Una vez, un
campesino que trabajaba en los campos, vio un fénix posado sobre un
promontorio a la orilla del mar. Un segundo más tarde se desvaneció,
pero el campesino sabía que el fénix solo descansa sobre el lugar en que
se halla algún tesoro enterrado.
En
un estado de gran excitación, comenzó a levantar la tierra. Después de
excavar un rato, y sin pensar en ningún otro tesoro, corrió a casa con
un pedazo de tierra tan rápidamente como pudo, esperando haber hecho al
fin una fortuna. Entonces recordó que la gente que no declaraba los
tesoros al emperador era castigado con la muerte; si alguien se enteraba
de su descubrimiento e informaba de ello, su vida estaría en el más
grave peligro.
A
la mañana siguiente, pues, fue a ver al emperador y le dijo, “Vuestra
Majestad, ayer, mientras trabajaba en los campos, vi a un fénix sentado
en un promontorio junto al mar. Yo excavé la tierra y ahora la traigo
como presente a Vuestra Majestad”. El emperador la miró con
detenimiento, pero no podía ver nada especial en ella, y además tenía un
olor acre horrible. Se enfadó y le dijo: “¡Perro, querías gastarme una
broma, serás ejecutado!” Sin pérdida de tiempo el campesino fue
decapitado.
Esto
ocurrió en la estación húmeda, cuando la lluvia cae a mares del cielo, y
naturalmente aquel pedazo de tierra se humedeció. El agua manaba de él
gota a gota, y un día, cuando el cocinero imperial pasaba con la cena
del emperador, unas pocas gotas cayeron en la comida. El cocinero sabía
que se iba a ver en serios problemas si el emperador lo descubría. Pero
no había tiempo para cocinar otra cosa.
Al primer
bocado, el emperador se dio cuentea de que el sabor era
incomparablemente más fuerte y mejor que el de su comida ordinaria.
“¿Qué has puesto en la comida para hacer que sepa tan bien?”, preguntó
al cocinero. “Tu sirviente no osaría poner nada en tu comida, Majestad”,
contestó el cocinero, temblando de pies a cabeza. “Pero unas pocas
gotas cayeron en ella del pedazo de tierra que el campesino te trajo
hace algún tiempo”.
El emperador
empezó a preguntarse entonces si el trozo de tierra no sería, después de
todo, un tesoro. Envió por una copa del líquido y la vertió sobre su
comida, que se volvió más sabrosa que nunca.
Más tarde se
excavaron muchos más trozos del montón de tierra mágico. Y cuando la
humedad hubo desaparecido al secarlos el sol, se convirtieron en blancos
cristales de sal.
El emperador honró al pobre campesino que le había traído la sal nombrando
a su hijo alto oficial del ejército imperial y le dio grandes riquezas.
Al fin, el anciano campesino pudo dormir en paz en su tumba.
La sal es el condimento más antiguo usado por el
hombre y su importancia para la vida es tal que ha marcado el desarrollo
de la historia en sus distintas etapas, alcanzando grandes
repercusiones económicas, políticas y culinarias a lo largo de las
diferentes civilizaciones que han ido puliendo nuestra cultura y formas
de vida. Es un producto cuyo uso está generalizado en toda la
gastronomía y la industria mundial, bien sea como condimento, como
conservante esencial para los alimentos o en sus usos no alimentarios.
Su historia ha estado tan unida a las grandes transacciones comerciales
que su legado aún hoy se conserva en los nombres de lugares como la
prehistórica Route du Sel en Francia o la Via Salaria de la antigua Roma.
El uso de la sal como alimento comienza en la
época del emperador chino Huangdi y se remonta a 2670 a.d.C. Una de las
primeras salinas verificadas para su uso en la alimentación humana es
en el norte de la provincia de Shanxi, en un lugar lleno de montañas y
lagos salados. Es muy posible que el sol veraniego evaporara el agua de
los lagos y la población se dedicara a recopilar los cristales de sal
de la superficie. Las primeras extracciones de sal mediante procesos
elaborados se remontan a la época de la Dinastía Xia en los años 800
a.d.C. Durante esa época, las aguas marinas se metían en recipientes de
barro expuestos al fuego hasta que se obtenían los cristales salinos
por evaporación.
