Mil y un historias me he inventado para estar aqui aqui a tu lado,y no te das cuenta que yo no encuentro ya que hacer se que piensas que no he sido sincero se que piensas que ya no tengo remedio pero quien me iba a decir que sin ti no se vivir Y ahora que no estas aqui me doy cuenta cuanta falta me haces
si te he fallado te pido perdon de la unica forma que se abriendo las puertas de mi corazon para cuando decidas volver porque nunca habra nadie que pueda llenar el vacio que dejaste en mi has cambiando mi vida me has hecho crecer,es que no soy el mismo de ayer un dia es un siglo sin ti Mil y un historias me he inventado para demostrarte que he cambiado ya lo que paso paso rescatemos lo que nos unio que todos aprendemos de nuestros errores solo yo te pido que ahora me perdones pero quien me iba decir que dificil es vivir Y ahora que no estas aqui me doy cuenta cuanta falta me haces Si te e fallado te pido perdon de la unica forma que se abriendo las puertas de mi corazon para cuando decidas volver porque nunca habra nadie que pueda llenar el vacio que dejaste en mi
Somos novios, Christina Aguilera y Andrea Bocelli
Somos novios,
ovios pues los dos sentimos mutuo amor profundo
y con eso ya ganamos
lo mas grande de este mundo.
Nos amamos, nos besamos,
como novios nos deseamos
y hasta a veces sin motivo,
sin razon nos enojamos.
Somos novios,
mantenemos un cariño limpio y puro,
como todos, procuramos
el momento mas obscuro
para hablarnos, para darnos el mas dulce de los besos,
recordar de que color son los cerezos,
sin hacer mas comentarios
somos novios, somos novios.
La física de la nieve merece un capítulo a parte en
todos los tratados de meteorología. La formación de un copo de nieve es
un proceso muy complejo en el que intervienen innumerables factores
variables tales como la presión atmosférica, la presión parcial de
vapor, la humedad que contiene el aire, la temperatura del mismo…
Trataremos de acotarlos para intentar ofrecer una idea genérica del
porqué la formación de copos de nieve tan diferentes entre sí. La nieve, los copos de nieve, no son más que hielo. Pero no se trata sencillamente de gotas de lluvia congeladas. Eso es la lluvia engelante.
Para que se forme un copo de nieve es necesario que el vapor de agua
que contiene una nube (no confundir con las gotas de agua minúsculas que
forman la nube) se convierta en hielo sin pasar por el estado líquido.
¿Cómo es posible esa transformación? Gracias a una condición especial
del comportamiento de una masa de aire: la ‘sobresaturación’ En
numerosas ocasiones la humedad relativa, la cantidad de vapor de agua
contenido en una nube, puede ser superior al 100%. En ese momento, el
vapor puede convertirse directamente en hielo (se ‘sublima’) Cuando ese
proceso tiene lugar en el seno de la nube aparecen los copos básicos,
que tienen forma de hexágono. Una vez formado ese cristal primario, las
condiciones de temperatura y humedad presentes en la región de origen,
es decir, en la nube, determinarán las condiciones de crecimiento de ese
cristal primario hasta convertirse en un copo de nieve. Nuevas
partículas de agua o de vapor se adhieren al cristal primario para
formar el copo de nieve. Esa agregación tiene una geometría diferente en
función de la temperatura en el interior de la nube. La relación ha
sido establecida claramente en los experimentos de laboratorio, pero
realmente los físicos no saben por qué los copos de nieve adquieren una
determinada forma en función de la temperatura a la que se forma. Como
puede apreciarse en el cuadro los copos de nieve de
mayores dimensiones y de geometría más compleja se forman cuando la
temperatura en el interior de la nube oscila entre los -10ºC y los -20ºC
y la carga de humedad se sitúa alrededor de los 0, 2 g/m3.
Para que
los copos de nieve conserven su forma original adquirida en la nube es
necesario que las condiciones atmosféricas en el estrato que va de la
base de la nube a la superficie sean muy homogéneas y parecidas a las de
la nube. La condición imprescindible para que el copo de nieve llegue a
la superficie es que el nivel de congelación esté por debajo de los 300
m de altitud. Por regla general, cuando la temperatura está por debajo
de 1, 5ºC en superficie las precipitaciones son en forma de nieve. Si la
temperatura es superior a esos 1, 5ºC, la nieve se mezcla con
precipitación líquida. Rara vez nieva con una temperatura en superficie
superior a los 4ºC. Así, basta que haya una diferencia de un par de
grados entre la base de la nube y la superficie para que los copos de
nieve sufran en su caída una transformación y un deterioro importante.
