Una guitarra y una voz son suficiente para "llenar"...
No quiero estar sin ti
Si tú no estás aquí me sobra el aire
No quiero estar así
Si tú no estás la gente se hace nadie
Si tú no estás aquí no sé
Que diablos hago amándote
Si tú no estás aquí sabrás
Que Dios no va a entender por qué te vas
No quiero estar sin ti
Si tú no estás aquí me falta el sueño
No quiero andar así
Latiendo un corazón de amor sin dueño
Si tú no estás aquí no sé...
Derramaré mis sueños si algún día no te tengo
Lo más grande se hará lo más pequeño
Pasearé en un cielo sin estrellas esta vez
Tratando de entender quién hizo un infierno el paraíso
No te vayas nunca porque
No puedo estar sin ti
Si tú no estás aquí me quema el aire
Ayer mientras paseaba por mi ciudad mis pasos se dirigieron de forma inconsciente y casi mágica hacia una librería. Cuando quise darme cuenta, ya estaba tocando, abriendo, sintiendo las páginas de algunos ejemplares.
Me gustan los libros y siento especial atracción por los que son distintos, diferentes. Aquellos que tienen una encuadernación diferente, un tamaño fuera de lo normal, de lo estándar.
Allí mis manos se hicieron con un ejemplar de este libro, "El retrato de Dorian Gray". Era un ejemplar llamativo, su encuadernación me recordó un libro que de pequeña me fascinaba. Era un misal, donde aparecían algunas de las oraciones que rezaba. Tenía texto en latín y lo que más me gustaba era entonar y cantar aquella canción que decía "Venite adoremus, venite adoremusVenite adoremus Dominum". Incluso la cinta punto de lectura era muy similar a aquella que vagaba en mi memoria después de tantos años.
No compré el libro, pero "su tacto y su olor", son la escusa de esta recopilación.
La historia comienza en el estudio del pintor Basil Hallward. Su cliente
es un hombre joven y guapo, Dorian Grey. Cuando el retrato esta
terminado Dorian piensa un deseo: Quiere ser joven y guapo para siempre.
Pide que su retrato envejezca en vez de el. Junto con su nuevo amigo
Lord Henry, Dorian empieza a vivir nuevas experiencias. Bajo la mala
influencia de este, empieza a madurar y a convertirse en una criatura
malvada. Trata a la gente sin ningun tipo de consideracion ni respeto.
Gracias a el una joven actriz se suicida. Pero Dorian no siente ningun
dolor, ninguna pena, como si no tuviera corazon ni alma. Se da cuenta de
que sus malos actos no cambian ni su apariencia ni su estado de animo,
sin embargo los cambios se reflejan en su retrato. El cuadro ha
cambiado, ha envejecido en vez de Dorian. Ahora se da cuenta de que su
deseo se ha convertido en realidad. Los anos pasan y el mal le va
siguiendo donde quiera que va. Un dia Basil, el pintor, le visita.
Hablan sobre el comportamiento de Dorian y deciden ver el retrato: es
viejo y horroroso. Dorian culpa a Basil de todo lo que le ha pasado en
la vida y por perder su alma. En un acto de locura mata al pintor.
Despues de esto, sigue su vida como si nada hubiera ocurrido. Tras una
pelea con el hermano de la actriz muerta, Dorian decide hacer el bien en
vez del mal. Pero, no es demasiado tarde? Quiere destruir el retrato
maldito pero se le olvida que su alma esta dentro de el. Destruir el
retrato es destruirse a si mismo. Su cuerpo es hallado en el suelo,
horrible, viejo y aterrorizante. Y el retrato? Muestra a un hombre guapo
y joven. Este libro es sobre la desmoralizacion del alma humana. Quizas
tambien deberiamos mirarnos a nosotros mismos.
Prefacio
El artista
es creador de belleza.
Revelar el
arte y ocultar al artista es la meta del arte.
El crítico
es quien puede traducir de manera distinta o con nuevos materiales su impresión
de la belleza. La forma más elevada de la crítica, y también la más rastrera,
es una modalidad de autobiografía.
Quienes
descubren significados ruines en cosas hermosas están corrompidos sin ser
elegantes, lo que es un defecto. Quienes encuentran significados bellos en
cosas hermosas son espíritus cultivados. Para ellos hay esperanza.
Son los
elegidos, y en su caso las cosas hermosas sólo significan belleza.
No existen
libros morales o inmorales.
Los libros
están bien o mal escritos. Eso es todo.
La aversión
del siglo por el realismo es la rabia de Calibán al verse la cara en el espejo.
La aversión
del siglo por el romanticismo es la rabia de Calibán al no verse la cara en un
espejo.
La vida
moral del hombre forma parte de los temas del artista, pero la moralidad del
arte consiste en hacer un uso perfecto de un medio imperfecto. Ningún artista
desea probar nada. Incluso las cosas que son verdad se pueden probar.
