Sara
hace sonar el timbre de la puerta.
Cuando
Alex franquea la misma, encuentra ante sus ojos un gran ramo de rosas rojas.
La
sorpresa se refleja en sus ojos y por el
lateral del ramillete aparece la serena sonrisa de su enamorada.
-
Toma, son para ti – dijo Sara de forma jovial
Alex
deposita un suave beso en su mejilla y haciéndose a un lado le deja hueco para
entrar en la casa. Mientras con una mano recoge el ramo, con la otra acaricia
la espalda de Sara en un gesto repleto de ternura.
-
Te estaba esperando. Ven, vamos al jardín, tengo dispuesto
un vino frío. Está en su punto.
Ella
se muerde el labio inferior mientras le mira con el deseo de ser abrazada. Sonríe
con mirada pícara y le sigue con paso animoso. El taconeo de sus zapatos realiza
un sonido chispeante.
El
jardín está bañado por la luz del sol de mediodía. La sombra de la higuera da
cobijo a una mesa y dos sillas que apoyan sus patas sobre un mullido césped.
Alex
pone tres dedos de vino en cada copa y le hace entrega de una de ellas,
mientras imita una reverencia.
Sara, con sonrisa resplandeciente, la recoge en sus manos e inclina la rodilla de
forma ceremonial, para después llevar el líquido a sus labios. A continuación
busca la boca de Alex, que entrega la suya fundiéndose en un beso apasionado.
Sara
mira profundamente a los ojos color avellana del joven, para a continuación
volver a morderse el labio inferior mientras de
sus ojos surge un brillo enamorado. Alarga la mano y coge una rosa del ramo.
Alex
se sienta sobre la silla de mimbre y con
un gesto inequívoco invita a Sara a sentarse en su regazo.
Ella
se sienta sobre él y se refugia entre sus brazos. Alex mientras, le entrega un nuevo
abrazo, que como el anterior, prodiga delicadeza.
Un
nuevo beso en la mejilla.
La
recorre con besos fugaces y en diferentes puntos de
su piel, para al final buscar sus labios con desesperación.
Ella
le mira hondamente a los ojos y entregándole la rosa dice…
-
En este día tan especial, cientos de sensaciones, de
sentimientos, se ciñen a mí… a mi pensamiento, a
mis entrañas, a mi sentir- Le pasa
los dedos por la mejilla en una lenta caricia y prosigue… - Distancia… ausencia… nostalgia…añoranza… Al final, todo se vuelve a
un "Te extraño" Alex…- Toma aire por un instante - Si… son dos palabras que describen muy bien
el vacío que me envuelve por momentos. Ni siquiera en mis sueños logro evitar
que estés presente.
Él
la mira con sorpresa por su elocuencia. Nunca la había escuchado hablar así.
La
voz de la joven suena melosa, cercana…
-
Si, cielo…Te extraño siempre. Te extraño tanto que
después de verte y haber estado contigo, me da miedo enfrentarme a la soledad… Soledad que me hace sentir vacía,
y lo difícil de ella es saber que estás aquí y no poder tenerte. Soledad que se hace eterna… En su
lenta y cruel agonía me hace sufrir tu ausencia. Tardamos tanto en vernos, cielo…pon puntos suspensivos).
Pasa tanto tiempo de una vez a otra, que a la fuerza te tengo que extrañar...
Él
la estrecha con fuerza entre sus brazos. Ella esconde por un momento su cara entre
sus hombros, para a continuación levantar levemente la cabeza y apartando un
mechón de la cara, susurrarle al oído...
-
Cuando tengo la oportunidad de estar contigo, sólo
quiero contemplarte, olvidar esta soledad, verte, saber que vivimos una
realidad. Mirar tus ojos.., no hace falta más que una mirada para hacerte el
amor… Cuando estoy contigo, me gustan las sensaciones que despiertas en mí. Siento
cómo se agitan las emociones dentro de mi
pecho. Cómo el amor llega, llama a mi corazón, y lo alborota. Siento cómo tiembla
mi cuerpo y rebosa de felicidad por estar contigo… - Besa dulcemente el lóbulo de su oreja - y sólo en ese momento, la distancia no
existe... desaparece porque nos tenemos.
Un
nuevo beso fugaz en los labios, y las palabras siguen brotando como una cascada
de los labios de Sara…
-
Luego… cada uno por separado vuelve a su casa y… y no tengo manera de ignorar este vacío. Mis
sentimientos por ti son incontestables y no sabes cuántas veces quisiera dejar
el mundo atrás y salir corriendo en tu busca
Otro
beso…
Otra
caricia…
Un
trago del líquido rosado…
Una
sonrisa…
-
A día de hoy te doy toda mi vida… y hasta más quisiera
darte. A día de hoy, sabes bien que soy tuya. A día de hoy te quiero. Si… te
quiero y te necesito más cerca de mí. Quiero meterme aun más en ti. Frenar
todo. Parar el tiempo y disfrutarte. Hacerte feliz. Curiosamente, sin aún haber
convivido contigo no me acostumbro a estar sin ti. Cada noche, me encantaría
dormirme entre tus brazos, con tus besos… y disfrutar al máximo de la magia,
del placer de mirarte al despertar. Abrazarte, darte los buenos días con un "te
quiero" que envuelva tu cuerpo.
Alex
la mira detenidamente a los ojos. Percibe el aroma de su pelo. Su piel rosada. Disfruta
de una nueva caricia que Sara coloca sobre su pecho.
Siente
que su alma viaja en una nube y la escucha decir…
-
Hoy… es una necesidad compartir contigo lo que habita
en mí. En mi sentimientos. ¿Cómo te lo
digo? Siento tanto por ti, que muchas veces pienso, que si la muerte mi voz
callara, mi corazón te seguiría hablando. Cómo te digo que las horas se me
hacen eternas, que el extrañarte tanto me enloquece. Pero… cuando llega el
momento de verte, se paraliza mi tiempo, porque cuando estoy contigo no me
importa nada que no tenga que ver con nosotros.
Ella
vuelve a morderse el labio inferior por enésima vez, mientras le mira intensamente. Mientras le muestra su corazón desnudo…
-
Eres la razón por la que espero que el reloj corra sin
llegar a la locura. Porque sé, que llegará el momento en el que te vuelva a ver
y con esa esperanza me levanto cada día. Vivo y me alimento de ella, de tu
recuerdo, porque te amo... Cómo te digo, mi amor, que
cada día, es mi esperanza, mi deseo de que llegue ese día, nuestro día… en el
que estemos solos para sentirnos. Cuando nuestros sueños sean días y nuestros
días sean sueños. Cuando no pueda otra cosa que quererte y declararte mi anhelo infinito. Cuando yo sea tuya, y tú seas
mío… y entonces no habrá nada más que nosotros.
La
mira.
La
acaricia.
Le
entrega pequeños besos.
La
escucha decir…
-
Cómo te digo… que quiero que me ames sin miedo. Que
confíes en mí sin preguntarme. Que necesites de mí sin pedirme. Que me quieras
sin restricciones. Que me aceptes sin cambios. Que me desees sin inhibiciones…
La
voz de Sara es dulce, pero firme. Segura.
Una
cortina de agua se acumula en los ojos de Alex…
Se
funden en un abrazo sin miedo, con confianza, sin peticiones, sin
restricciones, sin cambios, sin inhibiciones…
Es
un abrazo bajo el cobijo de la higuera. Un abrazo que sella un amor de un 14 de
febrero.
Un
abrazo que, tal vez, nunca olvidarán...
JpTorga
No hay comentarios:
Publicar un comentario