...A veces al amanecer, cuando no sabemos con
certeza si estamos dormidos o despiertos, o a la hora del crepúsculo
cuando las sombras nos hacen dudar de nuestros sentidos, adivinamos
invisibles presencias, susurros, aletos, risas contenidas y hasta puede
rozar nuestra mejilla algo que no podemos definir...
...son los Ángeles, vienen y van, escuchando nuestros secretos y susurrándonos melodías...
...ahora tal vez los perdiste en el apuro por vivir...
...hay para ti un "Llamador de Ángeles" para que puedas convocarlos y conectar con la leyenda...
Existen muchas leyendas sobre la
historia y los orígenes de estos llamadores de ángeles, pero
probablemente la más hermosa de todas sea una la siguiente leyenda
celta:
“Hace miles de años, los humanos vivían
en contacto directo con sus Ángeles Guías o Ángeles de la Guarda, y que,
por alguna razón, seguramente vinculada al Pecado Original, tuvieron
que dejar de vivir conjuntamente con éllos. Los Ángeles, apenados por la
pérdida de la compañía de los humanos, , obsequiaron a éstos con
colgantes esféricos de plata pura que, al agitarlos, sonaban como
campanillas.”
“Estas esferas eran un símbolo de
protección. Los Ángeles se despidieron de los humanos y les explicaron
que, aunque ya no los volverían a ver, si se sentían en peligro,
desprotegidos o simplemente tristes, sólo necesitaban agitar la esfera,
ya que, cuando escuchara su sonido, el Ángel Guía -Ángel Guardián- de
cada uno, acudiría en su ayuda o compañía.”
“Los Ángeles pusieron una condición: el
colgante sería de uso exclusivo y personal, pues todos tenían un sonido
propio y reconocible por cada Ángel Guía -Ángel de la Guarda-, y este
ángel no puede ser prestado a otra persona. Si se contravenía esta
condición, la magia y protección de la esfera desaparecería. También
explicaron a los humanos que el mismo colgante podía ser utilizado por
una madre y su bebe mientras éste se encuentra en gestación, ya que en
este estado, ambos comparten un Ángel Guía. Una vez que el bebé hubiera
visto la luz, la madre debía decidir si el colgante se utilizaba para su
protección o para la de su hijo recién nacido”.
Un llamador de ángeles
es una esfera redonda de plata de ley que emite un sonido armonioso
cuando es agitada. Una leyenda le otorga la facultad de proteger y
favorecer el bienestar a quien lo posee.
Se lleva a modo de colgante en el
cuello, aunque también puede ser ubicado en el hogar, preferiblemente en
una puerta o en una cuna en la puerta, porque, al abrir y cerrar,
provocaremos que el llamador de ángeles se mueva y haga sonar su armonía
en la cuna, antes de que se duerma el bebé protegiendo su sueño. A
pesar de que el llamador es de beneficio exclusivo para la persona que
lo lleva, este protegería también al futuro hijo aún estando en el
vientre de la madre. Para ello, utilizaremos una cadena de unos 1o
centímetros como mínimo, de esta forma el llamador quedará a la altura
del bebé, protegiéndolo. Tenemos que tener en cuenta que, una vez que el
bebé haya nacido, el llamador puede ser utilizado únicamente por uno de
los dos, madre o hijo.
Los llamadores de ángeles producen un
sonido armonioso y agradable, como el de unas campanillas, que según la
tradición y leyenda, es un sonido que avisa a nuestro Ángel Guía, el
“Ángel de la Guarda”, de quien siempre necesitamos su presencia. A los
ángeles de la guarda les encanta este sonido, porque transmiten
vibraciones metálicas y gráciles, pero si además de esto es utilizado
por una persona, los ángeles reciben un mensaje que les informa de que
están siendo llamados por alguien al que aman y deben proteger.