Es habitual encontrar efectos ópticos en Internet. Son muy curiosos y
por ello gustan. Pero suelen ir sólo con la presentación del efecto sin
la más mínima explicación del porqué.
El curioso que se precie gusta de la curiosidad, pero tanto o más de la explicación.
A continuación un curioso efecto óptico que, como no, vamos a intentar explicar con claridad.
- Seguir con la mirada al punto rosado en movimiento. Sólo se ve el color rosado
- Ahora fijar la vista en la cruz central. El punto en movimiento es ahora de color verde.
- Mantener la vista en la cruz central sin desviarla. Después de un breve periodo de tiempo dará la impresión de que el punto verde va borrando los puntos rosados, hasta que todos ellos desaparecen y tan solo queda el punto verde girando alrededor de la cruz.
Por supuesto, no hay ningún punto verde ni desaparece ningún punto
rosado. Es nuestra vista y nuestro cerebro los que nos engañan.
Para
explicar el efecto primero debemos hablar de los colores. Los colores
primarios son aquellos que no se pueden obtener por mezcla de otros
colores: el rojo, el azul y el amarillo (hablando con mayor propiedad
son el magenta, el cyan y el amarillo). Después están los colores
secundarios, que son los que se obtienen con la mezcla de dos primarios:
el verde, el naranja y el violeta (que casi parece azul al
haber hablado de magenta en vez de rojo y cyan en vez de azul).
Si durante un cierto período de tiempo nos habituamos a una
estimulación, después podremos experimentar ciertos fenómenos ilusorios
llamamos postefectos.
Si mantenemos nuestra vista fijamente en un color durante un tiempo y
después miramos un espacio en blanco, veremos siempre proyectado el
color complementario (el color que tiene enfrente en la rueda de color
de la imagen anterior). Así, si la fijamos en el color violeta veremos
el amarillo y si la fijamos en el color magenta veremos el verde.
Esto es debido a que la retina se ha saturado de ese color, se ha
“cansado” y está menos sensible a ese color que normalmente. Y cuando
posamos la vista sobre un espacio en blanco, el cansancio se manifiesta
mostrando el color complementario.
Probemos ahora este efecto:
- Fijar la vista en la cruz situada entre los cuadros de colores y permanecer unos 45 segundos sin apartarla de ahí. Con ello nuestra retina se adapta a las diferentes porciones de colores.
- Pasar rápidamente la mirada a la cruz situada entre espacios en blanco. Ahora se verán superpuestas en el campo en blanco porciones ilusorias de color. Y esos colores serán los complementarios a los originales.
Con esto se ha explicado por qué se ve un punto verde inexistente (en
realidad se borran los puntos rosados siguiendo una secuencia que
simula un giro). Ahora falta explicar ¿por qué desaparecen?
Para ello hemos de hablar de los contornos. El contorno es la región
que permite separar visualmente una cosa de otra distinta. Si este
contorno es nítido y claro, ello se traduce en un elevado contraste que
permitirá fijar con claridad el objeto. Si, por el contrario, el
contorno es impreciso y difuso, disminuye el contraste y con él la
capacidad de diferenciación entre ambos lados del contorno.
Veamos para ello el siguiente efecto:
- Fijar la vista en el punto central del círculo de contorno nítido. El contraste permanece constante.
- Fijar ahora la vista en el punto central del círculo de contorno difuso durante unos 30 segundos sin mover la vista del punto. Se observa que el contraste decrece hasta el punto que el disco desaparece.
Otra curiosidad que se deduce de este efecto es que si dos áreas
reflejan la misma cantidad de luz, pero presentan contornos
diferenciados, la que posea el contorno nítido parecerá más oscura que
la que lo presente difuso. En el ejemplo el tono de gris en la parte
central es el mismo en ambas imágenes.
Ambos efectos se deben a que la vista responde bien a los cambios abruptos en el estímulo y menos bien a los cambios graduales.
Ahora ya está explicado también por qué los puntos rosados acaban por desaparecer.
Nota sabionda: La vibración de los contornos difusos
por movimientos oculares involuntarios y continuos, es la causa de que
se mantenga nuestra percepción del área existente en el interior de los
mismos.
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