"La vida es una fuente interminable de reflexiones, desmedida como la eternidad, inagotables como la maldad e inmensas como el amor".
martes, 30 de abril de 2013
Hoy tengo ganas de ti, Miguel Gallardo
y no sé porque razón
me fui acostumbrando,
cada día más a ti
los dos inventamos,
la aventura del amor
llenaste mi vida,
y después te vi partir
sin decirme adiós, yo te vi partir.
Quiero en tus manos abiertas buscar mi camino
y que te sientas mujer solamente conmigo
hoy tengo ganas de ti,
hoy tengo ganas de ti.
Quiero apagar en tus labios
la sed de mi alma
y descubrir el amor juntos cada mañana
hoy tengo ganas de ti,
hoy tengo ganas de ti.
No hay nada más triste,
que el silencio y el dolor
nada más amargo,
que saber que te perdí
hoy busco en la noche,
el sonido de tu voz
y donde te escondes,
para llenarme de ti, llenarme de ti,
llenarme de ti.
Quiero en tus manos abiertas buscar mi camino
y que te sientas mujer solamente conmigo
hoy tengo ganas de ti,
hoy tengo ganas de ti.
Quiero apagar en tus labios
la sed de mi alma
y descubrir el amor juntos cada mañana
hoy tengo ganas de ti,
hoy tengo ganas de ti.
Quiero en tus manos abiertas buscar mi camino
y que te sientas mujer solamente conmigo
hoy tengo ganas de ti,
hoy tengo ganas de ti.
Quiero apagar en tus labios
la sed de mi alma
y descubrir el amor juntos cada mañana
hoy tengo ganas de ti,
hoy tengo ganas de ti.
Océano mar, de Baricco
El señor Bartleboom deja la pluma, dobla la hoja, la mete en un
sobre. Se levanta, coge de su baúl una caja de caoba, levanta la tapa,
deja caer la carta en su interior, abierta y sin señas. En la caja hay
centenares de sobres iguales. Abiertos y sin señas.
Bartleboom tiene treinta y ocho años. Él cree que en alguna parte,
por el mundo, encontrará a una mujer que, desde siempre, es su mujer. De
vez en cuando lamenta que el destino se obstine en hacerle esperar, con
obstinación tan descortés, pero con el tiempo ha aprendido en el asunto
con gran serenidad. Casi cada día, desde hace ya años, toma la pluma y
le escribe. No tiene nombre y no tiene señas para poner en los sobres,
pero tiene una vida que contar. Y ¿a quién sino a ella? Él cree que
cuando se encuentren será hermoso depositar en su regazo una caja de
caoba repleta de cartas y decirle
- Te esperaba.
Ella abrirá la caja y lentamente, cuando quiera, leerá las cartas una
a una y retrocediendo por un kilométrico hilo de tinta azul recobrará
los años -los días, los instantes- que ese hombre, incluso antes de
conocerla, ya le había regalado. O tal vez, más sencillamente, volcará
la caja y, atónita ante aquella divertida nevada de cartas, sonreirá
diciéndole a ese hombre
- Tú estás loco.
Y lo amará para siempre.
¿Cuándo empezamos a producir saliva? El perro de Pávlov y el pequeño Albert
Cuando tomamos una comida deliciosa, decimos que la boca "se nos hace
agua", empezamos a producir saliva de forma instantánea. Pero no sólo
eso, sino que también producimos saliva cuando vemos u olemos una comida, e incluso cuando oímos hablar de ella. ¿Por qué?
El premio Nobel ruso Iván Petróvich Pávlov se interesó por estos fenómenos, y los investigó estudiando a los perros. Sus observaciones eran básicas, y se producía lo que hemos comentado anteriormente: Si pones comida en la boca de un perro hambriento, éste empieza a salivar. Éste proceso era algo normal, era el reflejo de la salivación, pero se dio cuenta de que, al igual que los humanos, los perros también producían saliva cuando veían comida, la olían o incluso cuando su dueño se acercaba a ellos.
Pávlov enseguida se dio cuenta de que esas relaciones de estímulo-respuesta no eran algo innato ¡Era imposible que el perro produjera saliva de forma natural sólo por ver a su dueño! Entonces, a partir de esta incógnita, Pávlov se lanzó a una serie de experimentos que le llevarían a formular su teoría del Condicionamiento clásico. Pero no adelantemos los hechos, vamos a ver en qué consistían sus experimentos.
Antes de empezar con las pruebas, Pavlov les instaló un tubo de cristal en la boca a los perros, donde irían a parar los fluidos salivales (véase la imagen de la izquierda). Entonces, cuando estaba hambriento, le presentó al perro algo de comida y recogieron la saliva producida. En otra ocasión, con el perro nuevamente hambriento, tocaron una campana y recogieron la saliva que produjo. ¿Adivináis los resultados del experimento? Seguro que sí.
La saliva que produjo con la comida fue abundante, y con la campana fue casi nula. Hasta ahí lo lógico, pero ahora empiezan los experimentos interesantes. Pávlov combinó ambos elementos, tocando la campana (lo cual llamaremos "estímulo neutral", ya que no produce respuesta) e inmediatamente dándole la comida (lo cual llamaremos "estímulo incondicionado", ya que produce una respuesta natural). Naturalmente, esta combinación producía saliva debido al estímulo incondicionado.
Después de muchos días repitiendo la combinación, Pávlov volvió a tocar sólo la campana y... ¡Por fin! El perro empezó a producir saliva al oír la campana, aunque no hubiera nada de comida por allí. El estímulo neutro había pasado a convertirse en un "estímulo condicionado" (es decir, un estímulo que "avisa" de la llegada del estímulo incondicionado).
Y gracias a esos experimentos, Pávlov enunció su "Condicionamiento clásico", que técnicamente viene a ser la relación entre un estímulo neutro y un reflejo natural (es decir, el experimento anterior).
Y este condicionamiento clásico lo vemos todos los días, por ejemplo, en la educación de los perros. ¿Qué estamos haciendo cuando premiamos a un perro por defecar en su lugar correspondiente? ¿Y cuando lo felicitamos al hacer un truco o juego que le enseñamos? Todo ello es lo mismo, es el mismo fenómeno.