Ukichiro Nakaya creó el primer copo de nieve
artificial hace casi 80 años, después de haber realizado uno de los
estudios más completos sobre cristales de hielo. Además, Nakaya
fotografió una gran cantidad de cristales de nieve, catalogando sus
distintos tipos. Sus observaciones se resumen hoy en un diagrama
morfológico de los cristales, que predice sus formas en función de
variables como la temperatura y la humedad. Como todos lo hemos hecho
alguna vez, se planteó la pregunta ¿Por qué los copos de nieve tienen, casi siempre, una forma hexagonal simétrica?
Si hay algo que caracteriza a los cristales de hielo que componen los copos de nieve,
es la variedad de su forma. A pesar de que -en general- todos tienen
una simetría hexagonal, es prácticamente imposible encontrar dos iguales
¿Por qué ocurre esto, si se forman dentro de una misma nube, sometida a
las mismas condiciones atmosféricas?
El secreto está, como sabemos
actualmente, en la temperatura y la supersaturación del vapor de agua
en el momento en que los cristales se desarrollan. El cristal comienza a
crecer alrededor de una pequeña impureza química -generalmente el polvo
que se encuentra flotando en la atmósfera- en el aire. La estructura
molecular del cristal de hielo es extremadamente sensible a los factores
ambientales mencionados, y pequeñas variaciones en algunos de esos
parámetros dan como resultado cristales completamente diferentes. Hoy
creemos comprender los principios físicos que gobiernan su desarrollo,
aunque seguimos siendo incapaces de predecir con algún grado de certeza cuál será la forma exacta de un cristal de nieve
Los cristales de nieve se han convertido en un verdadero icono del invierno.
La gente -y en especial los científicos-
se han sentido atraídos por la forma de los cristales de hielo que
conforman los copos desde prácticamente la primera vez que un humano vio
nevar. Es muy posible que el primer científico que haya abordado
metódicamente este problema haya sido Johannes Kepler, que en 1611 escribió el primer tratado “serio” dedicado a la morfología de los cristales de nieve de que se tenga noticia. René Descartes
también se preocupó por esta cuestión y -luego de una larga
investigación- hizo público en 1637 en su tratado sobre los fenómenos
meteorológicos: “Les Météores.” Pero estos estudios se
limitaron a describir la variedad de cristales existentes, sin lograr
explicar su origen.
Hubo que esperar decenas y décadas de años, hasta
finales del siglo XIX, cuando la invención de la fotografía permitió realizar un análisis más profundo de los cristales de hielo. Así fue como Wilson Bentley
pudo crear un catalogo de más de 5000 formas y publicó la mayor parte
de ellas en un libro editado en 1931. Es posible que la belleza de las
imágenes capturadas por Bentley sean las responsables de que los
cristales de nieve se hayan convertido en un verdadero icono del
invierno. Finalmente, y luego de intentarlo durante siglos, la humanidad
estaba a punto de comprender cómo se formaban estos cristales.
¿Cómo se producen estructuras tan diferentes a partir de el mismo material?
Fue el japonés Ukichiro Nakaya quien realizó los primeros estudios “de laboratorio”.
Intrigado como quienes lo precedieron por la forma en que adoptaban los
cristales a lo largo de su crecimiento, logró, en 1933, obtener los
primeros cristales de nieve “sintéticos”. Nakaya realizó
experimentos en los que variaba ligeramente la temperatura y el nivel de
supersaturación del agua, y observó la influencia que esto tenía sobre
la forma de los cristales generados.
El perfil general de todos los copos siempre será hexagonal. A pesar de la variedad casi infinita de cristales que pueden generarse, es la forma de la molécula de agua la que dicta su simetría. Dado que el H2O es un perfecto triángulo equilátero, cada nodo de crecimiento del cristal no tiene otra opción que “pegarse”
en un ángulo de exactamente 60 grados con respecto a los vértices del
triángulo. Este hecho es el responsable de que, en cada “capa” de crecimiento, seis de esos “triángulos moleculares”
formen la base del crecimiento siguiente, por lo que la forma será
siempre hexagonal. Sin embargo, conocer esto no basta para determinar la
forma del cristal resultante. Sabemos que la parte estática del proceso
genera objetos con simetría hexagonal, pero poco podemos decir sobre su
aspecto dinámico: ¿Formará facetas? ¿Será único o se fragmentará en comunidades más pequeñas? Todo
esto depende de la ubicación espacial de cada uno de los átomos que se
agregan a la estructura, un proceso lo suficientemente complicado como
para tornarse impredecible. Esta es la causa de que al examinar dos
nevadas separadas por solo unas horas uno pueda encontrar cristales con
agujas muy diferentes.
