El amor sube por la sangre. Quema
la ortiga del recuerdo y reconquista
el ancho campo abierto, la ceniza
fundadora, que la brasa sostiene.
El amor es herencia de la sangre,
como el odio, su amante, y se mantienen
íntimos, besándose, nutriéndose
de sus dobles sustancias transmitidas.
Nada podrá arrancarles de su abrazo:
La espada, el hielo, el tiempo, con sus filos
mezclarán sangres, que, lluviosamente,
germinarán odios, amor o nuevas sangres.
¿Cómo decir:
—«Aquéllos, que nunca conocieron
la sangre derramada, que separen
el odio del amor y reconstruyan
las viejas catedrales de la dicha...»
¿«Aquéllos»?, ¿son acaso otros que los murientes
trasvasados, hechos de sangre antigua?
No es posible lavarse el alma ni las manos
cuando fluye hacia ellas sangre y olor a sangre.
Si ha de hacerse el amor, será con sangre
trepadora, quemante, conocida,
pura sangre del odio, amante impávido
que el amor fecundiza.
Es el fluido que recorre los vasos sanguíneos y es bombeado desde el corazón a
todo el cuerpo. Se considera un tejido, puesto que está formada por
plasma sanguíneo y células: glóbulos rojos, glóbulos blancos y
plaquetas.
Es un complejo polisistémico con muchas funciones en el organismo. Está
constituido por 45% de volumen globular (células) y el resto del volumen
de plasma. Las células tienen una vida corta y cada una tiene distintas
funciones. Se forma en sistema retículo endotelial (SER)
Los órganos que forman el SER son: Timo, Médula ósea, bazo y ganglios.
Cuando las células han madurado van a sangre periférica donde su vida
será para glóbulos rojos aproximadamente 120 días, Glóbulos blancos 8
días, plaquetas 2 a 10 días.
Al este proceso de formación de los glóbulos rojos se llama hematopoyesis o hemopoyesis
Y al de destrucción cuando envejecen se denomina hemocateresis, se
produce en el bazo donde hay macrófagos que destruyen las células viejas
o anómalas. Debe haber un equilibrio entre la hemocateresis y la
hematopoyesis, cuando sobreviene un desequilibrio sobreviene una
patología, aumento de la hemocateresis anemia, aumento de la
hematopoyesis poliglobulia.
La densidad de la sangre es de 1.048 a 1.066 y está relacionado con la cantidad de GR.
El pH normal es de 7,35 a 7,45, el compatible con la vida varía en un rango de 6,8 a 7,8.
La volemia (volumen sanguíneo total) es mayor en el hombre que en la
mujer debido a su mayor superficie corporal; se expresa en Kg./ ml. Los
valores aceptados son para hombres 70 ml /Kg de peso y de 60 m l/Kg para
mujeres.
El color de la sangre es rojo vivo en las arterias y rojo oscuro en
las venas, esta diferencia de color depende del grado de oxigenación de
la hemoglobina, en las arterias hay oxihemoglobina y en las venas
carboxihemoglobina.
Este vital elemento se encuentra compuesto por diferentes elementos
líquidos y sólidos: el plasma, un líquido que contiene agua y proteínas,
y tres tipos de células, que son los leucocitos, las plaquetas y los
hematíes.
Los leucocitos o glóbulos blancos tienen como función principal defender
al organismo contra las infecciones. De acuerdo con el aspecto de su
citoplasma y su núcleo, se dividen en polimorfonucleares (neutrófilos,
basófilos y eosinófilos) y mononucleares (monocitos y linfocitos).
Las plaquetas o trombocitosson restos celulares derivados de unas
células llamadas megacariocitos, y participan en el proceso de
coagulación sanguínea.
Los hematíes o glóbulos rojos contienen una sustancia llamada
hemoglobina (la hemoglobina es una heteroproteina, lo que significa que
tiene una parte proteica y otra no), a la cual deben su color rojo; y
como este compuesto de hierro es sumamente afín con el oxígeno, los
hematíes son los responsables de fijarlo y transportarlo a través de la
sangre.
Todas estas células, aunque viven en la sangre, no nacieron en ella, sino en los huesos y los nódulos linfáticos.
La sangre puede dividirse, según su calidad, en dos tipos: oxigenada y
carboxigenada. La primera de ellas es la sangre limpia que circula por
las arterias; la segunda, con abundante cantidad de dióxido de carbono,
circula por las venas en dirección al corazón y los pulmones, a efecto
de ser renovada y oxigenada.
Cuenta, además, con otra función que es de gran importancia, como es la
de mantener una adecuada temperatura corporal, la que en una persona
adulta normal suele ser de entre 36,5 y 37 grados Celsius; y cuyo centro
regulador se encuentra a nivel hipotalámico.