Ahora bien, ¿este proceso es irreversible? Es decir, cuando el sonido de la campana se convierte en un estímulo condicionado, ¿podemos lograr que vuelva a ser uno neutro? Claro que sí, y este retroceso se conoce como "extinción". Para conseguirlo, simplemente hay que aplicar numerosas veces el estímulo condicionado (el sonido de la campana), pero sin dar después el estímulo incondicionado (es decir, sin dar la comida después).
Y hasta ahí llega el experimento conocido como "El perro de Pávlov". Pero al inteligente lector de este blog seguro que le ha surgido una duda ¿Éste fenómeno se da en los humanos? La respuesta es un rotundo sí, y prueba de ello es el experimento conocido como "Pequeño Albert".
Pequeño Albert
En 1920, en un experimento de muy discutible sentido ético, los científicos John B. Watson y Rosalie Rayner decidieron experimentar el condicionamiento clásico con humanos. Para ello, escogieron a un niño de 11 meses y decidieron provocarle una fobia mediante este proceso.
El experimento se basaba en mostrarle al chico una rata blanca (un estímulo neutro) y al instante golpear una barra de metal para provocar un ruidoso estruendo (lo cual sería el estímulo incondicionado, ya que hacía llorar al bebé).
Después de varios días insistiendo con esa combinación, el chico mostraba una terrible fobia hacia todo lo que se pareciera a esa rata, como por ejemplo un perro, un conejo o incluso una máscara de Santa Claus (por la barba blanca).
La segunda fase del experimento consistía en quitarle el temor al pequeño Albert, pero por causas desconocidas, los experimentos pararon allí. Se cree que fue la madre del chico la que decidió que se interrumpieran las pruebas.
Sea como sea, los resultados de este experimento fueron bastante obvios: Muchas de las fobias que tenemos en la edad adulta vienen desde la infancia, y son realmente un simple estímulo condicionado, como los mencionados anteriormente.
Ahora bien, este experimento deja un agrio sabor de boca, debido a los problemas morales que presenta. ¿Realmente merecía el pobre Albert esa fobia? En los comentarios os dejo carta libre para que expreséis vuestra opinión, pero yo personalmente opino que este experimento debería haber sido debatido anteriormente para considerar su ética, ya que no hay mucha consideración con el pobre chico.
Por suerte, actualmente la ciencia mejora de una forma sostenible, gracias al correspondiente debate ético que conlleva cada experimento. Ahora, éste experimento no se habría podido realizar, además de que habría supuesto millones de detractores (y con razón). Gracias a una discusión previa analizando lo moral y lo inmoral de las pruebas, a día de hoy se evitan casos como éste, como el caso del pequeño Albert. Como en todas las cosas, lo principal es encontrar un desarrollo sostenible.
Fuente:
http://elbustodepalas.blogspot.com.es
El premio Nobel ruso Iván Petróvich Pávlov se interesó por estos fenómenos, y los investigó estudiando a los perros. Sus observaciones eran básicas, y se producía lo que hemos comentado anteriormente: Si pones comida en la boca de un perro hambriento, éste empieza a salivar. Éste proceso era algo normal, era el reflejo de la salivación, pero se dio cuenta de que, al igual que los humanos, los perros también producían saliva cuando veían comida, la olían o incluso cuando su dueño se acercaba a ellos.
Pávlov enseguida se dio cuenta de que esas relaciones de estímulo-respuesta no eran algo innato ¡Era imposible que el perro produjera saliva de forma natural sólo por ver a su dueño! Entonces, a partir de esta incógnita, Pávlov se lanzó a una serie de experimentos que le llevarían a formular su teoría del Condicionamiento clásico. Pero no adelantemos los hechos, vamos a ver en qué consistían sus experimentos.
Antes de empezar con las pruebas, Pavlov les instaló un tubo de cristal en la boca a los perros, donde irían a parar los fluidos salivales (véase la imagen de la izquierda). Entonces, cuando estaba hambriento, le presentó al perro algo de comida y recogieron la saliva producida. En otra ocasión, con el perro nuevamente hambriento, tocaron una campana y recogieron la saliva que produjo. ¿Adivináis los resultados del experimento? Seguro que sí.
La saliva que produjo con la comida fue abundante, y con la campana fue casi nula. Hasta ahí lo lógico, pero ahora empiezan los experimentos interesantes. Pávlov combinó ambos elementos, tocando la campana (lo cual llamaremos "estímulo neutral", ya que no produce respuesta) e inmediatamente dándole la comida (lo cual llamaremos "estímulo incondicionado", ya que produce una respuesta natural). Naturalmente, esta combinación producía saliva debido al estímulo incondicionado.
Después de muchos días repitiendo la combinación, Pávlov volvió a tocar sólo la campana y... ¡Por fin! El perro empezó a producir saliva al oír la campana, aunque no hubiera nada de comida por allí. El estímulo neutro había pasado a convertirse en un "estímulo condicionado" (es decir, un estímulo que "avisa" de la llegada del estímulo incondicionado).
Y gracias a esos experimentos, Pávlov enunció su "Condicionamiento clásico", que técnicamente viene a ser la relación entre un estímulo neutro y un reflejo natural (es decir, el experimento anterior).
Y este condicionamiento clásico lo vemos todos los días, por ejemplo, en la educación de los perros. ¿Qué estamos haciendo cuando premiamos a un perro por defecar en su lugar correspondiente? ¿Y cuando lo felicitamos al hacer un truco o juego que le enseñamos? Todo ello es lo mismo, es el mismo fenómeno.
Ahora bien, ¿este proceso es irreversible? Es decir, cuando el sonido de la campana se convierte en un estímulo condicionado, ¿podemos lograr que vuelva a ser uno neutro? Claro que sí, y este retroceso se conoce como "extinción". Para conseguirlo, simplemente hay que aplicar numerosas veces el estímulo condicionado (el sonido de la campana), pero sin dar después el estímulo incondicionado (es decir, sin dar la comida después).
Y hasta ahí llega el experimento conocido como "El perro de Pávlov". Pero al inteligente lector de este blog seguro que le ha surgido una duda ¿Éste fenómeno se da en los humanos? La respuesta es un rotundo sí, y prueba de ello es el experimento conocido como "Pequeño Albert".
Pequeño Albert
En 1920, en un experimento de muy discutible sentido ético, los científicos John B. Watson y Rosalie Rayner decidieron experimentar el condicionamiento clásico con humanos. Para ello, escogieron a un niño de 11 meses y decidieron provocarle una fobia mediante este proceso.
