En recuerdo de todas las víctimas...
"La vida es una fuente interminable de reflexiones, desmedida como la eternidad, inagotables como la maldad e inmensas como el amor".
lunes, 11 de marzo de 2013
Contigo, El Canto del Loco
Contigo, quiero estar contigo
Y decirte que ya no puedo vivir sin ti
Contigo quiero ganar, contigo
Y conseguir que todo el tiempo sea estar junto a ti
Contigo, quiero estar contigo
Y decirte que ya no puedo vivir sin ti
Y sólo quiero vivir contigo
Y sólo quiero bailar contigo
Sólo quiero estar contigo
Y quiero ser lo que nunca he sido
Sólo quiero soñar contigo
Sólo voy a cantar contigo
Lo voy a hacer todo contigo
Ya ves, sé lo que me digo
Siento cuando estás, y tú me das tu voz con esa fuerza
Quiero oírte más tu voz gritar ese susurro loco
Contigo, quiero escuchar contigo
Esta canción que solamente habla de ti y de mi
Contigo, lo soy todo contigo
Me haces falta y ya no puedo vivir sin ti
Contigo, quiero estar contigo
Y decirte que ya no puedo vivir sin ti
Balada del loco amor, José Ángel Buesa
I
No, nada llega tarde, porque todas las cosas
tienen su tiempo justo, como el trigo y las rosas;
sólo que, a diferencia de la espiga y la flor,
cualquier tiempo es el tiempo de que llegue el amor.
No, Amor, no llega tarde. Tu corazón y el mío
saben secretamente que no hay amor tardío.
Amor, a cualquier hora, cuando toca a una puerta,
la toca desde adentro, porque ya estaba abierta.
Y hay un amor valiente y hay un amor cobarde,
pero, de cualquier modo, ninguno llega tarde.
No, nada llega tarde, porque todas las cosas
tienen su tiempo justo, como el trigo y las rosas;
sólo que, a diferencia de la espiga y la flor,
cualquier tiempo es el tiempo de que llegue el amor.
No, Amor, no llega tarde. Tu corazón y el mío
saben secretamente que no hay amor tardío.
Amor, a cualquier hora, cuando toca a una puerta,
la toca desde adentro, porque ya estaba abierta.
Y hay un amor valiente y hay un amor cobarde,
pero, de cualquier modo, ninguno llega tarde.
II
Amor, el niño loco de la loca sonrisa,
viene con pasos lentos igual que viene aprisa;
pero nadie está a salvo, nadie, sí el niño loco
lanza al azar su flecha, por divertirse un poco.
Así ocurre que un niño travieso se divierte,
y un hombre, un hombre triste, queda herido muerte.
Y más, cuando la flecha se le encona en la herida,
porque lleva el veneno de una ilusión prohibida.
Y el hombre arde en su llama de pasión, y arde, y arde,
y ni siquiera entonces el amor llega tarde.
III
No, yo no diré nunca qué noche de verano
me estremeció la fiebre de tu mano en mi mano.
No diré que esa noche que sólo a ti te digo
se me encendió en la sangre lo que soñé contigo.
No, no diré esas cosas, y, todavía menos,
la delicia culpable de contemplar tus senos.
Y no diré tampoco lo que vi en tu mirada,
que era como la llave de una puerta cerrada.
Nada más. No era el tiempo de la espiga y la flor,
y ni siquiera entonces llegó tarde el amor.
¿Sabes lo qué es la “sordera del iPod”?
Médicos de la Academia de Audiología de EE.UU. han detectado un
preocupante aumento de jóvenes con problemas de audición propios de la
tercera edad. Estos daños auditivos son ocasionados por los auriculares
de los reproductores de música digitales.
Las advertencias se centran en el diseño de los auriculares. Estos cascos miniaturizados, conocidos en el argot juvenil como "earbuds" (brotes de oreja), no bloquean otros sonidos. Esta limitación tiende a ser compensada con una subida de volumen hasta niveles dañinos.
Los especialistas explican que estos "earbuds" se sitúan dentro del canal auditivo, lo cual permite caminar o correr, pero multiplica el potencial de efectos dañinos.
Los médicos reconocen la dificultad de hacer entender a sus pacientes adolescentes la necesidad de cuidar sus oídos. Como consejo preventivo se recomienda que el uso de estos reproductores se limite a una hora diaria y sin pasar del 60% del volumen máximo.
Se estima que el umbral para no perder audición son ocho horas de exposición diaria a sonidos no superiores a 85 decibelios. Un iPod a máximo volumen puede alcanzar los 115 decibelios, lo que le sitúa entre el ruido que produce una motosierra y un martillo hidráulico.
Para Dean Garstecki, profesor de la Universidad Northwestern (Chicago), "ese nivel de sonido es equivalente al que uno se encuentra en conciertos de rock". Es decir, "suficiente para causar pérdidas auditivas en cuestión de 75 minutos".
Las advertencias se centran en el diseño de los auriculares. Estos cascos miniaturizados, conocidos en el argot juvenil como "earbuds" (brotes de oreja), no bloquean otros sonidos. Esta limitación tiende a ser compensada con una subida de volumen hasta niveles dañinos.
Los especialistas explican que estos "earbuds" se sitúan dentro del canal auditivo, lo cual permite caminar o correr, pero multiplica el potencial de efectos dañinos.
Los médicos reconocen la dificultad de hacer entender a sus pacientes adolescentes la necesidad de cuidar sus oídos. Como consejo preventivo se recomienda que el uso de estos reproductores se limite a una hora diaria y sin pasar del 60% del volumen máximo.
Se estima que el umbral para no perder audición son ocho horas de exposición diaria a sonidos no superiores a 85 decibelios. Un iPod a máximo volumen puede alcanzar los 115 decibelios, lo que le sitúa entre el ruido que produce una motosierra y un martillo hidráulico.
Para Dean Garstecki, profesor de la Universidad Northwestern (Chicago), "ese nivel de sonido es equivalente al que uno se encuentra en conciertos de rock". Es decir, "suficiente para causar pérdidas auditivas en cuestión de 75 minutos".
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