lunes, 10 de noviembre de 2014

El día que Nietzsche lloró, Irving D. Yalom



- Desde que tengo conciencia, me he sentido asustado por los espacios vacíos de mi interior. Y mi soledad no tiene nada que ver con la presencia, o la ausencia, de otras personas. ¿Sabe a qué me refiero?
-¿Quién podría entenderlo mejor? A veces pienso que soy el hombre más solitario que existe. Y, como en su caso, eso no tiene nada que ver con la presencia de otras personas. De hecho, detesto a los que me privan de la soledad y que, sin embargo, no me hacen compañía.
- ¿Qué quiere decir, Friedrich, con eso de que no le hacen compañía?
-¡Pues que no valoran lo que yo valoro! A veces contemplo la esencia de la vida de una manera tan profunda que de repente miro a mi alrededor y veo que nadie me acompaña, que mi único compañero es el tiempo.