Millones de litros en tu vida
El torrente sanguíneo proporciona la completa circulación de la sangre
cada 22 segundos. Por esto, si hacemos una simple multiplicación,
podemos obtener que por hora habrá circulado un caudal aproximado de 800
litros de sangre. De este modo, se calcula que en una persona de 80
años, el caudal que ha circulado por sus vasos sanguíneos es de 560.
640. 000 litros ó 560. 640 milímetros cúbicos.
Arterias, venas y capilares
El sistema de canalizaciones de nuestro cuerpo está constituido por los
vasos sanguíneos, que según su diámetro se clasifican en: arterias,
venas y capilares. Por esta estructura de conductos grandes y pequeños,
circula la totalidad de nuestra sangre una y otra vez.
Las arterias
Son tubos que parten del corazón y se ramifican como lo hace el tronco
de un árbol. Tienen paredes gruesas y resistentes formadas por tres
capas: una interna o endotelial, una media con fibras musculares y
elásticas, y una externa de fibras conjuntivas.
Llevan sangre rica en oxígeno, y según la forma que adopten, o hueso y
órgano junto al cual corran, reciben diferentes denominaciones, tales
como humeral, renal o coronaria, entre otras.
Las venas
Una vez que la sangre ha descargado el oxígeno y recogido el anhídrido
carbónico, este fluido emprende el viaje de regreso hacia el corazón y
los pulmones a través de las venas. Estos conductos constan de dos
capas, una endotelial y otra formada por fibras elásticas, musculares y
conjuntivas. A diferencia de las arterias, sus paredes son menos
elásticas, y cada cierta distancia poseen válvulas que impiden que la
sangre descienda por su propio peso.
Los capilares
Los vasos sanguíneos se hacen cada vez más finos a medida que se van
ramificando en el cuerpo. Formados por una sola capa de células, la
endotelial, esta red, por su extrema delgadez, facilita su función de
intercambio gaseoso entre la sangre y los tejidos o entre la sangre y el
aire que ha penetrado en los pulmones.
En la entrada de estos pequeños tejidos hay unas franjas que se
distienden o contraen para permitir o impedir el paso de la sangre. En
todo el cuerpo se estima que hay más de 60 mil kilómetros de ellos,
siendo el punto más lejano del viaje que hace la sangre, y el lugar de
aprovisionamiento de todos los tejidos y órganos, porque cada una de las
células del cuerpo está a menos de 0,2 milímetro de un capilar.
La sangre forma parte de un ciclo y durante toda su duración cumple con las siguientes funciones vitales:
A lo largo de este ciclo, la sangre cumple las siguientes funciones vitales:
Transporta al oxigeno tomado del aire por los pulmones y recoge el bióxido de carbono de los tejidos.
Nutrición, por medio del aporte de sustancias nutritivas obtenidas de la digestión.
Defensa o inmunitaria, protege al organismo por la presencia de glóbulos blancos.
Excreción, recoge los desechos para que sean eliminados.
Transporta secreciones y hormonas de diferentes glándulas.
Regula la temperatura corporal y mantiene el equilibrio de agua en el organismo.
Conserva la integridad del sistema circulatorio limitando la perdida de sangre en vasos lesionados.
Los grupos sanguíneos son los
distintos tipos en que se clasifica el tejido sanguíneo. Fueron
descubiertos por Karl Landsteiner en el año 1901, quien los agrupó de
acuerdo a la presencia o no de aglutinógenos en la membrana plasmática
de los glóbulos rojos. En los humanos existen los aglutinógenos A y B.
