“Las canciones que grabamos en 1964 y 1969 son tan diferentes como Beethoven de los Beatles” Roger Payne, biólogo marino(sobre las ballenas grabadas bajo el agua en la EstaciónPalisades Sofar, Bermudas).
El sonido que emiten las ballenas no es uno más de los que se encuentran en la naturaleza. Despiertan en nosotros emociones muy especiales. ¿Por qué? Roger Payne,
alguien quien ha trabajado por más de 40 años tratando de comprender el
código del canto de las ballenas jorobadas, cree que ésto es porque
componen sus canciones utilizando leyes muy parecidas a las que usamos
nosotros, los humanos. Aparece así pues, la rima, la variación, el
ritmo. No se trata de sonidos azarosos, sino que por el contrario éstos
son predecibles y originales a la vez.
Como las que cantan, son los ejemplares machos, se ha pensado que el
objeto de este canto podía ser, sin mas, el de atraer a la hembra
durante el cortejo. Pero, según un artículo publicado por la revista de
la National Geographic en enero del 2007,
esta hipótesis fue descartada cuando se observó que los machos que
cantaban en el canal de 'Au 'Au (Hawai) no procuraban atraer la atención
de una potencial pareja sino a otros machos. ¿Es quizá este canto un
mensaje de advertencia, de desafío? Jim Darling,
un conocido investigador del tema, cree que tal vez no. Porque en
efecto, cuando un macho responde a otro que canta, ambos comienzan a
nadar en círculo sin mostrar señales de agresión. No faltan
especulaciones sobre este peculiar intercambio entre ballenas...
¿estarán persuadiendo a un rival de no acercarse a la hembra elegida?
¿estarán pidiendo colaboración para hallar a una hembra en particular?
¿estarán tejiendo alianzas para desplazar a otro macho?
Pero a lo mejor podemos ir mucho, mucho más lejos aún. Porque canto de las ballenas parece algo bastante mas complejo que un sofisticado recurso de cortejo. Darling ha demostrado que todas las ballenas jorobadas
dentro de una región (el Pacífico Norte, por ejemplo), emiten el mismo
canto con mínimas diferencias solo detectables para los expertos. Pero
las ballenas de otras partes del mundo, emiten cantos muy diferentes.
¿Es acaso el canto de la ballena un patrón gregario que permite
distinguir una comunidad de otra? Los rasgos culturales de estos sonidos
no parecen acabar ahí tampoco. Porque las melodías se modifican año
tras año, dando muestras no solo de variedad sino también de
transformación.
Las hipótesis no acaban. Podemos pensar que las ballenas pueden
transmitir información de cualquier tipo entre ellas, información que
pudiera ser útil para la supervivencia, sobre corrientes marinas, sobre
peces, sobre estrellas, sobre humanos investigándolas. En un documental
de la National Geographic, Roger Payne,
especula sobre una idea muy interesante: afirma que el canto de las
ballenas es un misterio no menos misterioso que el canto humano. Dice
que es muy difícil explicar por qué hacemos música los humanos y que eso
habla sin dudas, de una herencia evolutiva muy anterior a la especie
humana... y que explica muy bien por qué las ballenas y humanos nos
sentimos fascinados recíprocamente en una corriente de curiosa empatía.
Me pregunto si alguna vez podremos decodificar este lenguaje en clave
cetácea. Me pregunto como se sentirá el mundo desde las profundidades
del océano. Me pregunto que sentirá una ballena, cuando ve de cerca a un
humano, un ser tan pequeño y tan curioso. Y, por sobre todo, me alegro
mucho de que haya gente dispuesta a financiar este tipo de
investigaciones, en el límite de lo verosímil y en la sensible frontera
de nuestra egocéntrica mirada del universo.
Lili y el canto de las ballenas
Un día, la abuela de Lili le contó una historia:
Hace
tiempo había ballenas en los océanos. Eran tan grandes como colinas y
pacíficas como la Luna… Me sentaba al final del muelle a esperarlas. A
veces me quedaba allí durante todo el día y durante toda la noche, hasta
que de repente las veía llegar desde muy lejos. Avanzaban danzando a
través de las aguas.
¿Y cómo sabían que tú estabas allí? ¿Cómo te encontraban, abuela?, preguntó Lili. Su abuela sonrió.