Diagrama morfológico de los cristales, por Ukichiro Nakaya.
¿Cómo puede ser que se produzcan estructuras tan diferentes a partir de exactamente el mismo material? El doctor Kenneth Libbrecht -profesor de física en el CalTech- es una de las personas que mejor han estudiado este proceso, y cree tener una respuesta: “Cada
columna, aguja y placa de forma estrellada que nos cae del cielo,
comienza como un sencillo prisma hexagonal, que es la forma básica de un
cristal de nieve. Esta forma básica tiene dos facetas que llamamos
`basales´ y seis facetas `prismáticas´. Sin embargo, la estructura final
depende de las velocidades de crecimiento relativo en las superficies
de las facetas: el vapor se condensa más rápidamente en las caras
prismáticas. El mero hecho de que existan cristales columnares y planos
exige que la velocidad de crecimiento varíe en un factor de 1000 bajo
diferentes condiciones". La solución, parece, pasa por comprender
el proceso de su crecimiento individual más que en el resultado final,
ya que allí se originan las diferencias.
Somos incapaces de predecir la forma de estos cristales.
Este mismo razonamiento fue el que llevó a
Ukichiro Nakaya, hace casi un siglo, a cultivar y hacer crecer sus
propios copos de nieve. Dentro de su laboratorio podría estudiar el
proceso de formación bajo condiciones controladas. Sus
observaciones se resumen en un diagrama morfológico de los cristales,
que muestra la manera en que la temperatura y la humedad determinan a
grandes rasgos la forma de los cristales. Como ves en la
figura, la temperatura se representa sobre el eje horizontal y la
humedad en el vertical. Nakaya muestra qué ocurre cuando la escala
sobrepasa el 100% de humedad, situación conocida como “sobresaturación de agua”.
La línea azul muestra las diferencias que aparecen en el diseño de los
cristales que se forman por encima y por debajo de ella. Es evidente que
los cristales relativamente simples comienzan a volverse más y más
complejos a medida que aumenta la humedad. Algunas formas, como las
estrelladas o las que tienen múltiples ramas, sólo se forman con índices
de humedad muy altos.
Aunque no sepamos exactamente como son sus copos, las nevadas siguen siendo bellas.
También se ve como la forma varía
dramáticamente en función de la temperatura. El hecho de que los
cristales vuelvan a formas simples cuando la temperatura desciende
demasiado es particularmente difícil de explicar, y 75 años después del
análisis de Nakaya seguimos sin entender por qué esos grandes cambios
morfológicos son causados por apenas unos pocos grados de diferencia.
Hoy sabemos que la presión atmosférica
también influye en la forma final, por lo que no sólo interviene dos
variables, sino al menos tres. Y quizás más. Libbrecht explica que “de
hecho, el diagrama morfológico de los cristales de nieve es una simple
`rebanada´ bidimensional de una realidad mucho más compleja y
multidimensional. Si agregamos un tercer eje -el tiempo-, veremos que
los cristales se hacen mucho mayores y más complejos conforme pasa el
tiempo.” Es posible que nunca logremos predecir con exactitud qué
forma tendrá un copo de nieve determinado, pero eso, obviamente, no hace
más que aumentar su belleza. Cada uno de los cristales con los que
seguramente soñaba Nakaya es único, casi una obra de arte de la
naturaleza, y eso es lo que importa.
La nieve en la literatura:
Como no hallo la hora de que se entere de la buena noticia, no voy a quitarle mucho de su precioso tiempo. Lo único que quería decirle no más es qué cosas tiene la vida. Usted quejándose de que la nieve le llega hasta las orejas, y fíjese que yo jamás de los jamases he visto ni siquiera un copo. Salvo en el cine, claro. A mí me gustaría estar con usted en París nadando en nieve. Empolvándome en ella como unratón en un molino. Qué raro que aquí no nieva, cuando es Pascua. ¡Seguramente, culpa del imperialismo yankee! De todas maneras,como señal de gratitud por su hermosa carta y su regalo, le dedico estepoema que escribí para usted, inspirado en sus odas, y que se llama-no se me ocurrió un título más corto- Oda a la nieve sobre Neruda enParís (pausa y carraspeo).
Blanda compañera de pasos sigilosos, abundante leche de los cielos, delantal inmaculado de mi escuela, sábana de viajeros silenciosos que van de pensión en pensión con un retrato arrugado en los bolsillos. Ligera y plural doncella, ala de miles de palomas, pañuelo que se despide de no sé qué cosa. Por favor mi pálida bella, cae amable sobre Neruda en París, vístelo de gala con tu albo traje de almirante, y tráelo en tu leve fragata a este puerto donde lo echamos tanto de menos.