Por otra parte, en el plasma sanguíneo se encuentran las aglutininas
anti A y anti B, que son anticuerpos que reaccionan contra los
aglutinógenos A y B. Se denomina antígeno a toda sustancia extraña al organismo capaz de generar anticuerpos como
medida de defensa, provocando una respuesta inmune. La mayoría de los
antígenos son sustancias proteicas, aunque también pueden ser
polisacáridos. La pared celular, la cápsula y los cilios de las
bacterias pueden actuar como antígenos,
como también los virus, los hongos, las toxinas, el polen, las
sustancias químicas y las partículas del aire. La reacción
antígeno-anticuerpo se produce cuando los anticuerpos, también de origen
proteico, capturan a los antígenos con el fin de eliminarlos del
organismo, ya sea por fagocitosis o por medio de la aglutinación. La aglutinación es una reacción que ocurre cuando las aglutininas (anticuerpos) presentes en el plasma sanguíneo se unen a los aglutinógenos (antígenos)
transportados o ubicados en la membrana plasmática de los glóbulos
rojos y los glóbulos blancos. Como resultado de la reacción se forman
grumos y “apilamientos” de células sanguíneas, producto de la
destrucción de sus membranas celulares. Un claro ejemplo de aglutinación
sucede cuando se transfunde sangre de grupos incompatibles. Los
antígenos, además de estar presentes en la membrana plasmática de los
eritrocitos, se encuentran también en diversos tejidos del organismo. En la especie humana, los grupos sanguíneos son cuatro, y se denominan con las letras A, B, O y AB. - Sangre de grupo A:
posee aglutinógenos A en la membrana plasmática de los glóbulos rojos y
aglutininas anti B, es decir contra el aglutinógeno B en el plasma
sanguíneo. - Sangre de grupo B: tiene aglutinógenos B en los eritrocitos y aglutininas anti A (contra el aglutinógeno A) en el plasma sanguíneo. - Sangre de grupo O:
carece de aglutinógenos en la superficie de sus eritrocitos. En el
plasma contiene dos tipos de aglutininas, las anti A y las anti B, o sea
contra ambos tipos de aglutinógenos. - Sangre del grupo AB: posee los dos aglutinógenos A y B en las membranas plasmáticas de los glóbulos rojos, y no tiene aglutininas plasmáticas. Esta clasificación deja en claro que
los grupos sanguíneos se establecen de acuerdo a la presencia o no de
aglutinógenos y aglutininas. Estas dos sustancias, como ya fue señalado,
son moléculas de proteínas. Los individuos cuya sangre es del grupo A
(proteína de membrana A) producen anticuerpos contra la proteína B de
membrana. Los del grupo B elaboran aglutininas contra el proteína A.
Aquellas personas que poseen el grupo AB (aglutinógenos A y B en sus
eritrocitos) no producen anticuerpos contra las proteínas A y B. Por
último, los representantes del grupo O elaboran anticuerpos contra las
proteínas A y B. La distribución mundial de los
grupos sanguíneos indica que el grupo O es el más numeroso, mientras que
el AB obtiene el menor porcentaje.
HERENCIA DE LOS GRUPOS SANGUÍNEOS A - B - O
Los genes son fragmentos de ADN
presentes en los cromosomas que determinan la aparición de los
caracteres hereditarios de los individuos. Locus es
el lugar en que se ubica cada gen a lo largo de los cromosomas. Se
denomina genoma a la totalidad del material genético contenido en los
cromosomas de una especie determinada. El genoma es
la codificación completa del ADN de una especie. En el caso de los
humanos, es la secuencia de ADN contenida en los 46 cromosomas ubicados
en el núcleo de las células diploides. Los seres humanos poseen entre
20000 y 25000 genes en su genoma. El genotipo es
toda la información genética que un individuo tiene en su genoma, que
ha sido heredado de sus progenitores y que puede transmitir a su
descendencia. Se denomina alelo a cada uno de los
dos genes localizados en el mismo lugar de un par de cromosomas
homólogos, y que determinan un mismo carácter.
Homocigoto es
el genotipo donde los dos alelos de un gen, presentes en cromosomas
homólogos, son iguales para un determinado carácter. Puede ser
homocigoto dominante (AA) o recesivo (aa).
Heterocigoto es el genotipo donde los dos alelos de un gen son diferentes, en cada cromosoma homólogo (Aa). Fenotipo es
la manifestación física del genotipo, es decir, son todas las
características que se observan del individuo como altura, color de la
piel, de los ojos, contextura, etc. En algunos casos, el fenotipo puede
ser alterado o modificado por el medio ambiente.
Cada individuo hereda del padre y de
la madre los grupos sanguíneos. Estos grupos se encuentran en genes que
poseen tres alelos que son el A, B, i, donde A y B son dominantes y el
alelo i, que corresponde al O, es recesivo. Las personas que heredan los
alelos AA o Ai (AO) tienen grupos sanguíneos A (fenotipo A), los que
heredan BB o Bi (BO) serán de grupos B (fenotipo B) y aquellos que
heredan los alelos ii (OO) son del grupo O (fenotipo O). En el caso del
grupo AB, como hay codominancia (dominancia compartida) entre los alelos
A y B, los individuos con ese grupo poseen doble fenotipo AB. La
codominancia es una forma de herencia donde el individuo manifiesta
tanto el carácter dominante como el recesivo, es decir, no prevalece el
dominante sobre el recesivo. Es así que estos individuos presentan una
característica fenotípica particular, donde aparecen rasgos tanto del
padre como de la madre. En la siguiente tabla se muestra la herencia de
los grupos sanguíneos.