En Occidente se han encontrado momias preservadas con las arenas salinas de los desiertos de Egipto que datan de 3000 a.d.C. Los usos que se hacían en el Antiguo Egipto incluían tanto los culinarios como los ritos funerarios. La sal egipcia provenía de las salinas solares ubicadas en las cercanías del delta del Nilo, pero también del comercio entre los puertos de las primeras culturas mediterráneas, en especial de Libia y Etiopía. Los egipcios ya eran expertos en la exportación de alimentos crudos, pero gracias a la sal y a sus propiedades de conservación consiguieron expandir el número de alimentos comercializables, convirtiéndose en los primeros exportadores de pescado en salazón de la Antigüedad.
En Occidente se han encontrado momias preservadas con las arenas salinas de los desiertos de Egipto que datan de 3000 a.d.C. Los usos que se hacían en el Antiguo Egipto incluían tanto los culinarios como los ritos funerarios. La sal egipcia provenía de las salinas solares ubicadas en las cercanías del delta del Nilo, pero también del comercio entre los puertos de las primeras culturas mediterráneas, en especial de Libia y Etiopía. Los egipcios ya eran expertos en la exportación de alimentos crudos, pero gracias a la sal y a sus propiedades de conservación consiguieron expandir el número de alimentos comercializables, convirtiéndose en los primeros exportadores de pescado en salazón de la Antigüedad.
Durante los primeros momentos del Imperio los patricios insistían en que cada hombre tenía derecho a una porción de “sal común”, otorgando una importancia fundamental a este producto. De hecho, su relevancia era tal que la mayoría de las ciudades romanas se construían junto a unas salina. Algunas de las vías más importantes que conectaban centros de comercio y rutas específicas se denominaban con un nombre que surge de la sal; “Vía Salaria”. Incluso el término salario, derivado del latín “salarium”, proviene de la cantidad de sal que se les otorgaba a los legionarios romanos en forma de pago por su servicio en el ejército.
Durante la Edad Media se consolidó el comercio de la sal, ya que era un elemento fundamental en la conservación de los alimentos y era necesario para la supervivencia de todas las comunidades que registraban un crecimiento demográfico elevado. Dos fueron los grandes mercados que se consolidaron a lo largo de los siglos: el mercado de África Occidental, en la que la sal fue la principal mercancía que mantuvo a flote el comercio de oro transahariano con el mundo occidental; y la enorme industria salazonera de los Países Bajos en el siglo XVII, que influyó profundamente en el cauce del imperialismo europeo.
Conscientes de la importancia de la sal, tanto los señores feudales como posteriormente los monarcas, cobraban impuestos por el uso y explotación de la sal llegando a ser, durante las épocas de monarquía absoluta, uno de los ingresos más importantes de las arcas reales. De hecho, el impuesto francés denominado “la gabelle” provocó numerosos motines y revueltas y fue uno de los desencadenantes de la Revolución Francesa. Esta situación se mantuvo posteriormente hasta el siglo XIX en que la explotación y venta de la sal fue declarada libre en toda Europa. En España se liberalizó en 1869.
A lo largo del siglo XX, y más concretamente a
partir de la segunda mitad del mismo, se produjeron una serie de
transformaciones importantes en la industria salinera española. Con la
generalización de los adelantos industriales, la incorporación de las
nuevas tecnologías y los nuevos procedimientos de obtención de la sal
se modernizó el sector. Esto supuso la clausura de pequeñas
explotaciones salineras no rentables y la consolidación de una red
industrial de dimensiones adecuadas, adaptadas a los nuevos tiempos.
Curiosidades sobre la sal
La sal ha pasado de ser un simple condimento a un ingrediente protagonista.
En las cocinas de los mejores restaurantes y de los más siberitas es
fácil encontrar variedades como Sal del Himalaya, Flor de Sal, Madon, de
Bretaña, escamada, negra, ahumada y enriquecida con hierbas o
micronutienes.
La sal es muy importante para el cuerpo. Tanto que si expulsas
demasiada puede causarte hiponatremia, una peligrosa enfermedad. En
exceso también puede resultar mortal.
En la Edad Media la sal era mucho más cara que la carne, por ejemplo. Por eso muchos la llamaban el “oro blanco”.
Los científicos han demostrado que tomar sal mejora el estado de ánimo y nos hace sentir bien, no sólo a los humanos sino también a otros animales como las ratas.
Existe una sal negra. Se usa para cocinar en la India, y tiene un color gris debido a que contiene azufre. Dicen que sabe un poco a huevo cocido.
Los científicos han demostrado que tomar sal mejora el estado de ánimo y nos hace sentir bien, no sólo a los humanos sino también a otros animales como las ratas.
Existe una sal negra. Se usa para cocinar en la India, y tiene un color gris debido a que contiene azufre. Dicen que sabe un poco a huevo cocido.
