La
causa del trueno es la rápida expansión del aire que se calienta por medio de
un relámpago.
La
enorme energía del rayo calienta un estrecho canal de aire más de 50000 ºC.
Esto se hace tan rapidamente- en unas pocas millónesimas de segundo para cada
sección de la descarga- que el canal de aire caliente no tiene tiempo de
expandirse, mientras se calienta. Esto produce una gran presión en el canal,
que puede ser mayor de 100 atmósferas. La presión luego genera una perturbación
sonora que percibimos como un trueno.
Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera
correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el
escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El
llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un
sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues
el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para
llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible
por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato
cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no
entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando
ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del
saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media
del llanto, tres minutos.
Razón de lágrimas
La noche por ser triste carece de fronteras.
Su sombra en rebelión como la espuma,
rompe los muros débiles
avergonzados de blancura;
noche que no puede ser otra cosa sino noche.
Acaso los amantes acuchillan estrellas,
acaso la aventura apague una tristeza.
Mas tú, noche, impulsada por deseos
hasta la palidez del agua,
aguardas siempre en pie quién sabe a cuáles ruiseñores.
Más allá se estremecen los abismos
poblados de serpientes entre pluma,
cabecera de enfermos
no mirando otra cosa que la noche
mientras cierran el aire entre los labios.
La noche, la noche deslumbrante,
que junto a las esquinas retuerce sus caderas,
aguardando, quién sabe,
como yo, como todos.
Luis Cernuda
Llorar a lágrima viva
Llorar a lágrima viva.
Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma, la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando.
Festejar los cumpleaños familiares, llorando.
Atravesar el África, llorando.
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo...
si es verdad que los cacuíes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo, pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz, con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría.
Llorar de frac, de flato, de flacura.
Llorar improvisando, de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!
Oliverio Girondo
Sonrisas y lágrimas
En 1965 una de las producciones más famosas de la historia del cine llegó a las pantallas.
Con Julie Andrews como protagonista. 10 nominaciones a los Oscar y aficionados en todo el mundo, desde EEUU a Japón.
Basada en el ya exitoso musical "The Sound of Music" (escrito por
Rogers y Hammerstein, representado en Broadway casi 1.500 veces,
premiado con 6 Tony Awards y vendido como disco más de 3 millones de
veces), Robert Wise produjo y dirigió la película "The Sound of Music"
(Sonrisas y lágrimas).
En 1965 la película fue nominada con 10 Oscars y ganó 5 (mejor
película, mejor director, mejor sonido, mejor guión y mejor adaptación
musical). Para Julie Andrews, que protagonizaba la película, fue el
inicio de una carrera ejemplar. Ella misma dijo una vez en una
entrevista que para ella es un honor haber participado en una película
que ha hecho feliz a tanta gente.
La película está basada en hechos reales: Maria von Kutschera, nacida
en Viena, era aspirante al noviciado en la abadía benedictina de
Nonnberg, en Salzburgo, cuando fue enviada por su abadesa como
institutriz de los siete hijos del viudo barón Georg Ritter von Trapp.
Poco después María se casó con el barón y a principios de los años 30
formó un coro familiar, con el que ofrecieron numerosos conciertos en
Austria.
Después de la anexión a Alemania en el año 1938 la familia se vio
obligada a marchar de Austria y su única fuente de ingresos fueron sus
representaciones musicales. Esto les permitió llegar a los EEUU, donde
compraron una granja en Vermont (Stowe) en 1941, que fue remodelada para
acoger la Trapp Family Lodge, que hoy en día es un próspero hotel.
El
amor infantil sigue el principio: "Amo porque me aman". El amor maduro
obedece al principio: "Me aman porque amo". El amor inmaduro dice: "Te
amo porque te necesito". El amor maduro dice: "Te necesito porque te
amo".
En
contraste con la unión simbiótica, el amor maduro significa unión a
condición de presentar la propia integridad, la propia individualidad.
El amor es un poder activo en el hombre; un poder que atraviesa las
barreras que separan al hombre de sus semejantes y lo une a los demás;
el amor lo capacita para superar su sentimiento de aislamiento y
separatividad. En el amor se da la paradoja de dos seres que se
convierten en uno y, no obstante, siguen siendo dos.
El
amor es la preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que
amamos. Cuando falta tal preocupación activa, no hay amor. La esencia
del amor es "trabajar" por algo y "hacer crecer" El amor y el trabajo
son inseparables. Se ama aquello por lo que se trabaja, y se trabaja por
lo que se ama.
El
amor no es el resultado de la satisfacción sexual adecuada; por el
contrario, la felicidad sexual –y aún el conocimiento de la llamada
técnica sexual es el resultado del amor….(…) Si una persona sexualmente
inhibida puede dejar de temer u odiar, y tornarse entonces capaz de
amar, sus problemas sexuales están resueltos. Si no, ningún conocimiento
sobre técnicas sexuales le servirá de ayuda.
Otro
error muy frecuente: la ilusión de que el amor significa necesariamente
ausencia de conflicto. Así como la gente cree que el dolor y la
tristeza deben evitarse en todas las circunstancias, supone también que
el amor significa la ausencia de todo conflicto. Los conflictos reales
entre dos personas, los que no sirven para ocultar o proyectar, sino que
se experimentan en un nivel profundo de la realidad interior a la que
pertenecen, no son destructivos. Contribuyen a aclarar, producen una
catarsis de la que ambas personas emergen con más conocimiento y mayor
fuerza.
El
amor sólo es posible cuando dos personas se comunican entre sí desde el
centro de sus existencias, por lo tanto, cuando cada una de ellas se
experimenta a sí misma desde el centro de su existencia. Sólo en esa
"experiencia central" está la realidad humana, sólo allí hay vida, sólo
allí está la base del amor. Experimentado en esa forma, el amor es un
desafío constante; no un lugar de reposo, sino un moverse, crecer,
trabajar juntos; que haya armonía o conflicto, alegría o tristeza, es
secundario con respecto al hecho fundamental de que dos seres se
experimentan desde la esencia de su existencia, de que son el uno con el
otro al ser uno consigo mismo y no al huir de si mismos. Sólo hay una
prueba de la presencia del amor: la hondura de la relación y la
vitalidad y la fuerza de cada una de las personas implicadas; es por
tales frutos por los que se reconoce el amor.
Tener
"fe" en otra persona significa estar seguro de la confianza e
inmutabilidad de sus actitudes fundamentales, de la esencia de su
personalidad, de su amor. Al memos que tengamos fe en la persistencia de
nuestro yo, nuestro sentimiento de identidad se verá amenazado y nos
haremos dependientes de otra gente, cuya aprobación se convierte
entonces en la base de nuestro sentimiento de identidad.
Mientras
tememos conscientemente no ser amados, el temor real, aunque
habitualmente inconsciente, es el de amar. Amar significa comprometerse
sin garantías, entregarse totalmente con la esperanza de producir amor
en la persona amada. El amor es un acto de fe y quien tenga poca fe
también tiene poco amor.