El artista
no tiene preferencias morales. Una preferencia moral en un artista es un
imperdonable amaneramiento de estilo.
Ningún
artista es morboso. El artista está capacitado para expresarlo todo.
Pensamiento
y lenguaje son, para el artista, los instrumentos de su arte.
El vicio y
la virtud son los materiales del artista. Desde el punto de vista de la forma,
el modelo de todas las artes es el arte del músico. Desde el punto de vista del
sentimiento, el modelo es el talento del actor.
Todo arte es
a la vez superficie y símbolo.
Quienes
profundizan, sin contentarse con la superficie, se exponen a las consecuencias.
Quienes
penetran en el símbolo se exponen a las consecuencias.
Lo que en
realidad refleja el arte es al espectador y no la vida.
La diversidad
de opiniones sobre una obra de arte muestra que esa obra es nueva, complejay que está viva.
Cuando los críticos disienten, el artista está de acuerdo consigo mismo.
A un hombre
le podemos perdonar que haga algo útil siempre que no lo admire. La única
excusa para hacer una cosa inútil es admirarla infinitamente.
Todo arte es
completamente inútil.
“…Algunos
nos hemos levantado una vez antes de amanecer, después de una de esas
noches de insomnio que casi nos llevan a enamorarnos de la muerte, o de
una de esas noches de horror y de alegría deforme en las que desfilan
por las
del cerebro fantasmas más terribles que la misma realidad, y que son
como la vida que se oculta en lo grotesco y que le prestan al arte
gótico su tolerante vitalidad, por ser el arte de aquellos cuyas mentes
se han visto perturbadas por la enfermedad de la fantasía. Unos pálidos
dedos trepan lentamente por los cortinajes, y parecen temblar; mudas se deslizan por los rincones del
con sus formas oscuras y fantásticas, y allí permanecen agazapadas.
Afuera se oyen los primeros trinos de las aves entre el follaje, o el
ruido de los hombres que salen a trabajar, o el suspiro y los sollozos
del viento que baja de las colinas y que vaga alrededor de la casa
silenciosa como si temiera despertar a los durmientes que necesitarían
llamar otra vez al sueño y sacarlo de su gruta purpúrea. Uno tras otro
se alzan los velos de gasa y gradualmente los colores y las formas de
las cosas regresan a ellas, y presenciamos el amanecer que le devuelve
al mundo su viejo patrón. Los apagados espejos recobran la vida mímica.
Los apagados candiles están donde los habíamos dejado, y junto a ellos
el libro a medio leer, en el que habíamos estado estudiando, o la flor
que habíamos lucido en el baile, o la carta que habíamos temido leer o
tantas veces leída. Nada nos parece haber cambiado. De las sombras
irreales de la noche regresa la verdadera vida que conocíamos. Hay que
reanudarla allí, donde la habíamos dejado, y sentimos la necesidad de
continuar alentando la energía con la fatigada repetición de los mismos
hábitos estereotipados, o también, al abrir los ojos un día, con el
deseo irracional de encontrar un mundo que ha renacido en la oscuridad
para nuestro placer, un mundo en el que las cosas tendrían nuevas formas
y colores, y serian distintas, o donde guardarían otros secretos, un
mundo en el que el pasado no tendría lugar, o tendría uno pequeño, o
sobreviviría de manera inconsciente, sin obligación o remordimiento,
pues hasta el recuerdo de la alegría tiene su amargura y los recuerdos
del placer su propio dolor…”
Oscar Fingal O'Flaherty Wills Wilde nació el 16 de octubre de 1854 en
Dublín, Irlanda, en el seno de una familia de elevada posición
sociocultural. Su padre era el cirujano y anticuario Sir William Wilde, y
su madre, que poseía un salón literario, era la periodista y poeta Jane
Francesca Elgee.
Tenía un hermano mayor llamado Willie y una hermana de nombre Isola, que
nacida después de Oscar, falleció a los nueve años de edad.
Como su madre deseaba una hija en el momento de nacer su segundo retoño,
Wilde fue vestido de forma asidua con ropajes de niña durante los
primeros años de su existencia, conformando así el primer apunte
estrambótico en la personalidad del futuro escritor.
Oscar fue educado en casa hasta los nueve años. En 1864 ingresó en la Portora Royal School de Enniskillen, en el condado de Fermanagh (Irlanda), donde estudió hasta 1871. Durante esta etapa falleció su hermana Isola. Esta muerte prematura inspiró a Wilde a escribir Requiescat, un delicado poema.
En octubre de 1871 ingresó en el Trinity College de Dublín, donde estudió a los clásicos hasta 1874.
Su rendimiento sobresaliente lo llevó a ganar tres años más tarde la
"Medalla de Oro Berkeley", el mayor premio para los estudiantes de
clásicos de este colegio, por su trabajo en griego sobre poetas griegos.
