Desde cuando estoy buscando
Tu mirada en el firmamento, estás temblando
Te he buscado en un millón de auroras
Y ninguna me enamora como tú sabes
Y me he dado cuenta ahora
Puede parecer atrevimiento
Pero es puro sentimiento
Dime por favor tu nombre
"La vida es una fuente interminable de reflexiones, desmedida como la eternidad, inagotables como la maldad e inmensas como el amor".



—Este
jardín es mío. Es mi jardín propio —dijo el Gigante—; todo el mundo
debe entender eso y no dejaré que nadie se meta a jugar aquí.
¿Y qué es lo que vio?
—¡Sube a mí, niñito! —decía el árbol, inclinando sus ramas todo lo que podía. Pero el niño era demasiado pequeño.
Todas
las tardes al salir de la escuela los niños iban a jugar con el
Gigante. Pero al más chiquito, a ese que el Gigante más quería, no lo
volvieron a ver nunca más. El Gigante era muy bueno con todos los niños
pero echaba de menos a su primer amiguito y muy a menudo se acordaba de
él.