A esta condición se le llama síndrome del corazón roto o cardiopatía de Takotsubo. Suele afectar a las mujeres, especialmente a aquellas que están en la menopausia, aunque lo cierto es que nadie se libra de un corazón roto. Lo bueno de este síndrome es que tiene solución, y aunque pueda parecer doloroso –tanto física como emocionalmente–, los síntomas desaparecen en unas semanas.
Esta puede ser una de las razones por las que duele tanto el desamor: porque realmente hay una parte física en el asunto. Todos sabemos que muchas veces las emociones pueden afectar a la salud física: esto se debe a que el dolor es la forma en que el cerebro responde a los problemas –ya sean físicos o emocionales– para intentar solucionarlos y recuperarse lo antes posible.
Cuando experimentamos el desamor, la depresión causa un barrera para que no podamos sentir y vivir la vida plenamente, con variedad de sensaciones y emociones, así como también con algunos síntomas de dolor físico. El sentir que se pierde una parte de uno mismo cuando se pierde al ser amado puede sonar trágico y exagerado, pero en cierto punto es cierto.
En muchos casos, las personas tienen un sentimiento como si estuvieran perdidos o aislados, y esto se debe por cambios en el cerebro y el flujo de sangre en el mismo. En la corteza cingulada anterior –la responsable de la regulación del dolor físico y emocional– hay más actividad. Por eso, las personas deprimidas, sea por la razón que sea, suelen sentir más dolor físico también, corriendo mayores riesgos de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
El amor tiene diferentes etapas y algo similar ocurre con el desamor, que tiene diversas fases por las cuales el cerebro va regulando la depresión y los otros sentimientos que van de la mano, por lo que tal vez la única esperanza en ese momento es dejar pasar el tiempo y permitir que el cuerpo regule naturalmente nuestros sentimientos.
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