El experimento se basaba en mostrarle al chico una rata blanca (un estímulo neutro) y al instante golpear una barra de metal para provocar un ruidoso estruendo (lo cual sería el estímulo incondicionado, ya que hacía llorar al bebé).
Después de varios días insistiendo con esa combinación, el chico mostraba una terrible fobia hacia todo lo que se pareciera a esa rata, como por ejemplo un perro, un conejo o incluso una máscara de Santa Claus (por la barba blanca).
La segunda fase del experimento consistía en quitarle el temor al pequeño Albert, pero por causas desconocidas, los experimentos pararon allí. Se cree que fue la madre del chico la que decidió que se interrumpieran las pruebas.
Sea como sea, los resultados de este experimento fueron bastante obvios: Muchas de las fobias que tenemos en la edad adulta vienen desde la infancia, y son realmente un simple estímulo condicionado, como los mencionados anteriormente.
Ahora bien, este experimento deja un agrio sabor de boca, debido a los problemas morales que presenta. ¿Realmente merecía el pobre Albert esa fobia? En los comentarios os dejo carta libre para que expreséis vuestra opinión, pero yo personalmente opino que este experimento debería haber sido debatido anteriormente para considerar su ética, ya que no hay mucha consideración con el pobre chico.
Por suerte, actualmente la ciencia mejora de una forma sostenible, gracias al correspondiente debate ético que conlleva cada experimento. Ahora, éste experimento no se habría podido realizar, además de que habría supuesto millones de detractores (y con razón). Gracias a una discusión previa analizando lo moral y lo inmoral de las pruebas, a día de hoy se evitan casos como éste, como el caso del pequeño Albert. Como en todas las cosas, lo principal es encontrar un desarrollo sostenible.
Fuente:
http://elbustodepalas.blogspot.com.es
lunes, 29 de abril de 2013
Poema incluido en la película Pariah
Un corazón roto se abre al alba.
Romperse también es abrirse,
y yo estoy rota, estoy abierta.
Rota ante la nueva luz sin penetrarla.
Abierta a sus posibilidades que se abren paso.
Veo brillar el amor a través de mis grietas.
Veo la luz que brilla a través de mi.
Estoy rota y abierta.
Veo la luz del amor brillar a través de mi,
de mis grietas, mis aberturas.
Mi espíritu emprende un viaje.
Mi espíritu alza el vuelo,
si no, no podría levantarse.
No estoy huyendo, estoy escogiendo.
No se puede huir desde una profunda grieta.
Romperse es liberarse.
Romper es libertad.
No estoy rota…soy libre.
Romperse también es abrirse,
y yo estoy rota, estoy abierta.
Rota ante la nueva luz sin penetrarla.
Abierta a sus posibilidades que se abren paso.
Veo brillar el amor a través de mis grietas.
Veo la luz que brilla a través de mi.
Estoy rota y abierta.
Veo la luz del amor brillar a través de mi,
de mis grietas, mis aberturas.
Mi espíritu emprende un viaje.
Mi espíritu alza el vuelo,
si no, no podría levantarse.
No estoy huyendo, estoy escogiendo.
No se puede huir desde una profunda grieta.
Romperse es liberarse.
Romper es libertad.
No estoy rota…soy libre.
Tu y Yo, Emmanuel
Tu y yo un ramo de imagenes
tu y yo una simple formula
tu y yo caminan las adas de aqui para alla
tu y yo un nido de pajaros
tu y yo llegando el silencio
tu y yo se forma una pagina
tu y yo haciendo una fabula
tu y yo jugamos un verso sin comas si reglas
sin tiempos ni acentos
dejamos la noche crecer
comiensan los besos
hacer un intento la luna es mas grande que ayer
se unden mis manos a cada momento
encuentro una flor eres tu
me siento tan cerca te siento tan dentro
te miro en un rayo de luz
tu y yo la flor y la fabula
tu y yo el nido de un aguila
tu y yo una simple formula
tu y yo la luz ha nacido ya
tu y yo el sol viene entrando
deslizas tus pasos y el dia se queda
testigo de lo que paso
despues tu sonrisa mirando el espejo
recuerdas tu primer amor
es una aventura rozar tu rodilla
estoy acercandome a ti
te entregas y olvidar tirado en el suelo
un verso que hiciste de mi
tu y yo la flor y la fabula
tu y yo el nido de un aguila
tu y yo una simple formula
es una aventura rozar tu rodilla
estoy acercandome a ti
te entregas y olvidar tirado en el suelo
un verso que hiciste de mi
tu y yo la flor y la fabula
tu y yo el nido de un aguila
tu y yo la flor y la fabula
tu y yo el nido de un aguila
...tu solamente el amor solo tu
tu solamente el amor solo tu solo..
tu solamente el amor.
El Hombre Enamorado Del Amor, José Ángel Buesa
Una tarde lejana
el hombre enamorado del amor
fue a recoger , al pie de una ventana
un beso y una flor
Abajo estaban Ella
la flor , el beso y el atardecer
pero alla arriba , en la ventana aquella
se asomaba una sombra de mujer
Y el alma se le iba
al hombre enamorado del amor
y sus ojos miraban hacia arriba
al dar el beso y al agarrar la flor
Nunca supo quien era
Nunca la volvio a ver
pero el perfume de su cabellera
lleno de rosas el atardecer
Y hoy , al pasar con la cabeza cana
el hombre enamorado del amor
suspira por la sombra en la ventana
sin recordar el beso ni la flor.
Un colorido homenaje al elefante: festival en Jaipur
Jaipur es la capital del estado indio de la región de
Rajastán, está bien conectada por tren con las ciudades más importantes
del país. Antiguamente era conocida con el nombre de “Ciudad Esmeralda” ya que
desde muy antiguo, se hacía toda la talla y pulido de esmeraldas del
mundo.
Hoy Jaipur es una ciudad desordenada, turística y
rodeada de polvo del desierto. Cada año celebran un importante festival
de elefantes.
Se celebra la víspera del Holi (una especie de versión local de los Santos Inocentes), en el mes de Phalguna (marzo), como forma de dar la bienvenida a la primavera.
