le pregunte a tu zapato a donde te llevaban
cansado no me dijeron ni media palabra
el otoño se marcho detras se fueron tu ganas
y vivo sin tu y vivo sin mi y vivo sin nada.
la mañana no depierta porque no duermo en mi cama
mientras el reloj del corazon se para.
amame otra vez amame con fuerzas como ayer
dime que no es cierto por favor
dime que es mentira lo que siento adentro.
amame sin mas que el amor explota si no estas
se entristece el alma sin tus cosas
y ya no me aclaro no soy nadie sin tu boca.
En la prision del dolor el ruiseñor ya no canta
enmudecio y tu te vas sin preguntar que le pasa
la primavera acabo con el verano y sus playas
y vivo sin tu y vivo sin mi y vivo sin nada.
la mañana no depierta porque no duermo en mi cama
mientras el reloj del corazon se para....
"La vida es una fuente interminable de reflexiones, desmedida como la eternidad, inagotables como la maldad e inmensas como el amor".
miércoles, 13 de febrero de 2013
14 de febrero, JpTorga
Sara
hace sonar el timbre de la puerta.
Cuando
Alex franquea la misma, encuentra ante sus ojos un gran ramo de rosas rojas.
La
sorpresa se refleja en sus ojos y por el
lateral del ramillete aparece la serena sonrisa de su enamorada.
-
Toma, son para ti – dijo Sara de forma jovial
Alex
deposita un suave beso en su mejilla y haciéndose a un lado le deja hueco para
entrar en la casa. Mientras con una mano recoge el ramo, con la otra acaricia
la espalda de Sara en un gesto repleto de ternura.
-
Te estaba esperando. Ven, vamos al jardín, tengo dispuesto
un vino frío. Está en su punto.
Ella
se muerde el labio inferior mientras le mira con el deseo de ser abrazada. Sonríe
con mirada pícara y le sigue con paso animoso. El taconeo de sus zapatos realiza
un sonido chispeante.
El
jardín está bañado por la luz del sol de mediodía. La sombra de la higuera da
cobijo a una mesa y dos sillas que apoyan sus patas sobre un mullido césped.
Alex
pone tres dedos de vino en cada copa y le hace entrega de una de ellas,
mientras imita una reverencia.
Sara, con sonrisa resplandeciente, la recoge en sus manos e inclina la rodilla de
forma ceremonial, para después llevar el líquido a sus labios. A continuación
busca la boca de Alex, que entrega la suya fundiéndose en un beso apasionado.
Sara
mira profundamente a los ojos color avellana del joven, para a continuación
volver a morderse el labio inferior mientras de
sus ojos surge un brillo enamorado. Alarga la mano y coge una rosa del ramo.
Alex
se sienta sobre la silla de mimbre y con
un gesto inequívoco invita a Sara a sentarse en su regazo.
Ella
se sienta sobre él y se refugia entre sus brazos. Alex mientras, le entrega un nuevo
abrazo, que como el anterior, prodiga delicadeza.
Un
nuevo beso en la mejilla.
La
recorre con besos fugaces y en diferentes puntos de
su piel, para al final buscar sus labios con desesperación.
Ella
le mira hondamente a los ojos y entregándole la rosa dice…
-
En este día tan especial, cientos de sensaciones, de
sentimientos, se ciñen a mí… a mi pensamiento, a
mis entrañas, a mi sentir- Le pasa
los dedos por la mejilla en una lenta caricia y prosigue… - Distancia… ausencia… nostalgia…añoranza… Al final, todo se vuelve a
un "Te extraño" Alex…- Toma aire por un instante - Si… son dos palabras que describen muy bien
el vacío que me envuelve por momentos. Ni siquiera en mis sueños logro evitar
que estés presente.
Él
la mira con sorpresa por su elocuencia. Nunca la había escuchado hablar así.
La
voz de la joven suena melosa, cercana…
-
Si, cielo…Te extraño siempre. Te extraño tanto que
después de verte y haber estado contigo, me da miedo enfrentarme a la soledad… Soledad que me hace sentir vacía,
y lo difícil de ella es saber que estás aquí y no poder tenerte. Soledad que se hace eterna… En su
lenta y cruel agonía me hace sufrir tu ausencia. Tardamos tanto en vernos, cielo…pon puntos suspensivos).