Determinación de los grupos sanguíneos A - B - O
Transfusiones de sangre Dos
grupos de sangre son compatibles o incompatibles de acuerdo a la
presencia de aglutinógenos. La transfusión de sangre grupo A a una
persona que tiene grupo B, da lugar a que las aglutininas anti A del
receptor reaccionen destruyendo los eritrocitos transfundidos del dador.
De acuerdo a la cantidad de sangre administrada, los efectos de la
incompatibilidad van desde reacciones imperceptibles o leves hasta
graves alteraciones renales, cuadros de shock y muerte. En general,
cuando las transfusiones se realizan entre individuos que poseen el
mismo grupo de sangre no se presentan inconvenientes. No obstante, hay
grupos que pueden dar o recibir otros tipos de sangre. En la siguiente
tabla se indica la compatibilidad existente entre los distintos grupos
sanguíneos. Factor Rh
El factor Rh es una proteína que se encuentra en la membrana de los
hematíes (glóbulos rojos) de la sangre. Se dice que una persona es Rh
Positivo si tiene esta proteína y es Rh Negativa si no lo tiene. De este
modo los seres humanos se dividen en Rh positivos y Rh negativos según
tengan o no esa proteína.
Hay que decir también que el Rh no tiene nada que ver con otras
clasificaciones de los grupos sanguíneos, como el sistema AB0; es una
clasificación en sí misma e importante para el embarazo por lo que
describiremos a continuación.
Fue descubierto en 1940 a partir de los eritrocitos del mono Macacus rhesus.
El 85% de las personas poseen el factor Rh, por lo que se clasifican en
este caso como Rh positivas (Rh+). El 15% restante corresponde a las
personas Rh negativas (Rh-) por carecer de dicho factor.
Al nacimiento, tanto las personas
Rh+ como Rh- no tienen aglutininas en el plasma sanguíneo. Solo se
pueden elaborar cuando el donante sea Rh+ y el receptor Rh-, situación
posible tras una gestación o, menos probable, ante el error de
transfundir sangre incompatible. En efecto, la sangre del individuo Rh-
no reconoce los aglutinógenos de membrana del donante Rh+, por lo que
empieza a producir aglutininas anti Rh. Por el contrario, cuando el
dador es Rh- no ocasiona reacciones en un receptor con factor Rh+ ya que
carece de aglutinógenos.
Vamos a suponer que una mujer con
factor Rh- está gestando un feto con factor Rh+. Ante la posibilidad que
los eritrocitos fetales tomen contacto con la sangre materna, por
ejemplo, tras una caída, toma de muestras de sangre directamente del
cordón umbilical, por un aborto o un examen prenatal invasivo, se
producirá una reacción con producción de aglutininas maternas anti Rh y
consecuente destrucción de glóbulos rojos del feto. Ello es debido a que
los eritrocitos maternos consideran extraños a los eritrocitos fetales.
Teniendo en cuenta que la formación de anticuerpos demanda un tiempo
relativamente largo, es posible que el feto no sufra consecuencias o
bien nazca de manera prematura. En estos casos, la madre quedó
sensibilizada contra los aglutinógenos Rh+. Si con el tiempo sucede otro
embarazo de un feto factor Rh+, los anticuerpos antes generados
atraviesan la placenta para combatir los eritrocitos Rh+ fetales,
ocasionando diversos trastornos que van desde una leve ictericia por
aumento de bilirrubina en sangre hasta un cuadro grave de anemia por
destrucción de glóbulos rojos (hemólisis) que puede ocasionar un aborto
espontáneo. Esta enfermedad se conoce como eritroblastosis fetal o enfermedad hemolítica del recién nacido.
El tratamiento puede realizarse en forma intrauterina (antes del
nacimiento) por medio de fármacos o transfusiones de sangre a través del
cordón umbilical.
La forma de evitar esta enfermedad
es identificar a las madres Rh- en los primeros meses del embarazo
mediante un análisis de su sangre. Las que poseen dicho factor deben
recibir inmunoglobulina Rh en los primeros meses del embarazo y una
segunda dosis a las 72 horas de producido el parto. De esa forma se
previene que los anticuerpos Rh- maternos reaccionen con las células Rh+
fetales.
La mujer puede también quedar
sensibilizada al momento del parto, donde se desprende la placenta y los
glóbulos rojos del bebé Rh+ toman contacto con los de la madre Rh-. El
niño nace normalmente, pero la madre queda inmunizada con aglutininas
anti Rh que entran en acción ante una futura gestación de un feto Rh+.
Algunas mujeres poseen anticuerpos
contra los antígenos ABO que pueden afectar al bebé. No obstante, dichas
reacciones suelen ser muy leves, provocando hemólisis graves en menos
del 1% de los casos. Esta incompatibilidad sanguínea entre los grupos
ABO maternos y fetales se da en los siguientes casos:
Cabe
señalar que el gen Rh+ es dominante, es decir, prevalece sobre el Rh-.