Y no se trata sólo de honrar a Ganesa (dios con cabeza de elefante) sino también de concursar: los mahouts (cuidadores) decoran los cuerpos de sus animales con motivos florales de múltiples colores, los cubren con ricas mantas artesanales tejidas por las mujeres y los adornan con joyas, pedrería y cascabeles para intentar ganar el premio al mejor adornado; un concurso de belleza paquidérmica.
Una vez “vestidos”, los elefantes, que siempre son hembras, protagonizan una gran cabalgata por las calles de la ciudad acompañados de caballos y camellos y amenizados por músicos y danzarines tradicionales. A continuación llega el momento de acudir al Jaipur Chaushan, el campo de polo local, donde habrá un espléndido desfile con los proboscidios aún enjaezados -algunos con ostentosos palanquines encima- y enarbolar de banderas, para finalmente pasar a algunos deportes y juegos populares: tiro de cuerda entre una veintena de hombres y uno de estos animales -normalmente hembra-, un partido de polo montando elefantes y jugado con balón de fútbol, demostraciones tácticas ancestrales y una batalla en la que usan sus trompas para rociarse con pintura, tal cual hacen los humanos con pistolas de plástico y baldes (pues, no en vano, al Holi se la conoce como Festividad de los colores). Para terminar, los mahouts invitan a los asistentes que lo deseen a subir a lomos de sus enormes monturas para dar un paseo.
Se celebra la víspera del Holi (una especie de versión local de los Santos Inocentes), en el mes de Phalguna (marzo), como forma de dar la bienvenida a la primavera.
Y no se trata sólo de honrar a Ganesa (dios con cabeza de elefante) sino también de concursar: los mahouts (cuidadores) decoran los cuerpos de sus animales con motivos florales de múltiples colores, los cubren con ricas mantas artesanales tejidas por las mujeres y los adornan con joyas, pedrería y cascabeles para intentar ganar el premio al mejor adornado; un concurso de belleza paquidérmica.
Una vez “vestidos”, los elefantes, que siempre son hembras, protagonizan una gran cabalgata por las calles de la ciudad acompañados de caballos y camellos y amenizados por músicos y danzarines tradicionales. A continuación llega el momento de acudir al Jaipur Chaushan, el campo de polo local, donde habrá un espléndido desfile con los proboscidios aún enjaezados -algunos con ostentosos palanquines encima- y enarbolar de banderas, para finalmente pasar a algunos deportes y juegos populares: tiro de cuerda entre una veintena de hombres y uno de estos animales -normalmente hembra-, un partido de polo montando elefantes y jugado con balón de fútbol, demostraciones tácticas ancestrales y una batalla en la que usan sus trompas para rociarse con pintura, tal cual hacen los humanos con pistolas de plástico y baldes (pues, no en vano, al Holi se la conoce como Festividad de los colores). Para terminar, los mahouts invitan a los asistentes que lo deseen a subir a lomos de sus enormes monturas para dar un paseo.
Dos millones de habitantes saldrán a las calles de esta ciudad caótica, de bocinazos, ruido y polución, para honrar a estos animales que forman parte de sus más antiguas tradiciones.
Todavía hoy
en día, se ven por las calles elefantes nupciales enjaezados de rojo y
oro que aseguran principios felices. Ganesha el dios
elefante, agitador de obstáculos, es una de las deidades más queridas
del panteón de dioses hindú, es normal que los paquidermos tuvieran un
festival acorde ya que el elefante en la India, está considerado un
vehículo hacia la fuerza y la fortuna.
Fuente:
http://www.elblogdekayak.es
http://quehaydonde.es
Elmer, David Mckee
Elmer, se considera un elefante diferente a los demás, y es por su piel de mil colores, y no gris, como el resto de los elefantes. Pero por encima de todo será él mismo.
http://quehaydonde.es
Elmer, David Mckee
Elmer, se considera un elefante diferente a los demás, y es por su piel de mil colores, y no gris, como el resto de los elefantes. Pero por encima de todo será él mismo.
Elmer es miembro de una manada de
elefantes de todos los tamaños y edades pero todos son de color elefante. Elmer
en cambio, es de todos los colores del arco iris, rojo, morado, verde,
amarillo...por este motivo es único y además es el elefante más alegre de toda
la manada.
Todos
los elefantes son más o menos iguales, menos Elmer, el elefante más
divertido de la literatura infantil. Elmer es distinto, tiene mil
colores en su piel. Esta es la primera entrega de su historia, la que
trata la diversidad desde la tolerancia. Con humor se presenta esta
historia que supone aceptarnos tal como somos.
Nacer de una gota: un safari microscópico
- El biólogo Rubén Duro presenta su última incursión en los mundos diminutos.
- "Nacer de una gota" es un recorrido por las formas de reproducirse de las criaturas microscópicas.
El interior de una gota de agua es un universo en el que cada día se reproducen millones de criaturas. En su último libro, "Nacer de una gota"
(publicado por 3.14), Rubén Duro ofrece un recorrido fotográfico por
las diferentes formas en que estos seres microscópicos se reproducen y
vuelve a mostrarnos la cantidad de maravillas que se ocultan a nuestros
ojos. Algunas de las imágenes, como nos explica en entrevista
telefónica, son el resultado de muchos días de observación y de
paciencia frente al microscopio.
¿Cuál es el secreto para mirar dentro de una gota de agua?
Es un poco como cualquier fotografía. Ves un paisaje y dentro de eso
intentas buscar lo que está ocurriendo y lo que más te llama la
atención, ya sea por cuestión estética o interés científico. Mi suerte
es que me sorprendo con todo, pero no es que busque algo concreto, sino
que estas cosas me aparecen. En el caso concreto de este libro, se
trata de una selección de maneras de reproducirse y hubo una búsqueda de
esas situaciones.
A nivel microscópico, la reproducción parece un poco marciana...
Sí, algunas maneras de reproducirse son parecidas a las que conocemos
en nuestro mundo, como la de poner huevos, pero otras son más
sorprendentes, como partirse en dos o mi favorita, la gemación. Imagina
que de una parte cualquiera de tu cuerpo te empieza a crecer otro yo.
Parece de ciencia ficción.
En cada sesión, ¿tienes la sensación de explorar otro mundo?
Para mí ése es el gustazo. Siempre tienes la sensación de que estás
haciendo un safari magnífico y muchas veces no sabes qué estás viendo.