Pasa tanto tiempo de una vez a otra, que a la fuerza te tengo que extrañar...
Él
la estrecha con fuerza entre sus brazos. Ella esconde por un momento su cara entre
sus hombros, para a continuación levantar levemente la cabeza y apartando un
mechón de la cara, susurrarle al oído...
-
Cuando tengo la oportunidad de estar contigo, sólo
quiero contemplarte, olvidar esta soledad, verte, saber que vivimos una
realidad. Mirar tus ojos.., no hace falta más que una mirada para hacerte el
amor… Cuando estoy contigo, me gustan las sensaciones que despiertas en mí. Siento
cómo se agitan las emociones dentro de mi
pecho. Cómo el amor llega, llama a mi corazón, y lo alborota. Siento cómo tiembla
mi cuerpo y rebosa de felicidad por estar contigo… - Besa dulcemente el lóbulo de su oreja - y sólo en ese momento, la distancia no
existe... desaparece porque nos tenemos.
Un
nuevo beso fugaz en los labios, y las palabras siguen brotando como una cascada
de los labios de Sara…
-
Luego… cada uno por separado vuelve a su casa y… y no tengo manera de ignorar este vacío. Mis
sentimientos por ti son incontestables y no sabes cuántas veces quisiera dejar
el mundo atrás y salir corriendo en tu busca
Otro
beso…
Otra
caricia…
Un
trago del líquido rosado…
Una
sonrisa…
-
A día de hoy te doy toda mi vida… y hasta más quisiera
darte. A día de hoy, sabes bien que soy tuya. A día de hoy te quiero. Si… te
quiero y te necesito más cerca de mí. Quiero meterme aun más en ti. Frenar
todo. Parar el tiempo y disfrutarte. Hacerte feliz. Curiosamente, sin aún haber
convivido contigo no me acostumbro a estar sin ti. Cada noche, me encantaría
dormirme entre tus brazos, con tus besos… y disfrutar al máximo de la magia,
del placer de mirarte al despertar. Abrazarte, darte los buenos días con un "te
quiero" que envuelva tu cuerpo.
Alex
la mira detenidamente a los ojos. Percibe el aroma de su pelo. Su piel rosada. Disfruta
de una nueva caricia que Sara coloca sobre su pecho.
Siente
que su alma viaja en una nube y la escucha decir…
-
Hoy… es una necesidad compartir contigo lo que habita
en mí. En mi sentimientos. ¿Cómo te lo
digo? Siento tanto por ti, que muchas veces pienso, que si la muerte mi voz
callara, mi corazón te seguiría hablando. Cómo te digo que las horas se me
hacen eternas, que el extrañarte tanto me enloquece. Pero… cuando llega el
momento de verte, se paraliza mi tiempo, porque cuando estoy contigo no me
importa nada que no tenga que ver con nosotros.
Ella
vuelve a morderse el labio inferior por enésima vez, mientras le mira intensamente. Mientras le muestra su corazón desnudo…
-
Eres la razón por la que espero que el reloj corra sin
llegar a la locura. Porque sé, que llegará el momento en el que te vuelva a ver
y con esa esperanza me levanto cada día. Vivo y me alimento de ella, de tu
recuerdo, porque te amo... Cómo te digo, mi amor, que
cada día, es mi esperanza, mi deseo de que llegue ese día, nuestro día… en el
que estemos solos para sentirnos. Cuando nuestros sueños sean días y nuestros
días sean sueños. Cuando no pueda otra cosa que quererte y declararte mi anhelo infinito. Cuando yo sea tuya, y tú seas
mío… y entonces no habrá nada más que nosotros.
La
mira.
La
acaricia.
Le
entrega pequeños besos.
La
escucha decir…
-
Cómo te digo… que quiero que me ames sin miedo. Que
confíes en mí sin preguntarme. Que necesites de mí sin pedirme. Que me quieras
sin restricciones. Que me aceptes sin cambios. Que me desees sin inhibiciones…
La
voz de Sara es dulce, pero firme. Segura.
Una
cortina de agua se acumula en los ojos de Alex…
Se
funden en un abrazo sin miedo, con confianza, sin peticiones, sin
restricciones, sin cambios, sin inhibiciones…
Es
un abrazo bajo el cobijo de la higuera. Un abrazo que sella un amor de un 14 de
febrero.
Un
abrazo que, tal vez, nunca olvidarán...