El recién nacido hereda un gen Rh del padre y otro gen Rh de la madre.
La secuencia para la determinación del factor Rh es la siguiente:
1: Padres con los dos genes Rh+ tendrán siempre hijos Rh+ 2: Padre Rh+ y madre Rh- tendrán hijos Rh+ 3: Padres Rh- tendrán siempre hijos Rh- 4: Padre Rh- y madre Rh+ tendrán hijos Rh- o hijos Rh+ 5: En este caso, ambos padres son Rh+ pero portan el gen Rh-, con lo cual sus hijos pueden nacer Rh+ o Rh- Además de lo
establecido para los factores A - B - O, las personas con factor Rh-
pueden donar sangre para las de su mismo factor y para las Rh+. Por el
contrario, los individuos Rh+ solo pueden recibir sangre de otro Rh+. Cuando
se transfunde sangre de un individuo Rh+ a otro Rh-, este último genera
anticuerpos anti Rh, que tras sucesivas transfusiones darán como
resultado la destrucción de los glóbulos rojos del donante Rh+.
Posibilidades de transfusión entre factores Rh
El factor Rh es independiente de los grupos A - B - O - AB. Si se toman ambos tipos antigénicos, los grupos sanguíneos suman un total de ocho. Ellos son
A+, A-, B+, B-, AB+, AB-, O+ y O-. El grupo O factor Rh- es considerado dador universal,
ya que su sangre puede ser transfundida a todos los grupos existentes,
pero solo puede recibir de su mismo grupo O factor Rh-. En el extremo
opuesto se ubica el grupo AB+, considerado receptor universal, ya que recibe sangre de todos los grupos y no puede donar sangre a ningún otro grupo que no sea el AB+.
Más allá de la puerta
Hay paz estoy seguro.
Y yo se que allí no habrá más
Lágrimas en el Cielo
¿Recordarías mi nombre
si te encuentro en el cielo?
¿Todo volvería a ser lo mismo
si te encuentro en el cielo?
Debo ser fuerte
Y continuar mi vida
Ya sé que aún
no pertenezco al cielo.
Ya sé que aún
no pertenezco al cielo.
Rojo, primer color del espectro solar. El cuadro deLas Amapolasfiguró
en la exposición impresionista de 1874. Cada punto que el pincel fija,
cada toque de rojo que configura o desfigura las flores, es una mirada
acechante hacia fuera. Por eso las flores no tapan nada, ni cubren
nada; sólo revelan, acusan, cazan.
Cuestión
ni mucho menos aburrida esto de los cazadores de almas, pues como bien
es sabido, a Monet se le ha llamado cazador: "El año pasado, en esta
misma región, seguí a menudo a Claude Monet en busca de impresiones. No
era ya un pintor, de verdad, sino un cazador", escribía Guy de
Maupassant.
Seducido por la luz
Divertido
esto de seguir a los cazadores. Maupassant no fue el primero ni el
último en hablar de Monet como furtivo. Antes que él, escribía Octave
Mirbeau: "…tenía una meta y hacia ella marchaba, en línea recta, apenas
detenido de vez en cuando por las miserias de una existencia donde
sentía a cada paso la hostilidad de una emboscada". No obstante, toda
su pintura puede leerse en términos de caza y salvajismo, en términos
de persecución y brutalidad. Mucho me empeño en ver refinamiento donde
no existe sino un primer grado de enajenación o algún tipo de patología
mental… Por eso la calma en Monet no existe, pero me di cuenta
demasiado tarde".
El
mismo Camille Mauclair habla de la luz (esa que tanto dicen los
especialistas que termina por ser un tema dentro de los impresionistas)
como bestia salvaje que "devora el contorno de los objetos". La
seducción por la luz termina por ser un mágico repelente de cordura.
Monet quizá conozca la ciencia del color, quizá desearía poder tocar
todo lo que pinta, pero, sin duda, la ciencia que mejor parece conocer
es la ciencia del miedo. Por eso su asepsia y su calma son imposibles,
por eso es moderno. Monet siempre necesita agarrarse a algo, tiene que
encontrar un punto donde mantener esa aventura de no estar
completamente solo. Horizonte como el de sus cuadros de Argenteuil.
Moderno Monet por pintar todo lo que acaba de pasar.
Ojos que miran
Subrayar
la obviedad es atender al problema que tiene Monet con las flores. No
puedo saber si ante ellas se esconde o si entre ellas quiere perderse.