Con eso tengo un problema, porque para la clasificación de especies se
trabaja con organismos muertos, y en la imagen en movimiento es más
difícil ver ciertos detalles.
¿Cuál es el bicho más raro que has visto?
Bueno, esos los veo cuando paseo por las Ramblas (risas). No, en
serio, aquí hay muchas sorpresas. Uno de los que más me gustan son los
rotíferos, con ese aspecto de batidora. Y con ellos he vivido el momento
más increíble, que fue ver cómo un rotífero ponía un huevo. Por suerte
estas cosas las grabo sin audio, si no se me oiría a mí gritar de
entusiasmo.
¿Cuánto tiempo te puede llevar captar una de estas escenas?
Muchísimas horas. Desde la recogida de muestras a veces tienes que
estar hasta 24 horas sin dejar de mirar. A veces me quedo dormido y le
digo a mi hijo que me avise si se mueve algo. Porque estos no avisan,
no sabes cuándo van a suceder las cosas. Y es una pena que después de 15
días siguiendo un proceso, lo pierdas todo por un minuto que te
despistes.
En el libro, por ejemplo, captas el nacimiento de una larva de mosquito...
Le tengo un especial cariño por lo que costó conseguir esa
fotografía. Puedes calcular desde que lo recoges que entre 24 y 48 horas
van a eclosionar, dependiendo de la temperatura, pero no puedes dejar
de mirar.
Muchas imágenes parecen cuadros. ¿Las seleccionas con criterios estético?
Para mí tiene mucho peso. Me gusta decir que para hacerse visibles lo
importante es "la conquista del sofá". Creo que la divulgación debe
mantener el máximo rigor pero también hacerse lo más atractivo posible
porque no se trata de contárselo a otro científico sino a la persona que
está viendo el "Sálvame", captar su atención.
¿Cuántos años llevas mirando dentro del mundo microscópico?
En realidad no muchos, desde que empecé a hacer la serie documental "Mundos Diminutos"
para TVE, que se terminó en 2006. Yo siempre he hecho documental de
naturaleza y al ver que nadie hacía caso a estos pobrecillos [los
animales microscópicos] terminé haciéndolo yo. Una mañana le mandé unas
cuantas fotos a National Geographic y por la tarde me pidieron un
reportaje de diez páginas.
Pero tu fascinación empezó de niño, ¿no?
Sí, cuando los Reyes Magos me regalaron uno de aquellos microscopios
de juguete, Microscopio 2002, creo que se llamaba. Como cualquier niño
empecé a alucinar y lo primero que recuerdo es el ala de mosca, con sus
pelitos y esa delicadeza que no ves a simple vista. A partir de ahí
empecé a meter de todo en el microscopio, claro.
¿Los animales microscópicos son los grandes olvidados?
No solo los grandes olvidados, sino los grandes odiados, diría yo.
Porque cuando se habla de cosas de microscopía se habla de bacterias y
casi siempre cuando nos han provocado algún problema, no para decir lo
importantes que son ni las cosas buenas que hacen. Una cosa que me llama
mucho la atención es que la BBC, con todos los medios que tiene, no les
dedica un documental. David Attenborough, que ha hecho todo, no ha
tratado el mundo microscópico. Y no será por falta de medios, porque si
puedo hacerlo yo...
Fuente:
http://noticias.lainformacion.com
domingo, 28 de abril de 2013
Benedetti dijo...
En esta tarde lluviosa y fría de primavera, recojo para todos una frase de un gran maestro de las palabras:
Y Te Amare, Ana Y Johnny
delicada y excitante,
sencillamente tú.
Como imaginé,
abandonada entre mis brazos
como te imaginé.
Y te amaré y te amaré.
Y te amaré, y te amaré
Y te amaré,
siempre te amaré.
Mientras escuche tu voz
profundamente te amaré.
En la montaña yo te amaré.
Sobre la hierba yo te amaré,
como imaginé.
Tú, apasionado tú
Adorable y caprichoso
sencillamente tú.
Poeta y soñador
El mejor amante y
mejor amigo,
sencillamente tú.
Y te amaré, y te amaré.
Y te amareé, y te amaré
Y te amaré.
Siempre te amaré.
Mientras escuche tu voz
profundamente te amaré.
En la montaña yo te amaré.
Sobre la hierba yo te amaré.
Bajo la lluvia yo te amaré.
Tú, sorprendente tú,
Tan romántica y ardiente
sencillamente tú.
Me haces tan feliz
con tu voz tranquila y tus caricias,
me haces tan feliz
Y te amaré, y te amaré.
Y te amaré, y te amaré.
Y te amaré
Siempre te amaré
Mientras escuche tu voz
profúndamente te amaré.
En la montaña yo te amaré.
Sobre la hierba yo te amaré.
Bajo la lluvia yo te amaré.
Domingo con... "El mundo amarillo" y Albert Espinosa (Lo que explicaré en este libro no es otra cosa que cómo aplicar en la vida diaria lo que aprendí con el cáncer...)
Si crees en los sueños, ellos se crearán.
Prólogo:
«¡Atención, este libro es Albert!
Si entras, no querrás salir»
Albert tiene el espíritu curioso de Sherlock Holmes y la apariencia de Watson. Su perfecto desaliño al vestir te hace sospechar de si selo ha preparado antes de salir de casa. Es raro hasta para ser coqueto.
Una
de sus aficiones preferidas es mirar. Entra sin permiso por las
ventanas de tus ojos y obtiene toda la información que necesita. Su sensor
emocional es casi infalible y cala al ser humano, con la facilidad de
esas cajas de supermercado que saben el precio del productocon sólo leer el código de barras. Cuando acierta sabe de ti mucho más que tú.
Albert
le ha ganado varias batallas a la muerte, por eso sus historias rebosan
tanta vida. Es hiperactivo, prefiere perder sueño a perderexperiencias. Su velocidad mental es de vértigo. Si quieres contarle algo tiene que ser muy bueno o muy rápido.
Si deseas captar su interés, no le cuentes tu vida, deja que la descubra él. Es otra de sus aficiones preferidas.
Le
encanta provocar pero lo hace con la intención de normalizar. Me hizo
una prueba para su última película: No me pidas que te bese porque
te besaré, en la que teníamos una secuencia en una piscina
ficticia. Acababa de conocerlo. De repente se quitó la pierna ortopédica.