Gracias a una beca de 95 £ anuales, el 17 de octubre de 1874 ingresó en el Magdalen College, de Oxford, donde continuó sus estudios hasta 1878. Durante su estancia en este colegio falleció su padre, el 19 de abril de 1876. Su poema Ravenna le permitió adjudicarse el "Oxford Newdigate Prize" en junio de 1878. Finalmente, en noviembre de 1878 obtuvo el título de Bachelor of Arts, graduándose con la mayor nota posible.
En esta Universidad
Magdalen de Oxford, adoptó en su proceder un estilo de vida bohemio y
una estética dandy repleta de extravagancias, llevando el pelo largo,
empleando habitualmente el foulard, luciendo un bastón con empuñadura de
piedras preciosas, medias de seda y pantalones cortos de terciopelo.
Esta afectación esteticista chocaba con los usos y comportamientos
puritanos de la Inglaterra victoriana.
Caricatura de Wilde publibicada en el periódico The Wasp de San Francisco con motivo de la visita del artista a Estados Unidos en 1882
Después de graduarse en el Magdalen College, Oscar
Wilde regresó a Dublín, donde conoció y se enamoró de Florence Balcome.
Ella, por su parte, inició una relación con Bram Stoker. Percatándose del enlace, Wilde le anunció su intención de abandonar Irlanda permanentemente. Finalmente abandonó el país en 1878, a donde sólo regresaría en dos ocasiones y por motivos de trabajo. Los siguientes seis años los pasó en Londres, París y en los Estados Unidos, a donde viajó para impartir conferencias.
En Londres
conoció a Constance Lloyd, hija de Horace Lloyd, consejero de la reina.
Durante una visita de Constance a Dublín en la que ambos coincidieron
(pues Oscar ofrecía una conferencia en el Teatro Gaiety), Wilde
aprovechó la ocasión para pedirle matrimonio. Finalmente, se casaron el 29 de mayo de 1884 en Paddington, Londres.
Las 250 libras de dote de Constance permitieron a la pareja vivir en un
lujo relativo. La pareja tuvo dos hijos: Cyril, que nació en junio de 1885, y Vyvyan, nacido en noviembre de 1886.
El arte por el arte era la premisa básica del comportamiento vital y
profesional del escritor, quien sorprendía por su perspicaz sentido del
humor y sus deleites excéntricos, como el coleccionismo de porcelana
azul y plumas de pavo real.
Cultivó distintos géneros literarios, como la poesía en su primera obra
"Ravenna" (1878), con la que consiguió el premio Newdigate; cuentos,
que Wilde redactó para sus hijos, como "El Fantasma De Canterville"
(1887) o "El Príncipe Feliz" (1888), ensayos, como el político "El Alma
Del Hombre Bajo El Socialismo" (1891), y una única novela, "El Retrato De Dorian Grey" (1891), basada en la conocida leyenda de Fausto que el alemán Goethe había popularizado en el año 1832.
Algunos de los trabajos más significativos del autor irlandés se
encuentran en sus obras teatrales, en donde dio rienda suelta a su
querencia decadentista, su confección de punzantes e ingeniosos diálogos
y su aguda construcción de personajes y tramas con enredos.
Wilde sentía profunda admiración por los escritores ingleses John Ruskin y Walter Pater,
que defendían la importancia central del arte en la vida. El propio
Wilde reflexionió irónicamente sobre este punto de vista cuando en El Retrato de Dorian Gray escribó que "Todo arte es más bien inútil" ("All art is quite useless"). De hecho, esta cita refleja el apoyo de Wilde al principio básico del movimiento estético: el arte por el arte. Esta doctrina fue acuñada por el filósofo Víctor Cousin, promovida por Théophile Gautier y adquirió prominencia con James McNeill Whistler.
El movimiento estético representado por la escuela de William Morris y Dante Gabriel Rossetti,
tuvo una influencia permanente en las artes decorativas inglesas.
Wilde, en tanto que esteta principal, llegó a ser una de las
personalidades más prominentes de su época. Aunque sus pares en
ocasiones lo tildaban de ridículo, sus paradojas y sus dichos ingeniosos
y agudos eran citados por todas partes.
Oscar Wilde reclinado con su libro Poemas; por Napoleon Sarony en Nueva York (1882).
Ya desde su período en el Magdalen College, Wilde
adquirió renombre especialmente por el papel que desempeñó en los
movimientos estético y decadente.