No puedo asegurar que el tema del cuadro sean esas flores por el mero
hecho de darle título. Igual que tampoco puedo asegurar que sea la
primera vez que Monet se somete a los encantos del rojo y el verde, pues
lo volverá a repetir una y otra vez. Es fundamental atender a la
resolución de ese tratamiento específico de las flores y su entorno,
aunque seguramente más que un "tratamiento" habría que hablar de la
configuración de un hecho: ojos que miran. Ni tan siquiera eso, sangre
de un cazador herido.
La
mirada nublada, otro aspecto evidente en la pintura de Monet, ¿es
consecuencia de algo? Aplicar una teoría del color es mucho más
inapropiado que referirnos a muchas posibles teorías aplicables a esos
colores que vemos. Azules y blancos claros para los vestidos, para el
cielo…pero, sobre todo, verde y rojo. Rojo en el que no nos acabamos de
meter, pues el propio pintor no nos deja hacerlo, pues no nos introduce
en nada. Las salpicaduras de rojo que manchan el cuadro, verdaderas
huellas de ese Monet herido, terminan por narcotizar. Son un efecto y,
como tal, cumplen perfectamente su función: hipnotizar a los insectos.
Mirar esos rojos, sobre el fondo verde salpicado de leves toques de
amarillo, acaba siendo igual de peligroso que salir al campo sin
sombrero, sin camuflaje.
Sin
rodeos, ¿qué son las flores si no estupefacientes universos? El
sencillo ejercicio mismo de salir al campo (pues el urbanita ha de
tomárselo así, casi como un esfuerzo, pues intuye los ciclos naturales
sin llegar a conocerlos jamás) y mirar atentamente las flores produce
lo que cualquier cuadro más o menos bien pintado produce en una sala de
museo: sueño e hipnosis, como el opio. Diría yo que se descubren
colores nuevos, pero esto ya se ha dicho alguna vez.
Y
es precisamente con ojos cerrados, como puede concluirse que toda la
crítica francesa que habla de Monet menciona la palabra "color". Algo
pasa en la crítica, extraña seducción fruto del miedo, como toda buena
seducción. Quizá los ojos y lo que ante ellos se dispone sea mucho menos
importante que lo que a ellos llega desde dentro. Es en este punto
donde debo, por lo menos, tratar de especificar qué relación puede
existir entre unas flores y un estado mental adecuadamente
sugestionado.
Hijas de la sangre
El
título con el que popularmente se conoce la obra, sí nos deja, en
cierto sentido, un rastro de interpretaciones más concreto, menos
desdibujado que la propia pintura. Las amapolas se asocian desde antiguo
con el sueño y la hipnosis y son, según una leyenda popular, hijas de
la sangre derramada en Waterloo.
Suponen
desde el punto de vista interpretativo y simbólico, una regeneración,
un nuevo nacimiento. Flores de Eleusis, de la diosa Demeter, arrastran
un sueño primaveral y embriagador que también suele traducirse como un
sueño eterno, un reparador descanso donde el dolor no existe… Monet,
siempre próximo al juicio de conocedores y amantes del arte, termina
soportando calificativos que le aproximan a la tumba. Pintor de luz,
pintor de vida, escucho. ¿Y pintor de muertos? ¿Y pintor para muertos?
Probablemente,
las amapolas sean en Monet mucho más que una puerta abierta a
cualquier tipo de perversión. Ni tan si quiera puedo decir que Monet se
esté presentando a través de sus obras como algo o alguien, ni mucho
menos como un herido regocijado en su propia circunstancia… La soledad
del pintor es, más que nada, un efecto deseado.
Cualquier
tipo de sustancia estupefaciente termina por disponer a la mente del
sujeto que la consume en dos ámbitos posibles, por lo general, no
intercambiables: la inmersión en su propia conciencia o la absoluta
disolución en su propio entorno. En otras palabras: ser todo o ser
nada, como la propia pintura.
Sensación y color
"El
problema de la luz es más amplio que el de la propia luminosidad". La
"luz" no es cosa de razón, o más bien, de razonamiento, aunque sí de
fenómenos que suceden en la cabeza, fruto de procesos estrictamente
físicos, pero no necesariamente visuales. Sobre cosas pintadas y nuevas
metáforas dice Proust: "…ahora Elstir las volvía a crear quitándoles su
denominación o llamándolas de otra manera. Los nombres que designan a
las cosas responden siempre a una noción de la inteligencia ajena a
nuestras verdaderas impresiones y que nos obliga a eliminar de ellas
todo lo que no se refiera a dicha noción".
Por
eso su sangre roja es la sensación pura, incontenible en las propias
flores. Es una metáfora casi imposible. Sensación que es color, entre
indefinidos signos intercambiables, pues Jean es Monet y Monet es
Camille, y ambos son el verde, y ambos han pasado ya.