Lo hizo con tanta normalidad que eché mano de la mía a ver
si podía hacer lo mismo. Fue un acto histérico, intentaba aparentar
normalidad pero la escena me descolocó. Él se dio cuenta y
con la misma normalidad con que se había quitado la pierna izquierda,
empezó a hablarme de uno de los temas más recurrentes en su
peli/vida: el universo de las pajas. Conectamos de inmediato.
Olvidé
la prueba, olvidé la pierna, olvidé que él era el director y me
encontré con un colega que hablaba de sensaciones que yo compartía.
Aparenta
treinta años pero lleva más de quince repitiendo adolescencia.
De ahí su frescura. De ahí su limpieza. De ahí que siga pensando que si puede imaginarse, puede hacerse.
Albert
es poderoso porque no se rinde nunca. Y como último recurso
negocia: cambia pierna y pulmón por vida. Ha aprendido a perder
con el único objetivo de ganar. Y se hace más fuerte. Y sale a saciarse
de vida. Y escribe obras de teatro, largometrajes, series de televisión,
novela... Y usa con maestría el humor para contarnos un
drama. Y junta la realidad más cercana con nuestros sueños más lejanos. Y viene a decirnos que la única minusvalía es la emocional y que vivimos en una sociedad que no comparte sentimientos.
Albert
habla de un mundo al alcance de todos y que tiene el color del sol: el
mundo amarillo. Un sitio cálido donde los besos pueden durar
diez minutos, donde los desconocidos pueden ser tus mejores aliados,
donde el contacto físico pierde su connotación sexual, donde el
cariño es algo tan cotidiano como comprar el pan, donde el miedo pierde
su significado, donde la muerte no es eso que les pasa a los demás, donde la vida es lo más valioso, donde todo está donde tú quieres que esté.
Este libro habla de todo esto, de todo lo que sentimos y no decimos, del miedo a que nos quiten lo que tenemos, de reconocernos enteramente y apreciar quiénes somos cada segundo del día. ¡Larga vida a Albert!
ELOY AZORÍN,
Actor
Espinosa escribe en su libro:
Mi inspiración
Gabriel
Celaya era ingeniero industrial y poeta. Yo soy ingeniero industrial y
guionista. Ambos somos también zurdos. Hay algo en su poema «Autobiografía» que me engancha hasta la médula y me toca el esófago. Y creo que es porque en ese poema creó su mundo. Su mundo, el «mundo Celaya». No hay nada que me atraiga más que la gente que crea mundos.
Y
es que ese poema está compuesto por prohibiciones,
prohibiciones que crean una vida. Prohibiciones que marcaron su
vida. De alguna
manera, si quitásemos esas prohibiciones encontraríamos su mundo. Lo
que él piensa que debería ser su mundo. Son un montón de «noes» que excluyen lo que no desea para encontrarnos con un montón de «síes». Me gusta esa manera de ver la vida.
Como
hizo él en «Autobiografía», yo intentaré dividir este inicio del libro
en: «Para empezar», «Para seguir», «Para vivir» y «Morir».
Serán cuatro bloques que, como él predijo, forman lo que es la vida de cualquiera de nosotros.
Por si no conocéis el poema, a continuación podéis gozar de él:
AUTOBIOGRAFÍA
No cojas la cuchara con la mano izquierda.
No pongas los codos en la mesa.
Dobla bien la servilleta.
Eso, para empezar.
Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos trece.
¿Dónde está Tanganika? ¿Qué año nació Cervantes?
Le pondré un cero en conducta si habla con su compañero.
Eso, para seguir.
¿Le parece a Ud. correcto que un ingeniero haga versos?
La cultura es un adorno y el negocio es el negocio.
Si sigues con esa chica te cerraremos las puertas.
Eso, para vivir.
No seas tan loco. Sé educado. Sé correcto.
No bebas. No fumes. No tosas. No respires.
¡Ay sí, no respires! Dar el no a todos los «no»
y descansar: Morir.
GABRIEL CELAYA
Algunos datos biográficos que aparecen en http://es.wikipedia.org son:
A la edad de 13 años le fue diagnosticado un osteosarcoma por el que tuvieron que amputarle una pierna. Sufrió metástasis
y también fue necesaria la extirpación de un pulmón (16 años) y parte
del hígado (18 años). En total, pasó diez años en hospitales, y esa
experiencia vital le serviría de inspiración para algunas de sus obras
teatrales y literarias y guiones de cine y televisión.
A los 19 años comenzó a cursar estudios de Ingeniería industrial (rama Química) en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Barcelona (ETSEIB) de la Universidad Politécnica de Cataluña. En este centro fue uno de los integrantes, junto con otros estudiantes, del grupo de teatro amateur
de la ETSEIB, que por aquel entonces (mediados de los noventa) era
denominado como "El Grupo de Teatro", sin más, o, posteriormente,
"Enginyteatre".
Fue precisamente en esa época universitaria cuando Espinosa comenzó a
escribir, empezando por componer las piezas de teatro que representaba
el grupo, muchas de ellas de inspiración shakespeariana
(incluyendo y transcribiendo improvisaciones de los propios actores),
otras centradas en temas de marcado carácter autobiográfico (como la
pieza Los Pelones, que se estrenó en La Riereta Teatre de Barcelona en julio de 1995 y que fue el germen de lo que años después sería su primer guion cinematográfico, Planta 4ª), y también obras de ambientación universitaria, como Un novato en la ETSEIB.
Cuando finalizó los estudios, formó con sus compañeros de clase y del
grupo de teatro de la ETSEIB la compañía teatral "Los Pelones" (en
alusión entrañable, como la pieza homónima anteriormente citada, a ese
grupo de pacientes de oncología infantil, todos ellos calvos por los
efectos de la quimioterapia, del que formó parte el propio Espinosa en
sus años de estancia hospitalaria), que aún en la actualidad sigue en
activo.
A diferencia del resto de integrantes de "Los Pelones", Espinosa no
llegó a ejercer nunca su profesión de ingeniero. Tras finalizar la
carrera, su primer guion remunerado (1998) fue para un trabajo videográfico que obtuvo el Premio Europeo de las Tecnologías de la Información.
