John Corcoran se ha pasado media vida luchando contra las palabras.
Contra todas las que no conseguía leer, ni escribir. Contra todas las
que le recordaban a diario que vivía engañando no sólo a los demás sino
también a él mismo.
Pero a pesar de su analfabetismo, se las ingenió para superar la
educación secundaria e incluso graduarse en la universidad. Luego, como
cuenta en su web, "hizo la elección más ilógica de su ilógica vida".
Decidió hacerse profesor. "Quería evitar que otros chicos pasaran por
lo mismo que yo. Además, pensé que en un entorno escolar por fin podría
aprender a leer", confiesa.
Sin embargo, su decisión le hundió un poco más en las arenas
movedizas de sus mentiras. Le asignaron la clase de gramática inglesa.
Pero, una vez más, aprendió a arreglárselas con sus habilidades y
sobrevivió. Luego enseñó Historia del mundo, con la ayuda de asistentes.
Sus carencias no salieron a la luz en ningún momento. Pero Corcoran
se cansó. Además, empezaba a interesarle el mercado inmobiliario, así
que, en 1977, pidió una excedencia para desarrollar un negocio con el
que ganaría 10 veces más dinero que como profesor.
Después de una época de recesión, se dio cuenta de que se le
amontonaban los papeles indescifrables a pesar de la ayuda de su mujer,
familia y amigos. Entonces decidió pedir ayuda en un centro cuyo cartel
no podía interpretar: el El Centro de Alfabetización de Carlsbad. Allí,
con 48 años, aprendió finalmente a leer.
Al cabo de un año, habiendo conseguido el nivel de un niño de
primaria, confesó por primera vez ante un auditorio de más de 200
personas que tenía una licenciatura, había ejercido como profesor y
había puesto en marcha un negocio sin saber leer ni escribir.
A partir de ahí llegaron más charlas, entrevistas en los medios de
comunicación, proyectos de alfabetización con el Gobierno de los Estados
Unidos e incluso un par de libros: uno en el que cuenta su historia y
otro en el que analiza "la subcultura del analfabetismo" en
Norteamérica.
Ahora John Corcoran, es un acérrimo defensor de la
educación. Es el fundador de la John Corcoran Foundation, que desarrolla
programas de alfabetización en Colorado y California, y lucha para que
los que están "en la fila de los tontos" tengan las mismas oportunidades
que los demás. "Sólo soy una persona optimista que cree en los
imposibles y los milagros", asegura.
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