La veladura del sombrero
Velar
lo que está y desvelar lo que no está. Esos son los poderes que otorga
el correcto posicionamiento frente a lo pintado, el ocultamiento bajo
la veladura del sombrero que lleva el pintor y que, sin reproches, debe
colocarse el espectador. Sólo así, la intensidad del rojo será
padecida como el mismo Monet la sufre, pues es en el negro donde siempre
se regocijan las triunfantes luces de la naturaleza. Oscuridad ya
trillada por la espátula de Eduard Manet, pues toda su pintura,
deliciosamente fría (y no precisamente por sus desarrollos formales),
advierte que, a ser posible, la contemplemos desde lejos. Advertencia
que Monet esquivó sufriendo, por consiguiente, una de las más terribles
consecuencias: verse abrasado por la luz.
Las Amapolastiene
algo de todo lo que concierne a taparse, a resguardarse para evitar
algún tipo de consecuencia fatal. Claude Monet viste a las figuras del
cuadro así, pero dando un paso más. Pues su tratamiento de los
sombreros es mucho más que una crónica. El sombrero, como el del
cazador, no es ya algo del propio cuadro, sino algo del propio
espectador.
"LA MALASANGRE" de Griselda Gambaro Su estreno en 1982
Griselda Gambaro
El 17 de agosto de 1982 subía a escena, en la sala del Teatro Olimpia de Buenos Aires de Sarmiento 777, "La malasangre",
de Griselda Gambaro y este estreno llenaba de expectativas a la crítica
periodística. Esta expectativa se advierte en las gacetillas previas al
estreno, especialmente en "Clarín Espectáculos" el 12 de agosto de
1982, cinco días antes, en
las que se pone de manifiesto "lo personal" de la escritura dramática
de Griselda Gambaro, así como el incipiente prestigio de la directora
Laura Yusem y la presencia de Lautaro Murúa, un actor que hacía tiempo
que faltaba del país, exiliado en España por sus ideas políticas. No
olvidemos que no son tiempos fáciles, la dictadura más sangrienta de la
historia nacional aún se sostiene, aunque tambalea, derrotada en la
increíble guerra por Malvinas y se abre, entonces, la oportunidad de
decir, de animarse una vez más, a enfrentar el silencio desde un
escenario.
Laura Yusem
La misma Griselda dijo: "El
hecho escénico nos tiene que despertar, nos tiene que desanestesiar de
todo eso que es la falsa información, la deformación de los sentimientos
y las ideas que es base de nuestra sociedad". Y añade: "El mundo
nunca ha sido enteramente blanco ni enteramente negro; el mundo ha sido
siempre una gran confusión, en todo sentido, incluso en el ético..." La posición adoptada por Gambaro es, pues, muy clara, es la de "decir no" a la sujeción y el autoritarismo.
Portada Programa de mano Colección privada de Roberto Famá Hernández
La
obra tuvo un éxito impresionante y en medio de tal coyuntura política,
justamente, porque el texto se apoya de manera, simbólica,
metafóricamente (procedimiento habitual en tiempos de dictadura)
en el tema de la represión expuesto en la figura o referente histórico
de Juan Manuel de Rosas y su familia, lo que fue fácilmente reconocible o
identificable por el espectador ya que la puesta y el texto lograron
claros paralelismos entre pasado y presente.
Programa de mano Colección privada de Roberto Famá Hernández
Con La malasangre, dijo Gambaro, "quise
contar una historia que transitara esa zona donde el poder omnímodo
fracasa siempre si los vencidos lo enfrentan con coraje y dignidad, si
se asumen en el orgullo y en la elección". Y
es que Gambaro sabe utilizar cualquier ropaje, cualquier disfraz para
hacer "visible lo invisible", ella enmascara, oculta la realidad, la
transforma sólo para desnudarla y mostrarla tal cual es. FICHA TECNICA El elenco : Soledad Silveyra Lautaro Murua Susana Lanteri Patricio Contreras Danilo Devizia Oscar Martinez Escenografía y vestuario: Graciela Galan Dirección General: Laura Yusem
La Malasangre, resumen de la obra
La
acción de La malasangre - compuesta por ocho escenas - comienza con
una persistente tensión, francamente insostenible, entre Dolores y
Benigno, su padre. La protagonista contará - en su pugna por alcanzar su
identidad como mujer y su libertad - con un único apoyo: Rafael.
Lautaro Murúa
Entre
las situaciones dramáticas fundamentales, se halla la situación
inicial, con el trabajo que el padre - que está buscando un preceptor
para su hija - ofrece a Rafael, el cual, por su "defecto" físico (es
jorobado) le despierta una curiosidad "malsana", burlona, alevosa. En
las expectativas del poderoso padre, el personaje "deformado" no es un
peligro para nadie. Así creerá ejercer un control, una vigilancia - que
encarnarán la figura de la madre y de Fermín -, sobre el cuerpo de su
hija.