JpTorga
El Grifo, animal mitológico que...existió?
El rey y su hijo caminaban por el jardín del palacio mientras discutían acaloradamente.
—¡Te dije que esas son todas habladurías! ¡Leyendas, seres que no existen!
—Padre,
con todo respeto debo disentir.¡Lo he visto volando! ¡Es majestuoso! Y
no iré a combatirlo, ¡no! Sólo iré a convencerlo para que me regale una de
sus plumas doradas. Con ella tendré la inmortalidad ¿Sabes tú lo que
significa? ¡La inmortalidad!
—La
inmortalidad es el sueño que ha matado a muchos guerreros hijo… Vive tu
vida tal como es… ¡No vayas en busca de lo imposible! ¡No existe ese ser
que te hará inmortal!
—Está decidido, padre. Partiré al amanecer. Aguarda mi regreso. ¡Juro que lo hallaré!
Apenas despuntó el alba, el joven príncipe partió montado en su brioso corcel.
En
una milenaria cueva escondida en la cima de la montaña, el grifo
limpiaba sus áureas plumas con el filoso gancho de su pico, mientras
observaba la diminuta silueta que comenzaba su ascenso por la escarpada
ladera. Entrecerrando los ojos con un gesto de satisfacción, recordaba
otros tiempos, hace miles de años ya, cuando tuvo la brillante idea de
crear la historia de la inmortalidad de sus plumas. La estupidez humana
hizo el resto, difundiendo a través de los siglos la leyenda que año
tras año atraía a jóvenes valientes y ambiciosos ante su presencia.
Hombres que buscaban la inmortalidad. Igual que él, que para ser
inmortal… debía alimentarse de carne de caballo. Claro que luego, para
no estropear la leyenda, se veía obligado a devorar también al jinete.
Del griego gryphos proveniente a su vez del persa shirdal = león-águila; algunas variantes lingüísticas se refieren a los grifos como: gryphon, griff, griffen, griffon, griffoun, griffun, griffyn, grifon, grifyn, grefyne, gríobhán, gryffen, gryffin, gryffon, gryfon, gryf, gryphen y gryphin, entre otros. Los grifos son seres mitológicos cuya forma varía con el tiempo, si bien es fácilmente reconocible ya que combina un cuerpo de león con cabeza, pecho, alas y garras de águila. La cabeza puede ser de buitre o de león. Las patas pueden ser todas de león o todas de águila o bien aparecer dos y dos. Es posible también que el cuerpo del felino aparezca alado y sea más pequeño, del tamaño del lobo, y ocasionalmente puede tener cola de serpiente. Otras veces se le atribuía cuerpo de león, pero con cabeza y alas de águila, orejas de caballo y una cresta con aletas de pez.
La creencia en estos seres se remonta al antiguo Egipto alrededor del 3300 a.C; sin embargo, hay quienes afirman que son más antiguos y existen referencias en las culturas babilónica, asiria y persa. Plinio el Viejo creía que los grifos provenían del norte de Rusia; Esquilo, por su parte, pensaba que provenían de Etiopía, mientras que Bulfinch afirmaba que sus orígenes se encontraban en India. Heródoto, por su parte, creía que la leyenda del grifo provenía del pueblo mítico del los Isedones que vivían en los Montes Urales. Existe, sin embargo, una teoría donde el origen real del grifo puede encontrarse en los restos fósiles de dinosaurios de la familia Ceratopsidae (cuyas características físicas coinciden con la descripción del grifo mitológico) hallados en los desiertos de Asia Central, en especial en Mongolia.
Dado que, para muchas culturas antiguas, el león era considerado el rey de las bestias y el águila la reina de los aires, entonces se entiende que el grifo fuera considerado como una criatura especialmente majestuosa y poderosa. Se decía también que el grifo era tan rápido como el águila y tan feroz y majestuoso como el león. Sus enemigos naturales sólo eran los caballos, pero también algunas serpientes y basiliscos podían convertirse en sus enemigos en la medida que estos personificaran fuerzas malignas.