El cartero de Neruda, Antonio Skármeta
La nieve en el cine:
Silencio en la nieve
Las nieves del Kilimanjaro
Monet y la nieve
La urraca (1869), Musée d'Orsay
La carreta (c. 1867), Musée d'Orsay
Témpanos de hielo, Mañana con neblina (1894)
Invierno en el Sena, Lavacourt (1879-80)
Sol de invierno, Lavacourt (1879-80), Musée des Beaux-Arts, Le Havre
El fiordo de Christiania (1895), Nasjonalgalleriet, Oslo
El fiordo cerca de Christiania (1895)
Las orillas del fiordo en Christiania (1895)
Casas en la nieve, Noruega (1895), colección particular
Sandviken, Noruega (1895), Art Institute of Chicago
Lavacourt, sol y nieve (1878-80)
Paisaje cerca de Honfleur (c. 1867)
Nieve en Argenteuil (1875)
Efecto de nieve o El Boulevard de Pontoise en Argenteuil (1875)
Iglesia de Vétheuil, invierno (1879), Musée d'Orsay
Iglesia de Vétheuil, nieve (1879), Musée d'Orsay
Sandviken, Noruega (1895), colección particular
Iglesia en Jeufosse (1893)
Tren en la nieve (1875), Musée Marmottan, París
Escarcha blanca (1875)
Boulevard Saint Denis, Argenteuil en invierno (1875), Boston Museum of Fine Arts
Efecto de nieve en Limetz (1885-86)
Nieve en Argenteuil (1874)
Nieve en Argenteuil (1874), Boston Museum of Fine Arts
Vista de Argenteuil bajo la nieve (1875), Nelson-Atkins Museum of Art, Kansas
Camino de Giverny en invierno (1885)
Efecto de nieve con sol poniente (1875), Musée Marmottan, París
Boulevard des Capucines (1873), Nelson-Atkins Museum of Art.
Quizás la expectativa de felicidad
instantánea que solemos endilgarle al vínculo de pareja, este deseo de
exultancia, se deba a un estiramiento ilusorio del instante de
enamoramiento. Cuando uno se enamora en realidad no ve al otro en su
totalidad, sino que el otro funciona como una pantalla donde el
enamorado proyecta sus aspectos idealizados.
Los sentimientos, a
diferencia de las pasiones, son más duraderos y están anclados a la
percepción de la realidad externa. La construcción del amor empieza
cuando puedo ver al que tengo enfrente, cuando descubro al otro. Es allí cuando el amor reemplaza al enamoramiento. Pasado
ese momento inicial comienzan a salir a la luz las peores partes mías
que también proyecto en él. Amar a alguien es el desafío de deshacer
aquellas proyecciones para relacionarse verdaderamente con el otro.
Esteproceso no es fácil, pero es una de las cosas más hermosas que
ocurren o que ayudamos a que ocurran. Hablamos del amor en el sentido de "que nos importa el bienestar del otro". Nada
más y nada menos. El amor como el bienestar que invade cuerpo y alma y
que se afianza cuando puedo ver al otro sin querer cambiarlo. Más
importante que la manera de ser del otro, importa el bienestar que
siento a su lado y su bienestar al lado mío. El placer de estar con
alguien que se ocupa de que uno esté bien, que percibe lo que
necesitamos y disfruta al dárnoslo, eso hace al amor. Una pareja es
más que una decisión, es algo que ocurre cuando nos sentimos unidos a
otro de una manera diferente. Podría decir que desde el placer de estar
con otro tomamos la decisión de compartir gran parte de nuestra vida con
esa persona y descubrimos el gusto de estar juntos. Aunque es necesario
saber que encontrar un compañero de ruta no es suficiente; también hace
falta que esa persona sea capaz de nutrirnos, como ya dijimos, que de
hecho sea una eficaz ayuda en nuestro crecimiento personal. Welwood
dice que el verdadero amor existe cuando amamos por lo que sabemos que
esa persona puede llegar a ser, no solo por lo que es. "El
enamoramiento es más bien una relación en la cual la otra persona no es
en realidad reconocida como verdaderamente otra, sino más bien sentida e
interpretada como si fuera un doble de uno mismo, quizás en la versión
masculina y eventualmente dotada de rasgos que corresponden a la imagen
idealizada de lo que uno quisiera ser. En el enamoramiento hay un yo me
amo al verme reflejado en vos." Mauricio Abadi.
Enamorarse es amar las coincidencias, y amar es enamorarse de las diferencias.