respirar ese ambiente único. Es tal la explosión de color que te quema las retinas.
Cada primavera, Keukenhof abre sus puertas para presentar las flores
más bellas. Este parque floral, el más grande del mundo, se encuentra
en Lisse, a unos 40 kilómetros al suroeste de Ámsterdam. Sólo está
abierto al público dos meses por año, desde finales de marzo hasta
finales de mayo. La preparación para la temporada siguiente se inicia el
mismo día en el que se cierran las puertas, clausurando la temporada.
Durante los diez meses que siguen se organizan acontecimientos, se
mejoran las instalaciones y se añaden nuevas facetas a esta exposición
de flores de fama internacional.
Además de los millones de bulbos en flor y las fantásticas exhibiciones de flores, Keukenhof tiene el mayor jardín de esculturas de los Países Bajos y es el lugar más fotografiado del mundo.
Historia
En
el siglo XV, el terreno que hoy ocupa Keukenhof albergaba un paisaje de
bosques y dunas. En esta aérea, entonces propiedad de doña Jacoba de
Baviera, se acostumbraba cazar y recolectar especias para las cocinas
del castillo de la señora. De allí el nombre: Keukenhof o huerto de la
cocina.
Hacia 1830, se encomendó al arquitecto paisajista Zocher
el diseño de unos jardines. Inspirándose en los paisajes ingleses,
Zocher trazó los rasgos generales del actual Keukenhof.
En 1949,
un grupo de cultivadores y exportadores de tulipanes tuvo la idea de
organizar una exhibición floral al aire libre, la cual debería servir de
escaparate para el sector dedicado al cultivo de los bulbos de flor.
Estos proveedores de jardinería, unos 90 en total, se encargan hoy en
día de surtir a los jardines de Keukenhof con las flores más hermosas y
elegantes, convirtiendo este parque en la muestra por excelencia de las
plantas decorativas, en particular de las flores de bulbo.
Renovación
La arquitecta paisajista Van der Kloet rediseñó
parte del parque que ahora es una fuente de inspiración para los
visitantes: los visitantes se sienten más cerca de las flores y obtienen
ideas nuevas para su propio jardín. Esta parte se encuentra a la altura
del puente, en dirección al pabellón Príncipe Guillermo Alejandro.
Al
lado del laberinto hay una pequeña granja y un lugar para hacer picnic
con columpios para niños. Un poco más lejos, se ha preparado un terreno
para grandes acontecimientos. Los acontecimientos más pequeños se
organizan en el teatro al aire libre en el campo de césped triangular.
Allí pueden contemplar el esplendor de color y olor admirando el mar de
tulipanes, narcisos y jacintos.
Después del puente se llega a la
plaza del molino (Molenplein), donde un artesano de zuecos muestra su
arte al público. Al lado hay un puesto donde se hacen stroopwafels,
galletas rellenas de miel que se comen calientes, cuyo olor mezclado con
el olor de las flores es capaz de embriagar. Un puesto de arenque, que
se come crudo con o sin cebollita, también adorna este paisaje
típicamente holandés. Además, en esta plaza se ha ubicado el carrillón
de Keukenhof.
Desde allí se puede entrar en el pabellón del Príncipe
Guillermo Alejandro o seguir hasta la entrada del jardín japonés. En
ambas zonas reina una atmósfera romántica. Muchas parejas de novios
vienen aquí a fotografiarse, ya que tonos rosas, blancos y lilas suaves
contribuyen a un ambiente perfecto.
Eventos, workshops y exposiciones temporales
Cada
año se organizan varios eventos durante la apertura de Keukenhof. Por
ejemplo, se celebra el desfile floral Bollenstreek (de la región de los
bulbos). Las carrozas decoradas de flores van de Noordwijk a Haarlem,
pasando por Lisse. En Keukenhof mismo se celebran workshops y en los
pabellones cubiertos habrá exposiciones temporales de orquídeas,
azaleas, hortensias, begonias, amaryllis, freesias, jacintos, tulipanes,
narcisos, iris, rosas, lirios y plantas de terraza y balcón, entre
otros. La página web www.keukenhof.com (en español) informa puntualmente de estos eventos.
Una ruta alternativa es a
través de los cuatro pequeños jardines. Allí se representa la historia
del tulipán: el primer jardín muestra cómo llegó el tulipán desde Asia
Central (jardín uno) a los jardines de habitantes ricos de Ámsterdam
(jardín dos). En el jardín tres vemos el tulipán según se utilizó en los
jardines holandeses de los años 50; como elemento de contraste de color
al lado de todo tipo de otros bulbos. El jardín cuatro, finalmente,
muestra el tulipán según lo utilizamos ahora, en armonía con otro tipo
de plantas fijas.
¿Cuando florecen los bulbos?
Los
bulbos son un producto natural. Por tanto es la propia naturaleza la
que dicta el momento de floración de los bulbos de primavera. La
temperatura juega un papel fundamental en este proceso; si la primavera
es fría, los bulbos tardarán más en florecer que si la primavera es algo
más cálida. Como comprenderáS, en Keukenhof siempre estan cruzando los
dedos para que la primavera sea soleada y con temperaturas agradables,
con el fin de que los visitantes puedan disfrutar largo tiempo de los
bulbos en flor.
En bicicleta hacia el Keukenhof
En
la primavera, los campos de flores, llenos de colorido, están en plena
floración. Se puede hacer una preciosa ruta de 25 kilómetros en
bicicleta por estos campos de jacintos, narcisos y tulipanes. La ruta te
llevará desde Noordwijk hasta el Keukenhof, en Lisse. La guía del
recorrido en bicicleta se puede comprar en la oficina de turismo VVV
Holland Rijnland, sucursal Noordwijk (dirección: de Grent 8, Noordwijk).
El precio es de $17.50 euros para adultos (niños: 11,50 euros)
incluyendo la ruta en bicicleta, café y bollito holandés y la entrada al
parque Keukenhof. Tan sólo se necesita reserva para el alquiler de la
bicicleta, que no está incluido en el precio.
El parque abre todos los días de 8 de la mañana a 19.30 de la tarde y
las cajas cierran a las 18.00. Hay un par de días que abre a las 7 de
la mañana para aquellos que quieran hacer fotos y prefieran tener el sol
más bajo. Esos días son el 24 de marzo y el 12 de mayo. En algunas
ocasiones cierran los sábados a las 9 de la noche, normalmente sucede si
tenemos días con veinte grados de temperatura o similares ya que en
esos días, aquello se abarrota. En las entradas del parque hay cajeros
automáticos y se puede pagar las entradas con tarjeta. El parque consta
de unas treinta y dos hectáreas de terreno y a la entrada se pueden
alquilar sillas de ruedas para minusválidos y también unas que funcionan
con batería. Todo el parque está acondicionado para minusválidos.
Finalmente, comentar que el sábado 26 de abril es el día del desfile floral,
una cabalgata de carrozas totalmente cubiertas de flores que sale desde
Noordwijk hacia Haarlem y que en los cuarenta kilómetros que recorre se
puede ver al pasar o si eres más gandul, puedes ir a Haarlem para verla
llegar a la ciudad o al día siguiente visitar las carrozas en el centro
de la misma. La cabalgata suele pasar por el Keukenhof hacia el
mediodía del 26 de abril.
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