Se creía además que vivían en grupos de entre 5 y 30 seres con una organización jerárquica muy similar a la de los leones, donde el más grande y viejo es la cabeza de la manada. Conforme a un documento escrito en el siglo IX por el irlandés Stephen Scotus, los grifos son monógamos e incluso, si un miembro de la pareja muere, el otro grifo pasará sólo el resto de su vida sin necesidad de buscar un nuevo compañero. Por otro lado, los hábitos de la hembra fueron descritos por Santa Hildegarda de Bingen en el siglo XII, quien afirmaba que la grifo hembra buscaba una cueva donde pudiera poner a salvo sus tres huevos y cuidarlos hasta que éstos eclosionaran.
Se encuentran representaciones de grifos en la pintura minoica, como en el famoso sarcófago de Hagia Triada.
Una leyenda griega relata que el dios Apolo había ido a buscar grifos y había regresado a Grecia cabalgando sobre los lomos de uno de ellos. Estaban consagrados a Apolo y vigilaban sus tesoros para protegerlos de los Arimaspos. También custodiaban las cráteras de vino de Dioniso.
Un mito más reciente cuenta que se encargaban de velar por el oro que había en los desiertos del norte de la India. La razón de esta vigilancia podía deberse al deseo de proteger sus crías, puesto que ponían sus nidos en las montañas de las cuales se extraía el preciado metal.
Los romanos lo usaban simplemente con propósitos decorativos en frisos y en patas de mesa, altares y candelabros. El motivo del grifo se utilizó en los primeros tiempos del cristianismo en los bestiarios (o alegorías de animales) de san Basilio y san Ambrosio. Réplicas de piedra sirven con frecuencia como gárgolas en la arquitectura gótica de la baja Edad Media.
El grifo es también un emblema en la heráldica, como el unicornio, el león, el hipogrifo y otros. Al igual que éstos, aparece varias veces en escudos de familia y estandartes. Representa convencionalmente la fuerza, el valor y la vigilancia.
Otra leyenda asegura que Alejandro Magno (356-323 a. de C.) puso arneses a ocho grifos y los sujetó a una cesta, que él posteriormente empleó para volar hasta los cielos.
Al igual que los dragones, se decía que los grifos custodiaban tesoros y eran especialmente feroces a la hora de defenderlos. Suelen aparecer en los bestiarios y son emblemas del coraje regio, tal como demuestra su inclusión en los escudos de armas. En la cristiandad medieval, el hecho de combinar una bestia terrenal con un ave propició su utilización como símbolo de las cualidades humanas y divinas de Cristo. Por esta razón, en las iglesias solían esculpirse imágenes de grifos.
Una hipótesis plantea que el origen real del grifo como criatura mitológica se encuentra en los numerosos restos fósiles de dinosaurios pertenecientes a la familia Ceratopsidae, que se pueden encontrar en gran número en los desiertos de Asia central, especialmente Mongolia.
Los esqueletos aplastados de estos dinosaurios, de boca en forma de pico ganchudo, amplios huesos escapulares, cola larga y patas con pezuñas de varios dedos pueden haber dado lugar a una reinterpretación de los dueños de esos esqueletos convirtiéndose en criaturas mitológicas a falta de un referente real.
Fuente:
seresmitologicos.net
lascosasquenuncaexistieron.com
taringa.net
tejiendoelmundo.wordpress.com
Del griego gryphos proveniente a su vez del persa shirdal = león-águila; algunas variantes lingüísticas se refieren a los grifos como: gryphon, griff, griffen, griffon, griffoun, griffun, griffyn, grifon, grifyn, grefyne, gríobhán, gryffen, gryffin, gryffon, gryfon, gryf, gryphen y gryphin, entre otros. Los grifos son seres mitológicos cuya forma varía con el tiempo, si bien es fácilmente reconocible ya que combina un cuerpo de león con cabeza, pecho, alas y garras de águila. La cabeza puede ser de buitre o de león. Las patas pueden ser todas de león o todas de águila o bien aparecer dos y dos. Es posible también que el cuerpo del felino aparezca alado y sea más pequeño, del tamaño del lobo, y ocasionalmente puede tener cola de serpiente. Otras veces se le atribuía cuerpo de león, pero con cabeza y alas de águila, orejas de caballo y una cresta con aletas de pez.
Por otra parte, la postura del
grifo no es uniforme: aparece amenazador y rampante, como custodio de un trono
real, como montura de un dios o, simplemente, como un animal de presa. Lo mismo
se puede decir respecto a su color.
De todo lo anterior se deduce
que el grifo reunía en sí los caracteres físicos de los dos animales más
poderosos de la tierra y del aire, el león y el águila. Era, por tanto, regente del aire y también
de la tierra.