Los egipcios ya empleaban la sal para embalsamar a las momias. Así que se utiliza como conservante desde hace más de 3.500 años.
Nuestro "salario" deriva de la sal. Al parecer, el Imperio Romano pagaba a sus legionarios con sal (findamental para la consrvación de los alimentos en la época) y de ahí derivó la palabra.
Conviene tener siempre un paquete de sal de repuesto en la despensa. Se trata de "el condimento por excelencia", ya que además actúa como conservante y tiene múltiples usos, tanto en la cocina, como en nuestro día a día (limpieza, eliminador de manchas, belleza, salud...).
¿Por qué se añade sal a la nieve? El punto de congelación del agua es 0ºC, pero al añadir sal, se consigue que el punto de congelación descienda hasta los -21ºC.
En España se consumen 6.9 gramos de sal por persona y día, según datos del Instituto de la Sal. Para establecer esta cifra se han tenido en cuenta el consumo directo de sal y el porcentaje de producto que se deshecha en numerosos platos y preparaciones.
La sal puede mitigar el humo de un fuego o de las brasas. Así que si quieres apagar el fuego, puedes echar un buen puñado de sal gorda encima de las brasas. Lo mismo sucede para conseguir una barbacoa sin humo: un puñado de sal gruesa sobre las brasas es suficiente.
Los recién nacidos no distinguen el sabor salado hasta pasados cuatro meses de su nacimiento.
¿Sabías que las gaviotas lloran para eliminar sal de su organismo?
Así como lo oye, las gaviotas lloran para eliminar sal de su organismo, misma que han consumido bebiendo agua del océano con una gran cantidad de sal.
Es común ver a numerosas gaviotas que revolotean en su búsqueda de
bancos de peces o siguiendo a los barcos pesqueros a la espera de que
éstos lancen sus redes. Algunas especies emprenden largas migraciones
del Ártico al Antártico.
Las gaviotas, cuando tienen sed, beben agua del océano. Consiguen
sobrevivir a la ingesta de un elemento con tanta concentración iónica
gracias a una estructura anatómica particular llamada glándula de sal.
Es par y generalmente cada una de las glándulas se ubica en la parte
superior del cada ojo. Las marcas de su presencia se ven fácilmente en
los cráneos de gaviotas y pingüinos. Dicha glándula comienza a funcionar
en cuanto el ave se alimenta de algún animal o ha bebido agua salina.
Entonces, la gaviota empieza a llorar lágrimas lechosas que se escurren por el pico. Periódicamente se sacude para eliminarlas. Las gotas son blancas debido a la gran cantidad de sal que contienen.
Y así, llorando, la gaviota soluciona su problema de exceso de sal. Se calcula que cada una de estas glándulas puede secretar una cantidad de sal mayor que la que puede eliminar un riñón.
Arquitectura en sal:
En Polonia hay una mina de sal muy artística. En concreto son dos minas de sal, Wieliczka y Bochnia, que datan del siglo XIII y que hasta hace muy poco seguían produciendo sal de mesa: fueron una de las principales fuentes de riqueza del país, pues en aquella época, en la que no existían los frigoríficos ni las neveras, la sal se utilizaba como método de conservación; pero en el año 2007 decidieron detener su extracción porque no salía rentable.
Por otra parte, a causa de la rivalidad entre ambas minas, al final los mineros, más que dedicarse a extraer sal, se enfrascaron en la titánica tarea de esculpir estatuas en las mismas rocas de sal. Estatuas para todos los gustos, desde santos hasta familiares del propio minero. Incluso los candelabros están confeccionados con sal. Tras años de dedicación, en las paredes de ambas minas se puede contemplar una sucesión de obras de arte de color esencialmente blanco.
Bochnia tiene 4,5 kilómetros de extensión por 480 metros de profundidad divididos en 16 niveles, y Wieliczka, que ha sido declarada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, posee una profundidad de 327 metros y una extensión de 300 kilómetros. Sí, 300 kilómetros. Como para perderse. Dadas estas dimensiones, podemos decir sin complejos que estamos ante un museo en toda regla. Un museo de sal de estatuas de sal. Por eso recibe el sobrenombre de la catedral subterránea de la sal de Polonia.
A pesar de que durante la ocupación comunista de Polonia se destruyeron muchas de las estatuas, algunas con más de 500 años de antigüedad, Wieliczka sigue en funcionamiento y puede ser visitada. Entre sus innumerables esculturas y altares de sal, como una réplica del cuadro de Leonardo Da Vinci, La última cena, hecho en un relieve de pocos centímetros, además, encontraréis firmas y dedicatorias escritas en las paredes por personajes históricos de la talla de Copérnico o Goethe, y otros contemporáneos como Bill Clinton o Juan Pablo II.
