lunes, 8 de octubre de 2012

Incienso

 ¿De dónde procede ese agradable aroma que percibimos al entrar en un templo, o en una casa, un establecimiento comercial o una reunión social? Lo más probable es que sea el resultado de quemar una ramita, palito o carboncito de incienso, llamada así a la sustancia, muchas veces una gomorresina que al quemarse desprende un olor muy especial al cual se le atribuyen muchas virtudes y cualidades positivas, entre otras propiedades sedantes, además de las propiamente olorosas, ya que perfuma cualquier estancia y transmite tranquilidad.
 
El incienso es símbolo del elemento aire y ayuda a abrir la puerta de entrada al reino espiritual.

El fino aroma del incienso agrada a las divinidades celestiales, lo que representa una gran ayuda para la humanidad. Su función principal es eliminar los agentes nocivos del medio ambiente.

Para lograr buenos resultados en los negocios se recomienda quemar incienso de sándalo todos los días por la mañana. Al cambiar de trabajo o domicilio se recomienda usar incienso ruda, mirra y siete azahares.

 La historia del incienso es milenaria. Encontramos referencias al incienso en el Antiguo Egipto, en las diferentes culturas de la Antigüedad, tanto en el Lejano Oriente, como en la India, en el Medio Oriente y en la América precolombina, en Europa y prácticamente en la mayor parte del mundo. 

Los antiguos egipcios preparaban un incienso al que le atribuían propiedades mágicas y llamaban kifi que se suponía daba dulces sueños y proporcionaba un estado de paz y bienestar a quien lo inhalaba. Para hacerlo utilizaban resina de olíbano y lo hacían en medio de rituales muy secretos.

Los perfumes e inciensos jugaban una parte muy importante en sus vidas, lo usaban también en sus tratamientos médicos y en sus ceremonias religiosas y eran muy estimados.

Se entendió que tenía capacidades mágicas y que poseía la facultad de repeler y alejar a las fuerzas del mal. Además gracias a la columna de humo que producía al quemarse se abría un camino rápido y seguro para que las oraciones llegasen a los dioses y para que el Ba del difunto pudiera desplazarse con rapidez. Se quemaba en unos incensarios que el rey o los sacerdotes acercaban a la imagen del dios.
Sirvió para hacer ofrendas a los dioses y a las momias, así como para fumigar el cuerpo. A través del humo del incienso los dioses podían manifestarse; es decir, la fragancia del incienso era la que anunciaba la presencia de “lo divino” y por ello, este incienso también podía transformar al difunto en un estado próximo o igual al de los dioses.

En los Textos de las Pirámides, se advierte que el incienso se produjo gracias a las lágrimas de los dioses por lo que tenía cualidades sobrenaturales.

Suele decirse que su fragancia era tan penetrante e intensa que aún hoy día cuando se descubren tumbas con momias al abrirlas nos llega el olor de un incienso de hace más de 3000 años.

Los hebreos usaban el incienso sobre todo para sus ceremonias religiosas pues inclusive se ordenaba en los libros religiosos “quemar incienso suave todas las mañanas en honor a Jehová”.

Además lo empleaban para perfumar el hogar y purificaciones de mujeres y como obsequio propio de reyes, recordemos que cuando los tres sabios fueron al pesebre según cuenta la historia de la Navidad llevaban, oro, incienso y mirra.

Los hindúes usaban inciensos para perfumar sus ropajes y en las ceremonias religiosas desde el nacimiento hasta la muerte así como para adorar a las deidades, una tradición que se sigue actualmente.

Los musulmanes lo emplean también en las bodas y funerales y en otros eventos de su vida, los chinos y japoneses lo han usado siempre así como en otros pueblos y culturas por su fragancia y la facultad que se le atribuye de ser relajante e inductor de armonía y paz y acompañar la meditación budista. 


Asimismo los pueblos indígenas de América conocían la fuerza de los sahumerios y perfumes que utilizaban ampliamente.

En general, la cultura del incienso acompaña a los pueblos en todos sus momentos importantes, el nacimiento, las iniciaciones, las fiestas, las bodas y la muerte y hoy día lo vemos lo mismo en una iglesia, un templo budista o hindú, una sinagoga hebrea, una mezquita, o un centro espiritual o de otras creencias así como de manera social en las casas y establecimientos para crear un ambiente agradable junto a velas aromáticas.

 La mayoría de los inciensos que se venden en el mercado son derivados de quince inciensos primarios, los que se han venido utilizando a través de los siglos. Entre ellos, está el almizcle, que al ser quemado emana un aroma potente y característico, con vibraciones altamente magnéticas. En la India se utiliza mucho por sus propiedades relajantes y afrodisíacas, y en otros lugares porque potencia la voluntad y la autodeterminación en el plano psicológico. 

Otro de los más solicitados, es el incienso de ámbar, conocido en la antigüedad como néctar de los dioses o ambrosía. Su fragancia es de origen natural, y se ha utilizado durante mucho tiempo como paliativo para las enfermedades crónicas, aunque en usos más recientes, también es efectivo como parte de rituales para atraer a la persona amada. La canela también es un aroma muy utilizada por su fragancia y por su condición de potenciador sexual. Al inhalarlo, además de la ya citada condición afrodisíaca, también ayuda a la concentración cuando, por ejemplo, se está estudiando. Además, en la actualidad su uso más común es el de promover el apetito, por ello es muy utilizada para ayudar a personas con desórdenes alimenticios. Por otro lado, el incienso de cedro se utiliza para rituales en los que se quiera atraer el dinero y la abundancia económica. También es utilizado como purificador para las estancias y para curar afecciones nervisosas.

 El pachuli es sin duda un incienso muy común y extendido en muchos lugares del mundo, ya que su olor es muy intenso y altamente estimulante. Cuando es quemado, irradia sensualidad, promueve la organización de las ideas mentales y tiene efecto rejuvenecedor tanto en el cuerpo como en el espíritu. El sándalo también goza de gran popularidad, y tiene la particularidad de levantar el ánimo y avivar la fe. Normalmente, además de para aromatizar, es quemado en procesos de meditación profunda, como cuando se quieren hacer regresiones a vidas pasadas. En cuanto al incienso de iglesia, se utiliza principalmente para ensalzar la figura divina y purificar tanto la iglesia como el acto en sí (la misa); pero en sus orígenes, también era una forma de perfumar los lugares sagrados, sobre todo de peregrinaje (como la catedral de Santiago), debido a la gran afluencia de público y a la poca higiene que, por aquel entonces, tenían los peregrinos. 

Se estima que el incienso crea un estado de calma y relajación en nuestro entorno, que nos acerca a la paz interior, nos ayuda a trascender barreras, abre la mente, trae armonía al hogar, es un amigo en tiempos de soledad, suele ser revitalizador y crea un ambiente limpio y agradable. 


1 comentario:

  1. El incienso es delicioso yo todos los dias prendo una por la mañana y la noche me da mucha paz y tranquilidad, además de sentirme en armonía con mi hogar y familia

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