La creencia en estos seres se remonta al antiguo Egipto alrededor del 3300 a.C; sin embargo, hay quienes afirman que son más antiguos y existen referencias en las culturas babilónica, asiria y persa. Plinio el Viejo creía que los grifos provenían del norte de Rusia; Esquilo, por su parte, pensaba que provenían de Etiopía, mientras que Bulfinch afirmaba que sus orígenes se encontraban en India. Heródoto, por su parte, creía que la leyenda del grifo provenía del pueblo mítico del los Isedones que vivían en los Montes Urales. Existe, sin embargo, una teoría donde el origen real del grifo puede encontrarse en los restos fósiles de dinosaurios de la familia Ceratopsidae (cuyas características físicas coinciden con la descripción del grifo mitológico) hallados en los desiertos de Asia Central, en especial en Mongolia.
Dado que, para muchas culturas antiguas, el león era considerado el rey de las bestias y el águila la reina de los aires, entonces se entiende que el grifo fuera considerado como una criatura especialmente majestuosa y poderosa. Se decía también que el grifo era tan rápido como el águila y tan feroz y majestuoso como el león. Sus enemigos naturales sólo eran los caballos, pero también algunas serpientes y basiliscos podían convertirse en sus enemigos en la medida que estos personificaran fuerzas malignas.
Se creía además que vivían en grupos de entre 5 y 30 seres con una organización jerárquica muy similar a la de los leones, donde el más grande y viejo es la cabeza de la manada. Conforme a un documento escrito en el siglo IX por el irlandés Stephen Scotus, los grifos son monógamos e incluso, si un miembro de la pareja muere, el otro grifo pasará sólo el resto de su vida sin necesidad de buscar un nuevo compañero. Por otro lado, los hábitos de la hembra fueron descritos por Santa Hildegarda de Bingen en el siglo XII, quien afirmaba que la grifo hembra buscaba una cueva donde pudiera poner a salvo sus tres huevos y cuidarlos hasta que éstos eclosionaran.
Se encuentran representaciones de grifos en la pintura minoica, como en el famoso sarcófago de Hagia Triada.
Una leyenda griega relata que el dios Apolo había ido a buscar grifos y había regresado a Grecia cabalgando sobre los lomos de uno de ellos. Estaban consagrados a Apolo y vigilaban sus tesoros para protegerlos de los Arimaspos. También custodiaban las cráteras de vino de Dioniso.
Un mito más reciente cuenta que se encargaban de velar por el oro que había en los desiertos del norte de la India. La razón de esta vigilancia podía deberse al deseo de proteger sus crías, puesto que ponían sus nidos en las montañas de las cuales se extraía el preciado metal.
Los romanos lo usaban simplemente con propósitos decorativos en frisos y en patas de mesa, altares y candelabros. El motivo del grifo se utilizó en los primeros tiempos del cristianismo en los bestiarios (o alegorías de animales) de san Basilio y san Ambrosio. Réplicas de piedra sirven con frecuencia como gárgolas en la arquitectura gótica de la baja Edad Media.
El grifo es también un emblema en la heráldica, como el unicornio, el león, el hipogrifo y otros. Al igual que éstos, aparece varias veces en escudos de familia y estandartes. Representa convencionalmente la fuerza, el valor y la vigilancia.
Otra leyenda asegura que Alejandro Magno (356-323 a. de C.) puso arneses a ocho grifos y los sujetó a una cesta, que él posteriormente empleó para volar hasta los cielos.
Al igual que los dragones, se decía que los grifos custodiaban tesoros y eran especialmente feroces a la hora de defenderlos. Suelen aparecer en los bestiarios y son emblemas del coraje regio, tal como demuestra su inclusión en los escudos de armas. En la cristiandad medieval, el hecho de combinar una bestia terrenal con un ave propició su utilización como símbolo de las cualidades humanas y divinas de Cristo. Por esta razón, en las iglesias solían esculpirse imágenes de grifos.
Una hipótesis plantea que el origen real del grifo como criatura mitológica se encuentra en los numerosos restos fósiles de dinosaurios pertenecientes a la familia Ceratopsidae, que se pueden encontrar en gran número en los desiertos de Asia central, especialmente Mongolia.