Comenzó a llevar el pelo largo y a desdeñar abiertamente los deportes
llamados "masculinos". Asimismo, comenzó a decorar sus cuartos en el
College con plumas de pavo real, lilas, girasoles, porcelana erótica y
otros objetos de arte. Su comportamiento excéntrico frente a la norma
masculina le costó que lo zambulleran en el río Cherwell
además de que le destrozaran sus cuartos (que todavía sobreviven como
salas de alojamiento de estudiantes en el College). Sin embargo, este
culto se propagó entre ciertos segmentos de la sociedad hasta un punto
tal que las actitudes lánguidas, las vestimentas exageradas y el
esteticismo en general se convirtieron en una pose reconocida.
El esteticismo en general fue caricaturizado en la opereta Patience (1881) de Gilbert y Sullivan. Patience tuvo tal éxito en Nueva York que al empresario Richard D'Oyly Carte
se le ocurrió la idea de enviar a Wilde a los Estados Unidos a dar un
ciclo de conferencias. La gira se organizó cuidadosamente, produciéndose
la llegada de Wilde en enero de 1882. Wilde afirmó tiempo después que
había dicho en la aduana que "No tengo nada que declarar sino mi genio" ("I have nothing to declare except my genius"),
aunque no existen más pruebas de la época (además de la propia
afirmación de Wilde) de que dicha declaración se produjese. D'Oyly Carte
se sirvió de esta gira de conferencias de Wilde para preparar la gira
de Patience por los Estados Unidos asegurándose de que el
público que compraría las entradas estuviera al tanto de la personalidad
de este personaje británico.
Escultura en el Parque Merrion
En 1879 Wilde comenzó a enseñar valores estéticos en
Londres. En 1882 viajó a los Estados Unidos y Canadá a dar un ciclo de
conferencias. La crítica se ensañó con él (The Wasp, un
periódico diario de San Francisco, publicó una caricatura ridiculizando a
Wilde y al esteticismo) pero, por otro lado, fue muy bien recibido en
un lugar rudo como la ciudad minera de Leadville, Colorado. De regreso en Gran Bretaña, trabajó como revisor para la Pall Mall Gazette de 1887 a 1889. Después de este período, se convirtió en el editor de Woman's World (Mundo Femenino).
En el plano político Wilde apoyaba un tipo de socialismo anarquista, exponiendo sus ideas en el texto El alma del hombre bajo el socialismo.
Además de la publicación literaria, Wilde colaboró en la redacción de
artículos desde sus inicios como escritor en diversas revistas europeas y
americanas, fundando incluso en 1887 la publicación femenina "Woman's
World", una revista que dejó de existir dos años después de su creación.
En lo que respecta a su vida sentimental, después de un breve noviazgo con Florence Balcombe (quien terminó casándose con Bram Stoker, el creador de "Drácula")
y con la actriz Lillie Gantry, Oscar Wilde contrajo matrimonio en 1884
con la adinerada Constance Lloyd, hija de un prestigioso abogado
irlandés con quien tuvo dos hijos, Ciryl y Vyvyan, futuro escritor bajo
el nombre de Vyvyan Holland.
Oscar Wilde con su amante, el
aristocrático lord Alfred Douglas.
En 1895, en la cima de su carrera, se convirtió en la
figura central del más sonado proceso judicial del siglo, que consiguió
escandalizar a la clase media de la Inglaterra victoriana luego de ser
arrestado. Wilde, que había mantenido una íntima amistad con Lord Alfred Douglas
(conocido como Bosie), fue acusado por el padre de éste, el marqués de
Queensberry, de sodomía. Se le declaró culpable en el juicio, celebrado
en mayo de 1895, y, condenado a dos años de trabajos forzados, salió de
la prisión arruinado material y espiritualmente. Su peripecia en prisión
fue descrita en dos obras: De Profundis, extensa carta llena de resentimiento dirigida a Lord Alfred Douglas al final de su estancia en prisión, y The Ballad of Reading Gaol, poema donde el ahorcamiento de un compañero sirve como excusa para describir íntimos sentimientos sobre el mundo carcelario.
Nota que le dejó el marqués de Queensberry a Oscar Wilde.
Desengañado de la sociedad inglesa, Wilde pasó el
resto de su vida en París, bajo el nombre falso de Sebastian Melmoth.
Allí, y de la mano de un sacerdote irlandés de la Iglesia de San José,
se convirtió al catolicismo, fe en la que murió.
Proceso de Oscar Wilde
(The Illustrated Police News, 1895)
Su primer hijo, Cyril, falleció en la Primera guerra mundial, en mayo de 1915, como miembro de las filas británicas que lucharon en Francia.
El segundo, Vyvyan, sobrevivió a la guerra y se convirtió en escritor y
traductor, publicando sus memorias en 1954. El hijo de Vyvyan, Merlin
Holland, ha editado y publicado muchos trabajos sobre su abuelo.
El Hotel d'Alsace, donde murió Oscar Wilde en el 13,
rue de Beaux Arts en París, ha sido reemplazado por L'Hotel, un hotel en
que puede uno alojarse en la habitación de Wilde, la número 16.