También está provista de cámaras y capillas excavadas en la sal, un lago subterráneo que tiene más de 300 gramos de sal por litro, exposiciones que ilustran la historia de la minería de la sal y una sala en la que se puede escuchar música de Chopin. Las galerías laberínticas de las minas inspiraron al escritor polaco Bolesław Prus varias escenas de su novela histórica Faraón (1895). La visita guiada dura unas 3 horas y en ella se desciende a 135 metros bajo tierra.
Catedral de sal de Zapaquirá
Primero fue la luz del día, después la oscuridad. Poco a poco una luz
fosforescente multicolor se abre paso e ilumina las paredes de la Mina de Sal de Zipaquirá, una monumental pieza arquitectónica labrada por manos mineras y convertida en un templo de belleza.
Antes de entrar, lo primero que se ve es la plazoleta de banderas donde se encuentra la escultura de la Virgen de Guasá (que significa sal y agua), santa patrona de los mineros quien tiene a sus pies un minero. En la Plaza Ceremonial también están la Cruz Cardinal, el monumento minero, el campanario y las fuentes de agua.
Esta portentosa mina de sal se encuentra en el municipio de Zipaquirá, capital del departamento de Cundinamarca, a tan sólo 48 kilómetros de Bogotá. Está incrustada en el Cerro del Zipa (jefe máximo indígena), a 2.652 m.s.n.m y tiene una temperatura promedio de 14ºC.
Primera maravilla colombiana
Este atractivo subterráneo ha recibido más de 13 millones de visitantes tanto de todo el mundo. Mensualmente asisten a él más de 10 mil turistas extranjeros y unos 40 mil colombianos. Su estructura, mezcla de una precisa ingeniería e historia se declaró la Primera Maravilla de Colombia el 4 de febrero de 2007.
En 1995 se inauguró la nueva sede de la Mina de Sal,
dada la inestabilidad de la primera mina. Esta nueva edificación está a
180 metros bajo tierra. Para construirla se extrajeron 250 mil
toneladas de roca sal. Esta mina es la mayor reserva de roca sal en el
mundo.
Al acceder a la mina se siente el olor mineral y la oscuridad toma posesión de todo. Después, un juego de luces descubre la roca tallada y los túneles que albergan estaciones del viacrucis. Al final hay acceso a tres naves: la del nacimiento y bautismo, la de la vida y la muerte y la de la resurrección, cada una con un altar.
Cada una de las naves tiene esculturas hermosamente talladas por mineros y escultores entre las cuales se destaca La Piedad, cuyo rostro tiene fuertes rasgos indígenas, en honor a los Muiscas que primero aprovecharon el fruto de la sal. También están el Ángel Guardian tallado en 1950 por el escultor italiano Ludovico Consorte y la enorme cruz del Nártex.
Otra de las grandes atracciones es el espejo de agua, anteriormente una salmuera (lugar para la saturación de la sal), cuyos alrededores están iluminados para reflejarse en el agua estática y dar un efecto óptico fascinante que da la impresión de estar nadando en un vacío subterráneo. La mina cuenta con guías bilingües y políglotas, para los turistas extranjeros.
Historia de la Mina de Sal
La explotación de esta mina tiene una historia que recorre tiempos
precolombinos, atraviesa los coloniales y republicanos para seguir
haciendo historia hoy. Fueron los antiguos indígenas Muiscas quienes
primero se beneficiaron de este enorme yacimiento de sal y se
convirtieron en una de las sociedades prehispánicas más prósperas de su
tiempo.
Esta acumulación salina en medio de la cordillera oriental colombiana se formó hace 70 millones de años cuando aún existía un mar interior que ocupaba toda la región. Al formarse la Cordillera Oriental, ese mar se secó y dejó un enorme depósito de sal sepultado por tierra y barro que se solidificó hasta llegar a la formación de rocas de sal.
Antes de entrar, lo primero que se ve es la plazoleta de banderas donde se encuentra la escultura de la Virgen de Guasá (que significa sal y agua), santa patrona de los mineros quien tiene a sus pies un minero. En la Plaza Ceremonial también están la Cruz Cardinal, el monumento minero, el campanario y las fuentes de agua.
Esta portentosa mina de sal se encuentra en el municipio de Zipaquirá, capital del departamento de Cundinamarca, a tan sólo 48 kilómetros de Bogotá. Está incrustada en el Cerro del Zipa (jefe máximo indígena), a 2.652 m.s.n.m y tiene una temperatura promedio de 14ºC.
