Del latín gelum, el hielo es el H2O que se transforma en un cuerpo cristalino de características sólidas. Esta conversión del agua se produce a partir de una baja de la temperatura. En el caso del agua pura que se halla a la altura del nivel del mar, el congelamiento y su transformación en hielo se produce a los 0 grados centígrados.
Son
escasas las sustancias que, cuando se congelan, reducen su densidad e
incrementan su volumen. Gracias a esta particularidad, las mares que se encuentran en los Polos
no se congelan en su totalidad, ya que el hielo queda flotando en la
superficie y se somete a las variaciones de la temperatura atmosférica.
De esta manera, el hielo con el tiempo se derrite o se convierte en un iceberg.
La increíble historia de los cubitos de hielo
La típica costumbre de refrescar nuestras bebidas usando pequeños
cubitos de hielo se debe al tesón (o en realidad, terquedad) de Frederic Tudor,
un norteamericano al que hace dos siglos le pareció ver un gran negocio
en el transporte y fraccionamiento de grandes bloques congelados, y que
pese a las burlas iniciales de sus contemporáneos, amasó una enorme
fortuna y llegó a ser conocido como “El Rey del Hielo”.
Nacido en 1783 en la ciudad de Boston, Frederic Tudor se obsesionó
por el hielo desde muy joven. Durante un picnic familiar, Frederic y su
hermano William bromearon con la posibilidad de vender bebidas frescas
en el Caribe, algo que podría convertirlos en millonarios. La idea
quedó marcada en la mente de Frederic, quien comenzó a estudiar
seriamente la posibilidad de aserrar bloques de hielo de los lagos
congelados de la región, embarcarlos y venderlos en el Ecuador.
Claro que los comienzos no fueron muy sencillos. Mostrándose
escépticos por lo extraño del cargamento, ningún dueño de buque mercante
aceptó transportar la fría carga de Frederic Tudor, quien se vio
forzado a consumir todos sus ahorros en la compra de un navío propio.
Su primer objetivo consistió en exportar los bloques de hielo a la isla
de Martinica, en donde pensaba obtener el monopolio de las bebidas
refrescantes.
En 1806, el barco de Frederic Tudor llegó a Martinica llevando 80
toneladas de hielo para vender a sus acalorados habitantes. Pese a que
el cargamento llegó a destino en óptimas condiciones, la operación
comercial resultó un fracaso absoluto. Los lugareños no estaban
dispuestos a estropear el sabor de sus bebidas locales y se negaron a
comprar el hielo de Tudor, quien veía con desesperación cómo su
mercadería se derretía sin remedio.
Durante los años siguientes, las cosas fueron de mal en peor. La
situación política, el caluroso clima y la falta de ventas conspiraron
contra el sueño de Frederic Tudor. La gente no se animaba a mezclar sus
bebidas con un trozo de hielo; la idea les asqueaba y se burlaban del
pobre Frederic, a quien creían loco de remate. Su hermano William se
retiró del negocio y las deudas lo agobiaron a tal punto que Frederic
estuvo preso tres veces entre 1809 y 1813. Pero la obstinación de Tudor
era inquebrantable, e hizo lo imposible para convencer al mundo de que
comprasen sus cubitos de hielo.
En la década de 1820, Frederic Tudor recurrió a todas las técnicas de
marketing que se le ocurrieron para demostrar las bondades de su
producto, incluyendo la degustación de “muestras gratis”. Tenía por
costumbre invitar a cenar a personajes distinguidos, a los que servía
bebidas en vasos de cristal con frescos cubos de hielo flotando en su
interior. Pese a la resistencia inicial de la gente a beber los
preparados de Tudor, una vez “roto el hielo” (una frase más que oportuna
para la ocasión) los invitados adoptaban para siempre el hábito de
agregar hielo a sus bebidas.
Tudor viajó por todo el país ofreciendo su original producto. Poco a
poco, convenció a los dueños de los bares para que vendiesen las
bebidas con hielo al mismo precio que al natural, enseñó a los
restaurantes cómo fabricar helados usando sus bloques de hielo y hasta
dialogó con los médicos en los hospitales para explicarles que el hielo
resultaba una cura ideal para los pacientes afiebrados. Lo cierto es que
las personas jamás habían necesitado el hielo hasta que Tudor se los
hacía probar. De allí en adelante, no podían vivir sin él.
Los negocios prosperaron a partir de entonces y Frederic Tudor no
sólo consiguió vender bloques de hielo en el Caribe (especialmente en La
Habana) sino que también transportó su producto a toda Europa e incluso
hasta la India. En su época de mayor esplendor, las compañías hieleras
de Tudor realizaban embarques de más de 180 toneladas de hielo hacia
Calcuta.
Finalmente, la obsesión de Tudor por los cubitos de hielo dio sus
merecidos frutos; se lo conoció como “El Rey del Hielo” y se volvió
multimillonario, falleciendo próspero y feliz en 1864, varias décadas
antes de que la llegada de la electricidad y los avances en los sistemas
de refrigeración volvieran obsoletas a sus industrias.