Soledad Silveyra
Dolores
es sincera, arriesgada, brutal por momentos. Su tono es de seguridad,
se enfrenta con toda la fuerza de su ánimo a lo que considera injusto.
De este modo se la describe cuando irrumpe, por vez primera, en escena: "Dolores
es una hermosa muchacha de veinte años, de gestos vivos y apasionados, y
una especie de fragilidad que vence a fuerza de orgullo, de soberbio
desdén." Vehemente, furiosa ante el servilismo, reivindica su
libertad de elección, como venganza contra el autoritarismo, la tiranía y
el abuso arbitrario del poder por parte del padre. El acuerdo tácito de
la madre a los intereses de su marido exaspera a la joven, indignada
ante tanta servidumbre, tanta sumisión, tanta anulación.Rafael
evita mirar directamente a los ojos a Dolores, pero ésta no deja de
retarle, de hostigarle. En un principio, será Rafael quien juegue,
mediatizado por su mirada, con su accionar primeramente oblicuo, con lo
no dicho o con lo dicho a medias. Pero, progresivamente, se irá
produciendo un acercamiento entre ambos personajes, aunque a ella le
moleste la debilidad de carácter de él, circunstancia que provoca
silencios tensos. Para ella, él tiene "Lindos ojos...Tiernos y
sedientos". Quiere que él la mire, pero él oculta sus ojos, evita los de
ella. Se ha enamorado... y va a ser correspondido. Planearán huir.
La
historia de amor entre Dolores y Rafael -un juego de poder, también -
dramatiza, en cierto modo, la fuerza activa de rebelión que encarna
ella, pero que no logrará evitar el final trágico -la muerte del
prudente Rafael -. Su éxito lo es en tanto que acto verbal de rebeldía,
ya que condena al tirano a la soledad. Nos hallamos ante la disección de
los mecanismos por medio de los cuales el poder se ejerce y se
perpetúa, así como ante distintas posiciones respecto al ejercicio de
aquél. La risa se alza, aquí, como liberación, como salvación.
Patricio Contreras
En
lo relativo al dialogismo e intercambio entre los personajes, éstos
tienen una doble faz. Por una parte, parecen adaptarse y aceptar las
órdenes del padre pero, por otra, actúan siguiendo sus impulsos. Las
relaciones padre-hija u hombre-mujer son trasladadas al plano
político-social. El diálogo que se entabla entre los enamorados se
propone como una alternativa vital real, auténtica, al margen del orden
establecido. Pero una cosa es el deseo, el ámbito de los sueños, y otra
muy distinta la realidad. Además, la opción amorosa de Dolores y Rafael
es, al mismo tiempo, una opción política. Nos encontramos, así, en la
intersección de dos ámbitos o esferas: la de lo público o social y la de
lo privado o personal, o lo que es lo mismo, la exterioridad y la
interioridad. Y es que, si atendemos a la poética que el texto nos
plantea, "nada es tan simple como uno cree". De ahí el metafórico juego
entre lo liso y lo torcido. Como
desenlace, el intento de huida, finalmente fracasado, de los amantes y
la muerte de Rafael a mano de los verdugos. La revelación de la traición
de la madre, que acaba siendo desenmascarada por la hija, en el marco
de un enfrentamiento en el que ésta, a diferencia de aquélla, no se
resigna, ni se somete, a la autoridad masculina. "El nombre es el destino",
dirá Dolores. Su odio, contenido y feroz, hacia la madre, así como la
condena al silencio son un reto lanzado al espectador: un silencio
plagado de sentido. Porque lo que está dentro de las figuras es el miedo
y el deseo reprimido, que se proyecta en una relación brutal con el
cuerpo femenino: la violencia y crueldad como forma de exterminio de
cualquier amenaza al poder central. El
Padre actúa motivado por el odio, al cual él llama amor. La madre actúa
llevada por la envidia y el miedo. El novio - en el horizonte de
expectativas del matrimonio concertado -, se expresa a través de la
relación cruda, brutal con el cuerpo de Dolores, al tiempo que aparece
retratado en rasgos tales como la carencia de desarrollo intelectual o
la riqueza ostentosa. La pareja protagonista se libera de la represión,
sí, pero ¿a qué precio? Ella es condenada a permanecer en silencio y él a
morir. Esta doble figura que componen ambos personajes encarna la
debilidad frente a la fuerza, la integridad frente a la corrupción, el
valor frente al miedo y el amor frente al odio.