Los esqueletos aplastados de estos dinosaurios, de boca en forma de pico ganchudo, amplios huesos escapulares, cola larga y patas con pezuñas de varios dedos pueden haber dado lugar a una reinterpretación de los dueños de esos esqueletos convirtiéndose en criaturas mitológicas a falta de un referente real.
Fuente:
seresmitologicos.net
lascosasquenuncaexistieron.com
taringa.net
tejiendoelmundo.wordpress.com
Vas con prisa? Tómante unos minutos para saber qué tienes que hacer cada día....
Dicen que todos los días tenemos que comer una manzana por el hierro y un plátano, por el potasio. También una naranja, para la vitamina C, medio melón para mejorar la digestión y una taza de té verde sin azúcar, para prevenir la diabetes.
Todos los días hay que tomar dos litros de agua (sí, y luego mearlos, que lleva como el doble del tiempo que llevó tomárselos).
Todos
los días hay que tomarse un Centrun o un Yogurt para tener 'L. Cassei
Defensis', que nadie sabe qué mierda es, pero parece que si no te tomas
un millón y medio todos los días, empiezas a ver a la gente como
borrosa.
Cada día una aspirina, para
prevenir los infartos, más un vaso de vino tinto, para lo mismo. Y otro
de blanco, para el sistema nervioso. Y uno de cerveza, que ya no me
acuerdo para qué era. Si te lo tomas todo junto, por más que te dé un
derrame ahí mismo, no te preocupes pues probablemente ni te enteres.
Todos
los días hay que comer fibra. Mucha, muchísima fibra, hasta que logres
defecar un sweater. Hay que hacer entre cuatro y seis comidas diarias,
livianas, sin olvidarte de masticar cien veces cada bocado. Haciendo un
pequeño cálculo, sólo en comer se te van como cinco horitas.
Mejor amplía el baño y
mete el equipo de música, porque entre el agua, la fibra y los dientes,
te vas a pasar varias horas por día ahí adentro.
Hay
que dormir ocho horas y trabajar otras ocho, más las cinco que
empleamos en comer, veintiuno.
Te quedan tres, siempre que no te agarre
algún imprevisto. Según las estadísticas, vemos tres horas diarias de
televisión. Bueno, ya no puedes porque todos los días hay que caminar
por lo menos media hora (dato por experiencia: a los 15 minutos regresa,
si no la media hora se te hace una).
Y
hay que cuidar las amistades porque son como una planta: hay que
regarlas a diario. Y cuando te vas de vacaciones también, supongo.
Además, hay que estar bien informado, así que hay que leer por lo menos
dos diarios y algún artículo de revista, para contrastar la información.
¡Ah!, hay que tener sexo todos los días, pero sin caer en la rutina:
hay que ser innovador, creativo, renovar la seducción. Eso lleva su
tiempo. ¡Y ni qué hablar si es sexo tántrico!! (al respecto te recuerdo:
después de cada comida hay que cepillarse los dientes!).
También hay que hacer tiempo para barrer, lavar la ropa, los platos, y no te digo si tienes perro u otra mascota... ¿hijos?!
En
fin, a mí la cuenta me da unas 29 horas diarias. La única posibilidad
que se me ocurre es hacer varias de estas cosas a la vez, por ejemplo:
Te duchas con agua fría y con la boca abierta así te tragas los 2 litros
de agua.
Mientras
sales del baño con el cepillo de dientes en la boca le vas haciendo el
amor (tántrico) parado a tu pareja, que de paso mira la TV y te cuenta,
mientras barres. ¿Te quedó una mano libre? Llama a tus amigos. ¡Y a tus
padres!! Tómate el vino (después de llamar a tus padres te va a hacer
falta). El Yakult con la manzana te lo puede dar tu pareja mientras se
come el plátano con el Activia, y mañana cambian. Y menos mal que ya
crecimos, porque si no nos tendríamos que clavar un Danonino Extra
Calcio todos los días.
¡Úuuuf!
Pero si te quedan 2 minutos, cuéntales esto a los amigos (que hay que
regar como las plantas) mientras tomas una cucharadita de All Bran, que
hace muy bien... Y ahora te dejo porque entre el yogur, el medio melón,
la cerveza, el primer litro de agua y la tercera comida con fibra del
día, ya no sé qué estoy haciendo pero necesito un baño urgente. Ah, voy a
aprovechar y me llevo el cepillo de dientes...
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