Llegan intensas oleadas de intervalos de locura y esperanza en nuestras vidas.
Necesidad imperiosa de aferrarse a la nada, de aguantar, de nadar en un inmenso
mar.
Mirarnos…
Mirarnos profundamente a los ojos y hundirse…
Hundirse en él y buscar aire para nuestros pulmones con
desesperación.
Sentir el agudo cansancio de la vida indiferente que llevo si tú no estás.
Después, mirarnos a los ojos y engañarse…
Engañarse colmados de melancolía diciendo que todo está
bien.
Y mientras… sentir ese inmenso vacío que nos desgarra el
alma.
Si…
Pero tú sabes que no es así…
Yo aunque me muestre perdido, también lo sé.
Esta espera que nos consume poco a poco, que nos mata en
silencio.
Esta espera que nos hace sufrir, flaquear, que colapsa nuestro presente.
Luego…
Luego renacemos, sólo para repetir el amargo ciclo.
La razonable impaciencia del amor inmediato
Si… impaciencia dulce que nos mantiene vivos,
Porque vivirla duele y quema por dentro.
Y sin embargo, nos da una razón para seguir.
Impaciencia que inunda nuestro ánimo.
Inquietud que nos recuerda a cada momento, con cada punzada
en el pecho, el por qué de nuestra lucha, el objetivo, nuestro objetivo… que no
es otro que amarnos sin medida, ni tiempo, ni espacio…
Inevitablemente el uno atado al otro
Con intervalos de intensa zozobra…
Momentos de locura y esperanza en nuestras vidas.
Necesidad imperiosa de aferrarse a la nada, de aguantar, de nadar en un inmenso
mar que es nuestra vida juntos.
Jp.Torga______