Ah,
tenías que llevarles algo especial. Una caracola o una piedra de formas
perfectas. Y si tú les gustabas, las ballenas aceptaban tu regalo y te
daban algo a cambio.
¿Y que te dieron, abuela?, preguntó Lilí, ¿qué has recibido tú de las ballenas? Entonces, la abuela de Lili suspiró.
Una o dos veces,le susurró, una o dos veces las oí cantar.
En ese momento, el tío Federico irrumpió en la habitación y dijo bruscamente:
La historia continua: una tierna y preciosa historia que tiene como protagonista a las ballenas.
La ballena:
Las ballenas son mamíferos con un organismo adaptado a
la vida marina. Son vivíparas, amamantan a sus crías, de sangre caliente,
y con la necesidad de respirar aire, aunque pueden permanecer debajo del
agua hasta unos 40 minutos. Cuando respiran, su aliento sale por la nariz,
ubicada en la parte superior de la cabeza formando una especie de chorro
hacia arriba. Su cuerpo es alargado con una cola cuyas aletas adoptan una
posición horizontal (a diferencia de los peces). Su cabeza es ancha y
aplanada, con una enorme boca provista de barbas. Sus barbas tienen como
función filtrar el alimento, dejando pasar el agua y reteniendo sólo el
alimento. Los mysticetos presentan en la boca, en vez de dientes,
pliegues córneos denominados barbas o ballenas. Tiene cría cada dos años y se amamanta unos seis
meses, y busca para esto las zonas templadas. Tiene una sola cría, en
algún caso excepcional, dos. Su longitud es de unos siete metros al nacer.
Se consideran adultos a los 4 o 5 años. Viven en grupos, en zonas frías, y
en los inviernos buscan aguas más templadas. Se alimentan de pequeños peces y de organismos del
plancton. Son de gran tamaño, y es uno de los más grandes
animales del planeta.
La ballena franca austral mide
entre 12 y 16 mts. Es lenta, llega a pesar unas 50 toneladas; descansa inmóvil
en superficie. Se acerca a la costa. Está dentro del grupo de los mysticetos o
cetáceos con barbas, no presenta aleta dorsal, tiene un cuerpo robusto y su
cabeza está cubierta con callosidades de color blanco, las cuales pueden estar
habitadas por pequeños crustáceos. Son solitarias, como la mayoría de las
ballenas que conforman su familia y se las pueden ver entre el otoño y la
primavera en Península Valdés (Provincia de Chubut, Argentina), donde llegan
para aparearse y criar a sus cachorros. (Llegan allí unos 600 individuos de
Ballenas Francas de los 4.000 que se considera que existen).
Desde 1992, la Fundación Cethus
llevó a cabo estudios sobre el impacto de la actividad turística y de las
gaviotas sobre la especie. Cethus integra la Comisión Honoraria "Monumento
Natural Ballena Franca Austral" que contribuye a la conservación de esta
especie.
La ballena franca austral fue
declarada Monumento Natural por Ley 23.094, y su actual población, distribuida
en todos los mares del hemisferio sur de aguas templadas y subantárticas no
supera los 4 mil individuos.
Esta ballena tiene una cría
cada tres años, siendo la edad de primera madurez entre 7 y 17 años. Las hembras
alcanzan a los 13 metros de longitud su madurez sexual, siendo ésta menor para
los machos. Los ballenatos al nacer miden alrededor de 5 metros, y su peso es de
aproximadamente 3 toneladas. La gestación dura 12 meses y el ballenato es
amamantado durante dos años.
Actualmente se puede realizar
el avistaje de la ballena franca en Puerto Pirámide, de mayo a diciembre, en
embarcaciones.
El mayor peligro que enfrenta
es la caza por parte de los buques balleneros piratas.
S.O.S. Ballenas
UN CENSO DE SOBREVIVIENTES
Fuente: "Conozca más" Nº 50 - 1992
Después de siete años de prohibición de la
caza de ballenas, la Comisión Ballenera Internacional (CBI) informó
recientemente que algunas poblaciones de grandes cetáceos están recuperándose
(cachalote, rocual enano o minke y ballena gris), mientras otras especies siguen
en grave riesgo de supervivencia (rorcual boreal o sei, franca, de Groenlandia,
azul y y yubarta).