Completamos este informe con una secuencia fotográfica del London Canal Museum
de principios del siglo XIX, que detalla las operaciones de la Wenham
Lake Ice Company (empresa competidora de Tudor), dedicada a vender en
Inglaterra bloques de hielo “cosechados” en Noruega:
Arados especiales tirados por caballos cortaban grandes bloques de
hielo formados con las puras aguas congeladas de los lagos noruegos.
Los bloques de hielo se cortaban luego a mano, utilizando grandes sierras metálicas.
Una vez fraccionados en
trozos de tamaños similares, los bloques de hielo se manipulaban mediante pinzas especiales.
Extensas pasarelas de madera encerada servían para trasladar
cómodamente a los bloques de hielo desde el lago hasta la costa, en
donde se cargaban en los buques mercantes.
A lo largo de numerosos puntos al sur de Oslo, los barcos hieleros
recibían su cargamento, para luego trasladarlo hasta Londres. Para
darnos una idea de la magnitud del negocio, en la década de 1890 Noruega
exportó más de 340 mil toneladas de hielo anuales.
Los barcos recorrían la “ruta del hielo”, transportando su
cargamento hasta la ciudad de Londres, en donde era descargado en la
zona portuaria.
El ciclo se completaba con la distribución domiciliaria, por medio de
carros tirados por caballos. El vendedor picaba el hielo de acuerdo a
las dimensiones y peso solicitados por cada uno de los clientes.
CÓMO HACER HIELO SECO
Romper el hielo
La ballena de Groenlandia es grande, lenta y pesada, pero también
aventurera. Los científicos creen que son pioneras en atravesar una
nueva ruta marítima abierta en el Ártico a causa del deshielo. Los
investigadores que observan poblaciones de ballenas en el Atlántico,
cerca de Groenlandia, y en el Pacífico, cerca de Alaska, descubrieron
que en verano de 2010 un macho procedente del Atlántico y otro del
Pacífico habían penetrado en el Paso del Noroeste. Permanecieron en una
zona geográfica intermedia unos diez días. Aunque las dos poblaciones de
ballenas probablemente llevan milenios separadas por el hielo, no
presentan grandes diferencias genéticas, lo que sugiere, según Mads
Peter Heide-Jørgensen, del Instituto Groenlandés de Recursos Naturales,
que durante ese tiempo se han producido encuentros periódicos. El
científico espera poder determinar con qué frecuencia los cetáceos se
dan cita en ese punto. «Con menos hielo en el Paso del Noroeste, habrá
más ballenas que hagan esa ruta, y quizá también otras especies.» —Murray Carpenter
CANCIÓN DE HIELO Y FUEGO
Canción de hielo y fuego es una multipremiada serie de novelas de fantasía épica escritas por el novelista y guionista estadounidense George R. R. Martin.
Martin comenzó a escribir la serie en 1991 y el primer tomo se publicó
en 1996. Originalmente planeada como una trilogía, actualmente se espera
que la serie sea una heptalogía, ya que tiene cinco tomos publicados y
dos más planeados.
La
historia de Canción de hielo y fuego se sitúa en un mundo ficticio
medieval, principalmente en un continente llamado Poniente pero también
en un vasto continente oriental, conocido como Essos. La mayor parte de
los personajes son humanos pero a medida que la serie avanza aparecen
otras razas. Hay tres líneas argumentales en la serie: la crónica de la
guerra civil dinástica por el control de Poniente entre varias familias
nobles; la creciente amenaza de los Otros, apenas contenida por un
inmenso muro de hielo que protege el norte de Poniente; y el viaje de
Daenerys Targaryen, la hija exiliada del rey que fue asesinado en otra
guerra civil hace quince años, quien busca regresar a Poniente a
reclamar sus derechos. Estas tres historias interactúan entre sí y son
extremadamente co-dependientes.
La
forma realista que tiene Martin de plantear sus personajes hace que sea
extremadamente difícil clasificarlos: muy pocos pueden ser etiquetados
como "buenos" o "malos", alejándose así del maniqueísmo que en ocasiones
abunda tanto en el género fantástico. El autor se ha ganado la fama de
no tener miedo a "matar" a cualquier personaje, sin importar que sea o
no principal, en pos del realismo.
Títulos publicados (todos incluidos en esta descarga):
- Juego de tronos (A Game of Thrones, 1996), trad. de Cristina Macía, publicada por Gigamesh en 2002.
- Choque de reyes (A Clash of Kings, 1998), trad. de Cristina Macía, publicada por Gigamesh en 2003.
- Tormenta de espadas (A Storm of Swords, 2 vols. 2000), trad. de Cristina Macía, publicada por Gigamesh en 2005.
- Festín de cuervos (A Feast for Crows, 2005), trad. de Cristina Macía, publicada por Gigamesh en 2007.
- Danza con dragones (A Dance with Dragons, 2011). Publicada hace unos meses solo en inglés y recientemente en portugués, esta versión en español ha sido traducida por aficionados de la saga con más que suficiente calidad, en espera de la salida oficial en español. Esta es la versión completa, con todos los capítulos