Restablecido definitivamente de su enfermedad (a los veinticuatro
años), gracias a esa experiencia previa de escribir pequeñas obras y
guiones que había adquirido durante sus años universitarios, comenzó a
trabajar como guionista de programas y concursos de televisión,
fundamentalmente para la productora catalana Gestmusic, actividad que
compaginaba con su faceta de autor teatral y actor
de la compañía "Los Pelones". El propio Espinosa confesaba que lo que
más le gustaba era actuar, pero que sólo le ofrecían trabajos como
guionista de televisión. Es por eso que cuando empezó a trabajar en
televisión (su primer programa fue el infantil Club Super3, de Televisió de Catalunya), se propuso el reto de poder cambiar de trabajo cada seis meses para no quemarse "en un mundo tan ardiente".
Después llegó una época en la que, confiesa el propio autor, surgieron
dudas sobre si volver a su otra vocación (la Ingeniería), dudas que se
disiparon tras trabajar en Xat TV (1999-2000), un magacín juvenil de La 2 emitido en Cataluña que le ancló definitivamente al mundo del guion. También cabe destacar de ese periodo su colaboración como guionista en la sitcom Psico Express (2001-2002), creada para la TV3 por la compañía catalana de teatro musical Dagoll Dagom; en la veterana serie de Televisió de Catalunya El cor de la ciutat, en cuyo equipo trabajó durante año y medio (2002-2003), siendo su primer trabajo de escritura de guiones para una serie de emisión diaria; en la 3ª temporada de la serie cómica Majoria absoluta (2003-2004), que supuso su primera colaboración con el director y guionista Joaquín Oristrell, y en el telefilme Tempus fugit (2003), premiado en el Festival de Ámsterdam, en los Premios GAC 2004, en el Festival de Manchester y en el Festival de Televisión de Montecarlo 2004.
Sin embargo, la verdadera consagración del talento como guionista de Espinosa llegó con la película Planta 4ª (2003), dirigida por Antonio Mercero y protagonizada por Juan José Ballesta.
En esta obra, de marcado carácter autobiográfico, el autor relata, con
ternura y humor, en un tono alejado del drama y la tragedia, la
experiencia cotidiana en un hospital de un grupo de niños enfermos de
cáncer. La cinta, premiada en varios festivales, estuvo nominada al
premio a la mejor película en la XVIII Edición de los Premios Goya de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España.
Posteriormente, mientras seguía intentando hacerse un hueco en el mundo del cine, continuó en televisión, con trabajos como el guión de la serie de Televisión Española Abuela de verano (2005), basada en la novela Diario de una abuela de verano de la escritora Rosa Regàs y protagonizada por Rosa María Sardá, en la que él mismo intervino en un papel secundario (fue su primer trabajo simultáneo como actor y guionista).
En 2006
vive su año más prolífico como guionista y como autor teatral. El 23 de
febrero se estrena en la sala de teatro alternativo Tantarantana de Barcelona la comedia Idaho y Utah (nanas para nenes malitos),
escrita, dirigida y protagonizada por el propio Espinosa, y ambientada
en un futuro cercano donde se inventa una pastilla para dejar de dormir
indefinidamente. La obra se reestrenó en abril de 2007 en Madrid (Centro Dramático Nacional). Además, se estrenan también ese año (en abril y octubre) dos películas con guión suyo. La primera es Tu vida en 65', dirigida por María Ripoll
y adaptada de una obra teatral del propio Espinosa, que narra una
historia en la que la muerte y la casualidad se entrecruzan
constantemente. Por el guión de este filme, Espinosa fue premiado en la VI Edición de los Premios Barcelona Cinema. La otra película estrenada ese año fue Va a ser que nadie es perfecto, dirigida por Joaquín Oristrell y protagonizada por Santi Millán, Fernando Tejero y José Luis García Pérez, que en su momento estuvo rodeada de cierta polémica por un supuesto plagio de un guion anterior de César Strawberry.
En esta última película, que obtuvo una Mención Especial en los Premios
Ciutat de Barcelona, se retrata el tema de la discapacidad física como
algo cotidiano, que debe ser considerado como normal desterrando una
visión excluyente. Finalmente, en diciembre se estrenó, en el Teatre Nacional de Catalunya, la obra El gran secret, co-escrita con Joan Font. Una adaptación infantil de esta obra, titulada El petit secret, se estrenaría el 9 de enero de 2007, y la obra original llegó a Madrid (Teatro Gran Vía) en marzo de 2007.
En mayo de 2007 arranca el rodaje de la película que, estrenada en octubre del año siguiente, supondría el debut de Espinosa como director cinematográfico: No me pidas que te bese, porque te besaré, una comedia protagonizada por Eloy Azorín y basada en la obra de teatro homónima (estrenada en enero de 2004) y en otra pieza titulada El club de les palles (El club de las pajas) (estrenada en el Teatre Nacional de Catalunya en marzo de 2004), ambas compuestas por el propio Espinosa para la compañía "Los Pelones". También en 2007 la compañía empieza una gira teatral con la obra Idaho y Utah (nanas para nenes malitos).
Ya en 2009, Albert Espinosa lleva al Teatre Lliure de Barcelona la comedia El fascinant noi que treia la llengua quan feia treballs manuals (El fascinante chico que sacaba la lengua cuando hacía trabajos manuales),
una vez más escrita, dirigida y protagonizada por él mismo, pero en
esta ocasión, por primera vez, sin el grupo "Los Pelones". Componían el
reparto, junto con el propio Espinosa, Roger Berruez, Juanma Falcón y Óscar Blanco. La intención del autor es adaptar también esta obra al cine.
En el verano de 2009 se rueda, en diversas localizaciones de la costa y el interior de Cataluña, la película Herois, un proyecto cinematográfico muy personal que el productor Luis de Val, de Media Films, y el realizador Pau Freixas llevaban preparando tres años. Espinosa es coautor del guión junto con el propio Freixas. En abril de 2010, el filme obtuvo la Biznaga de Plata-Premio del público y el premio al mejor vestuario en la XIII Edición del Festival de Cine Español de Málaga.
En su faceta meramente literaria, ha publicado tres libros: El mundo amarillo (2008), Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo (2010) y la exitosa novela Si tú me dices ven lo dejo todo... pero dime ven (2011), que fue el libro más vendido en la tradicional Diada de Sant Jordi en Barcelona. Y su nuevo libro, Brújulas que buscan sonrisas perdidas(2013).
