Una maestra de Ferrol,
Ángela Ruiz Robles, fue la inventora de una enciclopedia mecánica que
bien podría considerarse como el primer libro electrónico de la
historia, adelantándose en veinte años al dispositivo diseñado en 1971
por el estadounidense Michael Hart y en más de medio siglo a los
actuales e-books. Maestra, escritora e inventora, doña Angelita -como
era conocida- mostró siempre una gran inquietud pedagógica, y, en su
afán por ayudar a los alumnos, además de la Enciclopedia Mecánica
patentó una máquina taquimecanográfica y un atlas lingüístico
gramatical.
Ángela Ruiz había nacido en la localidad leonesa de
Villamanín (León) en 1895, y llegó a Ferrol como maestra en 1918 para
impartir clases en la escuela de Santa Uxía de Mandiá. Años más tarde,
en 1934, se hizo cargo de la gerencia de la Escuela Nacional de Niñas
del Hospicio ferrolano, donde realizó una importante labor. En 1945 fue
nombrada profesora de la Escuela Obrera gratuita, y tres años después
empezó a impartir taquigrafía, ortografía, gramática y mecanografía en
el Colegio Ibáñez Martín, del que llegó a ser directora. Falleció en
Ferrol el 27 de octubre de 1975.
La Enciclopedia Mecánica fue
construida en 1949 en el Parque de Artillería de Ferrol bajo la
supervisión de la propia Ángela Ruiz. Patentada con fecha 7 de diciembre
de 1949 -patente núm. 190.698-, la máquina formó parte de la Exposición
del Museo Pedagógico de Galicia (Mupega) de Santiago desde el año 2006
hasta mayo de 2012, en que pasó a formar parte de la exposición
permanente del Museo de Ciencia y Tecnología de A Coruña.
Botones y láminas
¿Y
cómo funcionaba su invento? Se trataba de un pequeño libro, con
botones, donde el alumno podía elegir entre varias opciones para ver
bajo un cristal de aumento distintas laminas en las que se encontraba
escrita la información deseada. Así describía Ángela su Enciclopedia
Mecánica en 1955: "Abierta, consta de dos partes. En la de la izquierda
lleva una serie de abecedarios automáticos, en todos los idiomas: con
una ligerísima presión sobre un pulsador se presentan las letras que se
deseen, formando palabras, frases, lección o tema y toda clase de
escritos. En la parte superior de los abecedarios lleva a la derecha una
bobina con toda clase de dibujo lineal, y en la de la izquierda otra
con dibujo de adorno y figura. En la parte inferior de los abecedarios,
un plástico para escribir, operar o dibujar. En la parte interior, un
estuche para guardar asignaturas".
"En la parte de la derecha
-continuaba su explicación- van las asignaturas, pasando por debajo de
una lámina transparente e irrompible, pudiendo llevar la propiedad de
aumentos, pueden ser estos libros luminosos e iluminados para poder
leerlos sin luz. A la derecha e izquierda de la parte por donde pasan
las materias lleva dos bobinas, donde se colocar los libros que se desee
leer en cualquier idioma; por un movimiento de los misma van pasando
todos los temas, haciendo las paradas que se quieran, o queda recogido.
Las bobinas son automáticas y puede desplazarse del estuche de la
Enciclopedia y extenderse, quedando toda la asignatura a la vista (...)
Cerrado, queda del tamaño de un libro corriente y de facilísimo manejo.
Para autores y editores el coste de sus obras se aminora
considerablemente, por no necesitar ni pasta ni encuadernado y queda
impresa de una tirada, o cada una de sus parte, resultando este
procedimiento un bien general".
En palabras de la propia
inventora, la Enciclopedia Mecánica tendría gran utilidad porque
aligeraba el peso de las carteras de los alumnos, hacía más atractivo el
aprendizaje y adaptaba la enseñanza al nivel de cada estudiante.
Destacaba asimismo el hecho de que fuese "portable, que pese poco, de
uso en casa y en el colegio, con la posibilidad de adaptarse a alumnos
de todos los niveles y a los que tengan problemas de visión". Por si
fuera poco, su invento apoyaba al aprendizaje "con sonidos", enseñaba
varios idiomas y facilitaba el aprendizaje "en la oscuridad incorporando
luz". Asimismo servía de soporte "para que otros maestros añadan sus
propios materiales y aminorar costes".
En otra ocasión Ángela Ruiz
señalaba que "los libros mecánicos proporcionan muchísimas ventajas. El
mío ha sido ideado para todos los idiomas y facilita grandemente el
trabajo a profesores y alumnos. Ideovisual, responde al progreso del
vivir actual y cumple las leyes de enseñanza general. Por su calidad de
internacionalidad, facilita en el mundo el arte de enseñar a profesores,
pedagogos, especialistas de la enseñanza".
En 1970, Ángela Ruiz
rechazó una propuesta de Washington para explotar sus patentes en
Estados Unidos porque quería que fuera desarrollada en su país. A lo
largo de su vida, doña Angelita escribió dieciséis libros de carácter
científico. En 1947 recibió la Cruz de Alfonso X el Sabio en
reconocimiento a su carrera profesional. Como inventora, fue galardonada
en diversas exposiciones internacionales.
Fuente:
http://www.farodevigo.es