Nunca
pensé que un bostezo pudiera despertar tanta ternura en mi corazón.
Sonreí
mientras la miraba. Mis ojos querían grabar aquel momento.
Inmortalizarlo.
Probablemente, en un futuro no muy lejano ya no la tendría a mi lado. Tal vez un Ángel en forma de profundo sueño viniera a buscarla. Posiblemente me la arrebataría para llevarla a descansar a un lugar lejano, pero a la vez, cercano a mi padre. Cercano a ese hombre que fue su sombra y tanto añoró en los últimos años…
Inmortalizarlo.
Probablemente, en un futuro no muy lejano ya no la tendría a mi lado. Tal vez un Ángel en forma de profundo sueño viniera a buscarla. Posiblemente me la arrebataría para llevarla a descansar a un lugar lejano, pero a la vez, cercano a mi padre. Cercano a ese hombre que fue su sombra y tanto añoró en los últimos años…
Ella,
en una mueca casi infantil volvió a bostezar abriendo la boca en un contenido
gesto, mientras cerraba los ojos. Al abrirlos lentamente, me miró. Al verme
sonriente, una expresión alegre vino a sus labios e iluminó sus ojos. Su tez pálida
hacía que esa luminosidad llenara la pequeña habitación. Estiré mi mano y alcancé
la suya dulcemente. Me aferró con fuerza, mientras lentamente dejó cerrarse los
ojos, necesitaba descansar…
Ese
gesto, cogidos de la mano, me llenó de recuerdos. Recuerdos de una niñez ya
lejana. Cuando ella, con expresión segura me entregaba una protección de Madre
entregada. Era un gesto sencillo, pero en mi mente de niño era una postura que
me hacía sentir importante.
Recordé
cómo caminando a su lado y cogidos de la mano, sabía que nada malo podía suceder, ya que ella
estaba allí para protegerme.
Mi
mano derecha avanzó llena de ternura hacia su frente. Mis dedos dibujaron diminutos
círculos sobre su piel brillante. Deseaba trasmitirle confianza. Deseaba que
ella se sintiese segura. Sí, esa certeza que antaño ella me entregaba al
sentirme entre sus brazos. Abrazos intensos que me llenaban de determinación en
mi alma de niño.
Abrió
por un instante los ojos. Sentí cómo con su mirada buscaba mi persona. Ella
necesitaba saber si aun estaba allí. ¿Cómo no iba a hacerlo? Cuántas veces en
mi niñez la enfermedad en forma de virus me acechó y ella pasaba las horas a mi
lado o pedía a mis hermanos que lo hicieran, cuando sus muchos quehaceres no se
lo permitían. Cuántas veces en la noche me acunó hasta hacerme sentir el niño más
feliz de la tierra. Sí, estaría allí a su lado el tiempo que fuese necesario…
Un
nuevo bostezo me sacó de estos pensamientos. De nuevo su cara se iluminó con
ese gesto infantil. Una nueva sonrisa llena de ternura recorrió mi rostro. Un
estremecimiento de cariño llenó mi pecho. Apreté su débil mano. Una humedad
repleta de emoción llenó mis ojos. Ella cerró los suyos. Estaba cansada, muy
cansada…
JpTorga_______