En 2010 se embarcó en un nuevo proyecto con Pau Freixas, director de Héroes (2009), la serie de televisión Pulseras rojas), creada por el propio Espinosa. El argumento y el guión corren a cargo del autor y Pau Freixas se encarga de la dirección; la serie, además, está coproducida por ambos.
Pulseras rojas
narra la historia cotidiana de un grupo de adolescentes que coinciden
en un hospital a causa de sus enfermedades, y habla, siempre con humor y
ternura, del valor de la amistad, las ganas de vivir y el afán de
superación. Al igual que ya hiciera en la película Planta 4ª (2003), Albert Espinosa se basó en su propia experiencia vital para recrear el ambiente hospitalario de Pulseras rojas.
El guion original ―basado en la citada novela El mundo amarillo (2008), del propio Espinosa― está pensado para cuatro temporadas, y de momento la serie (coproducida por Castelao Producciones y Televisió de Catalunya), tras el notable éxito de audiencia y crítica de la 1ª temporada (emitida, entre enero y mayo de 2011, por el canal autonómico TV3), ya ha renovado para una segunda, que constaría de 15 nuevos episodios. Además, la 1ª temporada ha sido doblada al castellano y su emisión comenzó el 9 de julio de 2012 en Antena 3 con un gran éxito de audiencia, superando incluso los datos cosechados en Cataluña con el pase original.
Además de la 2ª temporada de Pulseras rojas, actualmente Espinosa prepara la película Planta 5ª, una especie de secuela de la exitosa Planta 4ª.
En Radio Nacional de España, trabajó en el programa nocturno Afectos matinales, dirigido por Jordi Tuñón, con una sección semanal en que traía interesantes estudios científicos hasta 2012 con el cese del programa.
Algunos párrafos:
"El
mundo amarillo es el nombre que he puesto yo a una forma de vivir, de
ver la vida, de nutrirse de las lecciones que se aprenden de los
momentos malos y de los buenos. El mundo amarillo se compone de
descubrimientos y sobre todo de descubrimientos amarillos, que son los que le dan nombre. Pero a eso ya llegaremos, paciencia.
Lo
que sí puedo asegurarte es que en este universo no hay reglas.
Cualquier mundo se rige por reglas, pero el mundo amarillo no las tiene.
No me gustan las reglas, así que jamás deseé que mi mundo
las tuviera. Sería una incongruencia. Y es que no creo que
sean necesarias,
no sirven de nada, sólo están para que te las saltes. Nada de lo que te
dicen que es sagrado en esta vida creo que lo sea. Nada de lo que digan que es lo correcto creo que lo sea. Todo tiene dos caras, todo tiene dos perspectivas.
Yo
siempre he creído que el mundo amarillo es el mundo en el que realmente
estamos. El mundo que nos muestran las películas, el del cine, es un mundo creado por tópicos que no son verdad, y acabamos pensando que el mundo es así. Te enseñan cómo es el amor, y luego
te enamoras y no es como en las películas. Te enseñan cómo es el sexo,
luego tienes sexo y tampoco se parece al de las películas.
Hasta
te enseñan cómo son las rupturas de las parejas. Cuántas
veces la gente ha quedado con su pareja en un bar y ha
emulado una ruptura
de cine. Y no funciona, no funciona porque lo que en el celuloide se
despacha en cinco minutos, luego a ti te lleva seis horas y al final no rompes sino que te comprometes a casarte o a tener un hijo".
"El cáncer me quitó mucho: un pulmón, una pierna, parte del hígado, movilidad, experiencias, años de colegio... Pero quizá la pérdida más sentida fue la de la pierna; recuerdo que el día anterior a que me la amputasen mi médico me dijo: «Hazle una fiesta de despedida a la pierna. Invita a la gente que tenga que ver con tu pierna y despídela por todo lo alto. ¿No te apoyó durante toda una vida?, pues apóyala
tú ahora que ella se marcha».
Tenía
quince años y no organicé una fiesta de adolescente para
perder la virginidad (como me habría gustado) sino una fiesta
para perder
la pierna. Recuerdo como si fuera hoy cuando llamé a gente relacionada
con la pierna (me costó un poco, no era fácil entrarles).
Después
de dar muchas vueltas y hablar de mil cosas, les acababa diciendo: «Os
invito a la fiesta de despedida de la pierna, no traigáis nada.
Y si queréis podéis venir a pata». Me pareció importante
añadir esta referencia a la pata para quitarle hierro al
asunto. Sin duda alguien
genial decidió dotarnos de humor, la salvación a todos nuestros conflictos... Un sentimiento extraño que nos permite darle la vueltaa todo, cuando y como deseemos".
"No hay que desanimarse por las decisiones equivocadas que uno toma. Debes confiar en tu yo antiguo. Ciertamente tu yo con quince años pudo equivocarse por no estudiar aquella asignatura o tu yo de veintitrés por ir a aquel viaje o tu yo de veintisiete por aceptar aquel trabajo. Pero fuiste tú quien las tomó y seguramente dedicaste un tiempo en tomar la decisión. ¿Por qué crees que ahora tienes derecho a juzgar lo que él (tu yo antiguo) decidió? Acepta quien eres, no tengas miedo de ser la persona en quien te has convertido con tus
decisiones.
Las
malas decisiones curten, las malas decisiones, dentro de un tiempo,
serán buenas decisiones. Acepta eso y serás muy feliz en la vida y, sobre todo, contigo mismo.
Mi
médico se equivocó tres o cuatro veces. Jamás le eché nada
en cara porque supe que su error no provenía de una falta de profesionalidad o de experiencia. Para errar hay que arriesgarse; lo de menos es el resultado".
"Siempre comenzaba con la frase: «No hay nada como un buen retazo. Un retazo es un pedazo de vida que todos hemos vivido».
Yo creo mucho en los retazos (diría que hasta puede que más que el maestro; a veces el alumno puede superar al maestro) porque hubo
un tiempo que los perdí. Los retazos ocurren sobre todo en la infancia y
en la adolescencia. La vida de todos está llena de retazos.
Hubo
un tiempo en el hospital en el que dejé de tener retazos, bueno, eso no
es del todo cierto, los cambié por otro tipo de retazos.
Retazos hospitalarios que comparto con otra gente que ha vivido en el hospital.
Los «retazos» podrían definirse como cosas que un buen día haces por primera vez y te marcan porque quedan para siempre dentrode ti".
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