Primera maravilla colombiana
Este atractivo subterráneo ha recibido más de 13 millones de visitantes tanto de todo el mundo. Mensualmente asisten a él más de 10 mil turistas extranjeros y unos 40 mil colombianos. Su estructura, mezcla de una precisa ingeniería e historia se declaró la Primera Maravilla de Colombia el 4 de febrero de 2007.
Cruz del nártex de la Mina de Sal. |
Al acceder a la mina se siente el olor mineral y la oscuridad toma posesión de todo. Después, un juego de luces descubre la roca tallada y los túneles que albergan estaciones del viacrucis. Al final hay acceso a tres naves: la del nacimiento y bautismo, la de la vida y la muerte y la de la resurrección, cada una con un altar.
Cada una de las naves tiene esculturas hermosamente talladas por mineros y escultores entre las cuales se destaca La Piedad, cuyo rostro tiene fuertes rasgos indígenas, en honor a los Muiscas que primero aprovecharon el fruto de la sal. También están el Ángel Guardian tallado en 1950 por el escultor italiano Ludovico Consorte y la enorme cruz del Nártex.
Otra de las grandes atracciones es el espejo de agua, anteriormente una salmuera (lugar para la saturación de la sal), cuyos alrededores están iluminados para reflejarse en el agua estática y dar un efecto óptico fascinante que da la impresión de estar nadando en un vacío subterráneo. La mina cuenta con guías bilingües y políglotas, para los turistas extranjeros.
Historia de la Mina de Sal
Escultura en honor a los mineros. |
Esta acumulación salina en medio de la cordillera oriental colombiana se formó hace 70 millones de años cuando aún existía un mar interior que ocupaba toda la región. Al formarse la Cordillera Oriental, ese mar se secó y dejó un enorme depósito de sal sepultado por tierra y barro que se solidificó hasta llegar a la formación de rocas de sal.
Los españoles la declararon “Ciudad de blancos” por decreto virreinal y posteriormente fue la sal la que financió las campañas libertadoras de Nariño y Bolívar que llevaron a la independencia de Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, hace 200 años. Décadas después el escritor y Nobel de literatura Gabriel García Márquez inició su vida en las letras, cuando vivió en Zipaquirá.
La ciudad conserva muchas edificaciones de tiempos coloniales y una plaza principal (plaza mayor o de los comuneros), protegidas por la alcaldía. La arquitectura se destaca por sus balcones, ventanas arrodilladas y anchos muros. En una línea neo-colonial con influencia morisca está la Hospedería El Libertador, construida en 1948 muy exclusiva.
Poema de la sal
¿En qué lugar nos alzamos
a implorar la sal ?
La sal para surcar la senda
oblicua de la noche y no perderse,
la sal para encender la sed
del mundo y volver a convocar
la lluvia, esa sal que nos abandona
con cada parpadeo,
la sal de todos los ojos
y todas las estatuas,
la sal sin mesura,
repartida, multiplicada
para resucitar este pan reseco
de palabras, estas espigas
condenadas antes de asomar.
La sal de la vida
Gianni, el perfecto “amo de casa” recién jubilado, tiene demasiadas preocupaciones para perder el tiempo con romances.
Vive con su mujer y su hija en un pequeño piso de Roma. Ocupa los días paseando a su perro y al perro de su preciosa vecina, haciendo la compra, recogiendo la ropa en la tintorería y pagando las facturas bajo la supervisión de su mujer, mientras su hija y su novio, un vago sin trabajo que se ha instalado en casa, le usan descaradamente. Su anciana madre Valeria, una burguesa con pinta aristocrática, auténtica reliquia de un
pasado más glorioso, vive con una bonita chica de compañía en una casa rodeada por un precioso jardín. Desde su torre de marfil, dilapida los menguados recursos de Gianni en partidas de póquer, reparaciones y champán francés, y no duda en hacerle cruzar la ciudad para que arregle la recepción del televisor.
Un día, Alfonso, el mejor amigo de Gianni, le cuenta su más reciente aventura amorosa. Hasta ese momento, Gianni no se había dado cuenta de que los hombres de su edad llevan vidas paralelas. Incluso el viejo Maurizio, vestido con su eterno chándal, tiene una amante mucho más joven que él.
Alfonso decide que Gianni también puede disfrutar con las mujeres. Pero a pesar de todos sus esfuerzos, Gianni parece un viejo motor oxidado. Ha conseguido arrancar, pero tardará en adentrarse en el camino del romance.
No hay comentarios:
Publicar un comentario