Señor,
ahora que mi piel y la suya
-después de las sábanas-
han formado un nuevo “collage” en el agua,
no es el mejor momento para hablarle,
desde luego,
pero aprovechando que estoy arriba
y usted debajo,
quisiera decirle
-casi no me atrevo con sus ojos-
que no puedo más
que voy a pararme
-Era el placer como una de esas muñecas rusas que se abren
y aparece otra,
y otra…-
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